domingo, 25 de noviembre de 2012

FOTOGRAMAS EN LA RETINA: LA ÚLTIMA PELÍCULA


       
      Una de las más grandes obras maestras de la historia del cine, LA ÚLTIMA PELÍCULA (The Last Pictures Show, Peter Bogdanovich, 1971), supuso el debut de la preciosa y un tanto desaprovechada actriz Cybill Sepherd. El film, que está basado en la novela de Larry McMurtry y nos sitúa en un pueblo polvoriento de Texas en los primeros años 50, nos narra el paso de la adolescencia a la madurez de un grupo de jóvenes, haciéndose eco de las costumbres, el clima gris de una sociedad cerrada y opresora y los designios variables de una nación. Una sociedad en la que el cine y todo lo que ha representado para muchas generaciones, agoniza a favor de la televisión. Bogdanovich, un formalista irreductible con veneración por los clásicos, cede el protagonismo a actores nóveles como Timothy Bottoms, Jeff Bridges, Cybill Sepherd o Randy Quaid, y los enfrenta a veteranos de la talla de Ben Johnson o las maduritas Cloris Leachman y Ellen Burstyn, para crear un microcosmos decadente y desolado al que una impresionante fotografía en blanco y negro dota de una pátina de melancolía y desaliento.

     No obstante, el director neoyorquino se aleja de la sensiblería para atacar directamente a los verdaderos sentimientos, un ejercicio de sobriedad y precisión de un afectado purista que despliega un abanico de emociones que brotan de la amargura y la soledad, historias de vidas marcadas por la tragedia, la pérdida y el desencanto, y para las que el sexo es sólo una vía de escape para huir del aburrimiento y el alma mortecina de ese pueblo cuya atmósfera opresiva y hostil se hace por momentos asfixiante. Bogdanovich filma el polvo más triste de la historia teniendo como protagonistas a un ingenuo Timothy Bottoms y a la madura mujer de su entrenador Cloris Leachman, dueña de un doloroso vacío emocional que no encuentra consuelo, y dio a conocer al mundo a una Cybill Shepherd de sólo 21 años que, invitada a una orgía en la piscina de la casa de un niño pijo, nos regala un streptease tan pueril como tentador. Shepherd se convertiría en toda una sex symbol tras su protagonismo junto a Robert De Niro en Taxi Driver, y alcanzaría una enorme popularidad formando pareja con Bruce Willis en la exitosa serie televisiva Luz de Luna… pero eso es otra historia.

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