El próximo 6 de mayo se estrena en nuestro país Triple
9 (2016), la última película de John Hillcoat (La carretera, Sin
Ley), un magnífico thriller que disfrutarán los amantes de la
literatura noir de James Ellroy y de series magistrales como The
Wire. Su título original “Triple 9” (Triple Nine) se debe al
código policial que significa ayuda inmediata, que se activa cuando hay un
oficial de la policía caído. La trama sigue a un grupo de criminales y policías
corruptos de Los Ángeles que planean activar esa alerta para así desviar la
acción de la policía hacia la otra parte
de la ciudad del lugar en el que se está perpetrando un gran robo. Aquí expongo
algunas de las razones por las que el aficionado no debe perderse este thriller
de acción que se estrenó en Los Estados Unidos el pasado mes de febrero.
1-El reparto: un
potentísimo reparto coral compuesto por excelentes intérpretes como Casey
Affleck, Chiwetel Ejiofor, Anthony Mackie, Aaron Paul, Woody Harrelson, Kate
Winslet, Teresa Palmer, Norman Reedus, Gal Gadot y Clifton Collins Jr. Una oportunidad
de ver a Kate Winslet haciendo de
villana como la glamourosa y brutal jefa de la mafia rusa Irina Vlaslov.
2-El culo de Teresa
Palmer: nueva ocasión para admirar el hermoso culo de la preciosa,
apetitosa, exquisita y, finalmente, inaccesible actriz australiana Teresa
Palmer (Adelaida, 1986). La intérprete, a la que tengo dedicado un post en este
blog titulado “Juegos perversos con Teresa Palmer”, actúa en un papel muy
secundario como mujer del detective de la policía al que da vida Casey Affleck, y aunque la secuencia en
donde exhibe el culo es muy fugaz, resulta al mismo tiempo muy sugerente. Aquí
les dejo estas imágenes que ilustran de manera gráfica lo que les comento.
3-El escenario y la
acción: una vez más una película sobre policías corruptos tiene como
escenario Los Ángeles, algo que viene siendo habitual en los últimas décadas. Una
urbe absolutamente deshumanizada y amenazadora fotografiada con una luz
alarmante y espectral que otorga a la historia una atmósfera desangelada, cruda
y peligrosa. La acción en el film es flamígera y contundente, con adrenalínicas
persecuciones y atracos sangrientos. Su tono de serie B, conjuga a la
perfección secuencias de tiroteos y explosiones con el retrato más intimista.
Razones para los que los aficionados al género no se pierdan el estreno de este atractivo film cuyo
inminente estreno será el próximo viernes 6 de mayo. Están avisados.
Ópera prima de
los hermanos Wachowski que aún hoy
me sigue pareciendo su mejor película junto a Matrix (1999) pero que
sigue siendo uno de sus títulos más desconocidos para el gran público. Una lástima
porque a pesar de que pasó desapercibida en la época de su estreno, es un film
con grandes atractivos (comenzando por los dos bellezones que encabezan el
reparto) y la historia, desde el primer plano, desprende un aroma a neo-noir
que te hace sentir que hay talento a raudales detrás de la cámara. Lazos Ardientes (Bound) nos cuenta la
historia de Violet (Jennifer Tilly),
que es la novia de Cesar (Joe
Pantoliano) un blanqueador de la mafia. Un día conoce a Corky (Gina Gershon), una ladrona profesional que acaba de salir de
la cárcel y que vive en el apartamento de al lado. Unidas por una extraña y mutua
atracción, Violet le propone robar los dos millones que Cesar guarda en una
caja fuerte.
Andy y Larry/Lana
Wachowski, que habían firmado el año anterior el guión de Asesinos (Richard Donner,
1995) aquel fallido film de acción que juntó en la pantalla grande a Sylvester
Stallone y Antonio Banderas, decidieron a debutar con este thriller
absolutamente magnético que les auguraba
una carrera prometedora. Lo fue hasta el éxito de Matrix y sus secuelas,
pero poco a poco se han ido diluyendo con artefactos de gran espectacularidad
visual pero tan insustanciales como Speed Racer, El atlas de las nubes y El
destino de Júpiter. Me gusta Jennifer
Tilly, me quedé prendado de ella en Los Fabulosos Baker Boys (1989) y en
el remake de La Huida (1994), aunque fue en Lazos Ardientes cuando
robó mi corazón para siempre; sus vertiginosas curvas, su voz melosa, sus
pechos perfectos y unas manos de dedos largos y sensuales que uno siempre se imagina
besando y haciendo guarrerías. El film
sigue las constantes del cine negro: una pasión sexual entre una chica dura y
una femme fatale, el robo de un dinero que pertenece a la mafia y que guarda el
novio de una de ellas, traiciones, venganzas y huida. Sin duda es el componente
lésbico de la función lo que eleva el tono erótico gracias a las creíbles
actuaciones de Tilly y Gershon. Así, la
infidelidad, el deseo incontenible y las represalias son las claves en las que
se apoya este nada pretencioso relato que bien podía haber salido de la mente
de maestros de la literatura pulp como Jim Thompson o Elmore Leonard.
