miércoles, 30 de noviembre de 2016

"LA REINA DE ESPAÑA" (Fernando Trueba, 2016)


LA REINA DE ESPAÑA ê

     Ante la estúpida polémica suscitada me veo en la obligación de aclarar que mi opinión crítica no atiende nunca a ningún boicot, por lo que suelo diferenciar siempre al artista y su obra de la persona en otros ámbitos de su vida privada, social o civil, pues de un autor  no me interesan lo más mínimo su ideología política, sus afinidades o antipatías, sus filias y fobias ni sus exabruptos. Señalado esto, con toda sinceridad, creo necesario subrayar que el cine de Fernando Trueba no me gusta, ni una sola de sus películas sería seleccionada por el abajo firmante en una lista de las cien mejores de la historia de nuestro cine, ni siquiera las más aclamadas como El año de las luces, Belle Époque, La niña de tus ojos. Es, sencillamente que no me gusta su manera de narrar historias ni me interesan las historias que cuenta.

   
    Con un flojísimo guión del propio Trueba La Reina de España nos sitúa en la España de los años 50. Macarena Granada (Penélope Cruz) la gran estrella “americana” de origen español, retorna a su tierra para encarnar a Isabel la Católica. Al enterarse de la noticia, Blas Fontiveros (Antonio Resines), que no había vuelto a España desde que se fue a dirigir “La niña de tus ojos” a la Alemania nazi 18 años atrás, decide regresar y reencontrarse con algunos de sus viejos amigos. Su llegada desata una serie de acontecimientos que pondrán a prueba el rodaje de la superproducción.

      
     Secuela de La niña de tus ojos (1998) que está inspirada en uno de los proyectos del productor Samuel Bronston que nunca llegaron a cristalizar, que iba a llevar por título “Isabella of Spain” y que estaba previsto que protagonizase Sophia Loren. Ya saben, cine dentro del cine, una historia aburrida a la que penaliza en exceso su deshilvanado libreto, hasta el punto de que muchas secuencias parecen piezas de un puzzle desordenado. Puede que su desestructurada narrativa haya castigado también el trabajo del coral elenco, falto de una firme dirección y del que sobresale una Penélope Cruz que ha llevado una vida que guarda una cierta analogía con la de Macarena, trabajando en Hollywood y hasta ganando un Oscar. Al fin y al cabo, la realidad y el cine se retroalimentan.

   
   Tras unos brillantes títulos de crédito y un comienzo prometedor en el que se produce el reencuentro de los viejos camaradas para rememorar las glorias y las luces y sombras de un tiempo pasado que ya queda lejos, nos invade una sensación déjà vu, con un sentido y poco inspirado homenaje a la “siempre sufrida gente del cine”, en donde se alternan escasas escenas chispeantes con algunas que producen vergüenza ajena, generalmente protagonizadas por Santiago Segura y que desprenden un cierto tufillo homófobo. La Reina de España no es una comedia, es cine triste, tanto en su corrosiva vena nostálgica como en sus impenitentes y vacuas denuncias, esa machacona obsesión por recordar lo obvio sobre nefastos personajes históricos que aparecen caricaturizados. Todo en esta cinta huele a rancio y apolillado, rodando a contracorriente de una España que hace ya mucho tiempo despertó de la pesadilla. Así, entre guiños cinéfilos, brocha gruesa y estrambote, llegamos a un clímax final en donde la sal gorda cae sobre la platea: “tus palabras me las paso yo por el coño”. Hay quien lo llama ingenio. A mí me produce sonrojo. 

domingo, 27 de noviembre de 2016

CRÍTICA: "ALIADOS" (Robert Zemeckis, 2016)

Ecos de un cine perdido
ALIADOS êê
Director: Robert Zemeckis.
Intérpretes: Brad Pitt, Marion Cotillard, Lizzy Caplan, Matthew Goode, Jared Harris.
Género: Thriller / EE.UU. / 2016 Duración: 124 minutos.

