sábado, 21 de diciembre de 2019

CRÍTICA: "HISTORIA DE UN MATRIMONIO" (Noah Baumbach, 2019)


El amor y el naufragio
HISTORIA DE UN MATRIMONIOêêê
DIRECTOR: Noah Baumbach.
INTÉRPRETES: Adam Driver, Scarlett Johansson, Laura Dern, Alan Alda, Azhy Robertson, Julie Hagerty.
GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 136 minutos / PAÍS: EE. UU. / AÑO: 2019

   
   Tengo poca afinidad por el cine de Noah Baumbach. Sólo Una historia de Brooklyn (2005), un relato sobre la crisis familiar que tiene lugar cuando se separan los padres, logró captar medianamente mi atención. El caso es que debutó allá por mediados de los 90 con un par de comedias románticas de las que casi nadie se acuerda y que estaban interpretadas por intérpretes entonces de moda como Annabella Sciorra y Eric Stoltz. Baumauch que estuvo  casado con la actriz Jennifer Jasin Leigh y que actualmente lo está con la actriz y directora Greta Gerwig (que también estrena la película Mujercitas), nos presenta ahora este drama inspirado precisamente en sus experiencias conyugales con Jason Leigh.

      
   Historia de un matrimonio nos presenta a Nicole (Scarlett Johansson) una actriz que dejó una prometedora carrera comercial para trabajar en la compañía teatral de su marido, Charly (Adam Driver), un director de teatro en pleno auge del que ahora se está divorciando. Con una química aplastante y un hijo en común, la historia de amor de esta pareja se romperá por completo, llegando que tener que recurrir incluso a los abogados  y tribunales para zanjar una vida en común llena de heridas abiertas.

    
   Entendemos la película en un plano biográfico y también como una historia sobre las constantes tan trilladas como universales del doloroso proceso por el que tienen que pasar los matrimonios cuando se divorcian, sobre todo si tienen hijos. Destrozos emocionales que pueden conllevar un gran estrés cierto deterioro psíquico. Un argumento que ya vimos expuesto en Kramer contra Kramer. Partiendo de la base de que lo que nos cuenta ya nos lo han contado otras veces, lo que queda son unas buenas interpretaciones de la pareja protagonista (Driver y Johansson) y de la abogada de Nicole, una Laura Dern, siempre con un punto de cinismo y maldad. Al inicio de la función, la pareja ya ha dado los primeros pasos para la separación, que debería haber sido –si esto fuera posible- amistosa. No será así porque cada uno de los cónyuges se arrojarán a la cara toda la basura emocional acumulada desde que se casaron. El engaño, el egoísmo, las traiciones, el narcisismo y un hijo que se convierte en el eje de una batalla en la que todos pierden. 

  
  Sabemos bien que la convivencia en pareja está atiborrada de cables de alta tensión, que la otra alternativa, la soledad, es un infierno de silencios y carencias sentimentales. Y efectivamente, Baumbach logra transmitir el desasosiego y desolación de dos vidas que se bifurcan por distintos cauces; los objetivos individuales y realización personal, la libertad de elección y de movimiento, el abismo de partir nuevamente de cero y la desesperanza de comprobar que, cuando se acaba el amor, lo que queda es la guerra. Buena película que basa todo su atractivo en la inteligencia y chispa de su línea de diálogos y en el competente trabajo del trío protagonista.  

lunes, 2 de diciembre de 2019

CRÍTICA: "EL IRLANDÉS" (Martin Scorsese, 2019)


Un peón de la mafia
EL IRLANDÉSêêêê
DIRECTOR: Martin Scorsese.
INTÉRPRETES: Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Harvey Keitel, Stephen Graham, Bobby Cannavale, Anna Paquin, Ray Romano.
GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 209 minutos / PAÍS: EE. UU. / AÑO: 2019

