jueves, 29 de mayo de 2014

CRÍTICA DE: "LA POR" (EL MIEDO)

El monstruo de papá
 LA POR (EL MIEDO) êêê
DIRECTOR: JORDI CADENA.
INTÉRPRETES: IGOR SZPAKOWSKI, ROSER CAMÍ, RAMÓN MADAULA, ALICIA FALCÓ.
GÉNERO: DRAMA / ESPAÑA / 2013 / DURACIÓN: 73 MINUTOS.


      El cine español se ha sumergido profusamente en los últimos años en el tema de la violencia doméstica con resultados más que apreciables con películas como Solas (Benito Zambrano, 1999), Sólo mía (Javier Balaguer, 2001), Te doy mis ojos (Icíar Bollaín, 2003) y la hispano-argentina Antigua vida mía (Héctor Olivera, 2002). El veterano director catalán Jordi Cadena bucea en esa infame lacra social presentándonos a Manel (Igor Szpakowski) un adolescente que nunca habla con nadie de su familia, del miedo que él, su madre (Roser Camí) y su hermana pequeña (Alicia Falcó) sienten cuando su padre (Ramón Madaula) está en casa. Por eso a Manel le gusta ir al instituto, pues mientras está allí se libera de ese miedo.

      La por, basada en un texto de Lolita Bosch, es un estremecedor relato de ajustadísimo metraje, estructura minimalista y parcos diálogos que arranca de forma descriptiva dando un sentido demoledor al título, una perturbadora puesta en escena que nos sitúa en lo que tendría que ser el espacio acogedor de un cálido hogar convertido en un castillo del terror por culpa de papá monstruo, un tipo brutal al que toda la familia teme y que ha instaurado un clima de violencia y miedo en su casa. Tiene pavor a quedarse solo, mientras su familia calla y no denuncia aunque presienten su destino fatal. Los sonidos cobran una vital importancia en la cinta: los pasos, el rumor del agua de la ducha, las puertas que se abren y cierran, los golpes y gritos en la oscuridad, los lamentos de la madre vencida, desesperada, impotente e incapaz de abandonar un infierno en el que también zozobran sus hijos.


      Un film terrible, amargo y necesario, de ambiente viciado e irrespirable que deja al espectador, al igual que las víctimas, paralizado, habitando un espacio malsano e infernal, del que como a ellas, le será imposible escapar. El miedo lo congela todo: las ilusiones, el porvenir, las tareas cotidianas, la risa, el amor, los gestos, el silencio, las palabras y las miradas. En el comienzo, el latido de la cámara nos hace visitar cada habitación de la casa para mostrarnos a sus habitantes despiertos e inmóviles en la cama esperando a que el padre salga de casa para ir al trabajo, la razón de ese miedo nos será expuesta en la carne lacerada de la madre mientras se viste, un espejo insufrible de la más pavorosa aberración. La figura paterna apenas aparece, y acierta Cadena al presentarlo, con una simple pincelada,  fuera de su dominio patriarcal como un hombre sonriente y totalmente diferente en su vida social  y laboral, mostrando así las dos caras de la bestia. Nadie podrá olvidar el crescendo dramático y aterrador al que la trama nos acerca, con el rostro tembloroso y ensangrentado de la madre, como siempre rendida ante el último acto del horror, sin haber sabido nunca como exterminar las esporas de un mal que ya estaba incubando en sus propios hijos.

miércoles, 28 de mayo de 2014

FÓLLAME DESPACIO QUE TENGO PRISA

      
   
