domingo, 28 de octubre de 2012

LAS FOTOS HIPNÓTICAS: ANGELINA JOLIE



      ANGELINA JOLIE (Los Ángeles, 4 de junio de 1975), es hija del actor John Voight (con el que guarda un gran parecido) y de la desconocida actriz canadiense la Marcheline Bertrand. Su debut cinematográfico oficial se produjo en 1993 en el subproducto de ciencia-ficción Cyborg 2 (Michael Schroeder), aunque se da a conocer internacionalmente con la película Hackers (Ian Soltley, 1995), un thriller informático rutinario protagonizado por un grupo de expertos alucinados con la tecnología. Film donde conoció a su primer marido, el actor británico Johnny Lee Miller, lo mismo que ocurrió con su segundo esposo, el actor Billy Bob Thorton, tras coincidir ambos en aquella mediocre película sobre controladores aéreos titulada Fuera de control (Mike Newell, 1999), y lo mismo que sucedió con su actual pareja, el deseado Brad Pitt, con el que protagonizó la insufrible Sr. Y Sra. Smith (Doug Liman, 2005), y que casado con la actriz Jennifer Aniston lo dejó todo para unirse a la diva de labios pulposos y convertirse en un todo que la prensa rosa chicle bautizo con el apelativo de “Brangelina”. 

      Tras participar en el mediocre thriller El coleccionista de huesos (Phillip Noice, 1999), consigue el Globo de Oro y el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por Inocencia interrumpida (James Mangold, 1999), un drama protagonizado por Winona Ryder sobre una mujer que durante los años 60 vivió cerca de dos años en un hospital psiquiátrico porque a sus padres no les gustaba su peculiar personalidad. Con la adaptación del vídeo-juego Lara Croft: Tom Raider (Simon West, 2001) y su secuela en 2003, se convierte en una de las actrices mejor pagadas de Hollywood. Recordemos que junto a nuestro Antonio Banderas protagonizó aquel bodrio titulado Pecado original (Michael Cristofer, 2001), remake del clásico La sirena del Mississippi y en el que la pareja aparecía en una secuencias muy tórridas que fueron muy comentadas. La mejor interpretación de su carrera la logra con El intercambio (Clint Eastwood, 2008), magistral y sombrío relato del maestro en el que Angelina hace de una madre soltera cuyo hijo desaparece sin dejar rastro. Actualmente,  Angelina es embajadora de buena voluntad de ACNUR USA.       

        Buena voluntad que también tuviste conmigo, que me acogiste sin preguntarme nada. Yo era como un peluche sucio y maloliente abandonado en la basura, un títere en la agonía recitando el estribillo de una canción fúnebre. Fuiste mi salvación, Angelina, estabas tan delgada que oía chirriar tus huesos, tan pálida como una flor agostada, como el espectro de una virgen sin pintura. Cuando hacíamos el amor salía el imbécil que llevo dentro, adornando los movimientos con una torpe impostura deportiva, hasta que te enfadabas, fruncías tus labios caníbales y apagando el cigarrillo en el vaso de whisky me gritabas: ¡Fóllame de una puta vez! Sentencia heavy, irreverente y nada furtiva que me conminaba a desflorar tu alma preñándola de primavera. Sin ningún respeto, como si se tratara de un Brad “Pitto” cualquiera.


     

sábado, 27 de octubre de 2012

FOTOGRAMAS EN LA RETINA: "ACUSADOS"



      Por la película ACUSADOS (Jonathan Kaplan, 1988), la actriz Jodie Foster consiguió su primer Oscar a la Mejor Actriz, pero muchos aficionados ignoran que la preferida por Kaplan para interpretar ese papel era Kim Basinger, pues temía de que Jodie no resultase demasiado sexy y atractiva. Basinger declinó la oferta de uno más de los grandes errores que jalonan su muy irregular carrera cinematográfica. Acusados está rodada en un formato casi de telefilm que gracias a sus intérpretes se convierte en un potente y estremecedor drama que nos cuenta la historia de Sarah Tobias (Jodie Foster), una joven solitaria que acumula fracasos en sus relaciones sentimentales, frustraciones que ahoga tomando cervezas en la barra de un bar. Precisamente en los billares de uno de esos garitos se topa con un grupo de chicos que la asaltan, agreden y violan repetidamente sobre una máquina de pinball. Conmocionada y ultrajada acude a pedir justicia, pero todos piensan que ha sido ella quien ha provocado la violación. Sarah emprende una dolorosa odisea que le lleva a enfrentarse a todo un sistema judicial con la única ayuda de su abogada, Kathryn Murphy (Kelly McGillis), en pos de conseguir que la justicia condene a los criminales y a los que permitieron pasivamente que pudieran cometer su crimen

