viernes, 28 de marzo de 2014

CRÍTICA DE: "CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO"

Un entretenimiento de altura
CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO êêêê
DIRECTOR: ANTHONY RUSSO Y JOE RUSSO.
INTÉRPRETES: CHRIS EVANS, SEBASTIAN STAN, SAMUEL. L. JACKSON, SCARLETT JOHANSSON, ANTHONY MACKIE, ROBERT REDFORD.
GÉNERO: FANTÁSTICO / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 128 MINUTOS.   

     A este cronista estas traslaciones al cine de superhéroes del cómic como Superman, Spiderman o El Capitán América nunca le han inspirado demasiado aunque siempre han resultado idóneas para pasar un rato de evasión. Al menos, nunca me han emocionado del modo que sí lo ha hecho la trilogía sobre Batman protagonizada por Christian Bale y firmada por Christopher Nolan. Siendo sincero, Capitán América: El Primer Vengador (Joe Johnston, 2011) no me pareció un film tan desdeñable a pesar del relativo fracaso de público y de crítica, un artefacto pulp de aire nostálgico, con ritmo, situaciones realmente absurdas y un sugerente aroma retro inspirado en aquel cine ambientado en la Segunda Guerra Mundial. El caso es que los que ponen la pasta no han vuelto a contar con Johnston para esta secuela (se supone que una taquilla mundial de 366 millones de dólares no les pareció suficiente) y le han entregado el producción a los hermanos Anthony y Joe Russo (Bienvenidos a Colinwood, Tú, yo y ahora… Dupree), unos especialistas en comedia que por su currículum no generaron grandes expectativas en el aficionado. Sí lo hicieron los espectaculares tráilers del film, que condensan unas imágenes muy atractivas para los fans de estos artefactos.


      CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO se desarrolla  cronológicamente después de los devastadores acontecimientos acaecidos en Nueva York con los Vengadores. Esteve Rogers (Chris Evans), el legendario Capitán América, trabaja para Nick Fury (Samuel L. Jackson) y vive tranquilamente en Washington D. C. intentando adaptarse al mundo moderno desde su trabajo en la agencia de inteligencia S.H.I.E.L.D. Es precisamente cuando atacan a un colega de la agencia, que se ve envuelto en una trama de intrigas que representa una amenaza para el mundo. Con la ayuda de la Viuda Negra (Scarlett Johansson) y nuevos aliados como el Halcón (Anthony Mackie) y Sharon Carter (Emily VanCamp), alias el Agente 13. Lo que el Capitán América no sospecha es que su antiguo camarada, Bucky Barnes (Sebastian Stan), que presuntamente había muerto en combate en la primera entrega, ha vuelto del pasado convertido en un frío asesino conocido como el Soldado de Invierno.


      He de confesar que me ha sorprendido gratamente esta nueva entrega del más yanqui de los superhéroes, y una de las cosas que más me han sorprendido es que los cerebros de Marvel Estudios hayan sabido controlar el desbarajuste digital hasta hacerlo casi imperceptible. El resultado es un espectáculo impoluto de acción y espionaje a la antigua usanza, es elogiable cómo los Russo brothers han conseguido trasladar a la pantalla grande las aventuras imaginadas por Ed Brubaker en la serie de Capitán América titulada “El soldado de Invierno”, encadenando con solvencia unas set pieces de acción que tendrán su clímax en una secuencia de destrucción aérea bien planificada y visualmente impecable. Si todo el mundo espera con ansiedad Los vengadores 2: La era de Ultrón (que se estrenará en 2015) para señalarla como la mejor película Marvel de la historia, quizás sea hora de que se vayan replanteando esa hipótesis porque en lo que a mí respecta CAPITÁN AMÉRICA: SOLDADO DE INVIERNO es la mejor película de los estudios hasta la fecha, dudo mucho que esa esperada secuela de Los Vengadores pueda superarla; no estamos, ni mucho menos, ante una película marvelina de transición, sino en un punto y aparte en la carrera cinematográfica de un superhéroe que por fin ha encontrado su lugar en el sol.

      Indudablemente, la acción tiene gran relevancia en el film, dado el tipo de público al que va dirigido el invento, no obstante, el espectador medio quedará muy satisfecho con un argumento que nos acerca al thriller tecnológico de espías y que goza de un equilibrio estimulante entre la línea de diálogos, la acción, las justas gotas de humor, la tensión y el componente dramático.