Con una
fotografía deslumbrante y un guión de hierro, la película forma parte, junto a
otras como Fuego en el cuerpo, de la actualización de los clásicos del
género que durante los años 80 y 90 realizaron muchos cineastas en lo que se
dio en llamar “nuevo cine negro”. Por supuesto, la tensión, el suspense va in
crescendo a medida que avanza el metraje, así como el voltaje de algunas
escenas sexuales: el polvo portentoso que se marcan las dos protagonistas y que
está rodado con increíble pericia, con la cámara acercándose en la
semioscuridad al lecho donde retozan entre gemidos las hermosas Corky Violet. Y
me gusta especialmente la secuencia en la que, las dos amantes, separadas
solamente por el tabique de escayola del apartamento, ponen la mano en la pared
en el punto en el que se encuentran una y otra. Una escena rodada con un
fastuoso travelling cenital. Un truco que pone una nota de romanticismo al juego
de seducción. O esa otra en la que Corky le hace un trabajo de fontanería a
Violet y vemos la tubería gotear con las piernas de Violet al fondo. Lazos
Ardientes, además de un guión inteligente en donde los giros y vueltas de
tuercas están muy medidos, cuenta con un reparto hábilmente seleccionado y un
excelente dominio de la técnica cinematográfica (atención a la muerte de Cesar
en medio de una mancha de pintura). Si esta película, injustamente
minusvalorada, la hubiera dirigido los hermanos Coen gozaría de mucho más prestigio.
Caprichos de la crítica oficialista. Hora es de recuperarla.
INTÉRPRETES:
MARIO CASAS, LUIS TOSAR, JOSÉ SACRISTÁN, CLAUDIA CANAL, INGRID GARCÍA JOHNSON,
JOSÉ MANUEL POGA
GÉNERO: THRILLER
/ ESPAÑA / 2016 DURACIÓN: 100 MINUTOS.
Segunda película
de Kike Maillo tras la aseada Eva
(2011) uno de los pocos y más aceptables ejemplos de ciencia ficción española. Toro
es un thriller de acción con un guión de Rafael Cobos (Grupo 7) y Fernando
Navarro (Anacleto, agente secreto) en donde Mario Casas y Luis Tosar,
protagonistas absolutos de la cinta, se ven acompañados por José Sacristán,
Ingrid García Johnson, José Manuel Poga y la niña Claudia Canal. Distribuida
por Universal Pictures y producida por Apaches Entertainment, Atresmedia Cine,
Escándalo Films y ZircoZine.
Si el pasado te
persigue, de nada vale que trates de huir de él. Un trágico suceso provoca que Toro (Mario Casas) vaya a la cárcel.
Allí pasará aislado cinco años de su vida. Pero, a pesar de su rebeldía, Toro
intenta dejar atrás su oscuro pasado, ya que es la única manera de reinsertarse
tratando, además, de no meterse en líos y tener una vida normal con su novia Estrella (Ingrid García Johnson). No
obstante, con su familia las cosas se complican, y Toro se ve envuelto en una
serie de sucesos provocados por viejas heridas sin cicatrizar. Al salir de la
cárcel, Toro se encuentra con su desastroso hermano, López (Luis Tosar) que le meterá en un lío gordo. Y es que, López
ha robado a un peligroso perista, Rafael
Romano (José Sacristán) y ahora huye junto a Diana (Claudia Canal) su pequeña hija. Es entonces cuando los tres
se ven inmersos en un peligroso viaje,
durante 48 horas frenéticas, por una Andalucía violenta, mítica y salvaje. Un
viaje en el que los dos hermanos se verán obligados a reconciliarse para salvar
sus días.
