domingo, 30 de diciembre de 2012

CRÍTICA DE "ILL MANORS"

¿Quién dijo que en el rap no hay cerebro ni poesía?
ILL MANORS  ««««
DIRECTOR: BEN DREW.
INTÉRPRETES: RIZ AHMED, ED SKREIN, NATALIE PRESS, ANOUSKA MOND, MEM FERDA.                                      
GÉNERO: DRAMA / GRAN BRETAÑA / 2012 DURACIÓN: 121 MINUTOS.     
SIN FECHA DE ESTRENO EN ESPAÑA     

      Me ha convencido totalmente el debut detrás de la cámara del rapero británico Ben Drew, conocido artísticamente como Plan B. La cinta está ambientada en el conflictivo barrio de East London (cerca de la Ciudad Olímpica), un lugar donde el tráfico de drogas, la prostitución, el desempleo, el absentismo escolar y la violencia son el caldo de cultivo en un microcosmos degenerado de familias desestructuradas y sin esperanza.   



      ILL MANORS es un relato coral que surca la vida de varios personajes que luchan por sobrevivir en la calle y que entrecruzan sus destinos hilvanando cada episodio con tema de rap que sirve de introducción. Así, nos encontramos con un traficante de drogas que ha salido de la cárcel y quiere recuperar su territorio enfrentándose a otros delincuentes. Del mismo modo, seguimos a una pareja de amigos, Aaron (Riz Ahmed) y Ed (Ed Skrein), el uno vulnerable y sensible que no desea meterse en líos; y el otro impulsivo y violento que no se detendrá ante nada para recuperar su móvil, acusando a una prostituta drogadicta de haberselo robado. También tendremos oportunidad de seguir a una inmigrante ilegal de Europa del Este quien acompañada de su bebé está siendo prostituida por la mafia, a un adolescente que pagará un precio muy alto por unirse a una pandilla de traficantes y a un poderoso gángster de barrio que lo controla todo.

      El panorama resulta devastador dentro de ese círculo vicioso de violencia y desarraigo, Ben Drew realiza un certero análisis clínico de la delincuencia urbana, sus terribles tentáculos y oscuros dominios, los más bajos registros humanos y el camino de la autodestrucción. La representación de la autoridad (padres, tutores, policías) es en la función prácticamente inexistente, sin espacio ni acogida en un entorno infernal y descorazonador donde se espera cualquier tragedia para ser asimilada. Y conscientes de esa filosofía del no future y perro come a perro, los protagonistas se ven envueltos en una incontrolable espiral de crímenes y depravaciones que acabará fagocitando sus míseras vidas: un sucio poema urbano de crimen y castigo.

       Rodada con espeluznante realismo y una contundente, visceral energía, no reniega de la  influencia de clásicos como El Odio (Mathieu Kassovitz, 1995) o Los Chicos del Barrio (John Singleton,1991), sirviendo como homenaje a la magnífica Malas Calles (Martin Scorsese, 1973), aunque su principal protagonista, Aaron, tiene al Travis Bickle de Taxi Driver como uno de sus ídolos. 

      Hiriente, como la verdad desnuda, ILL MANORS hace sangre con todas las afiladas aristas que sobresalen de cada una de sus tremendas historias: el adolescente que golpea brutalmente a su amigo para ser aceptado en una banda, el lacerante itinerario que recorren Aaron y Ed prostituyendo a una chica para así recuperar el dinero del móvil que dicén ella le ha robado a Ed, la siniestra venta de un bebé por unas miles de libras, la salvaje venganza del gángster sobre el crío que ha matado accidentalmente a su hermana pequeña, y el acto de heroismo de los dos delincuentes –letal para uno de ellos- salvando a una madre y a su bebé de una muerte segura en un incendio, componen el sórdido fresco de de un paisaje desolado y de atmósfera irrespirable, donde la pérdida traumática de la inocencia y la destrucción de vidas son monedas corrientes.

      Así, el atónito espectador se encuentra surcando los negros meandros del sufrimiento humano como hábitat natural de unos personajes que dan vueltas en círculos concéntricos hasta que en una súbita estación terminal les aguarda la muerte. Otro eficaz escupitajo en la faz de ese espejismo al que llaman “sociedad del bienestar”, otra flamígera mirada sobre los abismos de la existencia que nos demuestra que en el rap, como en toda forma de expresión artística surgida de los volcanes del alma, sí hay cerebro y poesía, que la modernidad, en sus variadas formas de expresión, no está reñida con las inquietudes sociales, y que, por el contrario, debe convertirse en el grito atronador que denuncie las injusticias y males endémicos de un mundo cada vez más indiferente y mezquino.  




