La esencia del Mal
“EL DIABLO A TODAS HORAS” êêê
DIRECTOR. Antonio Campos.
INTÉRPRETES: Ton Holland,
Robert Pattinson, Bill Skarsgard, Mia Wasikowska, Json Clarke, Sebatian Stan,
Riley Keough, Haley Bennett, Mia Goth.
GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 138 minutos / PAÍS: EE.UU
/ AÑO: 2020
Dedicado
en los últimos años a la televisión, de los tres largometrajes dirigidos anteriormente
por Antonio
Campos –Afterschool, (2008, Christine (2016) y Simon Killer (2012)-, sólo he tenido la
oportunidad de ver éste último cuya correspondiente crítica apareció en este
medio. Un film muy aseado que sigue a un joven estadounidense recién graduado
en la universidad y que viaja a París para olvidar una traumática ruptura
sentimental, mostrando un perfil cada vez más desequilibrado.
Su última película, El diablo a todas horas, está distribuida por Netflix y basada en la novela de Donald Roy Pollock nos narra la historia de Willard Russell (Bill Skarsgard) que desesperado por salvar a su mujer que padece un cáncer terminal, convierte sus oraciones en un sacrificio. Las acciones de Russell llevan a su hijo Arvin (Tom Holland) a pasar de ser un niño que sufre acoso en el instituto a convertirse en un hombre que sabe cómo y cuándo pasar a la acción. Los acontecimientos que tendrán lugar en Knockemstiff (Ohio) desatan una tormenta de fe, violencia y redención que se desarrollan a través de tres décadas.
Si algo parece transmitir el cine de Antonio Campos es el interés de este cineasta neoyorquino de ascendencia brasileña por la violencia, sus formas y motivaciones. Estamos ante un relato típico del gótico sureño sobre la ignorancia, el pecado, la culpa, la redención y el fundamentalismo religioso dentro de una comunidad cerrada de hillbillies que en una coctelera infernal mezcla predicadores abyectos, paranoicos y abusadores, una pareja de serial killers, un sheriff corrupto, acosos escolares y dramas familiares que parecen heredarse genéticamente, elementos que abonan perfectamente el terreno para que el director pueda explayarse. Con una pausada voz en off que tiene al propio novelista como narrador, El diablo a todas horas abarca un periodo de tiempo que va desde la Segunda Guerra Mundial hasta la Guerra de Vietnam a mediados de los años 60 en dos poblaciones distintas, una perteneciente a Virginia y otra a Ohio. Con un prestigioso elenco y una excelente composición visual, Campos acierta intercalando historias de personajes que se cruzan como una maldición, y tomando al joven huérfano Arvin como eje de la función y que se verá arrastrado por un camino de crímenes, venganza y perdición.
Con un potente diseño de producción y una
admirable reconstrucción de épocas, Campos construye un andamiaje narrativo
entre personajes que se cruzan e interrelacionan en algún tramo del metraje,
derivando en un ejercicio de estilo rodado con profesionalidad que exige al
espectador dejar suspendida la credibilidad y que no consigue arañar en los
sentimientos de forma emotiva. El diablo a todas horas es un film noir muy pegado
a la obra literaria en donde las explosiones de violencia son fogonazos casi
purificadores en un ambiente podrido de degradación moral, que fluye del
destino trágico que persigue a varias generaciones de una misma familia con un
extenso catálogo de macabras atrocidades: violaciones y abusos machistas,
suicidios y asesinatos a sangre fría que componen el ritual cotidiano de una
sociedad de psicópatas que se aprovechan de la inocencia y la ignorancia y que
están carcomidos por la esencia absoluta del Mal. Estamos ante una película que destaca más
por el esfuerzo interpretativo del espléndido reparto y por la exquisita labor
técnica que por la introspección psicológica de la galería de extraños y
abominables personajes.