Si el sistema falla, tú decides
DIRECTOR: Lamont Johson.
INTÉRPRETES: Margaux
Hemingway, Chris Sarandon, Mariel Hemingway, Anne Bancroft, Perry King, Robin
Gammell, John Bennett Perry.
GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 90 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 1976.
Lamont Johnson es de los directores salidos de la televisión en los años 50 que menos gloria le han dado a este invento llamado cine. Su nombre aparece firmando muchos de los episodios de la mítica serie The Twilight Zone, conocida en España por el título La dimensión desconocida. En 1967 dirige para la gran pantalla el drama de serie B A Covenant whith Death, y cambiando continuamente de género, tres años más tarde estrena El gran duelo (1970) un aceptable western con Kirk Douglas. En su filmografía no encontramos ningún film notable aunque sí alguno apreciable como Los que saben morir (1972) un relato bélico sobre unos oficiales nazis encerrados en un campo de prisioneros que planean una fuga. El caso es que este desconocido cineasta termino su carrera en el que había sido su medio natural, la televisión, pero antes nos había dejado una cult movie que, aunque carente de hallazgos y méritos cinematográficos, es un título recordado por varias generaciones de aficionados que eran jóvenes en el ya lejano año de estreno. Ellos encontraron suficientes elementos como para que Lipstick (1976) no quedara sepultada en el monte del olvido.
La función sigue a la cotizada supermodelo Chris McCormick (Margaux Hemingway) que reside en Los Ángeles y vive en un apartamento con su hermana menor, Kathy (Mariel Hemingway). Un día, durante el rodaje de un spot publicitario de una barra de labios en la playa, conoce a Gordon Stuart (Chris Sarandon), el idolatrado profesor de música de su hermana pequeña, que insiste en que escuche sus composiciones, él está interesado por si ella le puede recomendar a gente especializada en el tema. Chris accede y le cita en su apartamento al día siguiente. Al principio todo se desarrollo con normalidad, tanto Chris como Stuart escuchan la extraña y enfermiza pieza musical hasta que una llamada del novio de Chris interrumpe la sesión y el profesor lo toma como un desplante. Cuando ella deja de hablar por teléfono, Stuart la acosa con insinuaciones sexuales, ella se siente acosada y le pide que se marche de su casa, pero él monta en cólera y forcejea hasta que la maniata y, después, la viola.
Estrenada en 1976, un año que arrojó una de las mejores cosechas cinematográficas de la historia con títulos como Taxi Driver, Rocky, Todos los hombres del presidente, Novecento, Maraton Man, Cría cuervos, ¿Quién puede matar a un niño?, Asalto a la comisaría del distrito 13, El quimérico inquilino… la película de Lamont Johnson, cercana a los códigos del subgénero rape & revenge (violación y venganza), obtuvo malas críticas y un moderado éxito en taquilla. Vista hoy, no ha envejecido bien, aun así, resulta refrescante su visionado, pues ver al hermano de Susan Sarandon dando oxígeno a un criminal repugnante y deleitarse con la belleza de Margaux Hemingway suponen ya grandes alicientes. Supermodelo y actriz, La nieta del escritor Ernest Hemingway tenía sólo 42 años cuando su vida se apagó víctima de una sobredosis de Fenobarbital. La arquitectura de Lipstick está construida en tres actos bien diferenciados: en el primero se nos muestra a la bellísima Chris en su trabajo diario de supermodelo en sesiones de fotos y publireportajes comerciales. Debido al empeño de su hermana menor, conoce a su profesor de música que, tras quedar para encontrarse en el apartamento de la modelo, acabará violándola: en el segundo y más largo acto asistimos al juicio por violación del cínico y asqueroso Stuart, del que sale absuelto; en el tercer y último acto tras un encuentro casual con Stuart, la que será perseguida, maltratada y violada será Kathy. Esto es algo insoportable para Chris que está decidida a cortar por lo sano.
Estamos ante una película víctima de su época, y hoy resulta inconcebible que el violador, con argumentos absurdos como que porque una chica resulte sexy desee ser violada, sea absuelto con las pruebas y evidencias que se muestran, pero aún resulta más inverosímil creer en la inocencia que demuestra la adolescente Kathy para acercarse de nuevo a Stuart como si tal cosa después de haber violado a su hermana mayor. El tramo final es el menos convincente y más precipitado de la función, aunque nos regala una secuencia muy potente con Margaux enfundada en un vestido rojo y un fusil en las manos impartiendo la justicia que un tribunal la negó.
Dando vida a la abogada de Chris nos encontramos a Anne Bancroft, que pronuncia la mejor frase de una película con diálogos muy simples: “que el crimen exista es normal, puesto que los seres humanos no somos perfectos, pero el fallo de la justicia puede hacer más daño a la sociedad que el crimen”. Así es, pues es conocido que un gran número de violadores jamás se arrepienten ni reinsertan nunca. Nos advierten continuamente que nadie debe tomarse la justicia por su mano, pues la violencia genera más violencia y los resultados de la venganza siempre son trágicos. Pero hay quien piensa que cuando las instituciones fallan en la impartición de justicia pierden legitimidad, y si el sistema no protege a las víctimas, actuarán por su cuenta. Chris será absuelta del asesinato de Stuart y ella también aprenderá una lección que le sirva para no confiar nunca en seres extraños. Margaux Hemingway no nos regala una interpretación memorable, pero aún así llegó a ser nominada al Globo de Oro por esta actuación en una película que critica el funcionamiento de la justicia y la desvencijada moral de la sociedad.