        Es lógico que la madurez abandere a un personaje añejo y que los ecos de las novelas y películas de Jason Bourne, Jack Ryan y James Bond resuenen aquí de forma deliberada, pues por una vez y ojalá que sirva de precedente, un personaje de la franquicia trata de resolver de manera coherente amenazas terribles que afectan a la vida real (la seguridad nacional, las libertades civiles y la paz mundial), una amenaza que surge desde el mismo corazón de S.H.I.E.L.D., y quién mejor que este alma superpatriótica para evitar el caos en la era post-Snowden, sus poderes son muy rudimentarios y tras más de seis décadas criogenizado acaba de ser descongelado en un momento en que en sus país parecía tener claro su destino en el mundo, pero él sabe que la mayor amenaza para la libertad es el miedo. La trama, en la que también encontramos resonancias al thriller conspiranóico de los 70 (Los tres días del Cóndor) se aleja mucho en el tono y la ejecución de la primera entrega, presentándonos a un Capitán América más gris y humano en consonancia con el espíritu de los tiempos, el villano cuenta con un irresistible carisma y encanto y Chris Evans se encuentra cada vez más cómodo en un papel que le obliga a ubicarse en un mundo muy diferente al que dejó antes de ser congelado.



        ¿Qué precio tiene la libertad en un mundo donde los buenos son tan culpables de sembrar el terror como los malos? Esa es la pregunta clave que hará que Steve Rogers/Capitán América se pregunte a la vez ¿qué clase de paz han legado él y su generación a la nación? Un enigma doloroso para alguien que lleva las barras y estrellas hasta en su traje. Un film entretenidísimo, vertiginoso, de intachable factura técnica y gran frescura narrativa.

domingo, 23 de marzo de 2014

CRÍTICA DE: "EL GRAN HOTEL BUDAPEST"

Una comedia de lujo
EL GRAN HOTEL BUDAPEST êêêê
DIRECTOR: WES ANDERSON.
INTÉRPRETES: RALPH FIENNES, TONY REVOLORI, BILL MURRAY, SAOIRSE RONAN, WILLEM DAFOE, JUDE LAW, TILDA SWINTON.
GÉNERO: COMEDIA / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 99 MINUTOS.   


     He de confesar que, hasta ahora, nunca había sentido fascinación por el cine del norteamericano Wes Anderson, películas como Tennembauns: Una familia de genios (2001), que recuerdo como un film aburrido, reiterativo y con pretensiones ridículas en donde sólo sobresalía la figura de Gene Hackman, o la olvidable Academia Rushmore (1998), pésima comedia sobre la juventud y sus frustraciones con un Bill Murray no precisamente en una actuación memorable, no han dejado ninguna huella en mi memoria cinéfila. Ni acordarme quiero de Life Acuatic (2004), otra comedia armada con un guión vago, diálogos incongruentes y humor absurdo, una cargante extravagancia que no me hizo esbozar ni media sonrisa. Pero llegó un momento en que todas las neuronas del caótico cerebro de Anderson se vieron iluminadas con la efervescencia de la inspiración y la más radiante creatividad, fue así como pergeñó Fantástico Mr. Fox (2010), un excelente film de animación stop motion que se convirtió en su obra más abierta, emocionante y comunicativa, también en la más compleja y desternillante. A Anderson se le quiere o se le desprecia, de modo que este cronista estaba impaciente por asistir al estreno de su nueva película, y comprobar si aquella alentadora evolución se veía confirmada.