    Un par de años antes de que se estrenara la película, leí un libro titulado “Fóllame” editado por Mondadori en su colección marginal Reservoir Books, la novela en cuestión estaba firmada por una escritora francesa desconocida llamada Virginie Despentes. Bien, pues la misma escritora codirigió junto a Coralie Trin Thi, una película basada en su novela homónima que, como no podía ser de otro modo tratándose de sexo y violencia, pero sobre todo de sexo, supuso un gran escándalo y levantó en Francia una enorme polvareda, convirtiéndose así en una de las películas más polémicas de los últimos años. Y, claro está, de aquel escándalo surgió la publicidad gratuita para Baise- Moi, su título en francés, que parece sonar más suave entre nosotros, pero sólo entre nosotros. En Francia, tras la denuncia de un abogado (uno de esos personajes mojigatos que de vez en cuando surgen desde la más siniestra oscuridad con su falaz retórica erigiéndose en defensor y altavoz de las leyes de la moral y las buenas costumbres), el film que llevaba un mes en cartel, fue retirado por el Consejo de Estado, siendo marginado a las salas del circuito porno con la calificación X. Aquí, en España, se volvió a repetir la misma historia, sin embargo, gracias a la presión y las protestas de los sectores más liberales de la cultura, el film acabó exhibiéndose en salas comerciales con la calificación no apta para menores de 18 años.


      No obstante ¿de qué trata esta película que fue presentada en nuestro país en el Festival de Gijón y que ha sido tildada en los círculos más reaccionarios de violenta, pornográfica, feminista e inmoral? FÓLLAME (2000) describe la huida de dos chicas, Nadine y Manu (Karen Bach y Raffaëla Anderson) unidas por el azar y que acostumbran a vivir al margen de la sociedad. Tras la salvaje violación de una de ellas, se olvidarán de los pequeños robos para llevar a cabo una vengativa orgía de sangre, dejando a su paso un reguero de cadáveres que las convierte en cazadoras sin escrúpulos. En la primera parte del film, en la que asistimos a los hechos que han dado lugar a tan tremenda violencia, el resultado se nos antoja descarnado y realista, su continuación es una espiral de matanzas gratuitas y diálogos delirantes que intentan justificar una cruel venganza contra los hombres, y que las protagonistas señalan como culpables directos de sus interminables masacres.


       Aunque en FÓLLAME hay diversas escenas de esas que pueblan el cine porno, esto jamás puede suponer una coartada para tildar el film de pornográfico, tratando, además, de enmarcarlo dentro de los parámetros de determinados códigos éticos que ciertos personajes de dudosa integridad y ánimos masturbatorios vienen denominando como políticamente incorrecto. Algo que, personalmente, me importa un pimiento, más teniendo en cuenta que el cine evoluciona hacia una fusión de géneros, en donde no tendrá que pasar mucho tiempo, para que veamos en el cine más convencional explícitas escenas sexuales. Sin embargo, no es el sexo ni siquiera la violencia lo más sorprendente de este sugerente film, pues su brutal in crescendo, acompañado de unos diálogos convertidos en una desaforada agitación lingüística nos acercan a situaciones límite que están espléndidamente expuestas y nos sacuden como descargas eléctricas.


       Con ser una propuesta radical, no lo es tanto si intuimos que nuestras dos desbocadas heroínas han iniciado un camino de perdición arrastradas por la desesperación y un carácter nihilista y autodestructivo. Despentes y Trin Thi ponen mucho empeño en dar cierto sentido feminista a su historia y dejan que las mujeres asuman sus gustos y necesidades sexuales sin tapujos, se ven iguales que los hombres y medirán sus fuerzas con ellos. En cierto modo, es verdad que esta película huele tanto a mujer como unas bragas usadas, y queda guardada en mi memoria visual de fetichista irredento la espectacular y anfetamínica secuencia en la que Manu rompe sus pantys con rabiosa energía. Tanto directoras como protagonistas proceden del mundo del porno, y para que nos hagamos una idea de cómo las gastan estas chicas, a un comentario de un periodista francés del diario Liberation, que hacía alusión a la baja calidad de la cinta, Despentes contestó “Te enculo con mi clítoris gigante”. Ahí queda eso. 
  
