Un thriller interesante pero sin alma
EL NIÑO êêê
DIRECTOR: DANIEL
MONZÓN.
INTÉRPRETES: LUIS
TOSAR. JESÚS CASTRO, JESÚS CARROZA, BÁRBARA LENNIE, EDUARD FERNÁNDEZ, MARIAM
BACHIR.
GÉNERO: THRILLER / ESPAÑA
/ 2014 DURACIÓN: 130 MINUTOS.
Siendo sincero (camino muy poco transitado
en estos tiempos siniestros) la carrera del director mallorquín Daniel Monzón no comenzó a interesarme
hasta el estreno de la excelente película carcelaria Celda 211 (2009), y en
alguna ocasión he tenido la oportunidad de volver a ver los tres largos
realizados anteriormente por el cineasta que en sus comienzos fue crítico de
cine. Pero aquel ejercicio de revisión sólo sirvió para reafirmarme en mis
impresiones de entonces: El corazón del guerrero (2000), film
sobre un adolescente frustrado del mundo real que crea un mundo fantástico
paralelo, me resulta muy irregular e incluso ridícula en muchas de sus
secuencias, sobre todo en esa que nos presenta a un villano de opereta; tampoco
supe apreciar el talento de Monzón en El robo más grande jamás contado
(2002), una comedia sobre un grupo de patéticos ladrones que quieren dar el
golpe del siglo robando en un museo y que se va desinflando a medida que avanza
la acción; su estreno en el thriller psicológico con La Caja Kovak (2006), con
la imposible misión de emparejar a Timothy Hutton y Lucía Jiménez, se impone
como un film aburrido, arrítmico y de nefasto final. La cosa comenzó a cambiar
con Celda
211, una de las mejores películas de la historia del cine español, un
cambio radical con respecto a lo que el realizador nos había mostrado hasta la
fecha, un film para el recuerdo que se desarrolla en un espacio claustrofóbico dotando
a la acción de tensión, dramatismo y credibilidad. En mi recuerdo permanecerá
siempre el jodido Malamadre.
Los amantes del cine no quedarán defraudados
con la nueva apuesta que el director y su equipo han tardado cinco años en
pulir, pues aunque no raya a la altura de su anterior película, sí la podemos
incluir entre lo más granado del cine español en lo que va de año: Estrecho de
Gibraltar, apenas 16 kilómetros separan Europa de África: riesgo, adrenalina y
mucho dinero para quien sea capaz de atravesar la distancia en una lancha
cargada de hachís con la policía pisándole los talones. El Niño y el Compi (Jesús
Castro y Jesús Carroza) quieren iniciarse en el mundo del narcotráfico como si de
un juego se tratara. Jesús y Eva (Luis Tosar y Bárbara Lennie), dos
agentes de policía, llevan años tratando de demostrar que la ruta del hachís
hace tiempo que se ha convertido en uno de los principales coladeros de cocaína
en Europa y sospechan hasta de sus mismos compañeros. Su objetivo es el Inglés (Ian McShane), el hombre que
mueve los hilos desde su base de operaciones en Gibraltar. Los destinos de
estos personajes terminan por cruzarse para descubrir que el enfrentamiento
entre sus respectivos mundos es mucho más peligroso y complejo de lo que habían
imaginado.
Lo primero que llama la atención de EL NIÑO es la potente química que
destila todo el elenco y que a pesar de la mezcla de géneros como el thriller,
el drama, el romance y la comedia, todo se hace creíble de un modo natural sin
que ninguna situación resulte excesivamente forzada. Estamos ante un film
rodado con profesionalidad pero que nos regala escasas escenas de acción y al
que tal vez penalice en exceso su dilatado metraje (con media hora menos el
relato luciría mejor), pero Monzón, embelesado por la sugerente historia y el
indiscutible talento del reparto, pierde demasiado tiempo en la descripción de ambientes
y lugares, intentando captar el aroma y el color de la vida a uno y otro lado
del Estrecho, en ese alarmante triángulo que forman Marruecos, España y
Gibraltar. El director demuestra que maneja con solvencia los mecanismos
del thriller y recrea algunas situaciones con gran pericia técnica (las dos
escenas de la persecución y acoso del helicóptero a las lanchas cargadas de
fardos de hachís), rodadas con gran tensión, humor y realismo. El gran valor es
el mimo con el que se ha dibujado a cada uno de los personajes, mezcla de
veteranía y juventud, que da como resultado un cóctel muy sabroso. Así, tanto
los policías interpretados de forma convincente por Luis Tosar, Eduard
Fernández y Bárbara Lennie, nos muestran una cercanía, un verismo y una
fisicidad inusitada, muy alejada de los típicos héroes indestructibles
hollywoodienses. Seres tan tangibles y ordinarios como el Niño y el Compi, por
quienes no nos queda más remedio que empatizar aunque sólo sea por su
irresponsabilidad y desparpajo.
La función
también se ve castigada por algunas subtramas que nada aportan a la historia,
como ese romance entre el Niño y Amina (Mariam Bachir), pero que puede servir
para que el espectador respire un poco de aire limpio alejado de la atmósfera
de corrupción, espionaje, decapitaciones y palizas que en contadas ocasiones la
trama depara. La ausencia de efectos digitales dota de un barniz más realista a
la acción y denota una gran labor de montaje en secuencias como las apuntadas
del helicóptero. Será inútil insistir en que EL NIÑO no llega al nivel
de excelencia de la cruda, protéica, desgarradora y emocionante Celda
211 (el espectador tendrá ocasión de comprobarlo), le falta garra,
alma, pero el pulso de Daniel Monzón
sigue siendo firme, sabe siempre dónde situar la cámara para captar postales
bellísimas y recrear situaciones absolutamente turbadoras, insuflando energía a
las relaciones interpersonales de los personajes, dejando al descubierto sus
miedos, flaquezas, anhelos y ambiciones. Algo en lo que tiene mucho que ver el
pulcro guión ideado por el propio director y Jorge Guerricaechevarría,
imaginado para que todo respire autenticidad, tanta como la sospecha de que la
corrupción policial puede ser una de las claves que estén impidiendo la
detención de los grandes capos de la droga que operan en la zona, esas costas y
puertos donde los policías honrados libran sus batallas todos los días. ¿Es EL NIÑO una gran película? No ¿Es una
buena película? Sin duda.