viernes, 31 de octubre de 2014

CRÍTICA: "CAMINANDO ENTRE LAS TUMBAS"

El detective analógico
CAMINANDO ENTRE LAS TUMBAS êêê
DIRECTOR: SCOTT FRANK.
INTÉRPRETES: LIAM NEESON, DAN STEVENS, MARINA SQUERCIATI, SEBASTIAN ROCHÉ, BOY HOLBROOK, DAVID HARBOUR.
GÉNERO: THRILLER /EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 114MINUTOS.    


     Hace unos años tuve la oportunidad de ver una película independiente titulada Lookout (2007), film dirigido por un tal Scott Frank y que supuso su ópera prima. Supe de él que había trabajado sobre todo de guionista y dirigido algunos capítulos para series de televisión, y me interesé porque su nombre me sonaba de algunos títulos de crédito pero no era capaz de relacionarlo con ningún título. Fue entonces cuando apareció su nombre como guionista de la magnífica Minority Report (Steven Spielberg, 2002), e incluso había obtenido una nominación como Mejor Guionista por el libreto de la resultona Un romance peligroso (Steven Soderbergh, 1998). El caso es que Lookout resultó un entretenido thriller protagonizado por Joseph Gordon-Levitt dando vida a una joven estrella del deporte estudiantil que tras sufrir un accidente es reclutado por una banda de delincuentes, que supuso el reconocimiento para Frank en el Independent Spirit Awards en donde se alzó con el Premio a la Mejor Ópera Prima.
      El caso es que han pasado siete años desde aquel debut y su segundo largometraje no me ha decepcionado. Caminando entre las tumbas sigue a Matt Scudder (Liam Neeson), un ex policía de Nueva York que trabaja como detective sin licencia. Cuando un traficante de heroína, Kenny Kristo (Dan Stevens) requiere sus servicios para dar caza a los tipos que secuestraron y asesinaron brutalmente a su esposa, descubrirá que no es la primera vez que esos hombres han cometido esa clase de crímenes. Es entonces cuando decide recorrer las calles de Nueva York para investigar el caso antes de que esos asesinos sin corazón ni conciencia vuelvan a matar.
      Caminando entre las tumbas es una adaptación del best-seller homónimo del escritor norteamericano Lawrence Block, una oportunidad de ver otra vez a Liam Neeson como un implacable action hero a pesar de sus 62 años cumplidos, y es que la veteranía le está sentando muy bien al actor norirlandés que, eso sí, aquí encarna a un vengador más pausado y humano, un detective analógico, a la vieja usanza, un tipo solitario afectado por un pasado borrascoso debido a su afición por la botella. El detective Matt Scudder es un viejo conocido del aficionado a la novela negra o policíaca, pero en el cine sólo había tenido una aparición interpretado por Jeff Bridges en la espléndida película de Hall Ashby Ocho millones de maneras de morir (1986), aunque a partir de ahora y dependiendo del éxito de esta cinta iniciará una nueva saga. Estamos ante un thriller muy negro y tenebroso que no ahorra momentos de truculencia sórdida y atroz, un film de densa atmósfera en donde la ternura del detective hacía un joven indigente negro que quiere ser su ayudante contrasta con los salvajes asesinatos investigados (las esposas de varios narcotraficantes son secuestradas, asesinadas y descuartizadas y sus restos repartidos por diferentes zonas de Nueva York), y en donde la pericia y el instinto del detective irán marcando las pautas de una investigación con giros y retruécanos en un contexto suburbano que enaltece la intriga.
   Tengo la impresión, y esto es algo que se repite muy a menudo, que una pequeña poda le hubiera sentado fantástico a la función, pero sin ser demasiado quisquillosos, Scott Frank nos ofrece un sólido relato noir que con las constantes del cine de serie B confieren un tono pulp a la acción y un halo de antihéroe a un protagonista marcado por los oscuros designios de la existencia y que intentará redimirse de su pasado. Con un competente reparto de secundarios, nada carece de interés y las subtramas enriquecen el relato  sin convertirse en rémoras de la esencia narrativa, que serpentea por las calles de una Nueva York amenazadora y de look muy setentero. La trama, surgida de un guión sencillo y sin grandes lagunas, no aporta demasiados elementos novedosos, y más allá del magnetismo de Liam Neeson, se ha cuidado convenientemente a unos villanos sin que parezcan figuras de opereta, unos asesinos que recorren la ciudad en furgoneta y que se muestran creíbles en sus inexistentes límites morales y su fría e irónica perversidad. Caminando entre las tumbas es una película digna que te engancha desde la inicial secuencia precréditos y mantiene la tensión hasta el frenético clímax final, un film clásico de detectives barnizado con una violencia sádica que ofrece a nuestro hastiado antihéroe, sin mucho que perder, el ansiado oxígeno de la expiación. 

