Una historia de perdición
“BURNING” êêêê
(Lee Chang-Dong, 2018)
Lee Chang-Dong
no es de los cineastas coreanos más conocidos por estos lares. Sin embargo,
cuenta ya con media docena de largometrajes de una calidad notable. En su nueva
película, Premio FIPRESCI en el pasado Festival de Cannes, adapta un relato
corto de Haruki Murakami que nos acerca a Jongsu
(Yoo Ah In) un joven repartidor que al hacer una entrega se encuentra por
casualidad con Haemi (Jun Jung-seo)
una chica de su pueblo que era vecina suya y de la cual se enamora. La joven le
pide que cuide a su gato durante un viaje a África. A su regreso, Haemi le
presenta a Ben (Yeun Steven) un
joven misterioso y rico que conoció allí. Un día, Ben le revela un pasatiempo
muy extraño y poco después, Haemi desaparece.
Burning es la historia de una obsesión y al mismo tiempo un
relato sobre el fracaso personal y la perdición. La minimalista trama avanza de
un modo sinuoso, silencioso y a veces contemplativo en la presentación de unos
personajes diametralmente opuestos tanto en el carácter como en su situación
social en el entorno. Por un lado tenemos a Jongsu, que tiene aspiraciones de
escritor, trabaja en lo que puede y se encarga de la casa familiar en el pueblo
y de una vaca que su padre no puede cuidar porque está detenido a causa de una
agresión. Su sensación es de abatimiento, no progresa, no tiene amigos y su
profundo amor no es correspondido por Haemi; el sofisticado Ben es todo lo
contrario, su tren de vida es elevado, conduce un Porche, visita locales
exclusivos, sabe cocinar y su don de gentes hace que tenga muchos amigos. Como
cúspide del triángulo tenemos a la hermosa Haemi, preocupada por los niveles de
pobreza en África, tan liviana, evanescente y soñadora.
Poco a poco la atmósfera se va tornando
más misteriosa y enrarecida, la tensión se masca cuando Haemi desaparece sin
despedirse de nadie. En el desarrollo argumental no hay alteraciones bruscas,
pero una calma tensa anticipa la tragedia. Con
filamentos de thriller, Burning es
mucho más que un drama sobre ricos y pobres o sobre ganadores y perdedores, hay
algo insidioso en la personalidad del sibarita, distante y desconcertante Ben,
una cínica ambigüedad que causa una incontrolable ansiedad en Jongsu, víctima
de un amor volátil, abocado ya a una espiral fatalista que teñirá la gélida
luna de sangre. Sobre la nieve queda escrito su fracaso, también el de un mundo
que da la espalda a los dramas cotidianos. Hermoso, triste y perturbador relato
de tono existencialista. De lo mejor del año.