     
                               
      

lunes, 26 de mayo de 2014

MARILYN MONROE: GLAMOUR Y MUERTE DETRÁS DEL BIOMBO


      En la plácida molicie de esta primavera, me pregunto qué puedo escribir yo sobre esta zelig del espectáculo, el glamour y la carne cuando se han escrito ya cerca de un centenar de libros sobre su vida. Entre ellos, los excelentes retratos escritos por su amigo Truman Capote, el texto de su biógrafo oficial, Anthony Summers, el polémico libro de Donald Spotto, La Enciclopedia de Marilyn de Adam Victor, que está considerado el libro de referencia para sus fans, o la sesuda investigación de Donald Wolfe, que con su obra ¿Quién mató a Marilyn?, ejecutó el más completo y severo informe sobre su muerte.

      Wolfe afirma que Marilyn Monroe fue víctima de un asesinato ordenado e incluso presenciado por el Fiscal General de los Estados Unidos Robert Kennedy. El escritor se apoya, entre otras confesiones, indicios y pruebas circunstanciales, en el testimonio de dos vecinas de la actriz, Elizabeth y Betty Polard, que afirmaron ver entrar a Bobby Kennedy acompañado de dos hombres en la casa de la actriz la noche en que murió. Así mismo, otro indicio que parece confirmar esa hipótesis es el resultado de la autopsia, realizada por el Dr. Noguchi, que no encontró en su estómago ni en el duodeno ningún resto de barbitúricos, desmintiendo la causa oficial de la muerte: ingestión en dosis letales de una mezcla explosiva de Nembutal y alcohol.

      Lo cierto es que cada aniversario se nos aparece su fantasma, y poco importa, a estas alturas, que tras la muerte de Marilyn se encontraran en siniestra comunión la CIA  y los Kennedy, que ésta se debiera al difundido suicidio por sobredosis o como se apunta menos fantásticamente, su muerte solo fuera la consecuencia de un desgraciado error médico, puesto que en aquellos momentos estaba siendo tratada por dos médicos diferentes que le prescribieron fármacos contraindicados. Lo seguro es que su cuerpo sin vida fue encontrado en su casa de Los Ángeles y su certificado de defunción registra las 10`30 p.m., como hora aproximada de sus últimos suspiros. Era el 4 de agosto de 1962, y el mito elevó para siempre su alma al Olimpo agigantando su leyenda.

      Dejó, eso sí, un bonito cadáver, un manjar para necrófilos, y al igual que el rebelde James Dean (muerto a bordo de su Porche en la carretera de Salinas el 3 de septiembre de 1955) su muerte fílmica ha sido insuperable, porque sin ser la más bella o la mejor actriz, sigue conservando, tras más de cincuenta años transcurridos desde su muerte, el impacto, la dulzura y el sex-appeal de sus mejores momentos, congelando un modelo de modernidad absoluta, y siendo una referencia cultural obligada por los siglos de los siglos. Hace muchos años conocí en Barcelona a un veterano cinéfilo, mitómano e iconoclasta que se hubiera dejado cortar un dedo por haber podido tan sólo oler el Chanel nº 5  sobre su blanca y pecosa piel, única ropa interior y prenda para dormir que usaba. ¿Lo creen exagerado? Por unas bragas usadas y autentificadas de la estrella del celuloide, aquel tipo hubiera vendido su alma al diablo. Yo conocí su culto, visité su capilla y me lo creo.

  


domingo, 25 de mayo de 2014

CRÍTICA DE: "OSLO, 31 DE AGOSTO"

Sólo la muerte tiene sentido
OSLO, 31 DE AGOSTO êêêê
DIRECTOR: JOACHIM TRIER.
INTÉRPRETES: ANDERS DANIELSEN LIE, HANS OLAV BRENNER, INGRID OLAVA.
GÉNERO: DRAMA / NORUEGA / 2011  DURACIÓN: 95 MINUTOS.   


