miércoles, 10 de agosto de 2016

GESTAPO: LA ERÓTICA DEL TERROR

     
    
    Uno de los matrimonios nazis más identificados con el brutal régimen de terror implantado por Hitler fue la pareja compuesta por Reinhard Heydrich y su esposa Lina von Osten. Como jefe de la Oficina Central de Seguridad del III Reich (que incluía a la Gestapo) tenía que espiar a los mandatarios nazis sospechosos de desafección al régimen, para ello su esposa ideó un plan para espiarlos que consistía en transformar un elegante hotel berlinés en un lujoso burdel. Así nació Salón Kitty, situado en el número 11 de la calle Giesebrechtstrasse, en el que atractivas meretrices sacaban información de tan distinguidos invitados del estado, diplomáticos y jerarcas nazis.


      En el sótano, los técnicos grababan las conversaciones. Esas actividades tuvieron como efecto que el matrimonio Heydrich no fuera muy popular entre sus compañeros de partido. En septiembre de 1941, Hitler, que quería a Heydrich como a un hijo, le nombró Protector de Bohemia y Moravia hasta que fue asesinado por un comando checo en Praga. Entre las personalidades que pasaron por el burdel estaba el conde Ciano, ministro de exteriores italiano, Sepp Dietrich, otro dirigente de las SS, y el ministro de propaganda del Reich, Joseph Goebbels. Gracias a las actividades del famoso burdel se pudo capturar al agente británico Roger Wilson. La agonía de la guerra y las consecutivas derrotas alemanas, hicieron que el prostíbulo rebajara su actividad considerablemente.


     El cine se ha ocupado de este asunto a través de la mirada de dos directores italianos, Tinto Brass y Fabio De Agostini. En la película de Brass, Salón Kitty (1976), los nazis deciden sustituir a las prostitutas polacas del citado burdel por bellas e inteligentes mujeres alemanas que, además, deberán simpatizar con el partido nazi. La dueña del hotel, Kitty, no está dispuesta a aceptar las nuevas reglas, pero la Gestapo seguirá adelante con su proyecto mantener a las alemanas y prepararlas para que sean unas experimentadas furcias. Brass reflexiona sin mucho acierto sobre el poder con la excusa de los excesos y depravaciones nazis y sus disparatadas obsesiones. El reparto incluye como protagonistas al guaperas Helmut Berger y a la actriz Ingrid Thulin en el papel de Kitty, y es uno de los films que cuenta con más predicamento de todos los dirigidos por el gran erotómano italiano.


     En La larga noche de la Gestapo (Fabio De Agostini, 1977) la idea se centra más en la historia real del Salón Kitty, cuando un grupo de nazis sospechan que otros jerarcas planean traicionar a Hitler. La idea que tienen para desenmascararlos es construir un hotel-burdel con prostitutas agentes para obtener de los nazis, embriagados por sus deseos más perversos, información, confidencias y secretos del poder.


     Con un elenco de actores mediocres, La larga noche de la Gestapo sigue al ayudante de Rudolf Hess, que arrestado por las SS tras la huida de éste a Gran Bretaña, se verá obligado a participar en un plan para atrapar a “Los Siete”, un grupo de burgueses disidentes nazis. En realidad la trama sirve de coartada para mostrarnos  una galería de culos y tetas (que siempre son bien recibidos) y alguna secuencia sadomasoquista ni mucho menos aberrante. Una película fallida y cutre que en su época abonó a un buen número de espectadores a las sesiones doble de los cines de barrio.  


3 comentarios:

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  3. Bueno, te habrás dado cuenta de que soy español, por lo que me es imposible descifrar el tremendo galimatías que has escrito, Luigi. Pero si te hace ilusión...

    Saludos.

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