domingo, 27 de septiembre de 2015

CRÍTICA: "EL DESCONOCIDO"

Nadie es inocente
EL DESCONOCIDO êêê
DIRECTOR: DANI DE LA TORRE.
INTÉRPRETES: LUIS TOSAR, PAULA DEL CASTILLO, ELVIRA MÍNGUEZ, GOYA TOLEDO, JAVIER GUTIÉRREZ, FERNANDO CAYO, MARCO SANZ.
GÉNERO: THRILLER / ESPAÑA / 2015  DURACIÓN: 102 MINUTOS.   
                   
      
    Han pasado doce años desde que Dani de la Torre nos presentara aquel corto de temática guerracivilista titulado Minas (2003) en donde huyendo de una emboscada durante la guerra civil, un soldado falangista cae en un campo de minas. En 2010 se hizo cargo de la miniserie de la televisión gallega titulada Mar Libre, en la que se narra una historia de amor y aventuras en el siglo XVIII. El desconocido representa el debut en el cine del director nacido en Monforte de Lemos (Lugo), un proyecto que ha podido llevar a buen puerto tras conseguir que se implicara en la historia el actor Luis Tosar, que fue la llave para que los productores dieran luz verde al mismo.


      Carlos (Luis Tosar) un ejecutivo de banca comienza su rutina diaria llevando a sus hijos, Sara (Paula del Castillo) y Marcos (Marco Sanz) al colegio. Pero es algo excepcional, porque quien suele encargarse de ello es su mujer, Marta (Goya Toledo). Al poco de arrancar el coche, Carlos recibe una llamada de alguien que parece saberlo todo sobre él. Esa persona le pone al corriente de la terrible pesadilla que se dispone a vivir haciéndole saber que viaja con una bomba adosada a su asiento, y que tiene apenas unas horas para reunir una importante cantidad de dinero si no quiere que su coche vuele por los aires con sus hijos dentro.
     

      
    Con un guión firmado por Alberto Marini que se ve castigado por su esquematismo, no queda más remedio que reconocer que el thriller español cada vez luce mejor en el aspecto técnico aunque aquí se podía haber mejorado la edición de sonido. El desconocido presenta una factura impecable incluso en las más musculosas secuencias de acción rodadas por las calles de A Coruña, ensambladas con una pericia insólita en una perfecta labor de montaje. Ya era hora de que el coche y sus inmensas posibilidades cinemáticas tuvieran una presencia lustrosa en nuestro cine.


     Queda apuntado, ni la premisa ni el argumento son un modelo de originalidad aun cuando se ha querido revestir la historia de un elemento tan reconocible como la estafa de las preferentes (inversiones tóxicas, bonos basura). Utilizando el coche como trampa mortal (Joel Schumacher utilizó una cabina de teléfonos en Última llamada, la mejor interpretación de Colin Farrel hasta la fecha), Dani de la Torre se las arregla para montar un eficaz ejercicio de tensión y suspense apoyándose en las inmensas dotes interpretativas de Luis Tosar, personaje central de una tragedia que se masca bañada por los lodos de la venganza, y en la que él, como director de una sucursal, carga con un peso de responsabilidad ineludible. Moviéndose por el terreno del thriller adrenalínico y el drama familiar intimista, El desconocido sobresale por su gran sentido del ritmo y el buen pulso en la dirección, que sabe sacar el jugo a los miedos y dilemas morales de los personajes.


        Lo más atractivo del film lo encontramos en los estados de ánimo de su principal protagonista, en el tránsito emocional de un trayecto a priori rutinario  que va a cambiar para siempre su existencia haciéndole tomar conciencia de que si nos dejamos llevar por la rapiña sin evaluar las consecuencias de nuestros actos, sin que se imponga una mínima ética profesional, nuestra dignidad se puede ver aplastada por el tormento de miles de personas que se sienten estafadas cimentando en cada una de ellas –y en sus familias- un tremendo drama personal. Luis Tosar, en un brillante y comedido tour de forcé, pasa de la engañosa autodefensa con la excusa de ser un don nadie que sólo recibe órdenes, a la impotencia y vulnerabilidad para finalmente asumir su parte de culpa e iniciar el camino de la redención y la vergüenza en una confesión lacerante ante su hija, exuberante actuación de la adolescente Paula del Castillo.