     Estrenada con mucho retraso en nuestro país, OSLO, 31 DE AGOSTO es una nueva adaptación a la pantalla grande de la novela de Pierre Drieu La Rochelle “El fuego fatuo”, que ya fue llevada al cine magistralmente por Louis Malle en 1963. El director noruego Joachim Trier (familiar lejano de Lars von Trier) sigue el itinerario fatal de Anders (Anders Danielsen Lie) un joven que está a punto de acabar un tratamiento de desintoxicación en un centro especializado rural. Aprovechando un permiso, se queda en la ciudad para presentarse a una entrevista de trabajo como parte de la terapia y se encuentra con gente que hacía mucho tiempo que no veía. Es un joven inteligente, guapo y de buena familia, pero se siente profundamente perturbado por los errores que ha cometido y las personas a las que ha decepcionado. Sin embargo, cuando llega la noche, sueña con la remota posibilidad de encontrar el amor y comenzar una nueva vida llena de esperanzas en el porvenir.


      Tanto el texto de Drieu La Rochelle como la adaptación que llevó a cabo Malle se encuentran entre mis obras favoritas, Trier logra una poderosa nueva versión situando la trama dentro del marco actual, donde encuentra un lacerante y brutal sentido debido a que la crisis ha erosionado fatídicamente el devenir de tantas vidas jóvenes. Al mismo tiempo, el cineasta noruego profundiza en la demoledora soledad  de un personaje y sus dilemas internos, un tipo carente ya de estímulos para seguir viviendo y cuya figura se va difuminando hasta desaparecer. El 31 de agosto marca el final del verano noruego, y justo el día antes Anders intenta inútilmente suicidarse, posteriormente acudirá a una entrevista de trabajo en la redacción de una revista de actualidad, será consciente entonces de los infranqueables barreras que se erigen en su camino y que le impiden encontrar su sitio en la sociedad. OSLO, 31 DE AGOSTO es un film bellísimo, triste e intimista que sigue de forma incesante a un joven introvertido, sensible e inadaptado en su último itinerario y que entre encuentros y desencuentros, paseos y silencios, vagabundea por Oslo marcando el latido de su desasosiego vital, los últimos y aflictivos momentos de una vida para la que no encuentra remedio.    



      Rodada con cámara en mano y en tono semidocumental, la cámara acompaña impenitentemente a Anders, un personaje escéptico y desalentado al que da oxígeno de manera superlativa Anders Danielsen Lie, que proyecta siempre una mirada de abatimiento y desencanto sobre una realidad circundante de la que ya no forma parte, incapaz de reconocer a sus antiguos amigos ni sentirse mínimamente emocionado con nada de lo que le rodea. La muerte parece ser la única solución a su angustia existencial, y podrá comprobar también que ante la aparente felicidad y la vida modélica de algunos viejos amigos se esconde un vacío sideral, vanas ilusiones para sobrevivir en el engaño con el que intentan alejarse de la guadaña del letal hastío. OSLO, 31 DE AGOSTO es una amarga y devastadora introspección sobre los desafíos de una vida sin esperanza, cuando ya todo te es ajeno y carece de interés, las llamadas no atendidas a una antigua novia te hacen sentir que tu vida naufraga en el desconcierto y la soledad absoluta, convirtiendo la propuesta en una crónica sobria, atormentada y cruda sobre la imposibilidad de encontrar el amor y el hálito de continuar con la farsa, la terrible y patética rutina de sentirse invisible en un mundo al que ya no perteneces.

miércoles, 21 de mayo de 2014

AGENDA OCULTA, EL LOACH QUE MÁS ME GUSTA


AGENDA OCULTA
(HIDDEN AGENDA)
Thriller político - Gran Bretaña, 1990 - 104 Minutos.
DIRECTOR: KEN LOACH.
INTÉRPRETES: FRANCES McDORMAND, BRIAN COX, BRAD DOURIF, MAI ZETTERLING.