miércoles, 26 de diciembre de 2012

LOS MEJORES AMETRALLAMIENTOS DE LA HISTORIA DEL CINE

LA HISTORIA DEL CINE ES TAMBIÉN UNA HISTORIA DE VIOLENCIA, DE IMÁGENES BRUTALES E IMPACTANTES QUE HAN QUEDADO GRABADAS EN LA RETINA DEL ESPECTADOR. AL FIN Y AL CABO, COMO DIJO JEAN-LUC GODARD, "EL CINE ES UNA CHICA Y UNA PISTOLA". AQUÍ LES DEJO LAS QUE PARA ESTE CRONISTA SON LAS TRES MEJORES SECUENCIAS DE AMETRALLAMIENTOS DE LA HISTORIA DEL CINE. TODAS SON DE PELÍCULAS MÍTICAS DE GÁNGSTERES AMBIENTADAS EN UNA ÉPOCA IRREPETIBLE, TODAS FORMAN PARTE DE LA MEMORIA CINÉFILA COLECTIVA POR SU MAGISTRAL PLANIFICACIÓN Y LA PERICIA DE UNOS DIRECTORES CUYOS NOMBRES ESTÁN GRABADOS CON LETRAS DE ORO EN LA HISTORIA DEL SÉPTIMO ARTE.

1º/ BONNIE AND CLYDE (ARTHUR PENN,1967)


2º/ MUERTE ENTRE LAS FLORES (MILLER'S CROSSING, JOEL COHEN, 1990)



3º/ EL PADRINO (THE GODFATHER, FRANCIS FORD COPPOLA, 1972)





domingo, 23 de diciembre de 2012

CRÍTICA DE "EL CUERPO"

La fría venganza del perdedor
EL CUERPO êêê
DIRECTOR: ORIOL PAULO.
INTÉRPRETES: JOSÉ CORONADO, HUGO SILVA, BELÉN RUEDA, AURA GARRIDO, JUAN PABLO SHUK.
GÉNERO: THRILLER / ESPAÑA / 2012  DURACIÓN: 109 MINUTOS.   
   
    El barcelonés Oriol Paulo escribió junto a su director, Guillem Morales, el guión de Los ojos de Julia (2010), resultón psychothriller que tenía a Alfred Hichcock como mayor inspiración. Fogueado en el campo de la televisión, Paulo presentó en el pasado Festival de Sitges la que supone su ópera prima detrás de la cámara, EL CUERPO, que coescrita junto a Lara Sendim está enmarcada en el terreno donde se siente más cómodo, el thriller, y en donde se encuadran algunos telefilms que se han servido de sus libretos: Pathagorobi, Codi 60 y Ecos.

      La cinta arranca cuando el vigilante nocturno de un depósito de cadáveres es atropellado tras abandonar su trabajo en estado de pánico. Cuando la policía, comandada por el inspector Jaime Peña (José Coronado) se presenta para investigar el caso, descubren que la puerta de una de las neveras  está abierta y el cadáver de Mayka Villaverde (Belén Rueda), una rica empresaria del sector farmacéutico recientemente fallecida, ha desaparecido. Sin apenas pistas que aclaren el extraño suceso, Peña decide interrogar a Álex Ulloa (Hugo Silva), el joven y atractivo viudo de Mayka, para ver si puede arrojar alguna luz sobre el caso. Juntos, durante el transcurso de una noche intensa, intentarán descubrir la verdad sobre las misteriosas causas de la muerte de su mujer y la desaparición de su cuerpo, en la que quizás Ulloa tiene mucho más que ver de lo que quiere reconocer.
  
     Lo cierto es que Oriol Paulo ha realizado un film muy aseado partiendo de una premisa nada original, pues la acción se sigue con cierto interés y el trabajo del reparto resulta bastante aceptable. El director catalán consigue crear una atmósfera inquietante  utilizando la incesante lluvia, los relámpagos y algunos ruidos contundentes como  elementos catalizadores derivados de un guión con demasiadas trampas y falsas pistas que toma como escenario, casi único, una tétrica morgue durante una larga y gélida noche. Un  escenario que actúa como un laberinto de espejos deformantes donde nada es lo que parece, un juego de cluedo o el gato y el ratón en donde todas las pistas diseminadas surgen para guiar al peculiar inspector a la resolución de un caso que aparentemente tiene un móvil claro: un tipo ha liquidado a su ricachona esposa harto de su carácter amenazador, manipulador y humor corrosivo, para así poder escapar con su joven amante, Carla Miller (Aura Garrido)

      Paulo maneja con soltura los códigos del thriller psicológico manteniendo la tensión hasta el final, y a través de unos flashbacks bien diseñados abre dos líneas temporales que nos introducen en las convulsas relaciones de los protagonistas, y por ende, en la intriga que nos lleva a preguntarnos ¿por qué se ha hecho desaparecer el cadáver? ¿Tal vez para evitar la autopsia y con ella a las respuestas a un montón de interrogantes? Demasiado fácil, pronto intuimos que la retorcida imaginación de sus guionistas nos deparará finalmente un giro brutal e inesperado.
  