Con clara
influencia del cine norteamericano de los 70 y los cercanos ecos referenciales
de Drive
(Nicolas Winding Refn, 2011), Toro está lejos de ser una película
redonda, pero Maíllo arriesga construyendo un thriller atípico dentro de la
cinematografía patria para dibujar a un héroe prototípico trasplantado a la
región más luminosa, peculiar y agreste del sur de Europa: Andalucía,
territorio místico y mitológico fotografiado para que luzcan con insultante desfase
las huellas de un desarrollismo descontrolado y hortera que acabó convirtiendo sus
hermosas playas en un laberinto impersonal de ladrillo y cemento. Por ella se
mueve Toro/Mario Casas, un delincuente en busca de redención a quien la cámara
quiere y cada día que pasa es mejor actor a pesar de que progresa poco en su
torpe dicción, pero si hay algo que se ajusta a su personalidad explosiva es un
relato en donde tenga que demostrar su fuerte temperamento y sus dotes para la
acción. Como en este thriller en donde las circunstancias le harán caer en una
espiral de violencia cuando su deseo es llevar una vida anodina y tranquila
junto a su novia, una Ingrid García Johnson con un papel poco sustancial. Pronto
comprobará lo difícil que es dejar atrás su pasado delictivo como lugarteniente
del jefe mafioso Romano, su mentor, un enorme José Sacristán que representa el
horror sin el más mínimo pestañeo, y cuya codicia sólo es superada por su sed
de sangre y venganza.
Con una intro que fusiona el opening de True Detective y los title sequence de la
saga James Bond, en Toro flojea el
guión de una historia cosida por mil hilvanes narrativos, visuales y escénicos,
con un Maíllo intentando atrapar las esencias neo-retro de films magistrales
como el citado Drive, e incluso de la indonesia
The Raid en el clímax final, pero que
no encuentra el tono emocional y le falta valentía para hacer creíbles algunas
situaciones y personajes perfilados de manera apresurada, y que en ocasiones
resultan más artificiosos que las patillas postizas de Mario Casas. Aun así, el
artefacto funciona aceptablemente a pesar de la sensación déjà vu y el final
previsible.
Y es que Kike
Maíllo logra imprimir ritmo a un relato recargado de simbología católica (siempre
teñida de sangre) al que le falta personalidad, consistencia para ir un poco
más allá en secuencias que o bien resultan inverosímiles o carecen de fuerza. Si
bien Luis Tosar (a quien también le agradeceríamos que vocalizase mejor) cumple
con su rol de hermano pardillo de Toro para quien es un auténtico dolor de
muelas, y cuyos oscuros trapicheos acabarán condenando los sueños del delincuente
en vías de reinserción, la dirección está necesitada de una dinámica más
potente e imaginativa, de una mayor frescura para que en determinados momentos
los personajes sean conscientes de dónde está el límite de lo caricaturesco. Con
una banda sonora atractiva que incluye canciones de India Martínez y Bambino y
una espectacular iluminación, Toro, que acaba derivando en
una frenética road movie con secuencias de persecuciones bien rodadas, guarda un tesoro dentro de su infernal itinerario: la niña de ojos grandes
Claudia Canal dando oxígeno a la hija de López/Luis Tosar, un personaje en el que
no es preciso profundizar porque todo en ella es transparente a través de sus
bellos y dulces gestos y su serena mirada.
Puede que Toro sea una apuesta demasiado convencional en su género, puede,
incluso que todo esté milimétricamente calculado para que así resulte, que como
todo (anti)héroe existencialista, al desdichado protagonista sólo le quede el
refugio del sueño y el amor entre el vacío y la nada, pero entre los ritos
extravagantes de la Semana Santa y el filo de una navaja se encuentra nuestro
destino, la desgracia de un país de malos hermanos. Y puede que la sangre
derramada y las ansias de venganza ciega, seca y bestial (los ojos de la
virgen) sean los signos identitarios más reconocibles de un país en donde la avaricia es la gangrena que pudre los sentimientos... y entre rezos y puñaladas vamos forjando nuestro futuro.
El director
canadiense Clement Virgo, mayormente
dedicado al campo de las series y películas televisivas en donde consta
acreditado como director de algunos episodios de la magistral The Wire (2002) y firmante de aquel
aceptable drama titulado Último Asalto (2007) con Danny
Glover de protagonista, estrenó en el año 2005 esta película de alto contenido
erótico titulada Lie With Me, a la que en España se añadió la muletilla “El diario íntimo de Leila”. La película
sigue a Leila (Lauren Lee Smith) una
chica sexualmente voraz que se relaciona con los hombres mediante breves
encuentros íntimos. Una noche, durante una concurrida fiesta en una casa,
conoce a David (Eric Balfour) y la
lujuria surge a primera vista. Poco después, mientras Leila practica sexo con
un desconocido en la parte trasera de la casa, David y su novia hacen lo propio
pero en su coche. Leila y David se miran fijamente mientras hacen el amor con
otras personas, iniciando así un ritual de cortejo que dará paso a una intensa
aventura sexual entre ambos.