miércoles, 29 de octubre de 2014

MIS PELÍCULAS ESPAÑOLAS FAVORITAS: "EL SUR".

EL SUR
Drama - España, 1982 - 93 Minutos.
DIRECTOR: VÍCTOR ERICE.
INTÉRPRETES: OMERO ANTONUTTI, ICIAR BOLLAÍN, SONSOLES ARANGUREN, MARÍA MASSIP, RAFAELA APARICIO, LOLA CARDONA.

      Abundan poco los ejemplos de directores a los que se les puede contar cada largometraje realizado como una obra maestra. Es el caso del vizcaíno Víctor Erice (Carranza, 1940) sus tres únicas películas que marcan los primeros años de las últimas décadas, le convierten, para muchos críticos y aficionados, en uno de los mejores directores españoles de todos los tiempos: El espíritu de la colmena (1973) un bello relato acerca de los miedos y fantasmas que pueblan la infancia de dos niñas en la amarga y dolorosa posguerra y su relación con su idealizado padre. El sol del membrillo (1992) película que nos habla de la naturaleza, de la necesidad y dificultad del pintor Antonio López por recoger en un lienzo la hermosa luz con la que baña el sol del otoño un membrillo. Erice cursa el bachillerato en San Sebastián, después marcha a Madrid donde comienza a estudiar Ciencias Políticas, pero como eso no era lo suyo, ingresa en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas. En el Instituto realiza varios cortometrajes y colabora en algunos guiones. Debuta con un sketch en la película Los Desafíos (1960). Victor Erice ejerció también como crítico cinematográfico en las revistas “Cuadernos de Arte y Ensayo” y “Nuestro Cine”.
   
   El Sur nos sitúa en el otoño de 1950. Agustín (Omero Antonutti) se suicida. Estrella (Sonsoles Aranguren e Iciar Bollaín) comienza a recordar el pasado de su padre: el sur, su lugar de origen, que se vio obligado a abandonar por los conflictos generados por las diferentes ideas políticas entre él y el abuelo, cómo viajaron de un lado para otro hasta que encontró trabajo fijo como médico en una ciudad del norte. Sus largos encierros en el desván liado con sus experimentos y cómo su madre (Lola Cardona) le decía que no había que molestarle, pues era poseedor de una fuerza especial y si abría la puerta se escaparía. El día de su primera comunión, a la que él, en contra de lo que ella creía, asistió, recuerdos que viajan a cuando le acompañaba en sus tareas de zahorí. También, en el recuerdo, un nombre de mujer, Irene Ríos, una actriz mediocre de la que su padre estaba profundamente enamorado. Agustín se ha suicidado con de un disparo de escopeta cerca del río, Estrella encuentra sus cosas, el recibo de una conferencia telefónica a un número del sur, decide entonces conocer la tierra de su padre y averiguar algunos secretos.
    
    Basada en el cuento homónimo de Adelaida García Morales, con guión escrito por Víctor Erice y Ángel Fernández Santos, y a pesar de no haber podido rodar la segunda parte de ese guión por unos ridículos problemas de presupuesto con el productor Elías Querejeta, El Sur es mi película favorita de Erice y también una de mis insustituibles cintas de cabecera. Casi diez años después del estreno de El espíritu de la colmena, el director vasco vuelve a centrar la esencia de su segunda película en la infancia y la fascinante mirada de una niña hacia la poco menos que endiosada figura paterna, lo que en verdad manifiesta que su primera obra ha ejercido una notable influencia sobre su segunda (la época, la importancia del pasado, personajes perdedores, situación socio-política, amargura). El Sur es un retrato intimista sobre el conocimiento, la inocencia, las fantasías y la ignorancia de una niña, y a su vez, el de unos personajes rotos por el pasado, la incomunicación y los desengaños. El vivir aislados de la ciudad en la finca “La gaviota”, le sirve a Agustín de destierro para su exilio íntimo, el de perdedor de una contienda civil que no sólo dividió a España, también a las familias, de esta manera escapa del contacto cercano de las gentes, algo que no necesita, pues vive para sus recuerdos y la única presencia que soporta es la de su hija.