   
      Como curiosidad contaré que Kelly McGillis, que da oxígeno a la abogada que sirve de apoyo moral y ariete judicial a Foster y que se haría famosa formando pareja con Tom Cruise en Top Gun, fue víctima de una violación cuando en 1982, con 20 años, fue agredida en su casa después de regresar del trabajo. El criminal, un tal Leroy Johnson, de 15 años, fue condenado en 2010 a 50 años de cárcel por otros delitos. En Acusados Jodie Foster demuestra que su talento para la interpretación –en ocasiones también para la dirección- es excepcional. La Basinger no hubiese podido mejorar los registros de una interpretación muy convincente hasta en el ambiguo preludio del crimen, ese inocente coqueteo que jamás, repito, jamás, puede justificar una agresión sexual. Su desesperación, sus gestos, su forma de hablar, conforman el retrato medido de una mujer de clase baja perdida en la soledad de su  aflicción post-traumática. Kaplan, como buen artesano, crea una ambientación inquietante con la angustia in crescendo en ese club de carretera, y finalmente, el farragoso itinerario para que se haga justicia y la joven pueda sentirse respetada y limpia.


CRÍTICA DE "A ROMA CON AMOR"


Nueva comedia mundana del viejo Woody Allen
 A ROMA CON AMOR êê
DIRECTOR: WOODY ALLEN.
INTÉRPRETES: ROBERTO BENIGNI, JESSE EISENBERG, ALEC BALDWIN, ELLEN PAGE, WOODY ALLEN, PENÉLOPE CRUZ, ALISON PILL.
GÉNERO: COMEDIA / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 102 MINUTOS.   
          
      Desde que le resulta relativamente fácil encontrar financiación en Europa, Woody Allen hace películas como churros. De nuevo una caleidoscópica y  liviana comedia le sirve al director neoyorquino para ambientar varias historias en otra de las ciudades más míticas y con más encanto del viejo continente, la romántica Roma, ciudad que sirve como escenario para las aventuras que cambiarán para siempre las vidas de un grupo de personas.
     
      John (Alec Baldwin) es un arquitecto de vacaciones en Roma, donde pasó su primera juventud. Un día, paseando por sus calles, se encuentra con Jack (Jesse Eisenberg), un joven no muy distinto a él que se enamora perdidamente de Monica (Ellen Page), la deslumbrante y seductora amiga de su novia Sally (Greta Gerwig), lo que lleva a John a revivir uno de los episodios más dolorosamente románticos de su vida. Al mismo tiempo, Jerry (Woody Allen), un director de ópera retirado, vuela a Roma con su mujer Phyllis (Judy Davis), para conocer a Michelangelo (Flavio Parenti), el prometido italiano de su hija Hayley (Alison Pill). La sorpresa vendrá cuando Jerry escuche cantar al padre de Michelangelo, un empresario de pompas fúnebres, mientras se enjabona en la ducha. Convencido de que un talento así no puede mantenerse en secreto, Jerry se empeña en promocionarlo reverdeciendo así su propia carrera.

      Por otra parte, Leopoldo Pisanello (Roberto Benigni), es un tipo extraordinariamente aburrido que de la noche a la mañana se convierte en uno de los hombre más famosos de Italia. Tanto que el acoso de los paparazzi le hará replantearse el precio de la fama. El film nos presenta también a Antonio (Alessandro Tiberi), que ha llegado a Roma de provincias esperando impresionar a su conservadora familia con su nueva esposa Milly (Alessandra Mastronardi), y poder conseguir así un trabajo importante en la capital. Debido a un malentendido cómico la pareja se separa durante el día, y Antonio termina por hacer pasar a una desconocida (Penélope Cruz) por su mujer, mientras Milly recibe todas las atenciones de la legendaria estrella cinematográfica Luca Salta (Antonio Albanese).

      Como apreciarán mis lectores por la sinopsis, estamos ante una más de Woody Allen y sus líos. Esta vez, la bella capital italiana se convierte en el centro neurálgico de del repertorio de enredos, aventuras y desventuras, pasiones y anhelos de un grupo heterogéneo de personajes que convierten a la Ciudad Eterna en un personaje más del relato. Este cronista nunca ha sido fan de las películas episódicas, producto de sus bruscos cambios de ritmo y sus continuos altibajos. Con más de 40 películas a sus espaldas –exactamente 44- y 76 tacos, Allen sigue siendo un cineasta muy admirado en Europa, un espacio telúrico donde vieron la luz los grandes mitos que pueblan su imaginario cinematográfico (Bergman, Antonioni). 

      Pero Allen es también un veneno para la taquilla que se ve asaltada por ese público de multicines que piensa que el director de Toma el dinero y corre es un plasta. En A ROMA CON AMOR se centra en la fama y el amor para recrear cuatro relatos donde los efluvios glamourosos que desprenden las celebridades y el amor desde las distintas ópticas que los seres humanos tienen de entenderlo y demostrarlo. No obstante, este crítico tiene la impresión de que Woody Allen ya no llega, que todo está narrado de forma atropellada, frívola y accesible, que su periplo por las más bellas ciudades de Europa es poco más que unas vacaciones bien pagadas, si exceptuamos la estimable Midnight in Paris (2011).
     