      Ken Loach nace en Londres en 1936. Debido al éxito de sus montajes escénicos es contratado por la televisión donde se convierte en un prestigioso documentalista. En 1968, en plena revolución contracultural, rueda su primer largo, Poor cow, un drama sobre los problemas de una mamá adolescente. Sus siguientes films: Kess (1970), Vida familiar (1972), Black jack look and smiles (1981), Fatherland (1986), son prácticamente desconocidos para el público de nuestro país y la mayoría de ellos no han sido distribuidos comercialmente. El éxito comercial le llega con Agenda Oculta, por lo que a partir de en entonces se dedica de lleno al cine. Su trilogía proletaria Riff- raff (1991), Lloviendo piedras (1993) y Ladybird, ladybird (1994), son retratos muy realistas sobre los problemas de la clase obrera y representan así mismo una clara denuncia contra la agresiva política económica thatcheriana. Tierra y libertad (1995) es un film rodado en España que narra los conflictos entre las fuerzas de izquierda durante la guerra civil española. La canción de Carla (1996) historia de un conductor de autobús inglés y una bailarina nicaragüense. Mi nombre es Joe (1998) y Sweet sixteen (2002) son las últimas películas que han logrado interesarme de este irregular autor

      Sinopsis: Belfast, Irlanda del Norte, principios de los ochenta. Ingrid Jessner (Frances McDormand) es una norteamericana miembro de la Liga Internacional de los Derechos Civiles. Pul Sullivan (Brad Dourif) su novio, es abogado. Juntos han llegado al país para confeccionar un reportaje sobre las torturas y métodos de coacción infligidos por las fuerzas de seguridad británicas. Un día, Sullivan concierta una cita con un individuo que le va a proporcionar datos y pruebas de las torturas que reciben los presos. Cuando se dirige al lugar de encuentro son asesinados él y su conductor. Como el gobierno teme una repercusión del caso, envía a un inspector para que investigue el suceso.

      Preocupado siempre por la marginación social y la pérdida gradual de las sensibilidades políticas y la solidaridad, Ken Loach desarrolla su discurso acusatorio con el diseño de un thriller ideológico -de izquierdas, claro está- para recriminar sin paliativos determinadas prácticas policiales, que en la mayoría de los casos con autorización gubernamental -o conocimiento- van en contra de los más elementales derechos humanos. Hidden Agenda es un film duro e indigesto, y como todos los de este tipo, sumante amargo. La película, que sirvió en su momento para prestigiar a un Loach en horas bajas, se sigue con interés al entrelazar con corrección dos géneros que suelen ir muy unidos: el thriller netamente americano y el de denuncia política, más genuinamente europeo. Margaret Thatcher, “hermana ogro” de muchos cineastas británicos, declaro: “el conflicto del IRA no puede tener una solución política, porque no hablamos de políticos, tiene que tener una solución policial porque de lo que hablamos es de delincuentes”. Con un estilo documentalista, aunque no exento de cierto efectismo, consecuencia de combinar la ficción con la realidad, el cineasta descarga toda su “IRA” sobre la Primera Ministro, acusándola en último término de ser la responsable principal de todos los abusos y excesos policiales, una policía que naturalmente estaba comandada en esa ciudad en llamas que era la Belfast de la época, por los hombres más duros - sádicos, dicen - de su gabinete.

      A pesar de la explosiva carga ideológica y visceral, el film denota un cierto tono realista que conlleva -insisto- una exagerada voluntad, y consigue su objetivo, entre otras cosas, porque al buen guión de Jim Allen se une un buen plantel de actores en el que sobresalen Frances McDormand, notable actriz norteamericana a la que se identifica con ideales progresistas y que siempre se ha movido muy bien en el cine independiente; el estupendo actor británico Brian Cox, una presencia cada vez mayor en producciones internacionales; y Brad Dourif, secundario de lujo del que todavía recordamos su memorable actuación en Alguien voló sobre el nido del cucoLoach sigue siendo hoy en día uno de los directores más personales de su país, dueño de un universo propio que conecta muy bien con el público español, que le admira más que sus mismos paisanos. Agenda Oculta, tal vez un poco sobrevalorada en su momento, es una buena película a la que perdonamos los innecesarios subrayados y estereotipos, y que es, por muchas razones: visceral, sana, necesaria y recomendable.


domingo, 18 de mayo de 2014

CRÍTICA DE: "GODZILLA" (2014)

El sueño de la (sin)razón produce monstruos
GODZILLA êêê
DIRECTOR: GARETH EDWARDS.
INTÉRPRETES: AARON TAYLOR-JOHNSON, BRYAN CRANSTON, ELIZABETH OLSEN, KEN WATANABE, JULIETTE BINOCHE.
GÉNERO: FANTÁSTICO / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 123 MINUTOS.   