      Tomando como influencia a la magistral Pura formalidad (Guseppe Tornatore, 1994), film en el que un inspector encarnado por un Roman Polanski pluscuamperfecto someterá durante una noche tormentosa a un duro interrogatorio a un escritor sospechoso de asesinato e interpretado de manera excelente por Gerard Depardieu, la alambicada trama de EL CUERPO contiene excesivos subrayados, algunos agujeros y situaciones poco creíbles, la calidad de la edición de sonido es bastante mediocre, lo que conlleva que algunas líneas de diálogo se pierdan, y ciertos elementos estéticos se nos antojan chirriantes, como el ridículo peinado de José Coronado  o el atuendo de esa mujer policía que parece ataviada para un festival heavy. Aún así, la propuesta se nos muestra como un ejercicio de género entretenido y solvente, técnicamente impecable y elegante en su puesta en escena. 

   Al clima lúgubre y glacial no le falta el toque gore ni los típicos recursos estilísticos y claustrofóbicos del gótico (esas luces que se apagan, la aparición fantasmagórica del cadáver de Mayka, la lluvia azotando las ventanas, las  frías camillas de disección forense, los cadáveres que cambian de identidad), para arrastrar al espectador a un clímax insospechado, que ataca más a la vía emocional que al súbito impacto, la venganza del perdedor sobre esa clase social alta que se cree tan inteligente como intocable. 

martes, 18 de diciembre de 2012

FOTOGRAMAS EN LA RETINA: "AMANTES"



      El director barcelonés Vicente Aranda cuenta en su filmografía con dos películas que ocupan un lugar prominente entre mis favoritas del cine español: la primera de ellas lleva por título Fanny “Pelopaja” (1984), un bestial y potente policíaco basado en la nóvela “Prótesis” de Andreu Martín; la segunda es, por supuesto, AMANTES (1991), un sólido drama que se inspira en un terrible suceso real conocido como “El crimen de Tetuán” o “El crimen de la Canal”. Surgida a raíz de la magistral serie de televisión La huella del crimen (en la que Aranda colaboró dirigiendo uno de sus mejores episodios, Los crímenes del capitán Sánchez), fue entonces cuando el productor del serial, Pedro Costa, le propuso situarse detrás de las cámaras para narrar esta desventurada historia que sitúa su acción  en las navidades de la gris y sórdida España de 1955.
                                                        
      Un magnífico libreto de Álvaro del Amo, Carlos Pérez Merinero y el propio Aranda nos traslada a la posguerra para contarnos las vicisitudes de Paco (Jorge Sanz), un joven pueblerino que termina el servicio militar en Madrid y decide quedarse en la capital, pues tiene pensado casarse con Trini (Maribel Verdú), la joven criada del comandante del que ha sido asistente. Entre ambos se interpone la pícara timadora Luisa (Victoria Abril), que no sólo le alquila una habitación, también, con febril ardor, le enseñará los misterios del sexo. Convertidos en amantes, la criada trata de recuperar a su Paco  entregándose a él en cuerpo y alma, pero lo único que consigue es que le roben y acaba dejándose matar por su novio al carecer ya de sentido su vida.

                                                                               
      Al menos una vez al año me veo empujado a hacer un viaje en el tiempo a través de este retrato negrísimo de la España mísera y gris de la posguerra, una nueva crónica de un fracaso donde los amores desgraciados y los arrebatos sexuales arden hasta las cenizas de la tragedia, y lejos de falsos sentimentalismos, lo que veo trasciende la premisa del film para convertirse en un fiel y excelente documento de esa época oscura: la fría y brillante fotografía del gran José Luis Alcaine iluminando un Madrid desangelado, la química existente  entre un trío de protagonistas que jamás volverían a rayar a tanta altura, el erotismo obsesivo de esa pareja de amantes con Victoria Abril dando oxígeno a una mantis manipuladora y devorahombres, la aflicción de la pobre y martirizada criada, el pulso firme de Aranda dejando de lado todo barroquismo y la crudeza dramática de esa gélida y devastadora escena final, rodada durante una imponente nevada frente a la catedral de Burgos, hacen de AMANTES una de las cumbres más brillantes del cine español, que siempre acaba inundándome de tristeza y helándome el corazón.
                                                                                 

lunes, 17 de diciembre de 2012

LA POLÉMICA LLEGÓ CON "KLIP" (CLIP)


        Como supondrán mis avispados lectores, la controversia viene motivada principalmente por las escenas de sexo explícito, no tanto por la cruda realidad que la película pone de manifiesto y denuncia. Es decir, estamos en lo de siempre. Veamos: KLIP está ambientada en un barrio decrépito de una ciudad cualquiera de Serbia y gira en torno a las vivencias de una adolescente, Jasna (Isadora Simijonovic) que vive con su familia en los umbrales de la pobreza y que tiene a su padre gravemente enfermo. La situación deprimente de su hogar, con su madre esclavizada cuidando de su marido y sus dos hijas y liada con las tareas de la casa, empuja a Jasna, asqueada, a experimentar con el sexo sin control, las drogas y las juergas salvajes.