      Claro que encontramos chispazos de su talento, sensibilidad y agudas reflexiones, pero como pasara con la fallida Vicky Cristina Barcelona (2008), anodina postal turística, el film contiene mucho relleno y momentos situacionales absolutamente inanes. Me gusta, por ejemplo, el Allen más desbocado que nos enfrenta al peculiar cantante de ópera, pero resultan muy reiterativos los episodios protagonizados por Roberto Benigni y Penélope Cruz, aunque la actuación de la española es lo único salvable de un cuento que consigue a duras penas arrancar algunas sonrisas a la platea. 

      Hay destellos brillantes en la aventura protagonizada por Jesse Eisenberg, el bloque en el que mejor funciona el ingenio del que siempre fuera un gran escritor de libretos, con un Alec Baldwin que aparece como la alarma moral del deseo amoroso del atontado joven. En fin, un film mundano a modo de comedia coral con variantes tonales y estilísticas, para hacer fluir historias cotidianas adornadas con el pincel surrealista tan típico de su autor, en el que no faltan los apuntes filosóficos y  existencialistas sobre el arte, el amor, el desamor, la vejez y la muerte. No podía ser de otro modo en un director tan pesimista e hipocondriaco.   

miércoles, 24 de octubre de 2012

LAS FOTOS HIPNÓTICAS: JODIE FOSTER

      Jodie Foster (Los Ángeles, California, 1962), una buena ciudad para nacer si no tienes la desgracia, como le ocurrió a Jodie, de que tu padre abandone a la familia después de tu nacimiento. A partir de entonces, sería su madre la encargada de cuidar de ella y de sus otros tres hermanos mayores. Fruto de la precariedad y de la necesidad de seguir adelante, su madre no cejó en el empeño de introducirla desde muy pequeña en el mundo de la publicidad y el espectáculo, acudiendo a todos los castings que se convocaban en la ciudad de Los Ángeles. Tras su participación en varios spots televisivos, entre ellos aquel famoso de la loción Coppertone, la pequeña actriz es elegida para formar parte del reparto de la serie de televisión “Mayberry RFD”, en cuya emisión aparecía también su hermano Buddy.
     
      Su debut cinematográfico se produjo en 1972 junto a Michael Douglas en Napoleón y Samantha (Bernard McEveety). Pero fue en 1976 cuando alcanzó una gran popularidad de la mano de Martin Scorsese (que ya había contado con su concurso ofreciéndole un pequeño papel en su film de 1974 Alicia ya no vive aquí) con un interpretación que sería clave en su carrera, el de prostituta adolescente en el mítico film Taxi Driver (1976), una cinta protagonizada por Robert De Niro que además de ganar La Palma de Oro en Cannes obtuvo la nominación para la actriz californiana como Mejor Actriz de Reparto. John Hinckley, un perturbado obsesionado con Jodie desde que la viera en esa magistral película de Scorsese, intentó llamar su atención de la peor manera posible, atentando en 1981 contra la vida del presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan. Lo demás es ya historia: dos Oscar por sus actuaciones en Acusados y El silencio de los corderos, y más de cuarenta títulos que recorren una filmografía fundamental aunque con altibajos. Jodie Foster es, además de actriz, directora y productora.
     
      Por el rostro poco definido, dulce y aniñado de la actriz, la foto debe estar tomada unos años después de su recordado trabajo como la púbere prostituta Iris en el film esencial del director italoamericano, y anterior al intento de magnicidio perpetrado (por delirio y despecho) por el tarado John Hinckley. Tal vez por su simpleza, me fascina esta foto, la mirada de Jodie bascula entre la candidez y el desafío, lo cautivador y lo provocativo. Nariz graciosilla y respingona, cabello de natural rubio y sin necesidad de tintes ni planchado, pelo que reposa sobre una espalda de nata blanca, piel como un cielo adornado con lunares como estrellas, en postura cuasi fetal, que nos deja ver con nitidez un muslo de nácar que enciende deseos ¿Quién fuera esa tela azul  que esconde sagrados refugios, aromas, nuevas teologías? De Jodie se dice que manda mucho, que sin ser vanidosa le gusta ser respetada, se habla de su condición sexual, que si es feminista y lesbiana… por ella, sólo por ella, también yo me he convertido en feminista y en lesbiano. Oh, Dios nos ama.  

domingo, 21 de octubre de 2012

ADIVINA, ADIVINANZA ¿DE QUÉ PELÍCULA SE TRATA?

   EL 14 DE JULIO DE 1966, EL MARINERO DE 24 AÑOS RICHARD SPECK, CRUZÓ EL LÍMITE DE LA CORDURA  Y TRAS TOMAR UN LETAL CÓCTEL DE DROGAS Y ALCOHOL, ASESINÓ A OCHO ESTUDIANTES DE  ENFERMERÍA EN UNA RESIDENCIA DE CHICAGO, CONVIRTIÉNDOSE EN UNO DE LOS PSYCHO-KILLERS MÁS FAMOSOS DE LA HISTORIA DE LOS ESTADOS UNIDOS. EN 1976, UNA PELÍCULA DESCONOCIDA PARA EL GRAN PÚBLICO, SE INSPIRÓ EN ESTOS TRÁGICOS HECHOS QUE PUDIERON SER NARRADOS CON TODO DETALLE GRACIAS A QUE UNA NOVENA ESTUDIANTE PUDO SALVARSE ESCONDIÉNDOSE DEBAJO DE UNA CAMA. LA PREGUNTA ES ¿DE QUÉ PELÍCULA SE TRATA? 