    Por fin llega a las pantallas de cine el reebot dirigido por el británico Gareth Edwards (Monsters) que sitúa la acción antes de la época en que transcurría la película dirigida en 1998 por Roland Emmerich, y que nos lleva a conocer los orígenes del famoso monstruo de la compañía Toho. Con un guión firmado por Max Borenstein y David Callaham, el film nos presenta a Joe Brody (Bryan Cranston), un científico que descubre que algo terrible está a punto de suceder cuando una serie de tsunamis comienzan a llegar a las costas del Pacífico, anticipando la llegada de numerosos monstruos de gran tamaño mientras el ejército intenta defenderse en vano. Brody, que tiene un hijo soldado, Ford Brody (Aaron Taylor-Johnson), tiene que hacer frente al gigantesco Godzilla y luchar contra una imagen aún más monstruosa: el recuerdo de la cara de su mujer, Sandra Brody (Juliette Binoche), desvaneciéndose por las radiaciones mientras él sellaba su salida de la central nuclear japonesa donde trabajaba de ingeniero.


     Podemos estar de acuerdo en que en una película de monstruos en lo que menos se fija el espectador es en el reparto, un axioma que parece construido con cemento armado. Sin embargo el elenco de lujo de GODZILLA funciona medianamente aunque no nos importen mucho las claves de la tragedia humana (aspecto científico y drama familiar) y seguimos pensando que su concurso puede deberse a esa fijación que tienen productores y directores para incluir estrellas en estos artefactos y dar empaque así a una función que no lo necesita porque bebe originariamente de la serie B.


      Cierto que las relaciones entre los personajes humanos tiene menos interés para Edwards que la acción bélica y destructora en donde ha afinado de manera portentosa el sentido estético. Con homenajes a anteriores entregas de la franquicia, GODZILLA regresa más espectacular que nunca, un esmerado producto realizado con sumo respeto, algo que se nota en la entrega –a veces estéril- de todo el reparto, en el diseño del imponente monstruo y su catálogo de movimientos. Y el mérito de Edwards es haber recuperado la esencia primigenia de uno de los monstruos más carismáticos de la historia del celuloide, una enorme apisonadora que destruye todo lo que se encuentra a su paso con una fuerza y un cabreo indescriptibles.


      La película baja notablemente el ritmo sin la presencia del bicho (que debería haber gozado de más minutos)  perdiéndose por momentos en las cuestiones de poco interés y llenas de tópicos que rodean al protagonista, Aaron Taylor-Johnson, y a la chica guapa, una Elizabeth Olsen de la que sólo oímos frases irrelevantes, regalando sonrisas y corriendo todo el tiempo. Como era de esperar, el ejército, los valerosos soldados, tienen un protagonismo excesivamente enfático en la defensa del mundo libre o la humanidad, un barniz patriótico consustancial a este tipo de producciones en donde el espectador sabe que la amenaza real no es el letal kaiju sino la imprudencia humana que ha creado a la bestia, y que actúa como metáfora del terror de la guerra nuclear.