     
   La carrera del veterano Robert Zemeckis ha mantenido en el nuevo siglo un nivel más que aceptable desde que saludara la nueva era con una de las mejores películas de su filmografía, Náufrago (2000). Así, Polar Express (2004) un bello film de animación, Beowulf (2007) adaptación de un poema épico con la digitalización de actores y una perfecta inmersión en 3D, Cuento de navidad (2009) adaptación también en 3D del clásico de Dickens con un asombroso despliegue de efectos especiales, El vuelo (2012) junto con Náufrago su mejor película en lo que llevamos de siglo y que incluye una soberbia actuación de Denzel Washington, y El Desafio (2015) que basa su premisa en la hazaña de un funambulista francés que recorrió sobre un cable la distancia entre las desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York, conforman un sugerente festival mezcla de entretenimiento, modernismo, clasicismo y, en definitiva, amor por el cine.


       Aliados nos sitúa en el año 1942 durante la Segunda Guerra Mundial. Max (Brad Pitt) es un espía del bando aliado que se enamora de Marianne (Marion Cotillard) una compañera francesa, tras una peligrosa misión en el norte de África. La pareja comienza una relación amorosa y se casan, pero todo cambiará cuando notifican a Max que Marianne puede ser una agente doble que trabaja para los nazis. 

     
     Con un guión francamente mejorable de Steven Knight, Aliados es ante todo una historia romántica en tiempos de guerra, lo que hace derivar la trama hacia los territorios del melodrama. La premisa no es nada original si desde Casablanca (la acción comienza en esa misma ciudad) sabemos que en los conflictos bélicos pueden surgir los amores más puros y la guerra no puede borrar su huella aunque la historia demande el sacrificio. Rodada al estilo de la vieja usanza la cinta se impone más como un ejercicio de nostalgia hacia una forma de hacer cine perdida en la noche de los tiempos, que como una aportación novedosa al género de espionaje en donde ingredientes como el drama o el romanticismo se debaten -en una época convulsa de supervivencia- en una espiral de sospechas, traiciones y desconfianza. La trama, con ecos referenciales del maestro Hitchcock, tiene poca fuerza como para generar la tensión afilada de películas como El ojo de la aguja o las novelas de John Le Carre o Graham Greene que parecen inspirar el libreto, le sobra glamour y sofisticación y le falta progresión dramática.

     
    Aliados es, en su concepción de película filmada bajo los códigos de la vieja escuela, una película esteticista, academicista y exuberante más preocupada porque los espectadores concentren su mirada en la bella pareja protagonista, que derrocha elegancia, perfume, sensualidad y una distinción algo apolillada, que en la intriga bélica que siempre queda solapada por los escarceos de la pareja, que sin derrochar una química especial se regalan un buen polvo en un automóvil cubierto por otro polvo más tangible y material, el que provoca una tormenta de arena.

      
     Sí, un amor en las turbulencias de un tiempo atroz, que dejó tierras y mares regados de cadáveres y en donde las relaciones se consumen tras una cortina de fatales sospechas. Un amor atravesando el dolor y la tragedia, en el frente, en la sociedad civil, pasto de bombardeos, ataques y atentados. Un amor como resistencia, fuente de vida, esperanza y paz. Con escasas set pieces de acción (el atentado en Casablanca contra el embajador nazi, el enfrentamiento en la comisaría francesa, las dos secuencias de bombardeos), siempre nos quedará la duda de si Aliados construye todo su andamiaje como sentido tributo a los años dorados de Hollywood en medio del hartazgo sobre la constante banalización del Séptimo Arte, o es sólo un capricho de esencia vintage o demodé en el que no importa tanto el fondo como la forma. En cualquier caso el resultado es el mismo: un film de impecable puesta en escena  cuyo lujoso envoltorio sólo guarda evanescentes aromas de otro tiempo.


viernes, 25 de noviembre de 2016

LAS MEJORES PELÍCULAS DEL NUEVO MILENIO (1): "NIGHTCRAWLER"

El derrumbe moral de una sociedad enferma
NIGHTCRAWLER  êêêêê
Director: Dan Gilroy.
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Bill Paxton, Rene Russo, Riz Ahmed, Kevin Rahm, Ann Cusack.
Género: Thriller / EEUU / 2014. Duración: 113 Minutos.