    Pero el padre, poseedor de una gran sabiduría y una fuerza especial para estrella niña, es sólo un hombre amargado, insatisfecho, cobarde y resentido para Estrella adolescente, así, Estrella, que durante toda su infancia estuvo observando a su padre como a un mito, un mago, el gran zahorí, le observa ahora como a un simple hombre medio que guarda oscuros secretos y fracasos, en lucha con unos recuerdos por los que vive penando, profundamente herido, humanamente vencido, vulnerable, oprimido y abocado fatalmente a la desesperación. Es cuando su padre la invita a comer al Gran Hotel, para buscar un acercamiento y romper un silencio que dura ya mucho tiempo, que se hace patente la desconexión, ella le pregunta por Irene Ríos, su padre le responde con evasivas, miente, dice no recordar... y otra vez vuelve el silencio, la ruptura es un hecho. Bailan el mismo pasodoble que bailaron en su comunión, pero Estrella ya no siente nada especial, se aleja dejándole solo en el comedor vacío, Agustín sabe que no la volverá a recuperar, tanto si lo esperaba como sino, acumula otro dolor, será la última vuelta de tuerca.
    
    Siempre, en cada visionado de esta excelente película -y han sido muchos-, me he preguntado cuáles fueron los últimos pensamientos -y doy por sentado que en algo pensó- de Agustín antes de apretar el gatillo de la escopeta y suicidarse, en ese trayecto desde la casa hasta el río, en esa noche oscura y ese tiempo quieto, y me he puesto a especular ¿pensaría que lo real es el amor hacia su hija, a la que le oculta historias? ¿que lo real es el sur?, en donde están sus orígenes, centelleante a más de mil kilómetros, pero latente en su memoria. El sur al que no volverá, muriendo en tierra tan fría como extraña ¿pensaría, tal vez, en los amplios dominios de la soledad ¿en el desgarro de los sentimientos? ¿en el deseo cautivo? ¿en lo que pudo haber sido y no fue? ¿en las huellas de un amor truncado, irrepetible, anclado para siempre en un tiempo y un espacio?  Y en cada nuevo visionado de la película me pregunto ¿cuáles fueron sus últimas palabras?, si es que pronunció algunas antes de morir allí, cerca de la orilla de un manso río. Y siempre me vienen, me asaltan las mismas :<<volveré tan triste a tu memoria, que sólo volveré cuando ya no forme parte de este mundo>>. Después, logro mirar otra vez el cuerpo de un hombre que yace derrotado junto al río, al lado de una bicicleta.
    

   Obra maestra, redonda, colosal, absoluta. A destacar el prodigioso guión del recientemente fallecido Ángel Fernández Santos y Víctor Erice para su película inacabada. También la maravillosa fotografía de José Luis Alcaine. Por cierto, por discrepancias otra vez con el productor -¡maldita pena!- Erice no pudo llevar a buen puerto una de sus películas más ambiciosas, El embrujo de Shanghai, traslación a la pantalla de la magistral novela de Juan Marsé, Trueba se hizo cargo del proyecto que, una vez visto, no convenció a casi nadie.

domingo, 26 de octubre de 2014

CRÍTICA: "EL JUEZ"

Otro tormentoso regreso a los orígenes
EL JUEZ êêê
DIRECTOR: DAVID DOBKIN
INTÉRPRETES: ROBERT DOWNEY JR., ROBERT DUVALL, VERA FARMIGA, BILLY BOB THORNTON, VINCENT D´ONOFRIO.
GÉNERO: DRAMA /EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 141 MINUTOS.    
   

