jueves, 30 de junio de 2016

TRÁILER “NERVE” (Henry Joost y Ariel Schulman, 2016)

     
    
    La trama de Nerve se centra en Vee (Emma Roberts) una estudiante de secundaria que se ve inmersa en un juego online de “Verdad o acción” (truth or dare) y se da cuenta de que el juego sabe cosas de ella. La tienta con los premios que más desea y la empareja con Ian (Dave Franco) su chico ideal. Al principio todo parece genial: los fans de Vee e Ian les animan mientras ellos superan retos más y más arriesgados. Pero todo da un giro inesperado cuando lo que empiezan a jugarse es la vida. ¿Hasta dónde se verá Vee capaz de llegar?


      Se hace necesario señalar quiénes se encuentran detrás de las cámaras de este inquietante thriller en el que la protagonista se verá manipulada por una comunidad anónima de observadores, no son otros que Henry Joost y Ariel Schulman, firmantes de aquel aplaudido documental titulado Catfish (2010) sobre un joven fotógrafo de Nueva York que es contactado por una niña de Michigan y viaja hasta allí para conocerla.


     La pareja también firmaron las entregas 3 y 4 de Paranormal Activity (2011 y 2012). Para este año tienen previsto otro estreno interesante: Viral (2016) que narra la vida de una joven que reside en una urbanización de los suburbios junto a sus padres y su hermana y ve cómo su vida cambia completamente cuando un virus letal comienza a extenderse por el vecindario. Nerve, que se estrenará en nuestro país el próximo 12 de agosto, cuenta con un guión de Jeanne Ryan y Jessica Sharzer, la música está compuesta por Rob Simonsen y la fotografía corre a cargo de Michael Simmonds. Por último, subrayar que la pareja Roberts/Franco estará acompañada en la función por Juliette Lewis.



LA BELLA EMMA ROBERTS, PROTAGONISTA DE "NERVE"


miércoles, 29 de junio de 2016

CRAWL (Paul China, 2011)


                          CRAWL êêê
     

   Ópera prima y única película dirigida hasta el momento por el director australiano Paul China, Crawl tuvo una recepción muy discreta en el Festival de Sitges a pesar de ser un film interesante en algunos aspectos. La trama nos presenta al sórdido propietario de un bar de mala muerte, Slim (Paul Holmes) que contrata a un asesino a sueldo, El Croata (George Shevtsov) para que elimina al dueño de un taller que le debe dinero. Tras un accidente en el que muere su prometido, una inocente camarera del bar de Slim, Marilyn Burns (Georgina Haig) se convierte en presa del mismo asesino. Ahora, prisionera en su propio hogar, la joven deberá tomar medidas desesperadas para mantenerse con vida.


     Con claras reminiscencias al cine de Alfred Hitchcock, John Carpenter y los hermanos Coen y su ópera prima Sangre Fácil (Blood Simple, 1984), Crawl se impone como un ejercicio de estilo y aprendizaje, una obra más valiosa por sus formas que por un contenido aletargado que estira innecesariamente algunas secuencias de forma estéril, con un suspense que inicialmente pone énfasis en las miradas, los gestos, los silencios, los ruidos, las cortinas mecidas por la brisa y puertas que oscilan para crear una tensión que se adivina vacua y que conduce irremediablemente a golpes de violencia seca y brutal. Sin apenas diálogos, con un ritmo pausado y recursos narrativos muy simples, China condensa sensaciones, estética, atmósfera y pulsión sin acabar de rematar la faena, sin la clarividencia contundente de las obras que dejan poso.


     Aun así, la película merece una oportunidad, los intérpretes cumplen dignamente con su papel y la magnífica fotografía de Brian J. Breheny se impone como un elemento vital de la función, creando una ambiente que mantiene el interés del espectador y logra camuflar algunos agujeros del guión dotando a la acción de un tono de suspense clásico, con lentos y elegantes movimientos de cámara que nos sumergen lentamente en una tensa calma  quebrada por explosiones sangrientas y viscerales.

    
     Impecable en el aspecto visual, rácana vertiente narrativa, Crawl nos presenta a un villano con similitudes con el personaje … al que da oxígeno Javier Bardem en No es país para viejos (No Country for Old Men, Ethan y Joel Coen, 2007) y nos muestra la belleza inmarcesible de Georgina Haig, máximos protagonistas de una historia en la que no falta el humor negro y que contiene algunas escenas muy bien planificadas, como esa en la que el asesino llega a la casa de la joven camarera que espera inquieta a su novio y que denota un fluido trabajo de cámara, o esa otra que protagoniza la otra camarera, Lauren Dillon, acercándose a gatas hacia su pervertido jefe para sufrir los fuertes cachetes en el trasero que éste le propina. Todo para culminar un viaje a la mente trastornada de un psicópata tan excéntrico como expeditivo.



lunes, 27 de junio de 2016

TRÁILER “INFIERNO AZUL” (Jaume Collet-Serra, 2016)


"THE SHALLOWS"