   
   Tras rodar en 2016 Silencio, un film menor en la filmografía de Martin Scorsese sobre la persecución que sufrieron los cristianos en el siglo XVII en Japón, el director italoamericano realizó el documental Rolling Thunder Revue: Bob Dylan Story by Martin Scorsese, que distribuida por Netflix sigue los pasos de Bob Dylan durante la gira que realizó entre los años 1975 y 1976. Tras ese primer contacto con Netflix, De Niro le comenta que la plataforma está interesada en producir El irlandés (160 millones de dólares), un proyecto largamente acariciado por el director con la intención de reunir a la vieja pandilla de actores que, historia ya del cine, tantos éxitos les han procurado a todos. La película es una adaptación del libro escrito por el abogado y periodista Charles Brandt titulado I Herad You Paint Houses, pergeñado a raíz de las confesiones del sicario de la mafia Frank Sheeran, colaborador y confidente del poderoso líder del sindicato de camioneros Jimmy Hoffa, al que confiesa haber asesinado arrojando así luz (o más tinieblas) sobre su desaparición en 1975, pues es algo que también confesaron haber hecho otros asesinos a sueldo de la mafia como Richard Kuklinski, conocido como “The Iceman”.


       Veterano de la Segunda Guerra Mundial, estafador y sicario de la Cosa Nostra que trabajó con algunos de los personajes más importantes del siglo XX, Frank Sheeran (Robert De Niro), conocido como “El irlandés”, descubre uno de los grandes misterios sin resolver de los Estados Unidos: la desaparición del legendario líder sindicalista Jimmy Hoffa (Al Pacino). El irlandés es un proceloso viaje por los turbios vericuetos del crimen organizado; sus mecanismos internos, sus conexiones con la política y sus rivalidades.


    Las confesiones de Frank Seeran a su abogado (Hay quien dice que el libro es un compendio rebosante de grandes mentiras) hay que cogerlas con pinzas, ya que muchos investigadores atribuyen el asesinato de Hoffa a otros autores e incluso que el asesinato de Joey Gallo, que también afirma haber cometido Sheeran, lo consumó en realidad Sonny Pinto. Aunque el escenario del crimen es el mismo, la marisquería de Little Italy “Unberto´s Clam House”. Si bien aquí lo que importa son los valores cinematográficos de la última criatura de Scorsese, y se hace necesario subrayar que el cineasta y su guionista Steven Zaillian han querido imprimir a esta nueva crónica criminal un realismo absorbente alejado de la pomposidad y el glamour de otros films del director como Uno de los nuestros o Casino. El espectador se sumerge en la vida de Frank Sheeran y en ese triángulo formado por su protector, el don Russell Bufalino (un superlativo Joe Pesci) y Jimmy Hoffa, el poderoso presidente del sindicato de transportistas, para quien trabaja como colaborador y matón convirtiéndose en su mano derecha y en su confidente. El irlandés nos muestra una visión tangible del crimen organizado desde dentro y sus lazos con la política; especialmente con el entorno de la familia Kennedy, a quien la mafia ayudó a ser presidente; o la ayuda monetaria que Hoffa donó a la campaña presidencial de Nixon, que posteriormente y en la cárcel condenado por soborno, le concedió el indulto. De hecho, Sheeran deja caer que el motivo principal del asesinato de Hoffa fue su amenaza de tirar de la manta contando la participación de la mafia en el magnicidio de J.F. Kennedy, que por cierto le benefició a él, pues su hermano Bobby Kennedy, fiscal general del estado, iba tras sus pasos para acusarle de usar el fondo de pensiones del sindicato para hacer negocios con la mafia.


   El hilo conductor de la película es Frank Sheeran, “El irlandés”, que pinta casas (un eufemismo que se utiliza para esa sangre que mancha las paredes) y que se encuentra postrado en una silla de ruedas en una residencia de ancianos porque su abogado consiguió que saliera de la cárcel debido a su edad y mala salud. Con una duración mastodóntica de tres horas y media, un deslumbrante diseño de producción y la digitalización de los personajes para rejuvenecer sus rostros (no tanto sus movimientos) dentro de una historia que comienza 40 años atrás, cuando se conocieron casualmente en una gasolinera el don Russ Bufalino y Sheeran, entonces un simple camionero que transportaba carne. Scorsese y Zaillian eligen el viaje en coche de Bufalino, Sheeran y sus respectivas esposas para asistir a la boda de la hija de Bufalino como estructura central narrativa, y convierte ese viaje y la residencia de ancianos en constantes puntos de retorno del relato.


