lunes, 1 de agosto de 2016

“13 CAMERAS” (Victor Zarcoff, 2015)


"13 cameras" êêê

    La ópera prima de Victor Zarcoff nos narra la historia de Claire y Ryan (Brianne Moncrief y PJ McCabe) un matrimonio joven que se muda a una nueva casa y esperan su primer hijo. Sus crecientes problemas conyugales se hacen patentes cuando Ryan engaña a Claire con su preciosa ayudante, Hannah (Sarah Baldwin), pero ésta será la menor de sus preocupaciones en su nuevo hogar. Sin que ellos lo sepan, su casero Gerald (Neville Archambault) un viejo desagradable, sucio y lascivo, les ha estado espiando desde el primer día a través de unas cámaras estratégicamente situadas en la casa.
         

    Reconozcamos que la premisa de la que parte esta historia escrita por el mismo director carece de originalidad, y que desde Sliver (Acosada) (Phillip Noyce, 1993) hasta La víctima perfecta (The Resident, Antti Jokinen, 2011) son muchas las películas que han contado historias regidas por los mismos códigos y surgidas de un guión lleno de trampas. El caso es que 13 cameras explota bien sus propios recursos a pesar de los clichés y ciertas incongruencias (la pareja oye los gritos de la chica secuestrada en el sótano de su propia casa unas veces sí y otras no) y algunas preguntas se quedan en el aire sin encontrar respuestas. Pero el film se merece tranquilamente la oportunidad de ser visionado aunque sólo sea por el trabajo desarrollado por Neville Archambault dando oxígeno a un esquinado casero voyeur y psicópata, tan grasiento y repulsivo que huele como un pañal lleno de mierda, logrando una interpretación creíble por encima de los tópicos.
   

    Sin olvidar a la bella Sarah Baldwin, una atractiva y eficaz actriz desconocida para el gran público y que hasta ahora ha tenido papeles insignificantes en las series y películas en las que ha intervenido. Hasta que Claire descubre un pequeño agujero con una lente, nadie, ni el matrimonio, ni la amante de Ryan, ni los amigos del matrimonio se dan cuenta de que la casa está atestada de cámaras que graban todo lo que sucede tanto dentro de sus paredes como en la zona de la entrada y la piscina. Pero esto es algo que podemos encontrar normal porque todos están imbuidos en sus problemas cotidianos y en sus respectivas relaciones. 


     La primera parte de 13 cameras discurre de manera pausada sin apenas sobresaltos, y será a raíz del descubrimiento de Claire de la infidelidad de Ryan cuando los acontecimientos se precipitan, el film toma cuerpo y la tensión eleva su nivel aunque sigamos preguntándonos por algunos errores que hacen que el relato pierda equilibrio. No me atreveré a señalar que el final es previsible precisamente porque Zarcoff se salta varias reglas para filmar el clímax apetecido. Película entretenida que no carece de alicientes y con la que no se debe ser demasiado quisquilloso. 


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