      Dirigida por la serbia Maja Milos, lo primero que hay que aclarar es que (como bien se encargan de remarcar al final de la cinta sus responsables) en ningún momento se utilizaron a menores para rodar las escenas de sexo y desnudos.  Hecha esta importante puntualización, tampoco voy a comulgar con lo que me temo será una corriente de opinión generalizada tratando de buscar paralelismos entre A serbian film, aquella película escándalo tras su exhibición en Sitges, para terminar afirmando que esta nueva apuesta, proveniente de dicho país, está en la misma onda buscando sólo la simple provocación por el hecho de relatar historias hirientes, socialmente incómodas e incluso terroríficas.

      Otra cosa será la calidad de las propuestas, que en el caso de la película de Milos me parece muy aceptable. Que la función se podía haber rodado sin la necesidad de la rotunda explicitud de las escenas de sexo, sí claro, también en películas magistrales como Uno de los nuestros, con escenas brutales de una violencia descarnada, Martin Scorsese podía haber optado por la sugerencia, el espacio en “off” o fuera de campo, pero estaremos de acuerdo en que ya no sería la misma película sino otra distinta. Sigo pensando, como Tarantino, que en el cine el sexo y la violencia son insustituibles y resultan bellos. Bueno, el sexo también fuera del cine.

     Prohibida en Rusia, ganadora del Tiger Award en el Festival de Rotterdam y presentada en la sección Zabaltegi del pasado Festival de San Sebastián, KLIP profundiza en una dolorosa problemática que puede servir como modelo para el estudio de los códigos de conducta de la vida de los adolescentes. Por supuesto, siempre resulta injusto generalizar, pero la acción o desarrollo del film, perfecto en su simpleza, me resulta muy creíble como documento de esa desorientada juventud con adicción al móvil y a la que nada le interesa los estudios ni la cultura ni el arte y le trae al pairo la familia porque no admiten ningún deber ni responsabilidad, viviendo sólo para las juegas interminables regadas con alcohol, drogas y practicando el sexo de forma mecánica sin protección.

      Milos, sin concesiones, filma con punzante hiperrealismo la desoladora y alocada cotidianidad de un grupo de adolescentes que huye de su entorno mísero sumergiéndose en una espiral autodestructiva y para los que el móvil se ha convertido en la prótesis necesaria para hacer más manejable su desordenada existencia (a través del móvil se citan, graban sus hazañas sexuales, sus patéticas borracheras, sus salvajes peleas e insufribles naderías).

      Jasna es una víctima más colgada de su macho alfa, que la folla y desprecia cuando le viene en gana: A ver, “si estás deprimida, una rayita de coca te levantará el ánimo”, “No eres nadie si no me haces bien una mamada”, “Ahora me apetece metértela por el culo. Vale, pero ve despacio”, “Si me la lías, te reviento la cabeza con mis botas”. La cuestión es: ¿puede todo lo expuesto servir de alarma para las inútiles asociaciones de padres, sociólogos, psicólogos y demás estudiosos de la antropología juvenil? 




viernes, 14 de diciembre de 2012

CRÍTICA DE: "EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO"

Un ejercicio de senderismo que me deja tan frío como la teta de una bruja
EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO êê
DIRECTOR: PETER JACKSON.
INTÉRPRETES: MARTIN FREEMAN, IAN MCKELLEN, RICHARD ARMITAGE, JAMES NESBITT, AIDAN TURNER, ANDY SERKIS.
GÉNERO: THRILLER / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 169 MINUTOS  
          
     He de confesar que nunca he sido fan del universo Tolkien, siempre me aburrió tanta fantasía épica y barroquismo. No me cuesta nada reconocer su influencia en la literatura y el arte, y respeto, cómo no, a sus inmensas legiones de fans en todo el mundo. Pero algo se me escapa, lo siento, porque a mí toda esa imaginería me satura y agota, jamás he logrado entrar en las aventuras creadas por ese profesor de lengua inglesa de la universidad de Oxford que creó fantasías al parecer tan adictivas, mundos fácilmente reconocibles y un lenguaje propio. Asistimos ahora a esta precuela de la saga de los Anillos que lleva por título EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO, que con una duración bestial e indefendible pone los cimientos a una nueva trilogía llamada a reventar las taquillas.  