      La fotografía de Josu Inchaustegui, que logra que la ciudad gallega luzca como si de una urbe estadounidense se tratara, la contundente presentación de los personajes y el embeleso ante algunos planos secuencia (la aparición de la artificiera Elvira Mínguez en su recorrido hasta la plaza) sitúan al espectador ante un paisaje inhabitual en el cine español dentro de un género al que siempre le ha sentado muy bien sumergirse en los conflictos sociales. En este caso en la brutal crisis económica que todavía sacude con fuerza a nuestro país y en donde se intercalan apuntes sobre la impunidad y protección de la que gozan los chorizos de cuello blanco y la absoluta indefensión de sus víctimas. El desconocido no es una película redonda, pero sí un interesante debut, un relato capaz de situar al espectador ante el cruel interrogante de quién es el verdugo y quién la víctima en un mundo donde nadie es inocente.


martes, 22 de septiembre de 2015

EL CINE OLVIDADO: "LA PISTOLA DE MI HERMANO"


LA PISTOLA DE MI HERMANO
Drama Juvenil - España, 1997 - 84 Minutos.
DIRECTOR: RAY LORIGA.
INTÉRPRETES: NICO BIDASOLO, DANIEL GONZÁLEZ, ANDRÉS GERTRUDIX, KARRA ELEJALDE, ANNA GALIENA, VIGGO MORTENSEN, CHRISTINA ROSENVINGE.

    El escritor-director Ray Loriga (Madrid, 1967) había publicado seis libros en esa época, los tres primeros -Lo peor de todo, Héroes, Días extraños- con un marcado acento autobiográfico, línea temática que se ha visto rota por la pura ficción de sus tres últimas novelas, Caídos del cielo, Tokio ya no nos quiere y Trífero. Colaborador de Pedro Almodóvar en el guión de Carne trémula (1997), en La pistola de mi hermano, que ha supuesto su debut como realizador, Loriga adapta “Caídos del cielo”, una de sus más exitosas novelas. Por cierto, Loriga es el firmante del estupendo libreto de la última película de Carlos Saura, El séptimo día, basada en los trágicos sucesos de Puerto Hurraco. A Ray Loriga  -alguien por quien siento debilidad y de quien ni mucho menos me separa un abismo generacional- me unen inequívocamente multitud de afinidades, inquietudes y referencias tanto estéticas como culturales, que en lo literario van de Joseph Conrad a James G. Ballard, de Margarite Duras a Sylvia Plath, y en lo cinematográfico pasan entre otros por Robert Bresson, Jean-Luc Godard, Takeshi Kitano y Dennis Hooper. Cinéfago confeso, el autor declara que nunca pensó en dirigir una película, pero antes el éxito de la novela y como se venía hablando de que querían comprar los derechos, llegó un día en que se la ofrecieron a él, y a pesar del miedo, pudo más la pasión y aceptó dirigirla. Al situarse detrás de la cámara el director no dejó pasar la oportunidad de trabajar en un campo que realmente le apasiona. Tuvieron que pasar diez años para que el escritor se situara de nuevo detrás de las cámaras para rodar el biopic sobre Santa Teresa de Jesús titulado Teresa: el cuerpo de Cristo (2007). En el año 2013 rodó en Estados Unidos el drama No way out con Paz Vega, Héctor Echavarría y Estela Warren, un film del que no sabemos absolutamente nada. 
      
