domingo, 20 de junio de 2021

CRÍTICA: "SHORTA. EL PESO DE LA LEY" (Frederik Luis Hviid y Anders Olholm, 2020)

 Distrito apache

“SHORTA. EL PESO DE LA LEY” êêê

DIRECTOR: Frederik Luis Hviid y Anders Olholm.

INTÉRPRETES: Jacob Ulrik Lohmann, Simon Sears, Tarek Zayat, Issa Khatabb, Özlem Zaglanmak, Arian Khasef, Josephene Park.

GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 108 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 2020.

     Debut en el largometraje de los cineastas daneses Frederik Luis Hviid y Anders Olholm que anteriormente habían rodado un corto cada uno de ellos. La trama de Shorta, digámoslo ahora, no resulta nada original y los ecos referenciales nos remiten a Asalto a la comisaría del distrito 13 (John Carpenter, 1976), Los miserables (Ladj Ly, 2019), El odio (Matthieu Kassovitz, 1995), por poner algunos ejemplos, pero la pareja de directores logran imprimir cierto sello personal tomando como escenario la Dinamarca actual, una sociedad multicultural y segregada rebosante de tensiones raciales. Talib, un joven inmigrante musulmán de segunda generación entra en coma tras un enfrentamiento con la policía y muere bajo tutela policial. Mientras, los agentes de policía Jens Hoyer (Simon Sears) y Andersen (Jacob Ulrik Lohmann) realizan una patrulla rutinaria por el gueto de Svelgarden. Tras conocerse la noticia de la muerte del joven Talib se desatan violentos disturbios en el vecindario, que se convierte en un infierno para los agentes que, además, custodian a un joven magrebí que han detenido.

    Se supone que la función es una severa denuncia sobre la brutalidad policial y los tics racistas de los agentes encargados de hacer cumplir la ley, pero lo cierto es que la pareja de directores nos interna en un barrio de Copenhague con índices de criminalidad alarmantes, lo que sirve de contrapeso a esa principal premisa dotándola de una justificación. La acción discurre cuando dos policías son atacados en su coche patrulla y permanecen atrapados durante una jornada completa acechados por las bandas que los persiguen buscando venganza. Custodiando a un joven preso árabe que han detenido y que intentará ayudarles a encontrar una salida en ese “territorio apache”, los roles se invierten y serán ellos los perseguidos. Además, las diferentes personalidades de los policías (el impulsivo Andersen con tendencia xenófoba, y Hoyer, con un talante más calmado y comprensivo) se ven alteradas al comprobar que, en según qué situaciones, los principios y el crédito moral se resquebrajan.

    Shorta, nombre despectivo con el que los inmigrantes árabes tildan en Dinamarca a la policía, sumerge al espectador en un escenario caótico y violento en donde los dos agentes de la policía son la presa a batir, con la angustia de que en cada esquina les puede sorprender la muerte, un laberinto incendiario que nos muestra un paisaje urbano de guerrilla en donde se suceden los saqueos, las peleas, los incendios y los disparos toman el protagonismo de un relato enérgico de supervivencia que poco a poco se olvida de la cuestión de los abusos policiales y las motivaciones racistas. Estos temas apenas están desarrollados por los cineastas daneses, sólo sirven de preámbulo o pretexto para planificar lo que más les interesa, que no es otra cosa que un espectáculo de acción testosterónica a pequeña escala con casi todos los convencionalismos del género, sin que la lección de vida y civismo penetre en el corpus de las instituciones del estado y las fuerzas de seguridad haciendo sangre, pues la violencia y la xenofobia son sustancias activas que pueden impulsar los peores instintos. 

jueves, 17 de junio de 2021

CRÍTICA DE LA SERIE: "MARE OF EASTOWN" (Brad Ingelsby y Craig Zobel, 2021)

 

La vida mancha

“MARE OF EASTTOWN” êêêê

DIRECTOR: Anders Thomas Jensen.

INTÉRPRETES: Kate Winslet, Evan Peters, Sosie Bacon, David Denman, Guy Pearce, Neal Huff, Cameron Mann, James McArdie.

GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 7 capítulos de 60 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 2021.

     La mejor serie estadounidense desde True Detective (2014) viene firmada por Brad Ingelsby en su debut como showrunner (creador y guionista) y Craig Zobel, que dirige todos los capítulos, este realizador sí nos ha regalado ya un par de películas muy interesantes, Compliance (2012), sobre una chica que trabaja en un restaurante de comida rápida y que inexplicablemente es acusada de robar la cartera a un cliente, y La caza (2020) sobre un grupo de personas desconocidas entre sí que despiertan en un lugar deshabitado y pronto se dan cuenta de que alguien está intentando cazarlos como conejos.

    La serie se centra en Mare Sheehan (Kate Winslet), una detective de la policía de un pequeño pueblo de Pensilvania que investiga el asesinato de una chica de la localidad, lugar donde se han producido también las desapariciones de otras dos jóvenes mientras su vida personal se derrumba.

    Tomando como escenario un pueblo de Pensilvania llamado Mont Clare transformado para la ocasión en el imaginario Easttown, nos encontramos con la sargento detective Mare, una investigadora altamente cualificada que ha pasado toda su vida en el pueblo, por lo que conoce a todos los miembros de la comunidad. La vida de Mare se desmorona y se vuelve cada día más sombría y turbulenta debido en gran arte al suicidio de su hijo drogadicto y el posterior divorcio de su marido Frank (David Denman), que además ve todos los días porque vive al lado de su casa con su nueva prometida.