ANIMAROS Y DEJAD VUESTROS COMENTARIOS, YA SABÉIS QUE ESTE CRÍTICO SIEMPRE PREMIARÁ AL GANADOR CON UN ATRACTIVO OBSEQUIO.

CRÍTICA DE : LOOPER


El mejor film de ciencia ficción desde “Origen”
 LOOPER êêêê
DIRECTOR: RIAN JOHNSON.
INTÉRPRETES: JOSEPH GORDON-LEWITT, BRUCE WILLIS, EMILY BLUNT, PAUL DANO, JEFF DANIELS, PIPER PERABO.
GÉNERO: CIENCIA FICCIÓN / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 118 MINUTOS.            
      
      No hay duda, amigo lector, estamos ante el auténtico sleeper de la temporada, una interesantísima propuesta que dignifica el género de la ciencia ficción en unos tiempos en los que la imaginación escasea y casi todo gira en torno a manidas repeticiones de esquemas. El nombre de Rian Johnson no es nuevo en esto del cine, todavía recuerdo con satisfacción su debut con aquella muestra de cine negro titulada Brick (2005), en la que contando con el que se convertiría a partir de entonces en su actor fetiche, Joseph Gordon-Lewitt, nos regaló una entretenida y curiosa cinta de suspense en la que se podía atisbar un talento poco común. También para su segundo –e inferior- trabajo, Los hermanos Bloom (2008), contó con la aparición estelar de Gordon-Lewiit aunque en esta ocasión los papeles protagónicos corrieran a cargo de Rachel Weisz y Adrien Brody, en un ejercicio de malabarismo convertido en una miscelánea de géneros, algo por lo que tiene debilidad este cineasta.   

      Con esta premisa, a nadie  le debe extrañar que Johnson se encuentre en la cima de los directores más notables aparecidos en la última década, al menos para este cronista. En LOOPER juega con los viajes en el tiempo en un relato que nos sitúa en el año 2072, una época en que los asesinatos están prohibidos, por lo que las víctimas son enviadas a través de una máquina al pasado (año 2042), donde los Loopers, una organización de asesinos a sueldo que trabajan para una compañía mafiosa, se encargan de matar a los objetivos y hacer desaparecer los cadáveres. El problema surge cuando Joe Simmons (Joseph Gordon-Lewitt), recibe desde el futuro un encargo tan especial cómo trágico: eliminarse a sí mismo (un papel que recae en Bruce Willis dando vida a Joe con 30 años más). La cuestión le genera un momento de duda que permite a su versión mayor escapar, iniciándose una persecución en la que su vida está en juego, pues jamás le perdonarán haber dejado escapar un objetivo fundamental para la organización.

      La idea de los viajes en el tiempo es ya vieja en la literatura de anticipación y el cine Sci-Fi, pero la pirueta temporal de convertir al protagonista en cazador y presa permite a Johnson llevar la historia al terreno en que mejor se mueve, el cine negro, para lo que desarrolla un libreto espléndido con estructura de puzzle en donde todas las piezas tienen que encajar para cerrar el bucle narrativo, acción que en el film siempre lleva aparejada la eliminación de uno mismo.

      En este tipo de premisas siempre quedan cabos sueltos y recursos que se antojan forzados (el elemento telequinésico resulta algo vago e impostado), lo cual no impide que la trama esté bien narrada como consecuencia del esfuerzo del director/guionista para que el espectador no se pierda en un tramo inicial que define el planteamiento del relato con la voz en off del protagonista., dotando a la acción inherente de las dosis justas de confusión y suspense. En LOOPER, la desastrada ambientación va en consonancia con la degradación de esa sociedad de un futuro cercano, una visión distópica de un mundo mísero y corrompido hasta en sus cimientos, donde la ley y la justicia son pura entelequia, y las calles sucias y destartaladas laberintos donde reinan el caos y el crimen.

      El aficionado encontrará ecos referenciales de películas como Terminator, 12 monos, Frecuency, Regreso al futuro… pero esto no le quita un ápice de originalidad a una función que introduce al espectador en dos futuros próximos que seccionan la cinta en dos partes bien determinadas: una primera trepidante que sirve de introducción; y una segunda donde la reflexión se acentúa para indagar en las emociones de los personajes. La fusión de géneros que bandea entre el thriller futurista, el cine negro, el western y los toques de comedia, remarcan la indefinición –sumamente atractiva- de una historia argumentalmente intrincada, una cuestión que viene señalada por las diferentes localizaciones –rurales y urbanas- y los saltos temporales que fracturan la dinámica dramática del relato. Por otra parte, la genial interpretación de Joseph Gordon-Lewitt y la solvente y magnética presencia de Bruce Willis no deberían ocultar  la innecesaria inclusión de de personajes como el de Piper Perabo, un precioso florero que no aporta nada a la historia. 