      Caído del cielo es un tema musical de Neil Young y a la vez es también el título en español del film de Dennis Hooper, Out of the blue (1980) que Loriga ha tomado prestado. Si en la película del director maldito norteamericano se puede entender como un manifiesto generacional de cierta juventud de los 80 -una década en la los punkis ejercieron una clara influencia-, La pistola de mi hermano pude ser equívocamente interpretada como un retrato de la juventud de los 90. Pero en verdad no encuentro demasiada analogía entre los jóvenes desarraigados protagonistas de la película, con su rara idiosincrasia de pasión contenida, minimalismo conceptual y lenguaje tan lacónico como glacial, con los chicos Nike forever que a todos nos rodean.

    
       
     No, en La pistola de mi hermano el realizador logra expresar a la perfección su peculiar cosmos literario, pero nos enfrenta a una juventud que no existe, a la adolescencia soñada, aquella que todos imaginamos un día como escape de la rutina algunos años antes de ponernos a trabajar en los fábricas, talleres y oficinas. Con formato de road-movie, nuestros héroes recorren carreteras sin indicadores, llegan a ciudades sin nombres, viajan hacia el mar como oasis en medio de la nada. Destellos oníricos para un estilo afligido de trasfondo existencial y una original estética postmoderna, la propuesta de Ray Loriga es, como consecuencia, a la vez que arriesgada, hermosa. La luminosa fotografía de José Luis Alcaine consigue captar la esencia y el tono tristón de la historia, que aún siendo de género, es extrañamente exótica e inclasificable, y a pesar de las muchas influencias, o tal vez debido a ellas, la personal cosmovisión del director se nos muestra muy atractiva, al enfrentarnos a personajes que huyen -antes que nada- de sí mismos, y nos hace evocar todos los sueños que un día quedaron rotos por el destino. 



lunes, 21 de septiembre de 2015

LAS MUSAS DEL DESTAPE: BLANCA ESTRADA


     La actriz asturiana Blanca Estrada (1950), una de las insustituibles musas de mi adolescencia, fue una de las presencias más bellas de aquel cine del destape también conocido por el calificativo de Clasificado “S”. Prima de la genuina reina del destape de la Transición y los shows pseudoprnográficos, Susana Estrada, tras su llegada a Madrid acompañada de su novio, comenzó su carrera profesional como azafata del mítico concurso de televisión 1, 2, 3… responda otra vez en 1973. Una vez suspendido el programa, el legendario Valerio Lazarov la fichó como presentadora para su nuevo programa de televisión, ¡Señoras y señores! (1974).


      Es a partir de entonces cuando da el salto al cine con el boom del desnudo cinematográfico en una España que salía del oscuro túnel de una larga y amarga dictadura. Su debut cinematográfico se produjo de la mano de Eugenio Martín en el resultón film de terror Una vela para el diablo (1973). Después vendrían títulos como Odio mi cuerpo (León Klimovsky, 1974), una película mezcla de ciencia-ficción y terror. El libro del buen amor (Tomás Aznar, 1975) un film muy flojo que adapta la popular obra del Arcipreste de Hita y donde comparte protagonismo con Patxi Andión. Sábado, Chicas, motel ¡qué lío aquel! (José Luis Merino, 1976) horrible película de temática pseudoerótica protagonizada por Ágata Lys. También Francisco Lara Palop contó con su concurso para que apareciera en la infumable comedia Historia de “S” (1979) formando pareja con Alfredo Landa.


         Sus mejores actuaciones las logra al lado Jacinto Molina/Paul Naschy, tanto en la labor de director en El Caminante (1979) sobre un misterioso hombre que recorre los caminos cometiendo todo tipo de robos y asesinatos y en Los Cántabros (Paul Naschy, 1980) un film de aventuras que recrea la historia real de Corocotta; y compartiendo protagonismo en El Francotirador (Carlos Puerto, 1977), en donde Jacinto Molina da vida a un hombre desolado que quiere matar a Franco (de ahí el juego de palabras del título) tras ver cómo su pequeña hija ha sido atropellada sin ser auxiliada por uno de los coches escoltas del dictador. Chumy Chumez elige a Blanca para un papel en la comedia Dios bendiga cada rincón de esta casa (1977) junto a Lola Gaos; y Gabriel Iglesias para otra olvidable comedia titulada Un cero a la izquierda (1980) al lado de María Isbert.