      Esta primera entrega de la trilogía, que al igual que la ya mencionada de los Anillos está dirigida por el neozelandés Peter Jackson, nos cuenta el espectacular viaje de Bilbo Bolsón (Martin Freeman) con la intención de recuperar el tesoro y el reino enano de Erebor al terrible dragón Smaug. A propuesta del mago Gandalf el Gris (Ian McKellen), Bilbo se verá acompañado por trece enanos liderados por el legendario guerrero Thorin Escudo de Roble ( (Richard Armitage) y secundado por, entre otros, los hermanos Dori (Mark Hadlow), Nori (Jed Brophy) y Ori (Adam Brown). El viaje les hace adentrarse en el bosque cruzando tierras peligrosas, donde se toparán con trasgos, orcos, trolls y demás criaturas extrañas. Aunque su objetivo era la Montaña Solitaria de Oriente, primero tuvieron que escapar de los túneles de los trasgos donde Bilbo se encuentra con la criatura que cambiará su vida para siempre, Gollum (Andy Serkis). A solas con Gollum a la orilla del lago subterráneo, el simplón Bilbo Bolsón descubrirá lo astuto y valiente que puede llegar a ser, haciéndose con el tesoro de Gollum, un anillo que posee unas cualidades asombrosas. En realidad es un sencillo anillo de oro ligado al destino de la Tierra Media hasta un punto que Bilbo ni siquiera puede imaginar.
     
      Como me temía, la película tarda mucho en arrancar, tiene un comienzo lento y desesperante, cerca de una hora de metraje tedioso en donde la espectacularidad de las imágenes y la pericia técnica no minimizan el aburrimiento. La cuestión nunca queda resuelta del todo, pues la función carece de garra y vitalidad, Jackson gasta toda su energía en definir un aspecto visual pulcro y preciosista con la intención de poner los ojos como platos a sus fans (con la friolera de 300 millones de dólares ya puede), olvidándose, tal vez, que el larguísimo prólogo, de una narrativa muy pueril y poco estimulante, sólo resulta mínimamente excitante en sus secuencias musicales. A pesar de la literalidad del texto de Tolkien, la cinta contiene mucho relleno, escenas innecesariamente alargadas (la presentación de los enanos, el rollo de las adivinanzas) y persiste en ella una sensación de déjà vu (en cuanto a personajes, escenarios, banda sonora) que me descoloca como espectador y nunca acaba de situarme.  
     
      En un esfuerzo de mentalización me digo que es sólo un cuento creado para el disfrute de los órganos sensoriales en donde, como siempre, existe un pulso entre la luz y las tinieblas, pero pronto me convenzo de que el artefacto actúa únicamente como preámbulo de una trilogía imposible basada en un libro de no más de 300 páginas y que, por lo tanto, no nos llevará a ninguna parte. Si lo que se esperaba es que la nueva apuesta volara haciendo piruetas por encima de la altura lograda (para mí también escasa) por la trilogía de los Anillos, EL HOBBIT: UN VIAJE INESPERADO no cumple ese objetivo, balanceándose en un tono ligero infantil y trivial destinado a un público poco reflexivo que quedará extasiado por la pomposa lírica visual del invento. 

      En el film no encontramos bifurcaciones dramáticas ni tormentos, en un vive la bagatelle vemos a muchos personajes nada carismáticos que caminan y caminan en un inacabable ejercicio de senderismo, hablan y rugen pero no avanzan. Para ellos el viaje es la ilusión, para mí el hastío y el martirio, y nada de lo que sucede en la pantalla me engancha o sorprende, ni los pormenores de la epopeya rumbo a Erebor ni los enfrentamientos del mago Gandalf y los suyos con los orcos, trasgos, trolls y otras criaturas repugnantes que emergen de parajes tan bellos como oníricos, el humor es tan liviano como la épica de la aventura, aunque vale la pena salvar al trágico Gollum y esa chispeante huída de las minas del Rey Trasgo… Todo lo demás me deja tan frío como la teta de una bruja.

martes, 11 de diciembre de 2012

LAS FOTOS HIPNÓTICAS: SALMA HAYEK


     
      SALMA HAYEK (Coatzacoalcos, Veracruz, México, 2-09-1966) puede que no se sienta demasiado afectada por una reciente encuesta que sitúa sus enormes glándulas mamarias entre las más deseadas de Hollywood, al fin y al cabo nuestra deliciosa diva latina tuvo en su adolescencia una estricta educación católica en la Academia del Sagrado Corazón de Jesús de Louisiana. Fue allí donde le diagnosticaron dislexia, trastorno que no le impidió aprender varios idiomas.