     David Dobkin, firmante de tonterías como De boda en boda, Fred Claus, el hermano gamberro de Santa Claus, El Cambiazo, Con derecho a roce, se pasa al drama familiar con El Juez, un film para el que cuenta con el trabajo de dos figuras indiscutibles de la pantalla grande; una en su etapa de decadencia, el muy senior Robert Duvall; y otra, en su tránsito hacia la madurez, Robert Downey Jr., que cuelga los trajes de Iron Man y Sherlock Holmes para permitirse trabajos más íntimos que se alejan de lo meramente alimenticio. El film nos narra la historia de Hank Palmer (Robert Downey Jr.), un importante y excéntrico abogado que regresa a al hogar familiar tras la muerte de su madre. Será entonces cuando se entere de que su padre, Joseph Palmer (Robert Duvall), del que está distanciado y es el juez del pueblo, es el principal sospechoso de haber cometido un crimen. La decisión de Hank de investigar el caso supone el restablecer poco a poco una relación con los suyos que llevaba mucho tiempo rota.


      Lo primero que este cronista piensa es que David Dobkin apuesta por este proyecto para demostrar y demostrarse que además de sus dudosas habilidades para el artefacto de carácter humorístico, también está capacitado para hacer frente a historias dramáticas más introspectivas y personales. El extenso metraje de El Juez (casi dos horas y media) nos indica que Dobkin se encontró a gusto durante el rodaje con esos dos pesos pesados de la interpretación y jugando a ser un competente director de actores, pero el observador más impenitente observará que una poda no le hubiese venido mal al relato.


      El film no aporta ninguna novedad al drama familiar o judicial, y dentro de este subgénero de “retorno a las raíces” al que Hollywood está abonado en los últimos tiempos, uno acaba escuchando los ecos del reciente film Agosto (John Wells, 2013), con el que El Juez guarda ciertas analogías mosqueantes: Una familia que se reúne en la casa de sus padres tras la muerte de un ser querido, lo que hace que todas las miserias salgan a la luz. Resultando muy sospechoso el cúmulo de elementos argumentales comunes: conflictos paternofiliales, infidelidades, enfermedades terminales, pasados tormentosos, amores a la deriva del tiempo, heridas sin cicatrizar, muertes extrañas, reconciliaciones.  


   Una pegajosa sensación déjà vu que lastra a una función que tiene como mayor aliciente el duelo interpretativo entre ese juez respetable y padre inclemente al que da oxígeno un sobrio Robert Duvall, y el hijo, un cínico abogado picapleitos y sanguijuela encarnado por un Robert Downey Jr. demasiado dado a los movimientos mecánicos de cabeza pero con un carisma irreprochable, un tipo de penosa vida sentimental que prefiere siempre llegar a acuerdos económicos antes que presentar su defensa ante un tribunal. La película no es ni mucho menos desdeñable, el problema es que este crítico anda ya un poco cansado de estos atormentados regresos al hogar y sus tópicos objetivos de desahogo emocional, reconciliación y redención, y se hace aburrido estar atento a unas subtramas que sólo sirven de relleno en un relato que no daba para tan largo (la historia muy desmadejada de los otros dos hijos del juez, la acción de un fiscal implacable y el reencuentro de Hank con su ex novia, una deliciosa Vera Farmiga), y que sólo sirven para iluminar vías narrativas en exceso trilladas.

      Podemos concluir que El Juez es sólo un vehículo para el lucimiento de sus dos estrellas protagonistas en una historia muy castigada por un guión rebosante de esquematismos. Convencionalismos calculados para desentrañar un enigma psicológico más antiguo que las pinturas de Altamira: la búsqueda de ese padre perdido en la distancia pero cuya figura horada la conciencia y el subconsciente como un martillo mecánico. Para poner énfasis emocional a los momentos más dramáticos e íntimos está la reiterativa y en ocasiones molesta música de Thomas Newman. 


jueves, 23 de octubre de 2014

MAYRA LEAL Y EL “PENDEJO” DE DANNY TREJO


     De padres latinos y nacida y criada en Houston (Texas), La modelo y actriz estadounidense de 27 años Mayra Leal se graduó en la Universidad de Texas en Publicidad y Relaciones Públicas. Comenzó su carrera en el mundo del espectáculo en 2004 realizando spots publicitarios para la franquicia Walt-Mart y Blackberry. Aunque tuvo alguna aparición en un documental y realizando anuncios y vídeos musicales, el verdadero punto de inflexión de su carrera tuvo lugar en el año 2009, cuando es seleccionada en un casting de Robert Rodríguez para su participación en la película Machete (2010). Ella comenta que su escena de desnudo junto a Danny Trejo y Steven Seagal la obligó a relajarse en momentos de estrés. Mayra ha trabajado también en el mediocre thriller Playing House (Tom Vaughan, 2010) y en el film de acción Arena: Combate Mortal (Jonah Loop, 2011) junto a Samuel L. Jackson. Desde entonces, la hemos perdido la pista, estaremos atentos a su cuenta de Twitter.
                     