     Así, la serie discurre por los oscuros senderos de dos sucesos paralelos: el asesinato de una joven madre y las desapariciones de otras dos jóvenes lugareñas. Los responsables van directamente al grano tras una rápida y acertada presentación de los personajes, fijando su mirada en Mare Sheehan policía y madre de mediana edad a la que magistralmente da oxígeno Kate Winslet, dotando al personaje de un amplio abanico de registros y una expresividad contenida. Mare es fuerte, valiente, autosuficiente, pero también empática, vulnerable, sensible. El espectador conecta con el sufrimiento de una mujer con una herida abierta que supura amargura.

    Mare of Easttown no está exenta de momentos hilarantes (la declaración que hace el vecino anciano durante el aperitivo en el entierro de su mujer), pero abre el arco dramático incidiendo en los múltiples temas trágicos que padece nuestra sociedad: el suicidio, la violencia doméstica, la salud mental, las difíciles relaciones maternofiliales, los problemas de las familias disfuncionales… y lo hace de manera digna, emotiva, desgarradora. Cierto que el libreto de Brad Ingelsby transita por caminos trillados abonando el relato de los tópicos más recurrentes del cine de asesinatos y desapariciones de chicas en comunidades pequeñas, pero el director Craig Zobel alumbra unas perfectas transiciones sin que los giros de la trama resulten bruscos, diseminando con gran pericia varias pistas falsas.

   He de confesar que en ningún momento sentí esa sensación de déjà vu que me ha asaltado en otras series o películas, pero si Mare of Easttown no llega a alcanzar la inaccesible excelencia de otras series como Breaking Bad o True Detective es por el molesto subrayado con que sus responsables impregnan el apoderamiento de Mare, que además tiene una hija lesbiana para estar a la altura del zeitgeist o espíritu de los tiempos. Zobel trata de camuflarlo con el sentimiento de culpa que invade a Mare tras la muerte en acto de servicio de su compañero detective debido en parte a la obsesiva implicación de ella y a su carácter impulsivo. Es el momento de la expiación, pero las heridas seguirán abiertas. Una serie espléndida.

domingo, 6 de junio de 2021

CRÍTICA: "MUERE OTRA VEZ" (Joe Canahan, 2021)

 

Vivir para seguir amando

“MUERE OTRA VEZ” êêê

DIRECTOR: Joe Carnahan.

INTÉRPRETES: Frank Grillo, Naomi Watts, Mel Gibson, Will Sasso, Anabelle Wallis, Michelle Yeoh, Río Grillo, Ken Jeong, Michael Tourek.

GÉNERO: Acción / DURACIÓN: 100 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 2021.

    El director estadounidense Joe Carnahan cuanta en su filmografía con algunos títulos decentes como Ases calientes (2007) y Giro inesperado (2014), pero todos alejados de la excelencia que no creo que sea una meta para el director. También lo está Muere otra vez (Boss Level), que nos cuenta la historia de Roy Pulver (Frank Grillo), un antiguo miembro de las fuerzas especiales de los Estados Unidos ya retirado. Aunque esperaba disfrutar de una vida tranquila, la misión no será sencilla. Roy comienza a vivir, una y otra vez, en un bucle infinito e infernal el día de su muerte. Deberá averiguar quién es el responsable del estado en que se encuentra para evitar que el momento de su fallecimiento resulte eterno. 

    Carnahan rememora “el día de su marmota” dentro de un alocado frenesí de violencia y humor con personajes autoparódicos y un espléndido reparto que incluye nombres de prestigio como Naomi Watts y Mel Gibson. El protagonista, un cada vez más carismático Frank Grillo, es un tipo duro con gran pericia en la lucha cuerpo a cuerpo y el uso de armas, pero se encuentra atrapado en un bucle temporal que evoca una y otra vez el momento de su asesinato. Algunas pistas le acercan a un proyecto secreto del gobierno en el que trabaja su mujer, Jemma (Watts) y al coronel Ventor (Mel Gibson) el maquiavélico jefe del proyecto. Pero Roy tendrá que enfrentarse a una letal banda de asesinos a sueldo dispuestos a evitar que descubra la verdad. Aunque, lógicamente, el loop temporal se hace reiterativo, la función, con una estructura narrativa gamer que nos indica los 141 intentos que lleva Roy para pasar de nivel y salir del bucle, Carnahan se las arregla para mantener a los espectadores pegados a la butaca siguiendo al protagonista en su misión por averiguar lo que más importa: ¿qué ocurrió antes? Y Roy, en cada intento avanza y está más cerca de conocer la verdad.

   Muere otra vez (Boss Level) se convierte así en una sucesión de escenas espectaculares de acción muy bien ejecutadas hasta desvelar un misterio que le involucra a él, pero también a su mujer y al pequeño hijo de ambos, dotando de emotividad el tramo final de una adrenalínica montaña rusa. Con una tan exacerbada como hiperbólica violencia debido a las mil maneras crueles de morir de Roy que diseñó el malvado Ventor, culpable del bucle en el que está instalado y que reescribe a voluntad la historia, Carnahan imprime un carácter desinhibido de serie B a Muere otro vez, por lo que resulta una película simpática debido también a su total carencia de pretensiones, con abundancia de clichés y sin tomarse en serio nunca a sí misma, e incluso burlándose de inventos de similares facturas. Estamos amigo lector ante una película digna, puro cartoon, que fusiona la ciencia ficción, el policial y el humor convirtiéndose en un artefacto disfrutable, entretenido de principio a fin. Moraleja: aprende a valorar el tiempo y nunca lo desperdicies, así no dejarás pasar oportunidades únicas y momentos irrepetibles.