     El director catalán afincado en Los Ángeles Jaume Collet-Serra debutó con La casa de cera (2005), un film de terror defenestrado por la crítica pero que obtuvo una buena aceptación del público. Mejor acogida entre la crítica especializada obtuvo La Huérfana (2009), eficaz fusión entre la intriga y el terror que cuenta cómo la adopción de una niña de rostro angelical se convierte en una maldición para sus padres adoptivos. En 2011 el director español comienza su serie de colaboraciones con el carismático actor irlandés Liam Neeson en una sucesión de thrillers que siempre han tenido buena respuesta en la taquilla: Sin identidad (2011), Non-stop (2014) y Una noche para sobrevivir (2015). Para 2017 tiene previsto el estreno de una nueva colaboración con el actor en un nuevo thriller, The Commuter, película que cuenta con la presencia de Vera Farmiga.

    
    Infierno azul (The Shallows), que se estrena el próximo 15 de julio en España, nos narra la historia de Nancy (Blake Lively), una joven que trata de superar la pérdida de su madre. Un día, cuando se encuentra practicando surf en una playa solitaria, queda atrapada en un pequeño islote a apenas unos metros de la costa, y aunque está a sólo a 100 metros de la salvación, para alcanzarla tendrá que poner a prueba todas sus habilidades y voluntad, pues un enorme tiburón blanco se interpone entre ella y la costa.

      
    Con disparidad de opiniones ha saludado la crítica el nuevo artefacto de Collet-Serra, con impresiones que oscilan entre las más entusiastas como la del crítico de “The Guardian” Peter Bradshaw: “Con su austero guión, su construcción inteligente y su impresionante fotografía (burda en su concepto) se convierte en una obra maestra menor”; y la decepción de Todd McCarthy de “The Hollywood Reporter”: “Una película exploitation de tiburones de la vieja escuela, que ignora obstinadamente todas las lecciones del cine de suspense”. Con un guión de Anthony Jaswinski, música compuesta por Marco Beltrami y una fotografía de Flavio Martínez Labiano, Infierno azul (The Shallows) puede convertirse en la auténtica sleeper de la actual temporada veraniega.

jueves, 23 de junio de 2016

LINDA FIORENTINO, LA PERFECTA FEMME FATALE

      

    Por encima de actrices como Sharon Stone, Kathleen Turner y Glenn Close, Linda Fiorentino (Filadelfia, Pensilvania, 9 de marzo de 1958) es una de las femme fatales más recordadas por los cinéfilos de mi generación, una actriz con un carácter endiablado en el trato con los directores, equipos técnicos y compañeros de reparto, pero con un indudable atractivo para el espectador, tanto por su sinuosa y magnética personalidad como por sex appeal de chica corriente o vecina de al lado. De ascendencia italiana, Linda sopesó estudiar derecho antes de convertirse en actriz, pero se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad de Rosemont (Pensilvania). Debutó en la pantalla grande con la tonta comedia romántica Loco por ti (Harold Becker, 1985), y con ¡Jo, qué noche¡ (After Hours, Martin Scorsese, 1985) elevó la temperatura de la audiencia con su papel de esqueleto de apetecible estampa y predilección por los juegos sexuales perversos.

   
   Desde esta etapa, hasta que vuelve a situarse delante de la cámara en el drama ambientado en los años 20 Los Modernos (Alan Rudolph, 1988) pasaron tres años en los que no contó con la confianza de ningún director, debido en parte a la fama que adquirió su fuerte temperamento. En 1991 trabajó junto a John Travolta en la infumable comedia romántica y musical Grita (Jeffrey Hornaday). Termítocles López contó con su concurso  para la película independiente y de corte experimental Las cadenas del deseo (1992) y protagonizó junto a Charlie Sheen la nefasta película de acción Recuerdos que matan (Larry Ferguson, 1992).

     
   Seguidamente, protagonizó para la pequeña pantalla un par de telefilms, Amenaza peligrosa (Sam Irving, 1993) y el western Acuerdo desesperado (P. J. Pesce, 1994). Fue en 1994 cuando la carrera de Linda Fiorentino pegó  un salto cualitativo al protagonizar el excelente film neo-noir Falsa seducción, una película de bajo presupuesto dirigida por John Dahl con un potente guión de Steven Barancik que sirvió de trampolín definitivo para el estrellato de la actriz. The Last Seduction sentó las bases del personaje por el que se recordará siempre a Linda Fiorentino, el de Bridget Gregory, una femme fatale fría, calculadora, amoral y sin escrúpulos.

   
   De no haberse estrenado en la televisión por cable antes que en cines, Fiorentino hubiera sido una candidata firme por ese papel en las nominaciones a los Oscar, pero debido a ello no fue ni siquiera nominada. Aun así, el buen cinéfilo sabe que fue ella quien revitalizó el papel de viuda negra en el cine de mediados de los 90, consiguiendo el Independent Spirit Award, el BAFTA y el premio del Círculo de Críticos de Nueva York a la Mejor Actriz. Un papel que quedaría adosado a su piel para siempre, como se demostró con el fallido thriller dirigido por William Friedkin Jade (1995), en el que daba oxígeno a una seductora y enigmática psiquiatra. Poco a poco, la carrera de Linda fue languideciendo, y aunque todavía lograría un cierto reconocimiento por su papel como único descendiente de Jesucristo en el film Dogma (Kevin Smith, 1999), y encarnando a la atractiva forense que prefería la compañía de los muertos a los vivos en Men in Black (Barry Sonnenfeld, 1997), son pocos los espectadores que recuerdan títulos como Body Count (1998), ¿De qué planeta vienes? (2000) o Escondido en la memoria (1996) de nuevo a las órdenes de John Dahl.

