El director barcelonés Vicente Aranda cuenta en su filmografía
con dos películas que ocupan un lugar prominente entre mis favoritas del cine
español: la primera de ellas lleva por título Fanny “Pelopaja” (1984),
un bestial y potente policíaco basado en la nóvela “Prótesis” de Andreu Martín; la segunda es, por supuesto, AMANTES
(1991), un sólido drama que se inspira en un terrible suceso real conocido como
“El crimen de Tetuán” o “El crimen de la Canal”. Surgida a raíz de la magistral
serie de televisión La huella del crimen (en la que Aranda colaboró
dirigiendo uno de sus mejores episodios, Los
crímenes
del capitán Sánchez),
fue entonces cuando el productor del serial, Pedro Costa, le propuso situarse
detrás de las cámaras para narrar esta desventurada historia que sitúa su
acción en las navidades de la gris y
sórdida España de 1955.
Un magnífico
libreto de Álvaro del Amo, Carlos Pérez Merinero y el propio Aranda nos
traslada a la posguerra para contarnos las vicisitudes de Paco (Jorge Sanz), un joven pueblerino que termina el servicio
militar en Madrid y decide quedarse en la capital, pues tiene pensado casarse
con Trini (Maribel Verdú), la joven
criada del comandante del que ha sido asistente. Entre ambos se interpone la
pícara timadora Luisa (Victoria
Abril), que no sólo le alquila una habitación, también, con febril ardor, le
enseñará los misterios del sexo. Convertidos en amantes, la criada trata de
recuperar a su Paco entregándose a él en
cuerpo y alma, pero lo único que consigue es que le roben y acaba dejándose
matar por su novio al carecer ya de sentido su vida.
Al menos una vez
al año me veo empujado a hacer un viaje en el tiempo a través de este retrato
negrísimo de la España mísera y gris de la posguerra, una nueva crónica de un
fracaso donde los amores desgraciados y los arrebatos sexuales arden hasta las
cenizas de la tragedia, y lejos de falsos sentimentalismos, lo que veo
trasciende la premisa del film para convertirse en un fiel y excelente documento
de esa época oscura: la fría y brillante fotografía del gran José Luis Alcaine iluminando un Madrid
desangelado, la química existente entre
un trío de protagonistas que jamás volverían a rayar a tanta altura, el
erotismo obsesivo de esa pareja de amantes con Victoria Abril dando oxígeno a
una mantis manipuladora y devorahombres, la aflicción de la pobre y martirizada
criada, el pulso firme de Aranda dejando de lado todo barroquismo y la crudeza
dramática de esa gélida y devastadora escena final, rodada durante una
imponente nevada frente a la catedral de Burgos, hacen de AMANTES una de las
cumbres más brillantes del cine español, que siempre acaba inundándome de tristeza y helándome el corazón.
vaya culazo el de victoria abril al niño de la pelicula lo tendria acojonaito cuando se le subio encima jajajajjajaja se le pondrian los ojos como una maquina tragaperras
ResponderEliminarun saludo
PUES SÍ, JUANLU, EL CULO DE VICTORIA ABRIL SIEMPRE FUE MUY POTENTE, ADEMÁS ES DE LAS ACTRICES QUE NUNCA LE HACE ASCOS A DESNUDARSE EN EL CINE, Y QUE SIGUE ESTANDO EN FORMA LO DEMUESTRA EN SUS ÚLTIMAS INTERVENCIONES EN EL CINE FRANCÉS.
ResponderEliminarUN SALUDO Y FELICES FIESTAS.
PEDRO RODRÍGUEZ
Bueno Victoria Abril está de escándalo; no obstante, Maribel Verdú a mi siempre me ha encantado, su cuerpo y esos pedazos de muslos Hispánicos con su carita de inocente palomita :P
ResponderEliminarESTOY DE ACUERDO CONTIGO, OLI, LAS DOS SON ACTRICES COMPETENTES; PERSONALMENTE ME QUEDO CON VICTORIA ABRIL, SU ALOCADA PERSONALIDAD, SU CARA DE VICIOSA Y SU DESPARPAJO EN SECUENCIAS DE DESNUDOS, ME LLEVARON A OLER SU RASTRO COMO BURRO EN PRIMAVERA.
ResponderEliminarPEDRO RODRÍGUEZ