   La historia transcurre de forma pausada, sobria, parsimoniosa y reflexiva, carente de la adrenalina de otras películas del realizador como Uno de los nuestros. Haciendo uso de travellings preciosistas marca de la casa y saltos temporales que recorren la vida criminal de Sheeran en sus diferentes edades, se va construyendo el armazón de una trama con fogonazos de violencia seca, falsas lealtades, traiciones, vidas familiares absolutamente devastadas (Peggy, la hija de Sheeran, le desprecia hasta el último día de su vida) y luchas de poder entre los diferentes clanes mafiosos y siempre teniendo como epicentro ese mítico y controvertido personaje llamado Jimmy Hoffa, al que oxígeno de forma espléndida Al Pacino, sobre todo en ese explosivo encuentro que mantiene con Tony Provenzano al que pide ayuda para volver a la cima del sindicato, lugar donde la mafia ya no le quiere. El irlandés es también una película de miradas; las de Peggy (Anna Paquin) entre el miedo y el desprecio hacia su padre; las de Bufalino, entendidas siempre como subrepticias e implacables órdenes. Lo más interesante de la película lo encontramos en las relaciones siempre tensionadas del trío protagonista, que se debaten entre la amistad y el recelo, el juego de poder y los intereses personales. Al final de la epopeya, vemos como un cura visita a Sheeran en los estertores ya de su vida. Al salir le pide que deje la puerta entreabierta (como le gustaba dormir a Jimmy), esperanto tal vez que por esa rendija entre un poco de luz en su alma condenada. El irlandés no es una obra maestra, pero se le parece mucho.


miércoles, 27 de noviembre de 2019

CRÍTICA: "ADIÓS" (Paco Cabezas, 2019)


Marcado por el destino
“ADIÓS” êêê
DIRECTOR: Paco Cabezas.
INTÉRPRETES: Mario Casas, Natalia de Molina, Ruth Díaz, Carlos Bardem, Vicente Romero, Mona Martínez.
GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 111 minutos / PAÍS: España / AÑO: 2019

   
  Conocía a Paco Cabezas a raíz del estreno de Carne de Neón (2010) película protagonizada por Mario Casas que tenía como base su cortometraje de igual título de 2005, un relato refrescante sobre el lumpen que contenía un humor muy negro. Más mediocre fue su siguiente film, Tokarev (2014) un thriller con un reparto encabezado por Nicolas Cage (actor que es ya un género en sí mismo) que tiene la venganza como eje narrativo. Cada vez más asentado en los Estados Unidos, en 2015 rueda Mr. Right, que contando con el concurso de Sam Rockwell y Anna Kendrick narra la historia de una mujer que se enamora de un hombre aparentemente perfecto pero que resulta ser un asesino a sueldo. Cabezas ha estado en los últimos años dirigiendo multitud de episodios para series televisivas estadounidenses de éxito y le ha llegado a decir no a Steven Spielberg para poder regresar a España y ponerse al frente de este proyecto escrito por el propio director junto a José Rodríguez y Carmen Jiménez.

    
   Adiós cuenta la historia de Juan (Mario Casas) un preso en situación de tercer grado y padre de familia que obtiene un permiso penitenciario para asistir a la comunión de su hija en Sevilla. Pero la muerte en accidente de la niña cuando viaja acompañado de su mujer, Trini (Natalia de Molina), destapará todo un entramado de narcotráfico y corrupción policial. El caso acaba en manos de Eli (Rith Díaz), una inspectora que tendrá que lidiar con los recelos de un sector de la policía y del padre de la pequeña, que quiere tomarse la justicia por su mano.


