Qué buenos samaritanos son los americanos
MONUMENTS MEN ê
DIRECTOR: GEORGE CLOONEY.
INTÉRPRETES: GEORGE CLOONEY, MATT DAMON, BILL MURRAY, JOHN
GOODMAN, CATE BLANCHETT, BOB BALABAN, JEAN DUJARDIN.
GÉNERO:
CIENCIA-FICCIÓN / EE. UU. / 2014 DURACIÓN: 118 MINUTOS.
Resulta interesante la carrera como
director del actor George Clooney
(Lexington, Kentucky, 1961), un periplo que se inició en 2002 con la
mínimamente curiosa Confesiones de una mente peligrosa, film que mezclaba no
siempre de manera eficaz el drama y la comedia y que nos narraba la historia
real de Chuck Barris, un famoso empresario del mundo del espectáculo con una
doble vida: productor de televisión de día, asesino de la CIA por la noche. En
2005 vio su estreno la que es para mí la mejor película de su corta filmografía
hasta la fecha, Buenas noches y buena suerte, un film magnífico basado en
hechos reales que nos cuenta el enfrentamiento que mantuvieron el famoso periodista
de la CBS Edward R. Murrow y su productor Fred Friendly contra el senador
Joseph McCarthy, acontecimiento que determinó
el fin de la llamada “caza de brujas”. No me gustó nada Ella
es el partido (2008), romance y fútbol americano para una comedia insulsa
que no aporta nada. Pero Clooney volvió a subir el listón con Los
idus de marzo (2011), adaptación de la obra teatral de Beau Willimon
que narra la historia de un joven idealista que al trabajar para un prometedor
candidato se dará cuenta de hasta donde se puede llegar en el sucio juego
político.
Como el
ciclotímico autor nos viene entregando una de cal y una de arena, no sé por qué
intuía que ahora tocaba aburrirse. A Clooney le gusta llevar al cine historias
basadas, aunque sea muy libremente, en hechos reales, en esta ocasión ha
elegido un asunto que nos sitúa a finales de la II Guerra Mundial, cuando un
selecto grupo de historiadores, directores de museos y expertos en arte, tanto
británicos cono norteamericanos, se les encomienda la importante y peligrosa
misión de recuperar las obras de arte robadas por los nazis durante la segunda
gran guerra para devolvérselas a sus legítimos propietarios. Era una misión
imposible: las obras estaban muy bien custodiadas y el ejército alemán tenía
órdenes de destruirlas en cuanto el Reich cayera. Pero aquellos hombres, los
Monuments Men, comandados por el director de museo George Stout (George Clooney), el restaurador de murales James Granger (Matt Damon), el
arquitecto Richard Campbell (Bill
Murray), el escultor Walter Garfield
(John Goodman), el oficial francés Clermont
(Jean Djardin) y el director de teatro Preston
Savitz (Bob Balaban), arriesgarán sus vidas en una carrera contrarreloj
para evitar la destrucción de miles de años de cultura de la humanidad. En que
la misión tenga éxito va tener mucho que ver la información que les facilite Claire Simone (Cate Blanchett), una
secretaria francesa de los jerarcas nazis.
En la onda de
aquellas películas bélicas de los años 60, Clooney ha pergeñado MONUMENTS
MEN como un entretenimiento banal, con escasos momentos de tensión, sin
apenas elementos para el análisis y secuencias para la galería poco creíbles.
La cinta cuenta con un buen diseño de producción, pero el montaje se me antoja
torpe, dejando algunas situaciones colgando del limbo. Es de agradecer su
carácter coral, pues vemos desfilar a un puñado de competentes actores que sin
apenas esfuerzo mantienen en el espectador un mínimo interés por la odisea
bélica de aquellos encargados de rescatar, catalogar y preservar las obras de
arte robadas por los nazis en los diversos países ocupados. Un tesoro que, se
hace necesario recordar, los nazis hacían desaparecer en su retirada con su
política de tierra quemada. La idea puede resultar simpática, tanto como su
interés por transitar los territorios que ya surcaron films como Un
puente lejano, Doce del patíbulo o Ha
llegado el Águila. El problema es que todos esos films, u otros como Los
violentos de Kelly, resultan más conseguidos en su vertiente de puro
entretenimiento.
George Clooney, el demócrata, el actor
y director comprometido, busca casi siempre un resquicio para situar al artista
como elemento fundamental en el devenir de los acontecimientos sociopolíticos,
así, en su nueva apuesta, no se conforma con poner énfasis en el valor y la
camaradería, también en el carácter casi mesiánico de una misión providencial
para la historia.
Todas las
buenas intenciones del director se ven penalizadas por un guión flojo, sin
garra, en el que hasta los toques irónicos (el escultor y el francés acosados
por un francotirador, el restaurador que pisa una mina) se nos aparecen como
sueltos ridículos de una película de Marty Feldman. MONUMENTS MEN es una
película ligera, jamás logra tomar altura, lo que resulta doloroso teniendo en
cuenta el nivel del reparto y el manejo de un presupuesto nada desdeñable,
nunca logra definir su meta y Clooney parece empeñado en que su último invento
pueda ser disfrutado por un amplio espectro del público. Presunción errática e
imposible. Lo peor es que el film cae en lo que más odia su director: la
pretenciosidad, pues queda claro que algunas de sus anteriores obras nos
ofrecieron mucho más con menos pompa.
Seamos serios, todos sabemos que muchos grandes museos –no digamos ya particulares-
están erigidos sobre la terrible certeza de que muchas de sus obras han sido
expoliadas aprovechando el caos de las dos grandes guerras y otras de carácter
civil, faltan muchas del denominado por los nazis “arte degenerado” (ya saben,
Picasso, Klee, Munch, Chagall) que los nazis quemaron en su retirada, pero
¿cuál es la procedencia real de muchas de las obras que cuelgan o se exponen en
los más prestigiosos museos del mundo? Clooney ha realizado una película muy
diplomática por no decir hipócrita, que no funciona en ninguno de los géneros
por donde transita y a la que pone el punto final una impoluta bandera
norteamericana que siempre es una buena excusa para tapar todas las vergüenzas.