      EL GRAN HOTEL BUDAPEST nos traslada a 1985, cuando un escritor nos cuenta que en su juventud se alojó en un hotel medio destartalado al que le quedaban lejos sus años de gloria y que estaba situado en un pequeño país del este de Europa llamado Zubrowska. La película nos traslada entonces a la juventud de ese escritor  encarnado por Jude Law, al que vemos entablando una conversación con un señor mayor, Zero Mustafa (F. Murray Abraham), del que dicen es el dueño del lugar. Gracias a los recuerdos de Zero nos trasladamos a los años 30, la época de mayor esplendor del Gran Hotel Budapest, que entonces era visitado por la crème de crème, que podía deleitarse con el paisaje y los buenos servicios de su legendario conserje, Mr. Gustave (Ralph Fiennes), quien gracias a que cuenta con el aprecio de la ricachona Madame D (Tilda Swinton) regenta el hotel como si fuera suyo. Es en ese momento cuando un botones llamado Zero (Tony Revolori) comienza a trabajar en el hotel, y Mr. Gustave acaba convirtiéndose en su mentor. La paz del lugar se verá alterada cuando Madame D es asesinada, lo que despierta una verdadera guerra entre sus herederos por quedarse con sus posesiones, incluido un cuadro que le dejó a su querido conserje. A partir de entonces se desarrollará una intrigante trama en la que veremos desfilar a un sinfín de personajes.


      La duda queda despejada con la claridad de una mañana limpia de primavera: Wes Anderson progresa más que adecuadamente de forma notable. El director nacido en Houston, a pesar de su sempiterno catálogo de tics, vacía su nuevo juguete de ornamentos estéticos inútiles logrando una comedia maravillosa, elegante y por momentos sublime. Ahora el despliegue de barroquismo visual está integrado de  manera coherente dentro de un corpus argumental que a modo de muñeca rusa  esconde una historia dentro de mil historias, un juego de espejos divertidísimo y en el que su personaje bisagra (un espléndido Ralph Fiennes como no le veíamos en años) tendrá la llave de todos los secretos que se esconden tras las paredes de las vetustas alcobas de tan singular hotel. EL GRAN HOTEL BUDAPEST se eleva como un homenaje a una época olvidada y una forma de hacer cine que se perdió en la noche de los tiempos, en ella se dan cita la comedia clásica, el cine mudo, el cartoon el misterio a lo Agatha Christie e incluso el musical tradicional, convirtiendo a su autor en un fabulador atemporal, en un recuperador y conservador de la memoria histórica cinéfila, en el gran reivindicador de una forma de concebir el cine hoy laminada por las nuevas tecnologías. 


      Nos encontramos, amigo lector, ante una magnífica y original comedia coral rebosante de finísimo humor y tierna melancolía, que juega con el color, los reflejos, las luces y sombras para componer un sorprendente y bellísimo fresco por donde desfilan una galería de actores de enorme talento, una sinfonía interpretativa deliciosa que te hace disfrutar del viejo aroma, el misterio y la magia del cine.


        Me preocupa que la película no llegue al gran público y que se vea marginada por muchos exhibidores, sería una pena porque se perderían una obra luminosa y decisiva en su vertiente narrativa y estilística, con una potente dirección artística que saca partido a todo el elenco (además de un Ralph Fiennes pluscuamperfecto, por ahí andan un Willem Dafoe y un Bill Murray insuperables y Tony Revolori como gran revelación), con una formidable labor de montaje, una banda sonora primorosa y un ritmo endiablado. No hay momentos para el despiste, todo está en su sitio y la maquinaria funciona como un reloj suizo dentro de un relato de corte policial que emocionará a los más nostálgicos, a las generaciones que vivieron el cine en su esplendor ancestral y erigieron su bagaje cultural bebiendo de los más grandes e insignes intelectuales y artistas de una Europa irrepetible, un continente que ahora vaga por la más desaliñada, torva y obscena mendicidad intelectual.



        Con EL GRAN HOTEL BUDAPEST, Wes Anderson  se ha ganado mi corazón y mi complicidad, una cinta que redescubre la fascinación por la Europa de Entreguerras y que en palabras de Mr. Gustave en el film “representa un rayo de civilización en la barbarie que es la humanidad”, palabras en las que resuenan los ecos de una época fastuosa que se perdió para siempre.

domingo, 16 de marzo de 2014

CRÍTICA DE: "8 APELLIDOS VASCOS"

Entre Kortatu y Los del Río lo que queda es un español hortera
8 APELLIDOS VASCOS êê
DIRECTOR: EMILIO MARTÍNEZ LÁZARO.
INTÉRPRETES: DANI ROVIRA, CLARA LAGO, KARRA ELEJALDE, CARMEN MACHI, ALFONSO SÁNCHEZ, ALBERTO LÓPEZ.
GÉNERO: COMEDIA / ESPAÑA / 2014  DURACIÓN:  98 MINUTOS.   