    
      Tal vez, algunos aficionados la recuerden al lado de Paul Newman en la comedia de atracos Donde esté el dinero (Marek Kanievska, 2000), y algunos más en el thriller irlandés Criminal y Decente (Thaddeus O´Sullivan, 2000) en donde interpreta a una de las amantes de un criminal de Dublín encarnado por Kevin Spacey. Concluyo esta especie de homenaje a esta bella musa que me dejó huella recordando el último film que vi (no recuerdo si en cine o en otro formato) protagonizado por la actriz de Filadelfia, En el punto de mira (Kari Skogland, 2002) en el que daba vida a la mujer de un fabricante de armas que es secuestrada por un hombre (Wesley Snipes) para tratar de vengar así la muerte de su hijo durante un tiroteo en la escuela. Queda el mito, y recordaremos siempre su aura de mujer independiente, dura, sofisticada, hermosa, enigmática, fría y manipuladora que ha perseguido a la actriz hasta su retirada de los focos, el glamour y las bambalinas. ¡GLORIA A LINDA FIORENTINO!  



    

miércoles, 22 de junio de 2016

“DESDE ALLÁ” (Lorenzo Vigas, 2015)

    

    Tras el resultón corto rodado hace doce años Los elefantes nunca olvidan (2004), el director venezolano Lorenzo Vigas nos presenta su esplendoroso debut con el largometraje Desde allá, un potente relato que se alzó con el León de Oro en la pasada edición del Festival de Venecia, fue declarada Mejor Ópera Prima en el Festival de La Habana y Mejor Película Iberoamericana en el Festival Internacional de Panamá. Nada extraño, porque el film de Vigas es una pieza de cámara tan magnética como compleja.

      
    En medio de una Caracas convulsa, la película nos cuenta la historia de Armando (Alfredo Castro) un hombre de cincuenta años que trabaja en su propio laboratorio de prótesis dental. En su tiempo libre busca a hombres jóvenes en paradas de autobuses y les ofrece dinero a cambio de que les acompañen a casa. Sólo busca compañía y observarles desnudos mientras se masturba sin entrar en contacto con ellos. Pero Armando también tiene otra costumbre, la de espiar a un hombre de edad avanzada, al que le une un vínculo común en el pasado. Un día, Armando conoce a Elder (Luis Silva) un joven de dieciocho años líder de una pequeña banda de delincuentes juveniles. Se lo lleva a casa sin que ninguno de los dos intuya que de ese encuentro nacerá una relación entre ellos que los cambiará para siempre.


      Con un ajustado presupuesto, rodada de manera sencilla y sin concesiones, Desde allá, guionizada y producida por el mexicano Guillermo Arriaga, nos presenta una interpretación prodigiosa dotada de matices y un amplio abanico de recursos del actor chileno Alfredo Castro, dando oxígeno a Armando, un tipo al que, a pesar de gozar de un privilegiado estatus económico, no ha sido tratado bien por la vida. Porque la vida es mucho más que dinero, que puede volverse absurdo e inoperante en los dominios del silencio, la herida del tiempo y la soledad. Armando esconde su homosexualidad, estigma lacerante que parece lastrar su errante sociopatía y reprimida sexualidad. Un tipo solitario que no se encuentra a gusto en su piel, dueño de un alma castigada y de errático itinerario. Desde allá se impone como una severa introspección sobre los tormentos de la condición humana y sus tenebrosos senderos hacia páramos desolados por donde andan diseminados los amargos restos del naufragio.

     
    El encuentro de Armando con Elder (magnífico también Luis Silva en su papel de fanfarrón de frágil moral), que en su primer encuentro recibe una paliza del joven que, además, le roba todo lo que lleva encima, lo cambiará todo. En lugar de denunciar la agresión a la policía, se convierte en una figura auxiliadora del joven homófobo, iniciando un turbio romance pasional donde la ternura que flota en la superficie será barrida por la devastación de la inmediata marejada, por las aristas punzantes de un drama desgarrador que no nace sólo de las diferencias de clases o edad de los personajes protagonistas, también del vínculo de ambos con el padre ausente, heridas que supuran desde el peor de los crímenes. Evitando el morbo fácil y el obsceno amarillismo, Lorenzo Vigas explora el sometimiento de la miseria humana ante el poder (político, económico…), la alienación, las debilidades de una sociedad enferma, miedosa y esclava en tiempos de crisis y abyección moral, de vidas quemadas que apenas dejan cenizas. (êêêê)