   
     Con un ajustado presupuesto de tan sólo ocho millones de dólares, el guionista Dan Gilroy (hermano del director Tony Gilroy) firma una de las mejores óperas prima que este cronista ha visto en los últimos años, lo hizo a la edad de 55 años, un dato que debería servir para no desanimar a nadie. Su nombre como guionista lo podemos encontrar en films como Apostando al límite (D. J. Caruso, 2005) un aceptable drama deportivo protagonizado por Al Pacino, Matthew McConaughey y la mujer del guionista y director Rene Russo. También en la fallida (por no decir despreciable) comedia dirigida por Dennis Hopper Misión explosiva (1994), nada que veladamente pudiera anticipar esta tremenda sorpresa titulada Nightcrawler, la auténtica sleeper de la aquella temporada y una de las mejores películas del nuevo milenio.


    Tras ser testigo de un accidente, Lou Bloom (Jake Gyllenhaal) un joven que no consigue encontrar un trabajo estable, descubre el mundo del periodismo freelance en un ambiente nada seguro para esta profesión: el mundo criminal en la ciudad californiana de Los Ángeles. La vida del apasionado joven va a cambiar mucho a partir de entonces, traspasando la difusa línea existente entre el riesgo y la peligrosidad.


     Hay quien ha apreciado en el film algunas resonancias o ecos referenciales de films míticos como Taxi Driver e incluso de la más reciente y magnífica Drive, sin embargo, la historia de este trastornado sociópata sin amigos ni escrúpulos está más cercana a El gran carnaval de Billy Wilder, Network: un mundo implacable de Sidney Lumet y El ojo público de Howard Franklin, tres magníficos relatos que reflejan con poderosa y audaz maestría el estado de una sociedad enferma que alimenta sus espíritu con toneladas de basura servida con el más mínimo y apestoso detalle por unos medios de comunicación que hacen de las miserias cotidianas un espectáculo tan cruel y bochornoso como adictivo, y que sirve para saciar la voracidad insaciable de un mundo corrompido y abonado al éxtasis de la perversidad.


      Jake Gyllenhaal, un actor como la copa de un pino que sabe elegir sus papeles y que se merece un reconocimiento mayor que la mayoría de sus contemporáneos, da oxígeno a un tipo, vulgar, torpe, obsesivo y solitario, un espécimen que camina por el abismo de la marginalidad sin saber qué camino elegir, y que encuentra su lugar en el sol como reportero de sucesos en una ciudad, Los Ángeles, que los crea por miles. Nightcrawler ilumina con espeluznante pulcritud los oscuros recovecos de la mente humana y los meandros del alma donde encontramos el espantoso  reflejo de en qué nos hemos convertido.


       A Lou Bloom, un lobo con piel de cordero, nunca le importan los medios para conseguir cualquier fin; trata de manera denigrante a su ayudante, manipula el escenario del crimen, despista a la policía y oculta información para modelar ad hoc sus reportajes, que serán vendidos a los programas amarillistas de televisión ávidos de sensacionalismo sangriento. Al espectador le resulta imposible empatizar con ninguno de los personajes, ni mucho menos con quienes hacen que un sujeto tan depravado como el protagonista sea aceptado socialmente y se imponen como piezas claves para su triunfo profesional, un triunfo que va aumentando en la misma escala proporcional que sus niveles de inmoralidad y degradación. Bloom, queda apuntado, es un tipo mediocre, desalmado, demacrado, ojeroso, con una vida insulsa, monótona, que plancha meticulosamente sus camisas mientras ve viejas películas en blanco y negro y que desea reafirmar su triunfo profesional haciendo realidad su mayor anhelo: follarse a la madura y atractiva productora de televisión interpretada por Rene Russo, al frente de un macabro programa dedicado a mostrar vídeos escabrosos. La fantasía queda en el aire, pero Rene Russo insinúa de forma perceptible el deseo.


        En cualquier caso, el triunfo de Bloom se deja ver cuando cambia su viejo automóvil por un musculoso deportivo como seña de identidad, una herramienta muy práctica para las huidas y persecuciones, un triunfo que se hará más palpable en la elocuente escena final. Nightcrawler actúa como espejo de una sociedad enferma en donde cualquier don nadie puede alcanzar el éxito, el trillado sueño americano sin importar los cadáveres que tengas que pisotear para conseguirlo, todo para lograr mayores índices de audiencia, y Bloom es el estereotipo monstruoso de nuestra era, elevado a los altares por unos medios de comunicación en gran parte culpables de nuestro derrumbe ético y moral. Obra maestra.


jueves, 24 de noviembre de 2016

AMAR A MARION COTILLARD


     La actriz francesa Marion Cotillard (París, 30 de septiembre de 1975) ha participado en más 50 largometrajes y figura como la única mujer que ganado un Oscar a la Mejor Actriz por una película francesa, concretamente por La vida en rosa (Oilivier Dahan, 2007), un film en el que da oxígeno a la mítica cantante francesa Édith Piaf. Por su genial interpretación en esta cinta también ganó el BAFTA y el Globo de Oro en la misma categoría. Cotillard ha aparecido en más de 200 portadas de revistas de cine, moda y tendencias, además de ser el reclamo publicitario de los bolsos Lady Dior.