     Aunque comenzó estudios de Relaciones Internacionales, abandonó pronto la universidad para dedicarse a la actuación, dando sus primeros pasos artísticos para la pequeña pantalla en un género muy popular en su país, la telenovela, obteniendo unos impresionantes índices de audiencia con “Teresa”. No tarda en ampliar sus horizontes profesionales y se traslada a Los Ángeles para estudiar interpretación, consiguiendo pequeños papeles en films menores hasta que el director Tex-Mex Robert Rodríguez se cruza en su camino, reclamando sus servicios como partenaire de Antonio Banderas en “Desperado”, convirtiéndose a partir de entonces en actriz fetiche de este director que la elige como pareja del actor malagueño en “Four Rooms”, “Spy Kids” y la secuela de Desperado.

       Nacida en el seno de una familia rica e hija de un político y empresario de origen libanés y de una cantante de ópera de descendencia española, Salma (palabra que en árabe quiere decir paz) está casada con el multimillonario francés François-Henri Pinault, con quien tiene una niña de 2 años, si bien anteriormente había mantenido una relación sentimental con el actor Edward Norton. En la actualidad es la imagen para el mundo de la marca de cosméticos Avon, y de la cuarentena de títulos que se han visto recompensados con su presencia física –pocas veces de su talento interpretativo- recuerdo su mínima aportación al excelente fresco sobre el tráfico de drogas “Traffic”, su retrato de la carismática pintora mexicana Frida Kahlo en “Frida”, papel por el que estuvo nominada al Oscar. 
      
      La acabamos de ver en el irregular thriller de Oliver Stone Salvajes (2012), pero la única actuación que ha quedado marcada como una muesca indeleble en mi memoria es su bizarra encarnación de la bailarina Satanico Pandemónium en el film de su mentor Robert Rodríguez “Abierto hasta el amanecer”:  Espectacular y lasciva función al compás de una música lujuriosa, ejecutando, con una serpiente en los hombros, una especie de danza vudú sobre el escenario de “La Teta Enroscada”, un cutre y sórdido local fronterizo de strip-tease donde ella es la estrella, la perdición, la pasión y el fuego. No sé qué clase de conjunción astral o telúrica se tuvo que dar para moldear tan voluptuoso equilibrio carnal en 1´56 m de estatura, pero me jode, Salma, no haber ocupado el lugar del baboso Tarantino, alias “Mandíbula Saliente”, para chuparte, mamarte con deleite los dedos de tus pies chorreando whisky desde la cascada sublime de tus  piernas. Ahora, me avergüenzo, parezco un entomólogo escrutando con zoom y lupa tus fotos. Oh, Salma, tus tetas, tus tetas...

domingo, 9 de diciembre de 2012

LAS MUSAS DEL DESTAPE: ÁGATA LYS


      
      María García San Segundo, con este nombre fue bautizada cristianamente la actriz ÁGATA LYS (Valladolid, 3 de diciembre de 1953-Benalmádena, 12 de diciembre de 1921), una de las más grandes Musas del Destape, de aquel cine de la Transición política y social española que tras la eliminación de la censura en 1977 actuaba como contenedor de títulos eróticos, picantones y pseudopornográficos dentro de un entorno sociopolítico convulso y amenazador. Títulos en su mayoría infumables que dieron al traste con 40 años de dictadura. 

      Ágata estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid y, posteriormente, Arte Dramático en Madrid, época en la que hizo su debut como azafata en el popular concurso de televisión Un, dos, tres… responda otra vez (1972). Su presencia en el concurso presentado por Kiko Ledgard fue lo suficientemente impactante como para que a las pocas semanas dejara el programa para debutar en el cine. Pronto se convirtió en un mito rodando casi medio centenar de películas y siendo portada en multitud de revistas para hombres.

      A juicio de este cronista, Ágata Lys (nuestra Marilyn) fue, junto a Silvia Tortosa, la mejor actriz de aquel recordado Olimpo de Reinas del Destape que todavía hoy perviven en el imaginario colectivo de varias generaciones. La prueba de que fue así la tuvimos observando su gran dominio en las tablas, representando obras clásicas en los mejores teatros de España, además de su protagonismo en míticas series de televisión. Vale decir que para su participación en la pantalla grande contaron con ella realizadores tan prestigiosos como Mario Camus (Los santos inocentes, 1984), Carlos Saura (Taxi, 1996) y Fernando León de Aranoa (Familia, 1996). 