                        
      Como mis lectores saben, Machete fue una adaptación del falso tráiler incluido en Grindhouse (Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, 2007) que dirigió Robert Rodríguez y protagonizó Danny Trejo en el papel de un ex federal mexicano con increíbles habilidades, y que después de haber sido dado por muerto a raíz de un enfrentamiento con un jefe de un cartel de la droga, huye a Texas e intenta dejar atrás su pasado. Algo que no logrará porque allí la corrupción campa a sus anchas y además tropieza con un implacable hombre de negocios para el que trabajan innumerables asesinos a sueldo.


    En realidad este post que ofrezco a mis seguidores es una excusa para volver a visionar de nuevo una escena que nos sigue sorprendiendo (¿de dónde saca el móvil Mayra Leal, por Dios?) y nos pone muy verracos por cómo está la niña y por lo que nos enseña. Aunque el film cuenta con la presencia de bellezas como Jessica Alba y Michelle Rodríguez, es esta escena protagonizada por Mayra y Trejo la que más seguimos recordando de una película a modo de exploit sucio, sórdido y fronterizo, un juguete ideado para pasar el rato: caricaturas comiqueras, violencia hiperbólica y guiños cinéfilos. Un producto bastardo que nunca superó las expectativas del tráiler fake. Eso sí, seguimos disfrutando con el visionado de esa pizpireta y aviesa gatita salvaje llamada Mayra Leal.



martes, 21 de octubre de 2014

TRÁILER SUBTITULADO DE “AMERICAN SNIPER” DE CLINT EASTWOOD


      Esta esperadísima película dirigida por Clint Eastwood se basa en la novela homónima “American Sniper: The Autobiography of the Most Lethal Sniper in U.S. Mlitary Story”, escrita por el autor de la hazaña Chris Kyle, considerado el francotirador más letal de Estados Unidos que llegó a causar la muerte de 255 insurgentes iraquíes. Chris Kyle (Bradley Cooper), se ha sentido atraído por las armas desde pequeño, y en 1.999, tras su segundo intento, consigue ingresar en la Marina de los Estados Unidos (SEAL). En ese mismo año Chris es destinado a Ramadi Anwar y Bagdad para combatir en la Guerra de Irak. Su precisión milimétrica ahorra incontables vidas en el campo de batalla, y como las historias de sus hazañas se propagan, se gana el apoyo de “Legend”. Pero su reputación también crece dentro de las líneas enemigas, que ponen precio a su cabeza y hacen de él un objetivo primordial. También se enfrenta a otro tipo de batalla en su vida personal: se esfuerza por ser un buen esposo y padre de la familia que tiene al otro lado del mundo.


Su estreno en Estados Unidos está previsto para el 25 de diciembre de 2014 y en España el 22 de febrero de 2015. ¡Ya estamos ansiosos!

domingo, 19 de octubre de 2014

CRÍTICA: "MAGICAL GIRL"

Cine revolucionario, una obra maestra absoluta.
MAGICAL GIRL êêêêê
DIRECTOR: CARLOS VERMUT.
INTÉRPRETES: LUIS BERMEJO, JOSÉ SACRISTÁN, BÁRBARA LENNIE, LUCÍA POLLÁN, ISABEL ELEJALDE.
GÉNERO: DRAMA /ESPAÑA / 2014  DURACIÓN: 127 MINUTOS.    
   

     Tras realizar los cortos Maquetas (2009) y Michiriones (2009), el ilustrador y cineasta Carlos Vermut debuta en el año 2011 con el largo Diamond Flash, un dramático relato en el que una mujer está dispuesta a lo que sea para encontrar a su hija desaparecida, y que al igual que las otras mujeres de la función, está relacionada con un personaje misterioso llamado Diamond Flash que cambiará sus vidas para siempre. El  film pasó desapercibido para gran parte del público pero no así para una selecta crítica especializada que la saludó como una de las películas más inclasificables, turbadoras y sorprendentes de la historia del cine español. Un film lanzado de manera independiente y estrenado on line tras ser su guión rechazado por varias productoras. Costeada por el mismo director, la película fue trendic-topic en España y la más vista en el portal on line Filmin durante dos semanas. Lo que verdaderamente duele es comprobar una vez más el olfato atrofiado de las productoras y la ceguera que demuestran a la hora de captar nuevos talentos, pero esto es España, tal vez el país occidental que más abomina de la cultura con mayúsculas y de los creadores genuinos.


