La venganza de un padre coraje
“PERDIDO” êê
(Christian Carion, 2017)
El director francés Christian Carion cuenta con una filmografía digna aunque todavía no
nos ha entregado una obra que perdure en la memoria. Debutó en el año 2001 con
la comedia rural Una chica de París, y su siguiente película, Feliz
Navidad (2005), que cuenta cómo durante la Navidad de 2014, a principio
de la Primera Guerra Mundial y en distintas zonas del frente, soldados
alemanes, escoceses y franceses aparcan sus diferencias para celebrar juntos la
Nochebuena. Su filmografía queda completada con el irregular film de espionaje El
caso Farewell (2015) y el drama ambientado en la Segunda Guerra Mundial
Mayo
de 1940 (2015).
Julien
(Gillaume Canet) es un padre muy ocupado que hace numerosos viajes por el
mundo, pero la pasión que siente por su trabajo le ha distanciado de sus seres
queridos. Lleva tres años divorciado, y desde entonces sólo ha visto a su hijo
en contadas ocasiones. Pero cuando éste desaparece, se ve obligado a aparcar su
vida profesional, y comienza entonces a descubrir muchas cosas sobre su exmujer
y su hijo. Un terrible sentimiento de culpa le invade, y decide encontrar a su
hijo al margen de la policía cueste lo que cueste.
Contando de nuevo con su actor fetiche, Guillaume Canet (que ni siquiera se
había leído el guión) Perdido es la película más flojita
que Carion nos ha entregado hasta la fecha, debido sobre todo a un libreto
formulista y poco imaginativo. En
realidad, la función no aporta nada novedoso y la historia transita por ese
páramo tan trillado en el cine y la literatura del padre coraje y egoísta que
vive distanciado de su familia hasta que un suceso dramático le pone en bandeja
la expiación convirtiéndose en un vengador astuto e implacable.
Aunque el relato arranca de
manera interesante con la llegada de Julien a un paisaje nevado donde vive su
ex con su nueva pareja, que se pueden explicar quién puede haber secuestrado a
su hijo. Pero a medida que avanza la acción el film va perdiendo tensión y se
convierte en una historia de venganza rutinaria (con alguna pista falsa) sólo
sostenida por Canet y mínimamente por la presencia de una Melanie Laurent rebosante de rencor que ha hecho su vida con la
herida del pasado. Intuimos que la profesión de Canet es espía, pero esto nunca
queda claro. Poco importa porque en su particular descenso a los infiernos en
esa especie de guarida del mal, obtendrá por fin la redención soñada.