       Me gusta especialmente esa visión realista sobre el triunfo del Mal (criminales viviendo en la opulencia mientras el pueblo malvive en pudrideros humanos), que sirve de espejo a los siniestros tiempos que nos ha tocado vivir. Esa dicotomía en su texto y subtexto se reproduce a lo largo de todo el metraje alcanzando su cúspide con la aparición del personaje al que da oxígeno Emily Blunt (sobre el que no contaré nada), que finalmente marcará un giro emotivo y dramático que cambiará el destino de los personajes. LOOPER desprende aromas de cine puro e inteligente, y Johnson logra un control exhaustivo de la narración y la dirección de actores, el poso y las vibrantes sensaciones que deja el film perduran mucho tiempo después de su visionado.

jueves, 18 de octubre de 2012

GANADOR DEL CONCURSO "SOMBRAS TENEBROSAS"

EL NOMBRE DEL  GANADOR DEL BLU RAY DE "SOMBRAS TENEBROSAS" DE TIM BURTON ES: OLIVERIO MIGUEL ESCALONA DE MARÍA.


ENHORABUENA, ESTÁS EN RACHA, AMIGO. EN UNAS SEMANAS RECIBIRÁS ESTA JOYA EN TU DOMICILIO.  

martes, 16 de octubre de 2012

ADIVINA, ADIVINANZA

ADIVINA, ADIVINANZA ¿QUIÉN ES LA ACTRIZ Y A QUÉ PELÍCULA PERTENECEN ESTOS FOTOGRAMAS?
VENGA, DEJA TUS COMENTARIOS Y ALGÚN REGALITO TENDRÁ EL GANADOR.

domingo, 14 de octubre de 2012

CRÍTICA DE "LO IMPOSIBLE"


Ejercicio de pericia técnica y corrosivo sentimentalismo
LO IMPOSIBLE êê
DIRECTOR: JUAN ANTONIO BAYONA.
INTÉRPRETES: NAOMI WATS, EWAN MCGREGOR, TOM HOLLAND, SAMUEL JOSLIN, OAKLEE PENDERGAST, ¿MARTA ETURA?
GÉNERO: MELODRAMA / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 107 MINUTOS.   
       
      Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975) ha tardado cinco años en estrenar una nueva película desde su exitoso debut con El Orfanato (2007). Las expectativas generadas por ésta, su segunda obra, son  el mejor indicio de la jugosa rentabilidad que con toda seguridad sacará en su itinerario por las taquillas, una empresa a la que sirve de gran ayuda la eficaz y machacona campaña publicitaria. Bayona es uno de los escasos ejemplos del cine español que hace películas pensadas para un amplio espectro del público, y el público responde con la certeza de que vivirá una experiencia emocionante, pero con la convencimiento de que la reflexión sobre lo visto no dejará a nadie exhausto.

      Vayamos con el argumento: Un matrimonio formado por María y Henry (Naomi Wats y Ewan McGregor), llegan a Tailandia para pasar sus vacaciones de Navidad acompañados de sus tres hijos: Lucas (Tom Holland) el mayor y más independiente; Thomas (Samuel Joslin) el hijo mediano; y Simon (Oaklee Pendergast), el más pequeño. Todos disfrutan unidos del emocionante ritual que supone el lanzamiento de candelas que iluminan el cielo en la noche navideña. Sin embargo, nada puede predecir la tremenda catástrofe que se avecina sobre esa parte del mundo al día siguiente: un terremoto da pie a la formación de un tsunami que arrasa las costas del sudeste asiático llevando a la muerte a varios centenares de miles de personas, en uno de los mayores desastres naturales de la historia. La gran ola arrasa el hotel donde se aloja la familia, quedando María y Lucas separados de los otros tres miembros de la familia, dando así  comienzo una odisea en la que sólo el amor y la fuerza de voluntad les lleva a seguir con vida, con la esperanza de reencontrarse con el resto de su familia, pues en medio de la destrucción no saben si están vivos o muertos.

      LO IMPOSIBLE es un melodrama clásico con capucha de disaster movie que ataca  más por la vía emocional que por la vía intelectual. Con dos partes bien diferenciadas; en la espectacular primera parte (menos de un tercio del metraje), asistimos a los demoledores efectos del tsunami arrasando el hotel-resort en el que sea aloja la familia, todo un alarde de pericia técnica que nos hace ver la magnitud del desastre y sus desgarradoras consecuencias recogidas en planos aéreos y detalles (el pez agonizando en un charco, un hombre desnudo que camina como un zombi, la camioneta atestada de cadáveres) que angustian al espectador; y una segunda parte que muestra la fatigosa, lacerante búsqueda emprendida por los miembros de la familia con la esperanza de reencontrarse una vez ganada la batalla al furioso océano. 