      El veterano Emilio Martínez Lázaro (Madrid, 1945) nos presenta una nueva comedia, y la verdad es que revisionando algunos de sus primeros trabajos uno puede tener la impresión de que son vestigios de otro tiempo por lo mal que han envejecido -Las palabras de Max (1978), Lulú de noche (1985), El juego más divertido (1990)- algo que me ocurre también con algunos de sus films más recientes como Las 13 rosas (2007), una película carente de verdad y emoción a pesar de los dramáticos subrayados musicales. El cine de este respetable director no me ha interesado nunca mucho, y si tuviera que seleccionar una película dentro de su filmografía me inclinaría por El otro lado de la cama (2000) divertido film que mezclaba con gracia la comedia romántica y el musical. Tampoco resulta desdeñable Carreteras secundarias (1997), un film a modo de road movie en el que seguimos a un padre y un hijo en un viaje de conocimiento mutuo, comprensión y corrosiva melancólica.


      8 APELLIDOS VASCOS nos presenta a Amaia (Clara Lago) una joven vasca de la Euskadi profunda que viaja a Sevilla a la despedida de soltera de una amiga. Allí, sus amigas la obligan a vestirse de sevillana para acudir a una fiesta en la que actúa un humorista, Rafa (Dani Rovira), que se dedica a contar chistes sobre los vascos imitando su acento, cuestión que indigna a Amaia, la primera mujer que se resiste a sus encantos. A pesar de que discuten, pasan la noche juntos, aunque no sucede nada. Rafa se levanta por la mañana locamente enamorado, pero Amaia se marcha a su pueblo dejándose el bolso en casa de Rafa. Ni corto ni perezoso, Rafa viaja hasta el pueblo de Amaia más para confesarle su amor que para devolverle el bolso, aunque después de un desengaño lo que menos le apetece a ella es iniciar un romance con un andaluz. Además, está el padre de Amaia, Koldo (Karra Elejalde), que exige que quien se case con su hija debe ser un vasco euskaldún con al menos 8 apellidos vascos, y como Rafa imita muy bien el acento vasco, se hace pasar por un líder abertzale de la kale borroka, todo por conseguir el amor de Amaia, una empresa para la que contará con la ayuda de una extremeña, Merche (Carmen Machi), que se hará pasar por su madre.


      
      La película tendrá su público, pero a este cronista todos esos gags y chiste sobre las diferencias históricas, culturales, sociales y folclóricas que separan a las distintas comunidades históricas de España nunca me han hecho mucha gracia, por su falta de imaginación, vulgaridad y zafiedad siempre me han recordado los manidos chistes sobre el inglés, el francés y el español… Pero es evidente que de cualquier cosa se puede hacer un chiste y montar una película. 8 APELLIDOS VASCOS se ofrece a pocos análisis, le sobran tópicos y le falta creatividad, frescura y elementos sorpresivos que rescaten al relato del típico enredo cañí con la lucha entre sexos y los contrastes territoriales como fondo y trasfondo, temas de muy poco recorrido de no ser porque algún representante garrulo de algunas de las comunidades caricaturizadas se dé por aludido, algo que no creo posible si en verdad en estos últimos años este jodido país ha alcanzado un poquito de madurez y universalidad.


      Martínez Lázaro, para el que incluso ha sido una sorpresa que le eligieran para rodar este guión mascado, tiene el suficiente oficio y amplitud de miras como para saber que está ante un artefacto intrascendente, por lo que nunca llega a herir sensibilidades, de ahí su tierna y tibia mirada sobre un encadenado de situaciones absurdas, en donde brilla un Dani Rovira en el rol de señorito hortera sevillano, engominado, con jersey a la espalda y anudado en el pecho; una Clara Lago en el papel de chica dura del norte con clavel en la cabeza y el flequillo como si le hubiera dado un bocado un burro; y un Karra Elejalde como el ideal borde del padre vasco cuadriculado que se rige por los designios del RH.