        Querida por su condición de ecologista y ambientalista (es portavoz de Greenpeace) un compromiso que le hizo ganar muchos afectos y simpatías, Marion proviene de una familia de artistas (su madre es actriz y profesora de arte dramático como su padre) ha hecho sus pinitos como cantante versionando el tema de Midnight Oil “Beds are Burning”. La actriz gala ha participado en varias obras de teatro y realizado diversos trabajos para la televisión (medio que le sirvió de trampolín para lanzar su carrera) y en el cine debutó con la comedia romántica L´histoire du garçon qui voulait qu´on l´embrasse (Philippe Harel, 1994), aunque se dio a conocer al gran público por su participación en Taxi Express (Gérard Pirés, 1998).


       Amar a Marion Cotillard es amar a toda una larga tradición de bellas divas cinematográficas francesas. Galardonada con la Medalla de la Orden de las artes y las letras de Francia, mantiene una relación sentimental desde 2007 con el actor y director Guillaume Canet, relación que ni siquiera se vio perjudicada cuando un periódico publicó unas fotos de Canet saliendo de la casa que la actriz Katie Holmes tiene en Nueva York, un asunto sobre el que la pareja no ha dicho ni pío. Tras realizar Aliados (Robert Zemeckis, 2016), tiene previsto para 2017 el estreno de dos películas: Les fantomes d´Ismael (Arnaud Desplechin) y Rock´n Roll (Guillaume Canet).


FILMOGRAFÍA SELECTA

-          Taxi Express (Gérard Pirés, 1998)
-          Une affaire privée (Gillaume Nicloux, 2002)
-          Quiéreme si te atreves (Yann Samuell, 2003)
-          Big Fish (Tim Burton, 2003)
-          Largo domingo de noviazgo (Jean-Pierre Jeunet, 2004)
-          La vida en rosa (Olivier Dahan, 2007)
-          Enemigos públicos (Michael Mann, 2009)
-          Pequeñas mentiras sin importancia (Gillaume Canet, 2010)
-          Origen (Christopher Nolan, 2010)
-          De óxido y hueso (Jacques Audiard, 2012)
-          El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
-          El sueño de Ellis (James Gray, 2013)
-          Dos Días y una noche (Luc y Jean-Piere Dardenne, 2014)

miércoles, 23 de noviembre de 2016

TRÁILER DE “MÚLTIPLE” (M. Night Shyamalan, 2016)

     
    Parece que Shyamalan retoma el camino del éxito de crítica y esperemos que también de público, algo que no ocurre desde hace ya demasiado tiempo. El director de El sexto sentido y El protegido (sus dos mejores películas) nos tiene preparado para el mes de enero de 2017 el estreno de Múltiple, un relato en el que James McAvoy da oxígeno a Kevin, un tipo que ha demostrado a su psiquiatra de confianza, la Dra. Fletcher (Betty Buckley) que posee 23 personalidades diferentes. Aún queda una por emerger, decidida a dominar a todas las demás. Obligado a raptar a tres chicas adolescentes encabezadas por la atrevida y observadora Casey (Amya Taylor-Joy), Kevin lucha por sobrevivir contra todas sus personalidades y la gente que le rodea, mientras que las paredes de sus compartimentos mentales se derrumban.


      En formato de thriller psicológico, Múltiple ha obtenido una muy buena recepción crítica en su preestreno en el AFI Fest, aunque algunos críticos han subrayado que el guión del propio Shyamalan no está a la altura de la dirección. Insisto, en general las críticas han sido entusiastas y se comenta que es su mejor film desde El sexto sentido (1999). El tráiler pinta muy bien, pero no nos engañemos, esto no es indicativo de nada, y lo cierto es que ya tenemos ganas de celebrar otro gran éxito del director de origen indio.