Sin ser una serie que haya
dejado poso en mi saturado cerebro por lo que narra, esta producción de
Televisión española de nueve episodios ha servido al menos para que conozca a
algunas actrices (Myr Garrido, Claudia Traisac) que me eran totalmente
desconocidas como purista cinéfilo. Otra cosa es la pareja protagonista, Marta Etura y Eduardo Noriega, bien conocida por los críticos y el público en
general.
El argumento de la serie,
ambientada a finales de los años 40 en Madrid, sigue a Marta (Marta Etura) que tenía una vida prometedora cuando conoció a
Antonio (Daniel Grao) pero una
lealtad mal entendida trastocará sus vidas. Cuando Antonio cae enfermo, Marta
se ve obligada a ponerse a trabajar, exponiéndose a los celos de Rafael (Eduardo Noriega), las
murmuraciones del vecindario y la indignación de un marido humillado. La aparición
de una moderna y adinerada mujer de negocios dará a Marta una inesperada
oportunidad que le permitirá, quizá, salvar su propia supervivencia y la de su
hija, Elena (Claudia Traisac) y
encontrar por fin su lugar en el mundo.
Dirigida por Peris Romano e Iñaki
Peñafiel, y emitida en el año 2016 según la novela de Paloma
Sánchez-Garnica, la serie cuenta con un reparto aparentemente atractivo para el
espectador… que se verá siempre decepcionado porque no cumplen sus
expectativas, enfundados en personajes planos y perdidos en una historia que
navega entre el drama romántico y el noir sin mucha convicción, y que avanza a
paso de tortuga con subtramas que sólo sirven como rémora para la narración, de
la que emana un tufo feminista.
Algo que podemos considerar
correcto es la ambientación de los duros años de la posguerra española, tiempos
de miserias, cartillas de racionamiento, represalias, estraperlo y una moral
desvencijada derivada de un régimen que gobierna el país con mano de hierro y
que no se dejaba amilanar por el boicot internacional. El problema es que los
personajes no son creíbles (salvo tal vez a Daniel Grao), y Marta Etura raya a
un nivel muy bajo, con una interpretación afectada y un personaje sin carisma,
soso y que no despierta ninguna empatía. De Noriega mejor no hablar, son
escasísimas en las que le he visto brillar (Tesis o la reciente Perfectos
desconocidos) pero aquí firma uno de los peores papeles de su carrera. El
sórdido final queda muy abierto, abandonando esta miniserie al vacío más
absoluto.