      Este crítico recuerda bien a Ágata en las portadas de revistas como Fotogramas, Lib, Stop, Intervíu o Party, eran los Años de Plomo de mi niñez y primera adolescencia, un tiempo duro, complejo, y un lugar, el cine Iberia de Sant Felíu de Llobregat, atiborrado de pajilleros en sesiones dobles absolutamente mortales. Títulos como Las camareras, La nueva Marilyn, El transexual, Deseo carnal, Pasión inconfesable, nos mostraban unas mujeres atractivas de carne y hueso, de una belleza rotunda, nalgas turgentes, labios carnosos sin botox y tetas sin siliconar. Teniendo en cuenta el estereotipo de belleza sintética actual, no cabe duda de que hemos ido a peor.

LOS MEJORES CARTELES DE CINE: "EL ATAQUE DE LA MUJER DE LOS 50 PIES"

        Elegido por la revista “Premiere” el Mejor Octavo Cartel de Cine de Todos los Tiempos, en él queda representado todo el encanto de las películas de cine fantástico de serie B que tanto abundaron en los años 50, “la década atómica”, la verdadera edad de oro del cine de ciencia-ficción. Fue la época de la imparable televisión, del baby-boom, de los autocines, de las innovaciones técnicas como el 3-D y el scope, de las compañías independientes que con mucha imaginación y poco dinero se volcaron en el género. Años en los que la conspiranoia por la guerra fría y las pruebas nucleares (terror postapocalíptico), los experimentos científicos (insectos mutantes y criaturas gigantes), la invasiones extraterrestres y los viajes en el tiempo nutrieron de riqueza temática a un género hasta entonces casi anecdótico, sentando sus bases con más de 160 películas estrenadas, todo un impacto social.
     
      Attack of the 50 Ft. Woman/El ataque de la mujer de los 50 pies, dirigida en 1958 por Nathan Hertz, es un curioso film que pasa por ser uno de los primeros con marcado carácter feminista: Nancy (Allison Sanders) es la rica heredera de un potente imperio financiero. Con problemas con la bebida y recién salida de un sanatorio mental, su matrimonio hace aguas porque su marido, Harry (William Hudson) es un tipejo inmundo que le pone los cuernos a la vista de todos y sólo está con ella por su dinero. Tras enfadarse en un bar porque Harry no para de coquetear con una explosiva pelirroja, Nancy deambula en su coche por una zona desértica de California, es entonces cuando tropieza con una nave esférica de la que sale un extraño y gigantesco tipo. De nuevo en el pueblo, nadie cree su historia y se burlan de ella por su historial mental y su afición a la bebida. Si bien, se las apaña para llevar a su marido al lugar y otra vez se topan con la asombrosa nave, es ahora cuando el gigante atrapa con una enorme mano a la mujer mientras el marido huye despavorido sin atender los gritos de su esposa que solicita su ayuda. De pronto vemos a Nancy convaleciente en su casa tras ser encontrada inconsciente en el desierto, mientras Harry y la pelirroja conspiran para acabar con ella, cosa que no lograrán al convertirse Nancy en una gigantona de 50 pies dispuesta a llevar a cabo su particular venganza. En fin, modelo de póster que vende la película, un clásico imperecedero en el que vemos a la deliciosa Allison Anders con faldita y top convertida en icono sexy y cultural de una época irrepetible. Del vulgar remake estrenado en 1993 con Daryl Hannah, mejor no hablar.

viernes, 7 de diciembre de 2012

CRÍTICA DE "SIN TREGUA" (END OF WATCH)

Lírica sobre el valor y el sacrificio
SIN TREGUA êêêêê
DIRECTOR: DAVID AYER.
INTÉRPRETES: JAKE GYLLENHAAL, MICHAEL PEÑA, ANNA KENDRICK, FRANK GRILLO, AMÉRICA FERRARA, NATALIE MARTÍNEZ.
GÉNERO: THRILLER / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 109 MINUTOS.   
         
           David Ayer (1968) nació en Illinois pero llevó una vida nómada junto a sus padres hasta su adolescencia, etapa en la que fue expulsado de su casa por sus padres. Fue a partir de entonces que fijó su residencia en el South Central de Los Ángeles, en donde un primo suyo le dio acogida. Fueron sus experiencias en este conflictivo barrio las que les sirvieron de inspiración para sus películas, casi todas como guionista (Día de entrenamiento, Dark Blue, S.W.A.T.) y todas como director (Hars Times, Dueños de la calle, Sin Tregua) dentro del género policíaco, una temática que domina a la perfección y que le ha convertido en el mejor especialista. Hasta ahora, cuando alguien me preguntaba mi película favorita sobre policías, invariablemente siempre contestaba: Los nuevos centuriones, magnífico film de 1972 dirigido por Richard Fleisher basado en la novela del especialista Joseph Wambaugh (Campo de cebollas), y que contando con el protagonismo de George C. Scott y Stacey Keach sigue el día a día de una pareja de policías, uno veterano a punto de jubilarse y otro joven que lleva su profesión en las venas y arriesga continuamente su vida. Una película que contiene uno de los finales más tristes que este crítico ha visto a lo largo de su vida.

