jueves, 31 de marzo de 2016

“RALUCA”, UN THRILLER QUE LLEGA DE LA REPÚBLICA CHECA

     
    
     El director checo Zdenek Viktora (aka Zdenka Viktory) escribe y dirige esta historia que nos presenta a un ex policía, Filip Marold (Ene Dolanský) al que no le gusta que le recuerden algunas cosas de su pasado. Pero algunos lo hacen… trabaja como detective, se acuesta con su secretaria y espía a la gente por dinero. En un bar se encuentra con la exuberante Raluca (Malvìna Pachlová) y es entonces cuando su vida da un giro y las cosas se empiezan a complicar para él. No sabe si es el destino, una coincidencia o si alguien le ha puesto una trampa. El caso es que ni en sus sueños más salvajes podía imaginar las cosas que están a punto de suceder en una espiral que incluye sexo, asesinatos, revelaciones y un duro recordatorio sobre su maldito pasado.

       
    Raro es que podamos degustar alguna muestra de cine noir de una cinematografía tan poco profusa y desconocida como la checa. Por supuesto, Raluca no inventa la pólvora, su trama se nos antoja bastante predecible y desarrolla arquetipos muy trillados dentro del género: ex poli metido a detective que tuvo que abandonar deshonrosamente su profesión, traiciones y mafias con tentáculos en la policía, hermosa mujer fatal que nubla la razón… pero lo cierto es que la cinta está muy bien rodada, los intérpretes resultan convincentes y tenemos la oportunidad de descubrir a la bellísima actriz rumana Malvína Pachlová, una femme fatale magnética, una mantis embriagadora al acecho de su víctima. La apuesta resulta interesante a medida que avanza y vamos conociendo algunos datos y pistas del oscuro pasado de Filip, un feo y sucio asunto de lío de faldas con un asesinato horrible de por medio y un suicidio con sobredosis. Viktora utiliza el recurso de la voz en off en la tradición retrospectiva del noir, y la función, con clara resonancia a Instinto Básico, puede ser entendida como un homenaje  al escritor especialista Raymond Chandler  y su héroe literario Philip Marlowe, de ahí el parecido con el nombre del personaje protagonista, Filip Marold.

      
     Filip mantiene una relación con su secretaria, Marketa (Helena Dvoràkovà) que a la vez es la mujer de su mejor amigo, Bruno (David Dvotný) un policía al que pide informaciones, con el que juega a bádminton, comparte confesiones pero  que esconde un secreto letal para Filip. El sexo con Marketa es monótono, una parte más de su trabajo. Sin embargo, con la explosiva Raluca es distinto y conlleva la erótica del peligro por su relación con la mafia rumana; la conoció en un bar bailando salsa, quedó prendado de las curvas que se ajustaban a la perfección al vestido rojo carmesí y no supo ver que su destino estaba marcado en el abismo de su vertiginoso escote. Así, Filip cae rendido ante la escultural Raluca y mantiene con ella una tórrida relación sin llegar a imaginar el peligro que se cierne sobre él como un fantasma de su oscuro pasado. La atmósfera del film está muy conseguida gracias a la fotografía de Alex Hartl, los escenarios resultan muy atractivos y las escenas de violencia están rodadas con eficacia. La tragedia y el fatalismo envuelven el clímax final de un thriller erótico y placeres voyeuristas en donde Viktora demuestra un buen dominio del oficio y gusto por la estética. Raluca es una película digna de ajustadísimo metraje (80 minutos) que si bien no resalta por su originalidad nos hace pasar un rato entretenido. 

  


lunes, 28 de marzo de 2016

CRÍTICA:" BATMAN v. SUPERMAN: EL AMANECER DE LA JUSTICIA"

BATMAN v. SUPERMAN: EL AMANECER DE LA JUSTICIA êê
DIRECTOR: ZACK SNYDER.
INTÉRPRETES: BEN AFFLECK, HENRY CAVILL, AMY ADAMS, JESSE EISENBERG, JEREMY IRONS, GAL GADOT.
GÉNERO: FANTÁTICO / EE. UU. / 2016  DURACIÓN: 153 MINUTOS.  
   
      
     No me sentía muy atraído por este invento que enfrenta a los dos personajes más célebres de DC Cómics aunque siempre me muestro dispuesto a darle una nueva oportunidad a Zack Snyder, el tipo que tanto me ha hecho disfrutar con películas como Amanecer de los muertos (2004), 300 (2006) y Watchmen (2009). Cierto que su filmografía cuenta con meteduras de pata como Sucker Punch (2011) y que esperaba mucho más de El Hombre de Acero (2013). Pero es que el artefacto me chirriaba demasiado y sentía mucha pereza de sentarme en una sala durante dos horas y media para ver un Batman sin Christian Bale detrás de la máscara.