          En 1982 vuelve a la televisión para colaborar con Chicho Ibáñez Serrador en la nueva etapa de Historias para no dormir en un episodio titulado El fin empezó ayer, junto a Manuel Tejada. Blanca Estrada vive actualmente en Málaga, y poco nos importa su vida personal (sobre la que se podrían contar jugosas anécdotas y detalles dolorosos) mientras podamos seguir disfrutando del recuerdo de aquella chica de cara angelical llegada de La Felguera a la capital con la intención de comerse el mundo y que revolucionó las hormonas de millones de adolescentes con sus apariciones en el cine y en revistas como Interviú, Fotogramas y Playlady, donde lucía su anatomía con todo esplendor. Las fotos que ilustran este post nos ayudarán a rememorar sensaciones de una época irrepetible.

jueves, 17 de septiembre de 2015

CIUDADANO SADE


      Donatien Alphonse François, marqués de Sade, nació en París en el año 1740, su obra, que es a la vez la teoría e ilustración del sadismo, fue objeto durante largo tiempo de la más enérgica represión por parte de todas las censuras. Fueron los surrealistas quienes reivindicaron su figura y recuperaron su obra literaria, viendo en ella uno de los más poderosos intentos de rebelión del hombre contra todas las formas de poder, tanto sociales como religiosas. Con rango de capitán, participó en la Guerra de los Siete Años, y tanto su vida licenciosa como su libertinaje, provocaron que fuera encarcelado en 1768. Pocos años después, tuvo que huir a Génova, acusado de envenenamiento. Llevó una vida errante por Francia e Italia, y allá por el año 1777, por iniciativa de su suegro, fue detenido y recluido sucesivamente en Vincennes, la Bastilla y en Charenton. En 1790, la asamblea constituyente le devolvió la libertad, pero durante el Terror fue encarcelado nuevamente, en este caso por motivos políticos, hasta 1794. En estos años pudo publicar una serie de obras, escritas durante sus periodos de encarcelamiento (Justine, Aline y Valcour o la novela filosófica, La nueva Justine, Historia de Juliette o las prosperidades del vicio) esta última obra motivó su reclusión en la cárcel de Saintte-Pélagie, hasta 1803, año en que, por orden de Napoleón, pasó al manicomio de Charenton, donde vivió hasta su muerte, que le sobrevino en 1814. Entre sus obras inéditas que los surrealistas contribuyeron a revalorizar, destacan: Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, Los ciento veinte días de Sodoma e Historia secreta de Baviera.

SADE EN EL CINE

MARAT-SADE (1967)
    
    Peter Brook dirigió, según la obra original de Peter Weiss este film utilizando el mismo reparto de enfermos mentales que la representase sobre las tablas. El manicomio de Charenton es visitado por unos aristócratas y en su honor se organiza una función teatral, con los enfermos allí ingresados y el marqués de Sade como director escénico.


JUSTINE (1968)
     

                                      
   
    Una de las más reconocida influencias en nuestro psicodélico y genuino Jesús Franco es, sin duda, el marqués de Sade. En 1968 dirigió Justine, una irregular aproximación al universo sadiano, malograda sobre todo por la penosa interpretación de Romina Power como Justine. Klaus Kinki encarna en este film al marqués de Sade.

EUGENIE (1969)



    Nueva y psicotrónica incursión de Jess Franco en el universo Sade. En este caso narra la perversión de una joven virgen captada por una secta de degenerados que, con Christopher Lee como líder, cae en una espiral de depravación.

DE SADE (1969)


    
     Con guión de novelista Richard Matheson, el británico Cy Endfield rueda este extrañísimo biopic centrado en la juventud del marqués de Sade y que proyecta una introspección psicoanalítica de su perversión. Protagonizada por Santa Berger, incluía una colaboración especial de John Huston.