      Tampoco es que Magical Girl, para este cronista junto a La Isla Mínima, la mejor película española de 2014, haya supuesto un derroche de dinero (poco más de medio millón de euros), pero su exhibición en el Festival de Cine Internacional de Toronto, así como el exitazo obtenido en el reciente Festival de San Sebastián alzándose con la Concha de Oro a la Mejor Película y la Concha de Plata al Mejor Director, hará posible que por fin este talentoso director cuente con más medios para poner en marcha sus originales creaciones. El film nos narra la historia de Luis (Luis Bermejo), un profesor de literatura en paro que intentará hacer realidad el último deseo de Alicia (Lucía Pollán), su hija de 12 años que se encuentra enferma de un cáncer terminal: poseer el  vestido oficial de la serie de animación nipona “Magical Girl Yukiko”. El elevado precio del vestido hará que Luis se adentre en una insólita y oscura cadena de chantajes que involucra a Damián (José Sacristán), un profesor retirado con un tormentoso pasado y a Bárbara (Bárbara Lennie), una atractiva joven que sufre trastornos mentales. Los tres acabarán atrapados en una siniestra red en donde lo instintivo y la razón entrarán en conflicto.


      Si hay algo que define el poder hipnótico de esta segunda película de Carlos Vermut (pseudónimo castizo, por cierto) por encima de la sublime e inquietante utilización de los espacios, son las prodigiosas interpretaciones de sus cuatro principales protagonistas, con un soberbio Luis Bermejo que por fin obtiene un papel protagonista a la altura de sus enormes dotes interpretativas, un magistral José Sacristán en el mejor momento de su carrera, una Bárbara Lennie absolutamente turbadora y una sorprendente Lucía Pollán. No estamos ante una película fácil pero sí ante un cine revolucionario, por lo que puede que al espectador dominguero le cueste entrar en una historia en la que un padre sin recursos económicos hará lo imposible por tratar de hacer realidad el último deseo de su hija enferma terminal de Leucemia sin medir las consecuencias que se pueden derivar de su desesperada misión. Pero si uno logra sumergirse en la trama se dará el gustazo de saborear un excéntrico y delicioso cóctel de intriga, drama y comedia negra que en un sentido radial se clausura tal y como se abre, un modo de poner énfasis tonal a un mundo cruel, hermético, absorbente y desasosegante que se va izando como una de las señas de identidad de este indefinible autor. Un microcosmos rebosante de oscura imaginería, melancolía, realismo irritante, languidez, costumbrismo hiriente, violencia latente y moral desvencijada acorde con los sueños rotos y la pegajosa depravación de unos personajes al fin tan humanos en sus osadías, irracionalidad, penurias y patetismo que Vermut se siente animado para escudriñar su insufrible carga de fatalismo y miseria.



   Nadie abandona la sala indemne tras ver Magical Girl, que deja un poso indeleble en  la memoria como señal de su condición de obra de culto eterna, como ejemplo de la importancia de un guión de perfecta sintaxis y caligrafía en donde quedan excelentemente definidos cada personaje y situación. Como en su ópera prima, la trama se hilvana a través de la conversación de dos personajes, y el uso de sinuosas elipsis, movimientos pausados de cámara, el plano fijo que desprende una sensación de perturbadora fisicidad para bucear por los peregrinos recodos, las incógnitas y la abstrusa psicología de unos personajes atrapados en una dimensión existencial caótica y en posesión de enigmas evanescentes, incorpóreos. El espectador más avispado sentirá los ecos del Buñuel más sórdido, sarcástico, delirante e indescifrable, o tal vez encuentre algún punto de unión argumental con La noche de los girasoles (Jorge Sánchez-Cabezudo, 2006), pero la función tiene identidad propia, una peculiaridad rayana en la pureza artística que te hace desear una introspección más severa sobre esa galería de figurantes golpeados por el infortunio que desfilan por la pantalla. Dividida en tres capítulos (Mundo, Demonio y Carne) que vinculan, anudan, entrelazan a unos personajes que dejarán tras de sí un vació esperado víctimas de su egoísmo, innato en los seres humanos que en beneficio propio desprecian toda norma moral, ética, terrenal; el instinto animal imponiéndose sobre la lógica de la razón en un mundo que ya no admite más mártires, y al que uno se aboca como quien salta al vientre oscuro de un abismo a la espera de un sueño mejor. Obra maestra absoluta.