  
     La función nos presenta  a Superman (Henry Cavill) convertido en una figura cuestionada. Mientras muchos siguen creyendo en la esperanza que representa, otros le consideran una amenaza para la humanidad. Entre estos últimos está el influyente Bruce Wayne (Ben Affleck) que lo considera un peligro. Ante las acciones que pueda llevar a cabo un superhéroe casi indestructible, Wayne decide ponerse la máscara  y la capa de Batman para mantener a raya al superhéroe de Metrópolis. La opinión pública mantiene abierto un debate sobre el superhéroe que necesitan, y mientras tanto Superman y Batman, enfrentados entre sí, se sumergen en una contienda personal alimentada por el rencor y la venganza. Hostigados en su enfrentamiento por el multimillonario Lex Luthor (Jesse Eisenberg), el Hombre de Acero y Batman también tendrán que luchar contra una nueva y oscura amenaza con poderes infinitos, Doomsday, que puede poner en peligro el mundo y causar la destrucción total.
     
     
    Todos tenemos claro que si en una película falla el guión, lo que fallan son los cimientos en donde debe ser construido el relato. Es un problema, porque el libreto firmado por David S. Goyer y Chris Terrio resulta tan enmarañado como incongruente, tan disperso como inane en su intención de sentar las bases sobre las que se edificarán las próximas entregas, dirigidas también por Snyder, de La liga de la justicia. Batman v. Superman: El amanecer de la justicia está dividida en dos partes bien diferenciadas: una sirve como sombrío y pesado prólogo que subraya el abanico de detalles y matices que diferencian a los dos personajes y sus territorios; y una segunda, que tarda en arrancar, diseñada como puro espectáculo de acción, con exceso de pirotecnia, sin demasiada imaginación y escasa consistencia. A Snyder le delata su amor por la aventura que adapta, pero lo cierto es que con esta historia original firmada por él se ha metido en un jardín en donde toma partido claramente por Batman. Con él comienza y termina una historia en la que el protagonismo del guardián de Gotham City, ese caballero oscuro, justiciero y sin poderes, parece decidir las líneas maestras de futuros proyectos.

   
  Batman se impone como único asidero para el espectador, que ve desfilar a una galería de personajes apenas esbozados como Lois Lane a quien da vida sin mucho entusiasmo Amy Adams, o un Laurence Fishburne sin apenas protagonismo en la piel del director del periódico Daily Planet, un Jesse Eisenberg que da más el tipo de Jocker que de Lex Luthor y un Jeremy Irons actuando como dictado moral del Hombre Murciélago. Mención aparte merece la deliciosa Gal Gadot dando oxígeno a Wonder Woman, la actriz israelí destaca por su belleza y glamour con y sin disfraz. En realidad, Batman v. Superman no es una gran película porque abre demasiadas batallas para un futuro incierto de secuelas, nuevas sagas, spin off y reebot que confluyen aquí como retales deshilvanados y un estilo más barroco y afectado que clarividente y preciso. Lejos del abismo psicológico que deja a Wayne marcado desde su infancia, y que Snyder recrea de manera enfática, se abre un mundo confuso (mucho más para los que no son seguidores de estos artefactos) que avanza a trompicones con acumulación de personajes, ideas apenas dibujadas y profusión de efectos y pirotecnia, y que se desarrolla en dos universos sin nada en común, sin razones sólidas y sin rendir cuentas a nadie. Al fin y al cabo los dos personajes son siempre jueces y verdugos. Brillante diseño de producción para una película que flaquea por donde más duele: la vertiente narrativa.


“DEMOLITION”, ÚLTIMO TRÁILER

(Jean-Marc Vallée, 2015)
Estreno 29/04/2016

   Tenemos ya ganas de ver la nueva película del director canadiense Jean-Marc Vallée (Dallas Buyers Club, Wild) que cuenta con el protagonismo del siempre atractivo Jake Gyllenhaal dando oxígeno a Davis, un joven banquero neoyorquino que trata de superar el trastorno emocional que sufre tras la muerte de su esposa, Julia (Heather Lind) en un accidente de coche. Davis comienza a preguntarse qué es lo que ha ido mal y acaba rescatado, en última instancia, por una mujer con la que conecta enseguida, Karen Moreno (Naomi Watts). Ambos se conocen en un encuentro fortuito, y ella será la que se encargue de reconstruir su demolida vida.