    Queda apuntado, el apartado técnico raya a una altura sublime y los efectos especiales enfatizan sin artificios la destrucción y el caos creado por la gran ola asesina. Se ha puesto tanto interés en ello que se olvida de dotar de una mayor profundidad la presentación de los personajes, perfilados con cuatro brochazos, y surgidos de un guión pobre que delata -hasta en el mismo póster- la previsibilidad del relato. La historia real es muy conocida, pero más allá de la ingrata sorpresa con tufillo racial de ver ese retrato de familia española tan rubia, modélica y fotogénica, Bayona confiere a la historia un tratamiento insano, sensiblero y manipulador que en ocasiones resulta repulsivo, para lo que emplea todas las claves y recursos del melodrama más pueril, efectista y lacrimógeno, un objetivo para el que cuenta con la inestimable ayuda de la cargante música creada por Fernando Velázquez.  


      Este cronista no tiene nada que objetar al escalofriante y sobresaliente hiperrealismo con que está rodada la catástrofe (una prueba de que en España tenemos técnicos tan competentes como los de la poderosa industria hollywoodiense), pienso, además, que  Jota Bayona es un buen director de actores, capaz de sacar una interpretación convincente al acartonado Ewan McGregor, y sus directrices detrás de la cámara tienen mucho que ver con la sobriedad demostrada por Naomi Wats y en que Tom Holland se convierta en lo mejor de la función a nivel actoral. No obstante, y siendo conscientes de que las películas sobre desastres naturales tienen de antemano ganado el favor del público, me molesta que el drama sufrido por esa familia convertida en epicentro apocalíptico (lo del tsunami es un mínimo prólogo), sea lo único que le interesa resaltar al director, en un ejercicio maniqueo que busca la lágrima fácil y la empatía del espectador: solidaridad por doquier, la esperanza como una llama que sigue alumbrando la constante búsqueda, planos de ojos llorosos y situaciones de un desmesurado, corrosivo sentimentalismo. 

       Por otra parte, me extraña tanta expectación cuando sin tantas alharacas ni efectismos Clint Eastwood narró una epopeya parecida en Más allá de la vida (2010), una película que pasó con más pena que gloria por nuestras carteleras. A Bayona le interesa más indagar en los desastres humanos que en los desastres naturales, arañar en la fractura emocional que, en un instante, convierte tu placentera vida en una pesadilla de la que parece imposible despertar. Si bien, entre la ola física y la ola emocional me quedo con la primera, a la segunda se le ven demasiado las costuras, un juego poco sutil que malea la angustia y los sentimientos del espectador, hasta alojarlo en un tramo final en que, debilitado, es incapaz de apreciar la cursilería del invento.

domingo, 7 de octubre de 2012

CRÍTICA DE VENGANZA: CONEXIÓN ESTAMBUL


También en Estambul la venganza se sirve en plato frío
VENGANZA: CONEXIÓN ESTAMBUL
DIRECTOR: OLIVIER MEGATON.
INTÉRPRETES: LIAM NEESON, MAGGIE GRACE, FANKE JANSSEN, LUKE GRIMES, RADE SERBDZIJA.
GÉNERO: ACCIÓN / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 91 MINUTOS.   
         
      La productora de Luc Besson, Europa Corp., apadrinó en 2008 a Pierre Morel para que, partiendo de un guión del propio Besson y Robert Mark Kamen, presentara uno de los thrillers de acción más recordado por el aficionado de los últimos años. Venganza tenía un argumento muy simple: un agente especial de la CIA retirado (Liam Neeson) se ve obligado a volver a la acción para liberar a su hija (Maggie Grace), raptada en París por una banda de albanokosovares dedicada a la trata de blancas. Con una factura técnica impecable, una dirección enérgica y los explosivos momentos de violencia con que Neeson resolvía las situaciones deparó un espectáculo entretenido rodado a un ritmo vertiginoso. Debió de quedar ahí, pero muchos nos temimos que tras su éxito asistiríamos a una secuela que como esta VENGANZA: CONEXIÓN ESTAMBUL estiraría el chicle buscando réditos comerciales sin importar la calidad final del producto.

      En esta nueva entrega Bryan Mills (Liam Nesson), recibe un encargo como consultor de seguridad que le lleva a Estambul, donde le visitan por sorpresa su hija Kim (Maggie Grace) y su ex mujer, Leonor (Fanke Janssen), que está en trámites de separarse de su actual marido, pues después de lo ocurrido en París está dispuesta a darle una nueva oportunidad a Bryan. En el exótico entorno de la hermosa ciudad turca parece que la vida familiar toma un nuevo impulso. La armonía quedará rota cuando un grupo de albaneses liderados por Murad (Rede Serbdzija), que quieren dar cumplida venganza por la muerte de sus compañeros en París, raptan a Leonor en presencia de Bryan, que tiene la suficiente habilidad para ponerse a salvo y advertir a su hija del peligro que corre. Mills contará así con la inestimable ayuda de Maggie, que ha aprendido cómo huir de sus perseguidores, para enfrentarse a los esbirros de Murad y tratar de rescatar a Leonor.

