Un hombre lo abandona todo menos sus obsesiones
“LA CASA AL FINAL DE LA CURVA” êêêê
DIRECTOR: Jason Buxton.
INTÉRPRETES: Ben Foster, Cobie
Smulders, William Kosovic, Alexandra Castillo, Reid Price.
GÉNERO: Thriller psicológico / DURACIÓN: 110 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 2024
Tras dirigir en 2012 la interesantísima Blackbird, un drama sobre un adolescente problemático y las taras del sistema judicial, el guionista y director canadiense Jason Buxton representa uno de esos casos paradigmáticos de cineastas que debutaron con éxito crítico y tras más de una década desaparecidos nos invitan a asistir al estreno de su nueva criatura, como si ese largo paréntesis sólo fuera un síntoma de la decadencia de una industria que anda perdida por un laberinto sin encontrar la salida.
Buxton nos presenta ahora La casa al final de la curva, una historia que sigue a Josh (Ben Foster), un padre de familia que queda traumatizado con un accidente de tráfico que tiene ligar en la curva cerrada frente a su casa mientras está haciendo el amor con su mujer, Rachel (Cobie Smulders). Conmocionado, comienza a desarrollar una obsesión enfermiza por salvar a las víctimas de accidentes automovilísticos que suceden en la curva cercana al jardín de su casa. Una obsesión peligrosa que le llevará a sobrepasar límites insospechados, poniendo en riesgo el bienestar y la relación con su esposa y su hijo.
La casa al final de la curva es una pequeña gran película que en forma de thriller psicológico se adentra en los peligros de las obsesiones y las inseguridades masculinas necesitadas siempre de autoafirmación, en ese sentido la película se aleja del mero suspense para explorar parajes más filosóficos y profundamente humanos. La función se basa en un relato corto de Russell Wangersky que al director le sirve para crear un inquietante clima atmosférico y realizar un estudio perturbador sobre un hombre en crisis, pero también sobre la necesidad de control, los traumas subterráneos y las máscaras que utilizamos para ocultar una obsesión disfrazada de vocación.
Ben Foster nos ofrece una de las mejores interpretaciones dando oxígeno a Josh, un tipo vulgar aburrido de su trabajo y casado con una agente inmobiliaria que dejan el bullicio del centro de la ciudad para irse a vivir a un caserón en las afueras y lo que encuentran es una peligrosa curva junto a su casa donde, con alarmante frecuencia, ocurren accidentes mortales. Josh quiere ayudar y salvar vidas, y lo que comienza como un gesto altruista -llegar el primero para socorrer a las víctimas- se convierte en una fijación malsana.
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