      Si la pregunta me la hicieran ahora no dudaría en contestar: SIN TREGUA, esta es la mejor película sobre la labor policial que he visto hasta la fecha, un film donde se saborea el peligro, la sangre y la muerte. Esto es así porque David Ayer ha conseguido su obra maestra narrando las experiencias de dos jóvenes policías de Los Ángeles, Brian Taylor (Jake Gyllenhaal) y Mike Zavala (Michael Peña), que tras haberse formado juntos en la Academia han forjado una sólida amistad. Ambos trabajan como patrulleros en los barrios más conflictivos de Los Ángeles bajo la atenta mirada de su sargento, un trabajo policial que les obliga a enfrentarse a bandas y criminales de todo tipo. Zavala está casado con su novia de toda la vida, Gabi (Natalie Martínez), que está a punto de dar a luz su primer hijo, y Taylor ha comenzado a salir con Janet (Anna Kendrick). La relación entre ambos es muy íntima y sana, se confiesan mutuamente conectando así su vida  personal con la profesional. El día en que sus investigaciones comienzan a molestar a un importante cártel de la droga, sus vidas son situadas en el centro de una diana.
     
      Rodada en formato found footage (rodaje cámara en mano narrado en primera persona y realizado con los personajes principales actuando delante de la cámara o a menudo fuera de la pantalla, con movimientos rápidos e inestables para darle un mayor realismo), SIN TREGUA es un épico y emocionante relato que nos invita a seguir la rutina policial de dos jóvenes agentes en su lucha contra el crimen por la peligrosa y amenazadora jungla de asfalto. Esto, que puede servir como escueta sinopsis para un sinfín de películas policiales, Ayer lo dinamita y subvierte en su estructura escénica, estética y estilística para convertir la función en un ejercicio hiperrealista tan doloroso en su crudeza como conmovedor en su tratamiento de la amistad y la camaradería. 

      De ahí que, sin tregua, el espectador sienta una enorme empatía al comprobar la exquisita química existente entre la pareja de guardianes que ponen en riesgo sus vidas con acciones al límite, y son capaces de recuperar el aliento para regalarnos escenas íntimas donde la familiaridad y la cercanía sirven de bálsamo para la tensión acumulada. Visceral, musculosa, adranalínica y salvaje, en la película no importa tanto la originalidad de la propuesta (opción buddy movie) como el tratamiento de una historia que lejos de resultar maniquea o panfletaria sirve de alerta sobre uno de los trabajos más peligrosos que existen: la originalidad está en su escalofriante narrativa, en la tremenda fisicidad de la acción sin una trama definida, los objetivos surgen de forma espontánea y la muerte acecha en cualquier esquina.    
     
      Así, refutaré cada comentario sobre la originalidad o manierismo en la dirección y armadura de un film que encuentra su mayor virtud en su carácter de documento y el nulo interés por sentar cátedra. De nuevo existe una línea muy nítida que separa a los buenos y a los malos, el registro documental áspero de la cinta pone énfasis en esa frontera en un intento por humanizar a los Hombres de Azul desde su vertiginoso comienzo: “Detrás de mi placa hay un corazón como el tuyo. Sangro, pienso y amo como lo haces tú”. 

      Unos pluscuamperfectos Jake Gyllenhaal y Michael Peña te hacen sentir esa humanidad en su vigilancia por un barrio donde las drogas, el alto índice de analfabetismo derivado de la desestructuración familiar, el desempleo, la miseria y la marginalidad lo han convertido en una zona de guerra permanente, un pudridero humano donde los dos bandos (policías y criminales) tienen los rasgos distintivos bien definidos. Por un lado, los posos nauseabundos que va dejando una sociedad cruel e injusta (esa escena de los espaldas mojadas hacinados como bestias); y por otra parte, los encargados de recoger la basura y solucionar los problemas en un territorio tan fiero como inabarcable (los policías salvando a unos niños encerrados en un armario por una pareja de drogadictos y poniendo en serio peligro sus vidas para salvar a otros niños de una casa en llamas).


      Pero lo que logra mi comunión definitiva con esta magistral apuesta es que, en el núcleo de esa espiral de conflictos existenciales y acontecimientos subyugantes, de violencia brutal y sorpresiva (la búsqueda de una anciana desaparecida te puede llevar a descubrir un importante alijo de drogas y un montón de cadáveres a medio enterrar) es el fluir de una lírica del sacrificio como base para la aceptación de una misión y un destino, no hablo de resignación, es el valor, la generosidad en la entrega y la satisfacción por el deber cumplido. Aunque pocos te lo reconozcan, aunque la vida se te escape a borbotones.