        El film no inventa la pólvora, y queda claro que es el elenco el que mantiene a flote el invento (con una Carmen Machi que aprovecha los minutos de que dispone), un relato que se sabe cutre y de ahí el gancho que pueda tener en la taquilla, con un público entregado para reírse de convencionalismos, estereotipos y temas que aún hoy pueden  resultar tabú, y aunque las mayores diferencias entre esos dos pueblos (el andaluz y el vasco) las podemos encontrar en la cultura, la lengua, el clima y el humor, sólo un tonto reduccionista puede negar que todos los pueblos de España comparten un una esperanza y un destino común. Todavía tengo que reflexionar sobre qué hace distinta a esta comedia de todas aquellas del subdesarrollo protagonizadas por Martínez Soria o Alfredo Landa, cintas con guiones muy limitados, rebosantes de trilladísimos tópicos y caricaturas ¿Tenemos ahora menos prejuicios?


        Que la película debe tener su punto, lo noto en las contagiosas risas de los que me acompañan en la sesión, que Dani Rovira es el principal elemento cómico de la función,  está fuera de toda duda, que dependiendo del éxito vamos a tener a un andaluz viajando a Cataluña, no me cabe ninguna duda.

         

lunes, 10 de marzo de 2014

CRÍTICA DE: "300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO"

Morir de pie abrazando la Gloria
300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO êêê
DIRECTOR: NOAM MURRO.
INTÉRPRETES: SULLIVAN STAPLETON, EVA GREEN, RODRIGO SANTORO, LENA HEADY, JACK O´CONNELL
GÉNERO: ACCIÓN-HISTÓRICO / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 102 MINUTOS.   

     Si existía  una película de la que los aficionados (sobre todo masculinos) al cine de acción, histórico o de aventuras estaban deseando que se realizara una precuela o secuela, esa era sin duda 300, la película que el visionario Zack Snyder nos presento en 2006 basada en la novela gráfica de Frank Miller sobre la famosa batalla de las Termópilas. Una película que arrasó como con la fuerza de un torrente en el imaginario colectivo como ninguna otra de temática similar lo había hecho hasta aquel entonces (Troya, El reino de los cielos, Alejandro Magno), algo que era fácil prever tras un simple análisis: la valentía de un puñado de aguerridos espartanos frente al colosal imperio persa que dotaba a la aventura de un carácter épico y dramático, la visceralidad de las secuencias de peleas y batallas, una estética visual deslumbrante como marco de una violencia estilizada y sangrienta, montañas de testosterona y anabolizantes, y un final trágico y dulcemente redentor que convertiría a sus víctimas en mártires fueron las claves de que esa película marcara un punto de inflexión con todo lo visto anteriormente y reventara las taquillas dejando a millones de espectadores con los ojos como platos. Por supuesto, a mí me encantó toda aquella coreografía operística de polvo, sudor, sangre y muerte que llevaba por título el número de soldados que murieron en la mencionada batalla por la libertad de su pueblo. 


      Pero puede que yo sólo sea un defensor de las causas perdidas al que le provoca una fascinación hipnótica la figura del antihéroe, del perdedor, de los rebeldes con y sin causa, de los mártires que buscan la gloria con el eco inmanente de sus hazañas, o puede que esté convencido de que serán finalmente esos perdedores quienes reescribirán la historia en un mundo donde ya sólo importa la supervivencia. Dirigida por el israelí Noam Murro, 300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO nos narra cómo después de su victoria sobre los 300 soldados del rey Leónidas, la armada persa, bajo el mando del emperador Jerjes (Rodrigo Santoro), del que dicen que es un mortal convertido en dios, marcha a través de las ciudades-estado griegas más importantes del Imperio. La primera ciudad a la que llegan es Atenas, cuya fuerza se encuentra sobre todo en su flota, liderada por el general griego Temístocles (Sullivan Stapleton). La intención de Temístocles es la de unificar toda Grecia, pero se verá obligado a enfrentarse a las poderosas tropas persas de Jerjes y de Artemisa (Eva Green), la vengativa comandante persa de origen griego, que quiere destrozar toda la flota griega.