      Con la previsibilidad del invento ya contábamos, la secuela de Venganza no podía ser de ningún modo una comedia musical. Situando al frente del proyecto a Olivier Megaton, otro director de la escuela bessoniana, la nueva entrega se limita a seguir el sendero ya trillado por la anterior película pero desprovista de la garra, el rencor y la mala uva que le confirió Morel. Los dos films quedan definidos por la omnipresente figura de Liam Neeson, el actor irlandés, convertido en una insólita e incendiaria mezcla de Jason Bourne, Jack Bauer y McGyver, derrocha facultades y carisma en situaciones absolutamente increíbles que su marcada personalidad te hace deglutir sin empacho. VENGANZA: CONEXIÓN ESTAMBUL tendría muy poco recorrido sin su presencia, sin su control y pasmosa serenidad a la hora de encarar momentos límites, sin su asumida consciencia de lo peregrino de un relato que en demasiadas ocasiones transita por lo absurdo, y que sólo puede servir de fugaz evasión. De modo que el espectador no debe esperar sorpresas de una cinta cuya única condición es la de ejercer de caja de resonancias del film fundacional.    

      Insisto, la repetición de esquemas es el mayor hándicap  de esta secuela que atiende a prototipos ya muy quemados, porque lo novedoso no puede quedar en la alucinante conversión de Maggie Grace en heroína de acción lanzando granadas, un rol que a todos nos parece muy disparatado. El purista cinéfilo, el que sólo se retroalimenta de películas  memorables con la certera impresión de que el mejor cine ya se ha hecho, pasará de este artefacto como de la mierda… Aún así, yo me atrevo a recomendarlo a un cierto público que sólo va al cine para aparcar durante un rato el estrés evitando que sus neuronas trabajen a destajo. 

       Lo diré, el film se erige sobre un guión lamentable que se convierte en una retahíla de set pieces no siempre bien ejecutadas (las persecuciones por los tejados de Estambul quedan muy alejadas de la magistral planificación lograda en una escena similar de El ultimátum de Bourne) y su eco tiene demasiadas resonancias, para colmo, el villano, siempre en segundo plano, no da juego en su pelea final con un Neeson que se lo come con papas. Los constantes e inútiles subrayados confirman las carencias de un director que a falta de recursos todo lo fía a la acción adrenalínica, con la convicción de que una ensalada de ostias bastará para sanarnos.


jueves, 4 de octubre de 2012

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: EL HALCÓN MALTÉS

EL HALCÓN MALTÉS
(THE MALTESE FALCON)
Cine Negro - EE. UU. - 1941 - 96 Minutos.
DIRECTOR: JOHN HUSTON.
INTÉRPRETES: HUMPHREY BOGART, MARY ASTOR, PETER LORRE, SIDNEY GREENSTREET, ELISA COOK Jr.                                       

      
      John Huston (Nevada, 1996 - Newport, 1987) director, actor y guionista de cine, hijo del actor Walter Huston y uno de los más representativos exponentes de la llamada Generación Perdida. De origen irlandés, fue uno de los grandes impulsores del cine norteamericano de la posguerra, antes de dedicarse al cine había sido militar, llegando a luchar en la revolución mexicana junto a Pancho Villa, fue también boxeador profesional, periodista y pintor. Logra un buen prestigio como guionista -Jezabel, El último refugio, etc.- hasta que Warner le ofrece un contrato brindándole la oportunidad de dirigir EL HALCÓN MALTÉS. Aunque su carrera resulta un poco irregular, me atrevo a significar las siguientes obras por considerarlas las más personales  y, por eso mismo, las que mejor reflejan su estilo: El tesoro de Sierra Madre (1947), Cayo Largo (1948), La jungla de asfalto (1950), La reina de África (1951), Moulin Rouge (1952), Vidas Rebeldes (1961), La noche de la iguana (1964), Paseo por el amor y la muerte (1969), El juez de la horca (1972), El hombre que pudo reinar (1979), Evasión o Victoria (1981), Bajo el volcán (1984), El honor de las Prizzi (1985), Dublineses (1987).


      Sinopsis: Brigid O´shaugnessy (Mary Astor) mujer de gran atractivo pero ciertamente intrigante, contrata al detective privado Sam Spade (Humphrey Bogart) para que encuentre una estatuilla de oro macizo con diamantes incrustados, un halcón maltés considerado una auténtica joya del siglo XVI perteneciente a los caballeros templarios. Pero, tras ella también están un grupo de gángsteres: el extravagante Joel Cairo (Peter Lorre), el inquietante Kasper Gutman (Sidney Greenstreet) y Wilmer Cook (Elisha Cook Jr.).