    El realizador sevillano vuelve al lugar que le vio nacer, y lo hace remarcando el perfil de un personaje maltratado por la vida en medio de un paisaje urbano marginal convertido en una ciénaga de corrupción, traiciones, mentiras, delincuencia, amistad y lazos de sangre. La muerte de la hija de Juan (espléndido Mario Casas salvo por su forzado acento andaluz) es la chispa que hace explotar un polvorín de violencia entre los diferentes clanes mafiosos y una trama de policías corruptos en un ambiente degradado y peligroso muy alejado de la postal turística, en donde la falta de escrúpulos y la moral desvencijada de los personajes hace naufragar cualquier esperanza entre trapicheos de drogas y ruina moral. El escenario de la acción, Las 3000 Viviendas de Sevilla (que actúa como un personaje más) es un microcosmos que se rige por sus propios códigos de honor y un respetado Consejo de Mayores, eso no evita que la delincuencia vomite su bilis y los narcos diriman sus diferencias a tiros. Paco Cabezas fusiona ese alarmante desgarro social con momentos de acción y escenas íntimas emocionales.

  
   En ocasiones, el director eleva el tono dramático hasta un nivel de grandilocuencia y se apoya en un potente diseño de producción aunque utiliza algunos recursos narrativos poco rigurosos. Sale airoso cuando refleja con pálpito el destino aciago del hombre que se sabe marcado por los lazos de sangre, la maldita pertenencia a un clan familiar que una vez caído en desgracia te acosa como un fantasma del pasado que regresa para hacer más funesto tu tránsito por la vida. La venganza se convierte en el último recurso del apestado, desencadenada por la muerte de una niña, su hija, flor de la pureza de un hombre que esperaba poco ya de su propia existencia salvo cuidar de que esa inocencia no se viera manchada. Cuando ya no tienes nada que perder, el infierno es sólo un oasis para el descanso. Adiós no llega a ser una película redonda debido fundamentalmente a que el guión abre excesivas batallas en las que nunca se profundiza, y la escasa garra en algunas escenas que lo piden a gritos.  

sábado, 16 de noviembre de 2019

"LAS ESTAFADORAS DE WALL STREET" (Lorene Scafaria, 2019)


Jennifer López y poco más
LAS ESTAFADORAS DE WALL STREETêê
(Lorene Scafaria, 2019)

  
   En la corta filmografía de Lorene Scafaria encontramos títulos como Buscando un amigo para el fin del mundo (2012) o Una madre imperfecta (2015), películas que no me dejaron ningún poso pero que cuentan, eso sí, con repartos de lujo que, supongo no tendrían en esos momentos otra cosa ofertas mejores en sus agendas.


    Las estafadoras de Wall Street nos presenta a Ramona (Jennifer López), Destiny (Constance Wu), Annabelle (Lili Reinhart) y Diamond (Cardi B), un grupo de strippers que se unen para estafar a sus clientes, ricos magnates de Wall Street. Cuando Elizabeth (Julia Stiles) una periodista del New York Magazine, comienza una investigación, ellas verán peligrar sus negocios, que también se verá afectado por la crisis financiera de 2008. Será entonces cuando tendrán que afianzar su lealtad por encima de la envidia y la avaricia.

   
   Inspirada en hechos reales a partir del artículo de Jessica Pressler publicado en el New York Magazine, Las estafadoras de Wall Street no acaba de funcionar como drama ni mucho menos como comedia, y es que el relato sobre un grupo de strippers que se ganan la vida bailando y prostituyéndose en un club nocturno frecuentado por yuppies de Wall Street a los que despluman para mejorar sus ganancias, nunca llega a conmoverme a pesar de la difícil situación personal de algunas de ellas. 


Para lograr sus objetivos, las estafadoras utilizan una droga de fabricación casera que mezcla un componente afrodisíaco con otro que deja anestesiado a los ejecutivos, y es en ese estado cuando aprovechan para asaltar sus tarjetas de crédito. Las denuncias de los estafados brillan por su ausencia en previsión del escándalo que supondría para sus parejas y empresas. Por supuesto el grupo de strippers es multirracial, como mandan los cánones del baboso buenrollismo en estos absurdos tiempos, y la historia resulta reiterativa tanto en las situaciones de los personajes  como en el trillado empoderamiento femenino que aquí puede ser discutible. En fin, un pobre acercamiento a las constantes temáticas del cine de Scorsese.