viernes, 17 de octubre de 2014

LA EXHIBICIÓN DE “ANNABELLE” PROVOCA ALTERCADOS EN ALGUNOS CINES FRANCESES

     
    Leí la noticia y no encontré mucho sentido a lo ocurrido: la película Annabelle estrenada en nuestro país el pasado 10 de octubre y en Francia el día 8 ha tenido que ser retirada de varios cines de Montpelier, Marsella y Estrasburgo por los altercados que se produjeron durante su proyección, pases en a los que acudían mayoritariamente un público adolescente. Pero bueno, pienso, si la cinta de John R. Leonetti, que tuve ocasión de ver en su estreno, no es precisamente El Exorcista, sólo un film más de terror clásico que alcanza con dificultades el aprobado.


       La película nos cuenta la historia de un tipo que encuentra el regalo perfecto para su mujer embarazada: una inquietante e inusual muñeca vintage vestida con un precioso vestido blanco de novia que faltaba en su colección. La alegría de la esposa no dura mucho, pues durante una pesadillesca noche la pareja ve como unos miembros de una secta satánica invaden su hogar y les atacan brutalmente tras haber asesinado a sus vecinos. Tras ellos, los miembros de la secta no sólo dejan un reguero de sangre e inquietud, ya que han conjurado a un ente maligno que perseguirá al matrimonio allí donde vayan y les acompañe Annabelle.


        Lo mejor de la función son algunos sustos  muy bien planificados (sobre todo uno, el espectador ya sabrá a cual me refiero), y es que Leonetti es un alumno bien aplicado de James Wan (que le ha tenido como ayudante de dirección)  pero carece de su talento. De ahí que encontremos similitudes en el aspecto estético, la fotografía de colores saturados (al estilo de La Semilla del Diablo) y una temática que se sirve de un modélico retrato de familia al que pronto le van a surgir grietas. La muñeca, que actúa como contenedor de un alma infernal, maldita y condenada, pondrá a prueba la resistencia del matrimonio y su fe, que demandará ayuda espiritual. Annabelle configura con cierto tino el universo visual del Wan de Insidious, Dead Silence y Expediente Warren, y acusa en exceso esa afinidad, aunque nos regala algunos planos secuencia bien enlazados. El problema es que casi todo es previsible, reiterativo y rebosa tópicos, aunque una música bien ensamblada sirve para potenciar algunos sustos que son, insisto, lo mejor de este clásico cuento de horror.


    Pero nos cuentan que en algunos cines franceses, al griterío por los sustos se han sumado el lanzamiento de palomitas, insultos y peleas entre los espectadores que han convertido esos cines en un campo de batalla, de los que han arrancado y roto algunas butacas. Desprogramada la película, se ha colgado el cartel: “Por motivos de los incidentes ocurridos, la película no será proyectada hasta nueva orden. Gracias por su comprensión”. Es lo que se podía leer en un cine de Estrasburgo y también se ha difundido por las redes.


     En esos cines tendrán que gastarse dinero en seguridad para controlar a este público de entre 12 y 15 años tan gamberro y alborotador que parece que asiste a las salas más para pelearse que para ver la película. Gestionan muy mal su angustia o están muy mal educados y acaban generando violencia. Joder ¡cómo está el país vecino! Suponemos que el hecho de que la película haya sido anunciada en programas y emisiones vistas por este tipo de público ha hecho que las salas se llenen de adolescentes, y el cine de terror debe actuar como un espejo de sus naturalezas inquietas, el hecho de estar rodeados de semejantes les hace más fácil expresar sus emociones sin tapujos ni sentirse juzgados. Recordemos que en Paranormal Activity 4 ocurrió algo parecido, por lo que no queda más remedio que reflexionar y sacar conclusiones.