      Lo innegable es que Gareth Edwuards demuestra buen pulso y talento, que resulta evidente que una de sus fuentes de inspiración es el Spielberg más lúdico y encantador (Jurassic Park, Tiburón), que sabe dotar a la historia de tensión atmosférica (claramente identificable por la insignificancia de las personas ante las catástrofes naturales) y que acierta controlando la aparición tenebrosa y progresiva de la descomunal criatura hasta el explosivo y alucinante clímax final. Con la clásica estructura introducción, nudo y desenlace, nos encontramos amigo  lector, ante un entretenido y digno blockbuster, un espectáculo que visionado en 3D amplifica la sensación de desasosiego y atroz realismo.

sábado, 17 de mayo de 2014

CRÍTICA DE: "MANIAC" (2012)

Cómo rodar de manera brillante un remake
MANIAC (2012) êêêê
DIRECTOR: FRANCK KHALFOUN.
INTÉRPRETES: ELIJAH WOOD, NORA ARNEZEDER, AMERICA OLIVO, MORGANE SLEMP, LIANE BALABAN.
GÉNERO: TERROR / FRANCIA / 2012  DURACIÓN: 90 MINUTOS.   
     
      Corría el año 1980 cuando William Lustig dirigió Maniac, un relato sórdido y escalofriante rodado en formato semidocumental que se centraba en las andanzas de Frank Zito (Joe Spinell), dueño de una mente fatalmente alterada y castigada por los remordimientos, un tipo vulgar, anodino, incapaz de encontrar su lugar en el mundo ni la estabilidad emocional para llevar una vida normal. Con obsesión por los maniquíes, deambula por la peligrosa calle 42 confundido con el sucio y deprimente paisaje urbano asesinando con su enorme cuchillo a jóvenes hermosas para sustraerles la cabellera que luego lucirán la galería de maniquíes que pueblan su siniestro apartamento. Trasladando la acción a Los Ángeles, Franck Khalfoun (Parking 2, 2007) firma un brillante remake de esta mítica película de culto que dejó una muesca indeleble en la memoria del aficionado, y cuya producción ha sido posible gracias al padrinazgo de Alexandre Aja y Grégory Lavasseur, que además de productores también firman el libreto.


      En esta nueva versión ya no nos encontramos con la corpulencia ni el rostro picado y algo repulsivo del fallecido Joe Spinell, que con gran acierto ha sido sustituido por el cuerpecillo delgado e insignificante de Elijah Wood, al que la profundidad de sus ojos claros aporta un falso halo de serenidad y equilibrio, un rasgo que mutará en frenesí cuando se entrega a los más repugnantes actos criminales. Pero Frank Zito sigue siendo un ser solitario, varado en su inmensa soledad y aislamiento, víctima de sus traumas y con una dolorosa e impotente relación con las mujeres, consecuencia de una relación enfermiza y malsana con su castrante madre, cuya sombra sigue deformando su percepción de la realidad. La influencia de su madre es una machacona e hiriente resonancia en la mente de Frank, presente en tenebrosos y turbadores flash backs que nos devuelven a su infancia y reflejan su insoportable angustia existencial. La cámara subjetiva se nos antoja un recurso eficaz para sumergir al espectador en el laberinto mental de Frank, un gran hallazgo que nos acerca con más piedad que saña a el castigo por sus tremendos pecados. Para Frank, como para Norman Bates, no hay otra salida que el infierno, y el juego de espejos conlleva una lucha entre la consciencia y la inconsciencia, el espejo roto representa el anhelo y la imposibilidad de esa imagen con la que desearía romper. Un film magnífico.

  

viernes, 16 de mayo de 2014

EL CINE MÍTICO: PARÍS, TEXAS (WIM WENDERS, 1984)

PARÍS, TEXAS
Drama - Alemania-Francia, 1984 - 140 Minutos.
DIRECTOR: WIM WENDERS.
INTÉRPRETES: HARRY DEAN STANTON, NASTASSJA KINSKI, DEAN STOCKWELL, AURORE CLÉMENT, HUNTER CARSON.