sábado, 9 de noviembre de 2019

CRÍTICA: "DOCTOR SUEÑO" (Mike Flanagan, 2019)


Regreso a Overlook
“DOCTOR SUEÑO” êêê
(Mike Flanagan, 2019)


     Especialista en el género de género de terror, en la filmografía de Mike Flanagan encontramos títulos tan olvidables como Ouija: El origen del mal (2016) precuela del zarrapastroso film de Still White Ouija (2014), pero también otras más aseadas como el thriller psicológico titulado El juego de Gerald (2017), que con un reparto encabezado por Carla Gugino y Bruce Greenwood nos presenta a un matrimonio que intenta revitalizar su relación con nuevos juegos sexuales. Para este cronista su película más lograda es Hush (2016), que con un ajustado metraje narra la historia de una escritora que se quedó sorda en su adolescencia y vive aislada en una casa del bosque en donde será acosada por un hombre enmascarado. Una cinta entretenida rodada sin efectismo y con gran sentido de la tensión.


    En Doctor Sueño, secuela de la mítica El resplandor (Stanley Kubrick, 1980) basada en la novela de Stephen King, y a la vez de la miniserie dirigida  por Mick Garris en 1997, que fue una especie de reboot del film de Kubrick, nos encontramos con Danny Torrance (Ewan McGregor) es ya un hombre adulto alcoholizado que vive atormentado con los sucesos que ocurrieron cuando tenía cinco años en el hotel Overlook. Ahora busca encontrar un poco de paz a pesar de vivir traumatizado por aquellos recuerdos de su infancia. Pronto conocerá a Abra (Kyliegh Curran) una valiente niña dotada de un poder extrasensorial. Abra reconocerá enseguida que Danny comparte su poder, y juntos tendrán que enfrentarse a la despiadada Rose la Chistera (Rebecca Ferguson) y a sus acólitos, un grupo de viajeros que se alimenta de los niños que asesinan y tienen el don de “el resplandor”.


    Tras ver Doctor Sueño, uno recuerda la eterna enemistad que surgió entre Stephen King y Stanley Kubrick por la adaptación cinematográfica que el director de Lolita realizó de la novela del escritor de Maine, que echaba pestes de esa visión, pero que el arriba firmante y millones de cinéfilos consideramos una obra maestra. Jack Torrance, a quien daba vida Jack Nicholson, murió congelado en el intrincado laberinto del hotel Overlook, pero a la pesadilla sobrevivió su hijo Danny, al que encontramos ahora con una vida tortuosa, alcoholizado y perdido. Flanagan infunde su sello personal a la función y resulta mucho más fiel al texto para alegría de King, recreando algunos de los pasajes que más huella dejaron en los fans de la novela; esencialmente los viajes espaciales y la conexión entre Rose la Chistera y la niña Abra.


    Hay cierta poesía emocional en el viaje de rehabilitación y expiación de Danny Torrance, convertido en el ángel de la guarda de esos ancianos de la residencia geriátrica que ven cómo su presencia ilumina su tránsito hacia la habitación del sueño eterno. Pero la amenaza está en esos viajeros, especie de neohippies circenses, comandados por la villana Rose y Papa Cuervo, que se alimentan del vapor de los niños que tienen el mismo don que Danny y Abra, un vapor que aumenta con el dolor cuando son asesinados. Asistimos a un enfrentamiento con armas en el bosque entre Danny, Billy (el buen samaritano que le ha dado cobijo y trabajo) y Abra contra los acólitos de Rose, que verán mermados sus efectivos. Más tarde la función nos traslada a un decrépito Overlook, que entre el moho y el óxido conserva su ancestral y misteriosa elegancia, para rendir tributo a El Resplandor con esas imágenes de un Danny niño pedaleando por la moqueta, la aparición de las niñas gemelas asesinadas, la puerta destrozada por el hacha de Jack, el laberinto… y aunque el clímax final, sempiterno enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal, está rodado con estrépito de una forma atropellada, no emborrona algunos logros del film, como esa primera media hora que capta a la perfección el contexto gélido y desgarrador de la novela.