Extraña
película entre un artista y una ninfómana que además de llevar la voz cantante
en las más sugerentes escenas sexuales también es la protagonista de las
reflexiones que ocupan la mayor parte de los diálogos, parece una experta en
las artes amatorias y lo que demuestran las secuencias de alto voltaje sensual
entran en colusión con lo que proyecta, una escenas que alternan lo explícito
con la sutilidad evanescente y pretendidamente poética. Puede ser, eso sí, un
relato atractivo para un voyeurista que busque un ligero deleite visual y lo
encuentre en momentos puntuales como el
de la masturbación de Leila, una apetitosa Lauren Lee Smith, sus provocativos
juegos de seducción al aire libre (la felación al desconocido), o su insinuante
exhibición en un parque. Lo más
llamativo de Lie With Me es su tono costumbrista, la chispeante
naturalidad con que discurre la historia, intentando atrapar la cotidianidad y
espontaneidad del impulso sexual latiendo al mismo tiempo que la vida, ajena a
los dramas y los deseos. Una simplicidad que reducida a su esencia resulta en
cierto modo excitante.
La voz en off de Leila, de su conciencia,
actúa como una forma válida de atrapar la perspectiva del relato a través de la
mirada femenina sobre el sexo en su vertiente compulsiva y obsesiva, y al mismo
tiempo confiere al relato un tono de obra infinita e inacabada en donde el sexo
ocupa siempre el centro del cuadro. En realidad, Leila y David sienten un gran
vacío emocional; ella porque jamás ha sido capaz de sacar algo sublime de
sus continuas y fugaces aventuras sexuales hasta que se topa con David; y él
porque a pesar de tener novia, siente el mismo vacío cuando no está con Leila. Lie
With Me falla en la fatua verborrea psicológica con la que se trata de
explorar la compleja psicología de la protagonista, pretensión que resulta
vana cuando la deriva de la acción tiene
más que ver con el incontenible, puede que descontrolado poder de la pasión
animal, del sexo sin compromiso del que surge una historia de amor tan
esteticista como elemental: chica encuentra a chico, chica se pelea con chico,
chica se queda con chico. Con una vaporosa fotografía que dota a la función de
un tono softcore naïf, Lie With Me puede ser una buena
apuesta para una noche de lluvia en pareja.
Garantía Personal, ópera prima de Rodrigo Rivas, arranca su carrera
internacional con la Insignia de Cristal
– Premio del Público del 10º Festival Internacional de Cine Policíaco de Lieja,
celebrado entre el 14 y el 17 de abril en la ciudad belga.
El film extremeño, que competía dentro de la Sección Oficial
con producciones como Cien años de perdón (España), KM 72
(Venezuela), Don´t be bad (Italia) o Intersection (Estados Unidos),
consigue el voto del público en un festival en el que ganaron la Insignia de
Cristal a Mejor Películas otros films del género como Grupo 7, de Alberto
Rodríguez, o Séptimo, de Patxi Amezcua. En 2013 y 2014 respectivamente.
Garantía Personal es un thriller neo-noir protagonizado por Belén López (Mar de Plástico, Embarazados, 15 años y un día), Roberto Enríquez (Vis a Vis, Gordos, LosBorgia) y Valentín
Paredes (Sangre de mayo). Completan el reparto Raquel Infante (Mar de Plástico, El secreto de Puente Viejo) y los extremeños Carlos Tristancho (Pepi, Luci, Bom y otras Chicas del montón),
Juan Carlos Tirado y Pablo Bigeriego.
Una producción de Derivas
Films y Estudios Auriga,
participada por Canal Extremadura TV, con el apoyo de la Junta de Extremadura y
la colaboración de la Diputación de Cáceres y los Ayuntamientos de Plasencia y
Hervás, rodada íntegramente en localizaciones naturales del norte de
Extremadura.
SINOPSIS
Garantía Personal está ambientada en un contexto de provincias con
una crisis económica y social galopante, en donde cada personaje llevará hasta
el límite la defensa de sus intereses. La protagonista es Mara (Belén López),
una mujer madura que empujada por las circunstancias tendrá que defenderse a
cara de perro de sus acreedores y salvaguardar aquello por los que ha luchado
toda la vida.
