MANHATTAN
Comedia Ácida - USA, 1979 - 107
Minutos - Blanco y Negro.
DIRECTOR: WOODY ALLEN.
INTÉRPRETES: WOODY ALLEN, DIANE KEATON,
MICHAEL MURPHY, MERYL STREEP, MARIEL HEMINGWAY.
Woody Allen (Nueva York, 1935) es el
cómico más grande y genial del cine en las tres últimas décadas, perteneciente
a una familia judía estudió en la Universidad de Nueva York y en el City
College. Showman, escritor, actor y director trabaja a principios de los
sesenta escribiendo guiones para la radio y la televisión, más adelante se
dedica a hacer actuaciones en vivo para cabarets y realiza algunas obras de
teatro entre las que destaca Sueños de un seductor, de la que en
1972 rueda una versión cinematográfica. Su debut como director de cine tiene
lugar en 1967 con El número uno, film que también escribe y protagoniza
y que es una peculiar versión de un clásico policíaco japonés. Tanto éste como
sus siguientes trabajos: Toma el dinero y corre (1969), Bananas (1971),
Todo lo que usted quería saber sobre el sexo y no se atrevía a
preguntarlo (1972), denotan un ansia por transgredir, impactar y hacer reír
a toda costa que las hacen caer en el exceso, el tópico y el chiste fácil.
Entre los films más significativos de este personal autor podemos citar: Annie
Hall (1977), Broadway Danny Rose ( (1984), La rosa púrpura del
Cairo (1985), Hannah y sus hermanas (1986), Días de radio
(1987), Delitos y faltas (1989), Balas sobre Broadway (1994),
Poderosa afrodita (1995), Desmontando a Harry (1997), Acordes y
desacuerdos (1999).
En Un final made in Hollywood (2002)
se presenta a sí mismo como un realizador acabado que a pesar de haber
conseguido un Oscar se gana la vida rodando spots en Canadá, y en Melinda
y Melinda (2004) nos presenta un atractivo retrato dual de la guapa Radha
Mitchell. La longevidad creativa de este director es verdaderamente
sorprendente de sus obras mayores de los últimos años podemos citar Match Point (2005), la mejor película de
su última etapa, la resultona Scoop
(2006), la irregular El sueño de Casandra
(2007), la fallida Vicky Cristina
Barcelona (2008), la muy personalísima Si
la cosa funciona (2009), la errática Conocerás
al hombre de tus sueños (2010), ese fantástico y romántico viaje en el
tiempo titulado Midnight in Paris
(2011), la episódica y arrítmica A Roma
con amor (2012), la plúmbea Blue
Jasmine (2013), la olvidable Magia a
la luz de la luna (2014), la aseada intriga Irrational Man (2015) y la reciente comedia Café Society (2016). Y el maestro sigue trabajando camino ya de sus
81 años. Tener una mujer tan hermosa y joven suele insuflar mucha energía.
El mejor film de su autor nos cuenta las
relaciones de Isaac (Woody Allen) un hombre de mediana edad que está
atravesando una crisis de creatividad unida a otra de tipo emocional que le
origina su esposa Jill (Meryl Streep) que le ha abandonado, iniciado una
relación lésbica y publicado un libro sobre su matrimonio con él, cuestión ésta
última que hace más tirante los problemas de la separación. Isaac es guionista
de televisión, lo que le da para mantener un ritmo de vida alto, tiene, además,
una encantadora relación con una preciosa adolescente de diecisiete años
llamada Tracy (Mariel Hemingway). Decidido también a escribir un libro, Isaac
deja la televisión y se enamora de Mary Wilke (Dianne Keaton) una intelectual
compleja e independiente de la que también está enamorado su amigo Yale
(Michael Murphy).
Rodada en un maravilloso blanco y negro con
una impresionante fotografía de Don Willis, Manhattan es una entretenida crónica de personajes y a la vez
un emocionado homenaje a su ciudad natal, Nueva York, y más concretamente a su
corazón, la isla de Manhattan, que constituye su núcleo originario y alberga
los barrios comerciales, portuarios, financieros y culturales de la metrópolis.
El film, que se puede ver como la parte intermedia de una trilogía compuesta
además por Annie Hall (1977) y Recuerdos (1980), arranca de forma
magistral con imágenes de los alucinantes rascacielos y puentes de la famosa
isla, entre las que se desgranan los acordes de “Rhapsody in blue” de
George Gershwin, para seguidamente penetrar en el ajetreo de sus calles, en el
trajín de la desenfrenada actividad de sus neuróticos habitantes, a los cuales
también homenajea Allen con ese desparpajo tan característico suyo, retratando
de manera cómica el discurrir de varias parejas de la seudointelectualidad neoyorquina,
arquetipos sobre los que realiza una reflexión sobre los temas que más le
obsesionan; las relaciones sentimentales que, en algunos casos, fruto de ese
frenético dinamismo, y en otros de su carácter maniático -o de las dos cosas a
la vez- quedan al borde del abismo empujadas por los eternos y diarios
conflictos morales, intelectuales, religiosos y sexuales.
Isaac mantiene una relación con una chica
veinte años menor que él, realmente no está enamorado, le da miedo enamorarse,
lo cual podemos entender como una timidez ética derivada de algunos prejuicios
por la educación recibida, lo que le inclina a enamorarse de alguien más o
menos de su edad, la complicada Mary Wilke, con la que comparte también
inquietudes intelectuales... pero ¿se verá correspondido? Situaciones de las
que se liberan claros apuntes psicológicos sobre la inseguridad e
insatisfacción personal, la imposibilidad de ser mínimamente comprendido. Mary
le confiesa a Isaac (Ike) que sigue enamorada de Yale y que quiere volver con
él:
- No te reprocho que estés furioso conmigo.
- Bueno, yo...me siento demasiado aturdido para estar furioso.
- Pues me gustaría que lo estuvieras. Me
gustaría que te enfadaras, para discutir, para desahogarnos.
- Bueno, pues no me enfado, ¿vale? Mira tengo tendencia a interiorizar.
No puedo expresar la ira, ése es uno de los problemas que tengo. En vez de
enfadarme me sale un grano.
Destellos de un prodigioso guión en el que
colabora también Marshall Brickman y que constituye, sin lugar a dudas, el
poderoso armazón donde se edifica esta historia de relaciones cruzadas que
tanto gustan al cineasta, en las que los personajes hablan de manera
arrolladora, con un entramado de frases aderezadas con un humor agudo, ácido y
chispeante. Relato al mismo tiempo estremecedor y cómico, conmovedor y
divertido, que dibuja con tino los perfiles de cierta sociedad neoyorquina tan
pedante, engolada y ombliguista.