      ¡La compro! No llega, ni mucho menos, al nivel rutilante y arrollador de la película original ni Sullivan Stapleton puede presumir del carisma y magnetismo de Gerard Butler y lógicamente el factor sorpresa se ha evaporado… y aun así estamos ante un entretenimiento visualmente muy sugestivo, con la grata sorpresa de una pérfida Eva Green como lo mejor de la función (que además posee los pechos más hermosos de Hollywood). Debido al retraso de la publicación del cómic “Jerjes” de Frank Miller, en donde se basa esta nueva entrega, los guionistas han preferido no esperar  a que éste terminara su trabajo, y la verdad que el mayor problema no está en la prosística de un relato que uno puede digerir como una aventura más de ecos verídicos muy dispersos en esa larga cadena de episodios que enfrentaron a los anabolizados e infatigables griegos contra los barrocos, góticos y emperifollados persas; el problema viene dado por el abuso de tecnología infográfica cuando se tiene la oportunidad de dar otra dimensión más realista a la acción utilizando algunos escenarios naturales.


      El retraso en este nuevo capítulo hace más apetecible la apuesta para ese ansioso aficionado que sólo busca un rato de evasión con un producto lúdico sin contemplaciones, en donde la ultraviolencia campa a sus aires con aspersores de hemoglobina y descuartizamientos, aunque nunca llega a transmitir las emociones poéticas ni las resonancias épicas de la película original.


        300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO se nos presenta como un film más frío, distante y oscuro que su antecesor, en donde encaja bien ese puente argumental que nos narra los sucesos que ocurrieron antes o de forma paralela a 300 (el origen de Jerjes, la batallas de Maratón, Artemisio y Salamina) y cómo un Jerjes manipulado por Artemisa y herido por la muerte de su padre, el rey Darío al que Temístocles mata de un flechazo, clama por una venganza insaciable y exterminadora. La verdad es que Eva Green infunde miedo, la actriz francesa luce una sensualidad venenosa a modo de hidra letal y enciende la pantalla con su rencor, su mirada feroz y su impronta temeraria. El espectador advertirá que esta continuación es más violenta, también que sus aspiraciones de narrativa épica están más contenidas y su acción es más previsible, trabada en su búsqueda de alguna escena memorable que nunca llega y haciendo uso de una reiteración excesiva del slow motion (cámara lenta). Una película muy atractiva para una generación para la que la imagen lo es todo.



        Digámoslo ya, estamos ante un film que no engaña a nadie, la complejidad sólo está en la recreación puramente digital  y la abundancia de croma para un relato de tintes históricos cargado de testiculína y esteroides, diálogos con frases lapidarias y lírica cuartelera, y como siempre, poco importa la rigurosidad del discurso histórico, sólo el espectáculo; la sangre llamando a la sangre y la muerte llamando a la muerte. 

lunes, 3 de marzo de 2014

55 PELÍCULAS FRANCESAS QUE ME LLEVARÍA A UNA ISLA DESIERTA

1- LA EVASIÓN (LE TROU, JACQUES BECKER, 1960)

2- EL MUELLE (LA JETÉE, CHRIS MARKER, 1962)