Ya está disponible el primer tráiler de The
Neon Demon, el esperado nuevo film de Nicolas Winding Refn (Pusher, Drive) que nos narra la
historia de una aspirante a modelo (Ellen Fanning) se ve atrapada en un mundo
de belleza y muerte. Poco más se sabe, en palabras de su director “la trama se
desarrolla en Miami y contiene mucho sexo”. La leyenda del film reza: “The Wicked Die Young” (Los malvados
mueren jóvenes).
Tras el fiasco de Sólo Dios perdona (2013) una obra
fallida, delirante y sin sentido más allá del grotesco autohomenaje, estoy
ansioso de poder visionar esta nueva propuesta de un cineasta tan fascinante
como irregular al que sigo desde sus inicios con su brutal y magnética ópera
prima, Pusher: un paseo por el abismo (1996) de la que aún guardo una
flamante copia en vhs. Además de Elle Fanning, The Neon Demon está
protagonizada por Keanu Reeves, Christina Hendricks y Jena Malone y tiene
previsto su concurso en la Sección Oficial de Largometrajes del 69 Festival de
Cannes que se celebrará del 11 al 22 de mayo.
El director nacido
en Los Ángeles, Gregg Araki, uno de
los popes del cine independiente en la década de los 90 formando parte de
aquella corriente conocida como New Queer
Cinema, cuyos argumentos están centrados en personas homosexuales, firmó en
1995 esta comedia negra rebosante de violencia y erotismo titulada The
Doom Gneration, argumentos por los que tuvo una lamentable distribución
y una exigua carrera comercial. La última película estrenada por el realizador
de padre japonés y madre estadounidense, lleva por título Pájaro blanco de la tormenta de
la nieve (2014), que protagonizada por Shailene Woodley, nos narra la
vida de una joven de 17 años cuya vida cambia cuando su madre desaparece sin
dejar rastro. Un film muy alejado de las constantes temáticas y estilísticas
que guiaron su cine en los 90. Hasta la fecha, su película su película más
prestigiosa a nivel crítico y de público es Oscurainocencia
(2004), un fascinante film protagonizado por Joseph Gordon-Levitt.
Maldita
Generación narra la historia de AmyBlue (Rose McGowan), JordanWhite (James Duval) y XavierRed (Johnathon Schaech) que
conforman un trío de jóvenes embarcados en una espiral de crímenes y sexo que
acaba teniendo incluso cobertura televisiva. El film, definido por Araki como “una película criminal heterosexual”
tiene algunos paralelismos con Asesinos Natos (Natural Born Killers,
Oliver Stone, 1994) y, como queda apuntado, cuenta la aventura (y el ménage à
trois) de dos adolescentes y un vagabundo punk veinteañero.
Con ínfulas de película subversiva, The Doom Generation es una de las
películas más incomprendidas y malditas de los 90, tal vez por el escupitajo
que representa sobre el establishment y los ritos de una sociedad decadente,
represiva y caótica esa fuga psicogénica que emprenden los protagonistas, que
se ven envueltos en situaciones absurdas y delirantes de violencia visceral y
sexo crudo, y en donde no faltan múltiples referencias cinéfilas y culturales. Con
ciertas reminiscencias tarantinianas, Araki crea una road movie trepidante
dando el protagonismo a unos marginados como hiperbólicos dibujos de la
juventud rebelde, apática y sin horizontes de la época, cuyo triángulo sexual,
más que amoroso, suma atractivo a un viaje a ninguna parte marcado por el
desasosiego y, no podía ser de otro
modo, la fatalidad.
Segunda película
de la Trilogía del Apocalipsis
formada además por Totally F***ed Up (1993) sobre un grupo de homosexuales
marginales, y Nowhere (1997) sobre el impacto de las drogas en unos jóvenes, Maldita
Generación, a pesar de cierta incongruencia narrativa y su pretenciosidad
transgresora, luce un magnífico aspecto visual rebosante de colores saturados,
una bella fotografía que amplifica las escenas de mayor violencia, como esa del
asesinato de uno de los personajes principales, rodada de forma tan repulsiva
como luminosa por un Araki que juega con la ambigüedad de los dos personajes
protagonistas masculinos y una dinámica maldita de las emociones, en donde
no faltan evocaciones satánicas (la cuenta a pagar siempre es 6.66) y ciertas
licencias autocomplacientes (la masturbación en el baño de uno de los
personajes). Rose McGowan en su primera aparición importante y maravilloso
cameo de Parker Posey. Un título nada despreciable que vale la pena recuperar y
que puede servir como acercamiento a este cineasta tan peculiar.