El detective analógico
CAMINANDO
ENTRE LAS TUMBAS êêê
DIRECTOR: SCOTT FRANK.
INTÉRPRETES: LIAM NEESON, DAN
STEVENS, MARINA SQUERCIATI, SEBASTIAN ROCHÉ, BOY HOLBROOK, DAVID HARBOUR.
GÉNERO: THRILLER /EE. UU. / 2014 DURACIÓN: 114MINUTOS.
Hace unos años tuve la oportunidad de ver
una película independiente titulada Lookout (2007), film dirigido por un
tal Scott Frank y que supuso su
ópera prima. Supe de él que había trabajado sobre todo de guionista y dirigido
algunos capítulos para series de televisión, y me interesé porque su nombre me
sonaba de algunos títulos de crédito pero no era capaz de relacionarlo con
ningún título. Fue entonces cuando apareció su nombre como guionista de la
magnífica Minority Report (Steven Spielberg, 2002), e incluso había
obtenido una nominación como Mejor Guionista por el libreto de la resultona Un
romance peligroso (Steven Soderbergh, 1998). El caso es que Lookout
resultó un entretenido thriller protagonizado por Joseph Gordon-Levitt dando
vida a una joven estrella del deporte estudiantil que tras sufrir un accidente
es reclutado por una banda de delincuentes, que supuso el reconocimiento para
Frank en el Independent Spirit Awards en donde se alzó con el Premio a la Mejor
Ópera Prima.
El caso es que han pasado siete años desde
aquel debut y su segundo largometraje no me ha decepcionado. Caminando
entre las tumbas sigue a Matt
Scudder (Liam Neeson), un ex policía de Nueva York que trabaja como
detective sin licencia. Cuando un traficante de heroína, Kenny Kristo (Dan Stevens) requiere sus servicios para dar caza a
los tipos que secuestraron y asesinaron brutalmente a su esposa, descubrirá que
no es la primera vez que esos hombres han cometido esa clase de crímenes. Es entonces
cuando decide recorrer las calles de Nueva York para investigar el caso antes
de que esos asesinos sin corazón ni conciencia vuelvan a matar.
Caminando
entre las tumbas es una adaptación del
best-seller homónimo del escritor norteamericano Lawrence Block, una oportunidad
de ver otra vez a Liam Neeson como un implacable action hero a pesar de sus 62
años cumplidos, y es que la veteranía le está sentando muy bien al actor
norirlandés que, eso sí, aquí encarna a un vengador más pausado y humano, un
detective analógico, a la vieja usanza, un tipo solitario afectado por un
pasado borrascoso debido a su afición por la botella. El detective Matt Scudder
es un viejo conocido del aficionado a la novela negra o policíaca, pero en el
cine sólo había tenido una aparición interpretado por Jeff Bridges en la
espléndida película de Hall Ashby Ocho millones de maneras de morir
(1986), aunque a partir de ahora y dependiendo del éxito de esta cinta iniciará
una nueva saga. Estamos ante un thriller
muy negro y tenebroso que no ahorra momentos de truculencia sórdida y atroz, un
film de densa atmósfera en donde la ternura del detective hacía un joven
indigente negro que quiere ser su ayudante contrasta con los salvajes
asesinatos investigados (las esposas de varios narcotraficantes son
secuestradas, asesinadas y descuartizadas y sus restos repartidos por
diferentes zonas de Nueva York), y en donde la pericia y el instinto del
detective irán marcando las pautas de una investigación con giros y retruécanos
en un contexto suburbano que enaltece la intriga.
Tengo la impresión, y esto es algo que se
repite muy a menudo, que una pequeña poda le hubiera sentado fantástico a la
función, pero sin ser demasiado quisquillosos, Scott Frank nos ofrece un sólido
relato noir que con las constantes
del cine de serie B confieren un tono pulp
a la acción y un halo de antihéroe a un protagonista marcado por los oscuros
designios de la existencia y que intentará redimirse de su pasado. Con un
competente reparto de secundarios, nada carece de interés y las subtramas
enriquecen el relato sin convertirse en
rémoras de la esencia narrativa, que serpentea por las calles de una Nueva York
amenazadora y de look muy setentero. La trama,
surgida de un guión sencillo y sin grandes lagunas, no aporta demasiados
elementos novedosos, y más allá del magnetismo de Liam Neeson, se ha cuidado
convenientemente a unos villanos sin que parezcan figuras de opereta, unos
asesinos que recorren la ciudad en furgoneta y que se muestran creíbles en sus
inexistentes límites morales y su fría e irónica perversidad. Caminando entre las tumbas es una
película digna que te engancha desde la inicial secuencia precréditos y
mantiene la tensión hasta el frenético clímax final, un film clásico de
detectives barnizado con una violencia sádica que ofrece a nuestro hastiado antihéroe,
sin mucho que perder, el ansiado oxígeno de la expiación.