El realizador alemán Wim Wenders (Düsseldorf, 1945) tras abandonar los estudios de medicina y filosofía se propone ingresar en la IDEC (prestigiosa escuela de cine de París), pero al ser suspendido en el examen de ingreso decide aprender viendo cine en la cinemateca francesa. Posteriormente logra matricularse en la recién inaugurada Escuela Superior de Cine y Televisión de Munich, donde consigue diplomarse como director. Realiza varios cortos y ejerce como crítico de cine en varios periódicos. Descendiente del nuevo cine alemán y con referentes tan dispares como Ray y Ozu, en 1970 rueda su primer largometraje Summer in the city, un singular paseo por el paisaje urbano que viene a ser un esbozo de lo que serán las constantes de su obra. Entre los títulos más significativos de este vanguardista cineasta germano podemos citar: El miedo del portero ante el penalty (1971), Alicia en las ciudades (1973), Falso culpable (1974), En el curso del tiempo (1975), El amigo americano (1977), El relámpago sobre el agua (1979), El hombre de Chinatown (1982), El estado de las cosas (1982), Cielo sobre Berlín (1987), ¡Tan lejos tan cerca! (1993), Lisboa Story (1995), El final de la violencia (1996).

      Wenders gana la Palma de Oro y el Premio de la Crítica Internacional en Cannes’84 al narrar la historia de Travis (Harry Dean Stanton) un hombre confundido que vaga por el desierto en busca de sus orígenes y sobre todo parara encontrarse a sí mismo. En Texas está París, un pueblo fronterizo al que Travis llega. Separado de Jane (Nastassja Kinski) su silencio encierra un lacerante vacío. Acompañado de su hermano Walt (Dean Stockwell) y de su hijo Hunter (Hunter Carson) emprende viaje hacia Houston para hablar con Jane, que se gana la vida en un peep-show y a quien entrega a su hijo. El solitario Travis partirá sin rumbo fijo.

      En formato de road-movie, París, Texas es una espléndida película que condensa todos los recursos temáticos e ideológicos de su autor: personajes desorientados que desde algún punto muerto deciden la búsqueda de su identidad, la presencia de un turbador silencio -consecuencia seguramente de un profundo debate moral-, espacios luminosos que se abren al paso de seres apasionados y atormentados, el movimiento como un lenguaje fílmico lleno de poesía y atracción visual, y relaciones sentimentales que diseminan múltiples esporas de destrucción. Con un guión escrito por el polifacético Sam Shepard (escritor, actor, director) el director de Cielo sobre Berlín se aleja de la pretenciosidad de algunas de sus obras para mostrarnos con sencillez el peregrinaje de un hombre enigmático y prisionero de una historia de amor. 



      Pero lo malo de las historias de amor cuando acaban son los recuerdos, esa tira de imágenes y palabras que amenazan cualquier atisbo de calma. Y para Travis el amor es ya sólo un símbolo enjaulado en una cabina de peep-show, un invento, por cierto, muy significativo de la América y la sociedad contemporánea, en la que la soledad y la incomunicación arrastra la pérdida progresiva de la autoestima y sirve de puente a la marginación. Esta parte final de la película, bellísima, es de lo mejor que ha rodado Wenders en toda su carrera, todo en el film parece desembocar en esa preciosa secuencia de la conversación a través del cristal de la cabina, en la que Travis decide explicarle a su esposa que ha regresado con el hijo de ambos y todo el doloroso itinerario recorrido desde su separación. Con buenas interpretaciones de los tradicionalmente secundarios Harry Dean Stanton y Dean Stockwell y una deslumbrante fotografía de Robby Müller, París, Texas es una película sensible que ataca directamente a los sentimientos, una fascinante reflexión al mismo tiempo poética y desoladora sobre la angustia existencial y la encrucijada espiritual del individuo. Excelente banda sonora a cargo de Ry Cooder para un film bello e intimista.

DEJO, COMO BONO REGALO PARA MIS LECTORES, UNAS SUGERENTES IMÁGENES PERTENECIENTES A LA ANATOMÍA DE LA BELLA NASTASSJA KINSKI, PROTAGONISTA DEL COMENTADO FILM DE WENDERS Y MUSA INSUSTITUIBLE PARA LOS CINÉFILOS EN LAS DÉCADAS DE LOS 80 Y 90. ESPERO QUE LES GUSTE, TRES DE ELLAS PERTENECEN AL MEDIOCRE THRILLER "COLD HEART" (DENNIS DIMSTER, 2001).