 JUSTINE DE SADE (1972)


      
     Desgraciada adaptación del texto del marqués de Sade que, dirigida por Claude Pierson con buena disposición de medios, se quedó rozando el ridículo. Una coproducción de este estilo merecía mejor disposición.

SALÓ O LOS 120 DÍAS DE SODOMA (1975)


   
     Uno de los mayores escándalos de la historia del cine. Pasolini, en su última película, realiza una interpretación libre de la obra de Sade, un ejercicio transgresor y  provocador con la figuración del más repugnante fascismo mussoliniano. Un grupo de para jóvenes de ambos sexos son raptados y forzados por un grupo de fascistas para el desahogo y exploración de sus instintos más depravados. Se come mierda, se cortan lenguas, se sodomiza… Un film a la vez fascinante y desagradable. Yo, que me considero pasoliniano sin fisuras, puedo afirmar que sólo un genio como Pasolini podía realizar un film aún más repugnante que el fascismo.

MARQUIS (1989)


     Desigual producto realizado por Henri Xhonneux con guión del dibujante y escritor Roland Topor, que narra las aventuras del marqués de Sade durante su entierro en la Bastilla. En una representación metafórica mediante máscaras diseñadas también por Topor, que incluye un original y estrafalario diálogo entre el marqués de Sade y su pene parlante.

QUILLS (2000)


     El especialista en cine erótico Philip Kaufman adapta la exitosa obra teatral de Doug Wright que narra los últimos años de la vida del marqués de Sade (Geoffrey Rush) en el manicomio de Charenton. Allí el marqués languidece, si bien es cierto que debido a la benevolencia del abate Coulmier (Joaquín Phoenix) puede seguir escribiendo su obra incendiaria y sediciosa, que sale al exterior gracias a la complicidad de su fiel lavandera, Madeleine (Kate Winslet), una auténtica adicta a sus relatos. Para poner orden llega a Charenton, enviado por Napoleón, el Dr. Roger Collard (Michael Caine) quien con sus métodos de tortura intenta instalar un poco de equilibrio en la retorcida mente de Sade.


       Extraordinaria película que plantea dos cuestiones fundamentales: en primer lugar, Kauffman lanza el mensaje de que las aberraciones y obsesiones eróticas del proscrito Sade producen y propagan una fascinación general, la mejor solución es no reprimir las fantasías, y dejar que la imaginación vuele libre utilizando como vía de escape la literatura, la pintura, etc., como refugios para evitar la lucura; en segundo lugar, se convierte en un cáustico alegato contra la represión de la libertad de expresión. Una libertad de expresión total, la que hay que conceder a todo aquello que no nos gusta e incluso nos desagrada. Una maravillosa farsa ideada por Kauffman y Wright, mitad ficción, mitad realidad, en donde lo más importante no es lo que Sade escribe, sino su incontenible necesidad de escribir.  

SADE (2000)


    Universo Sade para menores. Así veo yo esta película. El film de Benoit Jacquot nos sitúa en 1793, en el momento más violento de la Revolución francesa, y el marqués de Sade ha vuelto a la cárcel. Robespierre ve en él a un agitador libertino y un ateo, un hombre sumamente inmoral, indigno de la sociedad y autor de una escandalosa novela, “Justine”. Sade tiene cincuenta años, conoce tan bien la Bastilla y la cárcel de Saint-Lazare que la clínica Picpus, donde le han encerrado, le parece el paraíso terrenal. Protagonizada por Daniel Auteil dando oxígeno a Sade y basada en el texto de Serge Bramly “Terror in the Boudoir”, el film resulta muy poco convincente al retratar al marqués de sade no como un tipo depravado, sino como un personaje inofensivo, librepensador que desconfiaba de la religión y procuraba sacarle a la vida el mejor partido escribiendo historias, abandonándose a los placeres e intentando ver el lado bueno de las cosas. Una película absolutamente falsa, inverosímil.