      Ópera prima de su director basada en la novela homónima del gran especialista Dashiell Hammet, EL HALCÓN MALTÉS obtuvo tres nominaciones a los Oscars, incluido el de mejor película. Con un guión propio, Huston eligió para su debut una historia sobre la que ya se habían realizado dos versiones anteriores -El Halcón (Roy del Ruth, 1931) y Satan met lady (William Dieterle, 1936)- y que sigue con total fidelidad la obra del famoso novelista. Si consideramos que el motivo aparente de la trama es sólo un pretexto -MacGuffin, que diría Hitchcock- el notable interés reside en el magnífico trabajo de todos sus intérpretes y en su excelente puesta en escena.  El virtuosismo interpretativo del film proviene, en un elevado porcentaje, de la mano maestra de Huston, uno de los más grandes directores de actores de la historia del cine (tanto es así que hizo de Marilyn Monroe una actriz formidable en Vidas Rebeldes), un cineasta que, siendo consecuente  con su filosofía, dejaba que los actores se movieran sin tanta rigidez para la planificación de escenas y la confección de encuadres. Así, la presencia siempre estimulante de Humphrey Bogart, arquetipo ya de ese antihéroe cínico y perdedor creado por él -¿cuántas veces murió Bogart en las películas que actuó?- y que tanto le gusta al director de Dublineses, se nos presenta aquí con movimientos menos mecánicos y más naturales.


      Como he señalado anteriormente, el film se edifica sobre un bluff argumental, algo muy frecuente en las mejores obras de su autor y en muchas novelas y películas de espías y cine negro, donde con frecuencia no importa tanto la coartada que da pie al relato como el desarrollo de la trama que gira a su alrededor... y que en este caso es una estatuilla más falsa que Judas, algo que permite a su protagonista, el mítico detective Sam Spade, pronunciar una de las frases más célebres de la historia del Séptimo Arte, ocurre cuando respondiendo a una pregunta formulada por el teniente Dundy relacionada con el material de que está hecha la estatuilla responde: “del mismo material con que están hechos los sueños”. Film fundacional de un género, cine noir o cine negro, que arrastraría en lo sucesivo a millones de espectadores a las salas y que, insisto, cuenta con un gran elenco en el que sobresale Bogart -que sustituyó al inicialmente previsto George Raft- en el papel del legendario héroe creado por el autor de Cosecha Roja. Magnífico también Peter Lorre en un personaje que se ajusta bien a la alocada mirada que proyectan sus ojos saltones, y una Mary Astor que dibuja a la perfección el suyo de falaz e inquietante mujer fatal.


      En fin, cine negro potente que ya apuntaba algunas de las preocupaciones temáticas de su autor; hombres y mujeres a la búsqueda del éxito permanente, la gloria, el riesgo y la aventura, pero que acaban cercados por un destino aciago buceando en el fracaso. Como curiosidad y en deferencia a los millones de cinéfilos amantes de este género, comentaré que la estatuilla de plomo y bronce que aparece en escena y da título a la película, fue subastada por la Galería Christie y adquirida por un precio más elevado que el presupuesto total del film, que ascendió a 300.000 dólares.

miércoles, 3 de octubre de 2012

LOS MEJORES CARTELES DE CINE: THE HITCH-HIKER

    
     Esta sección además de mostrar hermosos carteles de cine según el criterio personal del arriba firmante, puede servirle a los lectores más cinéfilos para descubrir pequeñas joyas como la que nos ocupa. THE HITCH-HIKER (1953), está considerada la primera película de cine negro dirigida por una mujer, la también actriz Ida Lupino, un espíritu rebelde, una genuina rareza en el contexto del Hollywood de la época con una labor esencial en la evolución del papel de la mujer en el cine, que consiguió con este thriller de serie B su película más celebrada detrás de la cámara. El film nos narra la historia de dos hombres de negocios casados (Edmond O´Brien y Frank Lovejoy) que deciden pasar un gin de semana de juerga en Méjico. Todo pinta bien hasta que recogen a un autoestopista (William Talman), un ex convicto cuyo pasatiempo es sembrar de cadáveres las cunetas y caminos y que es conocido por la prensa como “el autoestopista asesino”. De la cordialidad inicial los amigos pasan a ser rehenes de un sádico, un psicópata que les apunta constantemente con una pistola y que les obliga a que le lleven a Santa Rosalía, para lo cual tendrán que atravesar cientos de millas por carreteras secundarias desérticas para eludir a la policía que les sigue los pasos.

      The Hitch-Hiker es sin duda el trabajo más sólido de su directora, que sirvió de inspiración para la muy inferior Carretera al infierno (Eric Red, 1986), un film de metraje ajustado (71 minutos), estructura de road-movie, exteriores propios del western, atmósfera enrarecida y tensión in crescendo que prefigura la presencia en el cine, a partir de entonces omnipresente, del psycho-killer puro, burlón y sin signos caricaturescos, un tipo moralista impenitente que castiga a los protagonistas por estar engañando a sus mujeres. Su bello cartel, fundido en rojo sangre, capta a la perfección la atmósfera de la película; la pistola perpetuamente empuñada y el juego de dominio y poder de un villano tortuoso y siempre vigilante. Una auténtica pieza de culto.