Contundente obra maestra
“HEREDITARY” êêêêê
DIRECTOR: ARI ASTER.
INTÉRPRETES: TONI COLLETTE,
GABRIEL BYRNE, ALEX WOLFF, MILLY SHAPIRO, ANN DOWD.
GÉNERO: TERROR / EE.UU. / 2018 / DURACIÓN: 126
MINUTOS.
Del joven director Ari Aster sólo conocíamos su trayectoria como competente
cortometrajista, entre los que sobresale The
Things About the Johnsons (2011), por lo que Hereditary es su
excelente ópera. Pero con lo que me ha gustado, ya estoy deseando que se ponga
manos a la obra con su siguiente proyecto que llevará por título Mindsommer,
que tiene previsto su estreno en 2019. Centrándonos en su magistral debut, que
se ha convertido ya en la auténtica sleeper de la temporada, vemos como tras la
muerte de la matriarca, el linaje de la familia Graham comienza a desmoronarse.
Esta pérdida familiar, se convierte en el
detonante de un asedio paranormal y agónico que persigue sin tregua a Annie (Toni Collette) y a sus hijos, Peter (Alex Wolff) y Charlie (Milly Shapiro), a pesar de que
su marido, Steve (Gabriel Byrne)
intenta mantener la calma. La misteriosa situación comienza a descubrir
extraños y aterradores secretos de los antepasados de Annie. Cuanto más
indagan, más tendrán que enfrentarse al siniestro destino que parecen haber
heredado y serán testigos de una presencia maligna que trae consigo sucesos
inexplicables.
Ari Aster demuestra un talento casi
inaccesible para elevar su atractiva propuesta más allá de la simple y trillada
premisa de la herencia maldita que se traspasa de generación en generación como
una enfermedad endémica. Lo que realmente le interesa es crear un clima
enfermizo e infeccioso en donde un terror que parece no tener forma se cuela,
como un gas venenoso, por las rendijas de cada estancia del caserón familiar.
Así, una historia que se presenta incognoscible, como las piezas desordenadas
de un puzzle, que paulatinamente van tomando forma y sentido para componer una
cartografía escalofriante de los miedos más profundos. Y es que el director
neoyorquino logra la alquimia perfecta partiendo desde los páramos más oscuros
del drama y ofreciendo una lección de cine con unas transiciones sublimes,
dejando al espectador frente a un abismo de pánico donde no existe la piedad.
Aunque me
veo obligado a poner el acento en la devastadora escena del accidente que
desencadenará un infierno existencial en la familia, no desvelaré nada más para
que el espectador se sorprenda y se muestre permeable a la tragedia íntima y
universal de la pérdida con escala al vacío y el horror, desde esas miniaturas
que construye Annie para que sean expuestas en galerías de arte, cada vez más
siniestras como reflejo de un dolor abisal y que actúan como metáfora de los
Graham vistos como muñecos manejados al antojo de un ser omnipotente, superior.
Hereditary profundiza en los miedos
más arcaicos, que abren en canal el alma dejando desgarros difíciles de
suturar.
Estamos ante la auténtica sleeper de la temporada, una
lección magistral de cine que se
presenta como una epifanía, una luz reveladora en el paisaje lunar del cine de
terror actual al que servirá de faro. Con una exquisita puesta en escena,
interpretaciones pluscuamperfectas y una gran dirección de actores, la historia,
que poco a poco se va convirtiendo en un estudio psicológico de personajes, se
desarrolla fluctuando entre el psicodrama y los ritos genuinos y ancestrales de
las presencias sobrenaturales que encuentran en la desesperación y aflicción de
la familia el fértil sustrato para instalarse en sus vidas. Aster desprecia el golpe efectista y el
impacto gore para surcar un tipo de insania mucho más aterradora, tangible como
elemento perturbador incluso en la minuciosa descripción de la rutina de una familia
exenta del calor hogareño. Por Hereditary
sobrevuelan las musas que inspiraron La
semilla del diablo, El exorcista,
Amenaza en la sombra, El resplandor, pero elaborando su propia
y viciada estética y cosmogonía emocional. La película se clausura con un
desolador clímax que no deja resquicio a la esperanza. Obra maestra.