3- UN CONDENADO A MUERTE SE HA ESCAPADO (UN CODAMNÉ À MORT S ÉST ÉCHAPPÉ, ROBERT BRESSON, 1956)
4- LOS CUATROCIENTOS GOLPES (LES 400 COUPS, FRANÇOIS TRUFFAUT, 1959)
5- NOCHE Y NIEBLA (NUIT E BROUILLARD, ALAIN RESNAIS, 1955)
6- LA PASIÓN DE JUANA DE ARCO (LA PASSION DE JEANNE D´ARC, CARL THEODOR DREYER,1928)
7- LA REGLA DEL JUEGO (LA RÈGLE DU JEU, JEAN RENOIR, 1939)
8- EL SALARIO DEL MIEDO (LE SALAIRE DE LA PEUR, H.G. CLOUZOT, 1953)
9- RIFIFI (DU RIFIFI CHEZ LES HOMMES, JULES DASSIN, 1955)
10- LOS NIÑOS DEL PARAISO LES ENFANTS DU PARADIS, MARCEL CARNÉ, 1945)
11- L´ATALANTE (JEAN VIGO, 1934)
12- SHOAH (CLAUDE LANZMANN, 1985)
13- NAPOLEÓN (ABEL GANCE, 1927)
15- MI TÍO (MON ONCLE, JACQUES TATI, 1958)
16- EL SILENCIO DE UN HOMBRE (LE SAMOURAÏ, JEAN-PIERRE MELVILLE, 1967)
17- AL FINAL DE LA ESCAPADA (A BOUT SOUFFLE, JEAN-LUC GODARD, 1960)
18- LAS DIABÓLICAS (LES DIABOLIQUES, H.G. CLOUZOT, 1955)
19- CÍRCULO ROJO (LE CERCLE ROUGE, JEAN-PIERRE MELVILLE, 1970)
20- JULES Y JIM (JULES ET JIM, FRANÇOIS TRUFFAUT, 1961)
21- EL QUIMÉRICO INQUILINO (LE LOCATAIRE, ROMAN POLANSKI, 1976)
22- DOS HOMBRES EN LA CIUDAD (DEUX HOMMES DANS LA VILLE, JOSE GIOVANNI, 1973)
23- EL CARNICERO (LE BOUCHER, CLAUDE CHABROL, 1970)
24- EL FUEGO FATUO (LE FEU FOLLET, LOUIS MALLE, 1963)
26- UN PROFETA (UN PROPHÈTE, JACQUES AUDIARD, 2009)
27- A PLENO SOL (PLEIN SOLEIL, RENÉ CLÉMENT, 1960)
28- GRAN JUGADA EN LA COSTA AZUL, MÉLODIE EN SOUS-SOL. HENRI VERNEUIL, 1963)
29- LA VIDA ADÉLE (LA VIE D´ADELE, ABDELLATIF KECHICHE, 2013)
30- LA MUJER DEL AVIADOR (LA FEMME DE L´AVIATEUR, ERIC ROHMER, 1981)
31- LOS JUNCOS SALVAJES (LEX ROSEAUX SAUVAGES, ANDRÉ TÉCHINÉ, 1994)
32- EL ODIO (LA HAINE, MATHIEU KASSOVITZ, 1995)
33- LEY 627 (L. 627, BERTRAND TAVERNIER, 1992)
34- LOS OJOS SIN ROSTRO (LES YEUX SANS VISAGE, GEORGES FRANJU, 1960)
35- BELLA DE DÍA (BELLE DE JOUR, LUIS BUÑUEL, 1967)
36- CÓDIGO DESCONOCIDO (CODE INCONNU, MICHAEL HANEKE, 2000)
37- EL QUINTO ELEMENTO (LE CINQUIÈME ÉLÉMENT, LUC BESSON 1997)
38- DELICATESSEN (JEAN-PIERRE JEUNET, MAR CARO, 1991)
39- LA CARNAZA (L´APPAT, BERTRAND TAVERNIER, 1995)
40- AMELIE (LE FABULEUX DESTIN D´AMELIE POULAN, JEAN-PIERRE JEUNET, 2001)
41- EL PACTO DE LOS LOBOS (LE PACTE DES LOUPS, CHRISTOPHE GANS, 2001)
42- IRREVERSIBLE (IRRÉVERSIBLE, GASPAR NOE, 2002)
43- LA DIVA (DIVA, JEAN-JACQUES BENEIX, 1981)
44- TRES COLORES: ROJO (TROIS COULEURS: ROUGE, KRZYSZTOF KIESLOWSKI, 1994)
45- CACHE (CACHÉ, MICHAEL HANEKE, 2005)
46- ASCENSOR PARA EL CADALSO (ASCENSEUR POUR L´ECHAFAUD, LOUIS MALLE, 1957)
47- VENGANZA (TAKEN, PIERRE MOREL, 2008)
48- MARTYRS (PASCAL LAUGIER, 2008)
49- ALTA TENSIÓN (HAUTE TENSION, ALEXANDRE AJA, 2003)
50- ENTER THE VOID (GASPAR NOE, 2009)
51- NO SE LO DIGAS A NADIE (NO LE DIS A PERSONNE, GUILLAUME CANET, 2006)
52- DEJAD DE QUERERME (DEUX JOURS ÁTEUR, JEAN BECKER, 2008)
53- EL EMPLEO DEL TIEMPO (L´EMPLOI DU TEMPS, LAURENT CANTET, 2001)
54- ASUNTOS PENDIENTES (36, QUAIDES ORFÈVRES, OLIVIER MARCHAL, 2004)
55- EL ÚLTIMO METRO (LE DERNIER MÈTRO, FRANÇOIS TRUFFAUT, 1980)