Surgida a raíz de un corto que Sean Ellis realizó en el año 2004, Cashback
se encuentra entre lo más granado del director británico hasta la fecha junto a
Metro
Manila (2013). Representó su ópera prima y una brisa fresca en el
panorama cinematográfico de aquellos años, pero su última película Operación
Anthropoid (2016) que narra el atentado en 1942 del General de las SS
Reinhard Heidrich en Praga, sin ser despreciable, no ha logrado seducirme.
Cashback sigue a Ben
Willis (Sean Biggerstaff) un estudiante de bellas artes que sufre
insomnio desde que su novia le dejó.
Para sobrellevar la vigilia, comienza a trabajar en el turno de noche de
un supermercado del barrio. Aquí conocerá a la gente más variopinta que ha
desarrollado su propia manera de hacer frente al aburrimiento de ocho horas de
turno. Ben se imagina a sí mismo congelando el tiempo y así poder apreciar la
belleza de un mundo en su quietud con la gente dentro. Y se fija especialmente
en Sharon (Emilia Fox) la callada
cajera que quizás guarde el secreto para resolver su problema de insomnio.
Ni mucho menos es una película erótica
aunque la función está rebosante de desnudos, y hoy está considerada por muchos
aficionados una película de culto. Cashback se apoya como hilo
conductor en la mirada (a veces retrospectiva) y la voz en off del protagonista
para darnos a conocer sus pensamientos, ilusiones, desencantos, desvelos y su
visión del mundo. No sólo en su etapa actual, también y con el recurso del
flash back haciendo al espectador partícipe, de sus más indelebles recuerdos.
Ben (superlativo Sean Biggerstaff) es un romántico con alma de perdedor que no
puede superar la ruptura sentimental con su novia Suzy, un trauma que le impide
conciliar el sueño. Es un gran dibujante, y sabemos que tarde o temprano le
llegará la oportunidad de su vida, pero de nada le sirve si no llena antes el
vacío de su corazón. Cashback es una elegante e inteligente
comedia que atrapa por el modo en que Ellis nos cuenta la historia más que por
lo que realmente cuenta: la vida de un joven universitario enamoradizo con la
fiebre de la edad y la herida del amor abierta.
Con el aliciente de un abanico de desnudos
de chicas hermosas de las que el estudiante de bellas artes intenta captar e
inmortalizar su aura de forma tan artística como poética, el relato condensa y
fusiona de manera virtuosa la comedia y el romance para desarrollar una
historia preciosa en su sencillez, siempre acompañada de una excelente banda
sonora y un nivel técnico deslumbrante. Todo
para componer una exquisita melodía sobre las etapas del amor, con sus desengaños
y momentos de felicidad, de los mecanismos de atracción y seducción que
conforman la magia de los códigos sentimentales.