     Con guión de Bryan Sipe (The Choice), la película fue presentada el pasado año en el Festival de Toronto con críticas muy dispares, algo que no ha logrado mermar mis altas expectativas. Entre las críticas positivas se encuentran la del crítico de The Hollywood Reporter Jordan Mintzer: “Poco convencional, exuberante y en ocasiones bastante hilarante”; y la del crítico de Variety Peter Debruge: “El resultado es la mejor interpretación de Gyllenhaal desde Brokeback Mountain, un personaje casi sin corazón que se las arregla para ganarnos por el camino”. En fin, dentro de un mes saldremos de dudas, aquí les dejo el último tráiler para que a los millones de seguidores de Jake Gyllenhaal, entre los que me cuento, se nos pongan los dientes largos y comencemos a babear.  

domingo, 27 de marzo de 2016

PERFILES: DIANE KRUGER, LA MIRADA FELINA

     
     La modelo y actriz alemana Diane Kruger (Algermissen, 15 de julio de 1976) nació en el seno de una familia acomodada de clase media con su madre trabajando en un banco y su padre de impresor. De niña estudió ballet en Londres y destacó en la danza. Años más tarde asistió a la separación de sus padres debido a los problemas con el alcohol de su padre. A los 15 años, Diane fue finalista del concurso de modelos “Look on the Year” y seguidamente se trasladó a París abandonando la enseñanza secundaria. Fichada por la agencia Elite, no tardaría en destacar en las pasarelas con firmas como Dior, Yves Saint Laurent y Giorgio Armani.


    En 2002, aconsejada por su marido, el actor francés Guillaume Canet, apareció en un papelito insignificante en el film La playa (Danny Boyle, 2000) un drama protagonizado por Leonardo DiCaprio, Virginie Ledoyen y el propio Canet, una cinta que representó su insignificante debut en la gran pantalla tras no haber podido hacerlo en El quinto elemento (Luc Besson, 1997) porque no dominaba bien el idioma francés. Algo más de relevancia tuvo su presencia en el fallido thriller de Jean-Pierre  Roux The Piano Player (2002). A partir de ahí intervino en algunos films franceses como Mon Idole (2002), Ni a favor ni en contra (sino todo lo contrario) (2003) y 24 horas al límite (2003). En el año 2004, Kruger hace su debut en el cine hollywoodiense con el aceptable drama romántico Wicker Park (Paul McGuigan) junto a Josh Hartner. Ese mismo año participa con Nicolas Cage en La Búsqueda (Jon Turteltaub) un trampolín que dio impulso a su carrera y sirvió para que el director Wofgang Petersen la ofreciese el papel de la bella Helena en la exitosa película Troya (2004), que aún hoy sigue siendo su papel más reconocido.


      Sin embargo, personalmente la interpretación que más recuerdo es su papel de Lisa en el espléndido thriller de Fred Cavayé Cruzando el límite (2008) en el que estuvo acompañada por Vincent Lindon y que cuenta con un remake norteamericano titulado Los próximos tres días. También en 2004 forma parte del reparto de Malditos Bastardos, la película de Quentin Tarantino en la que da vida a la exquisita agente encubierta Bridget von Hammersmark. El director catalán Jaume Collet-Serra cuenta con ella para que acompañe a Lian Neeson en el aseado thriller Sin identidad (2011) y en 2013 encarna a la reina Maria Antonieta en el drama histórico Adiós a la reina (Benoît Jacquot, 2012). Diane Kruger, junto al actor mexicano Damián Bichir, protagoniza la serie estadounidense The Bridge, una historia sobre un asesino en serie que opera a ambos lados de la frontera de México y Estados Unidos. Tras su separación de Gullaume Canet en 2006, actualmente forma pareja con el actor canadiense Joshua Jackson.


FILMOGRAFÍA SELECTA

-Mon Idole (Gillaume Canet, 2002)
-Ni a favor ni en contra (sino todo lo contrario) (Cèdric Klapisch, 2004)
-Wicker Park (Paul McGuigan, 2004)
-La Búsqueda (Jon Turteltaub, 2004)
-Troya (Wolfgan Petersen, 2004)
-Feliz Navidad (Christian Carion, 2005)
-La sombra del cazador (Richard Shepard, 2007)
-Cruzando el límite (Fred Cavayé, 2008)
-Las vidas posibles de Mr. Nobody (Jaco Van Dormael, 2009)
-Malditos Bastardos (Quentin Trantino, 2009)
-Sin identidad (Jaume Collet-Serra, 2011)
-Adiós a la reina (Benoît Jacquot, 2012)
-The Bridge (serie TV de 2013)


viernes, 25 de marzo de 2016

”THE INVITATION”, ÚLTIMO TRÁILER

(Karyn Kusama, 2015)


     La película ganadora del pasado Festival de Sitges tiene previsto su estreno el próximo 8 de abril, acontecimiento que los aficionados esperamos con suma ansiedad. El film nos presenta al matrimonio formado por Will y Eden (Logan Marshall-Green y Tammy Blanchard) que tras perder a su hijo años atrás han visto cómo la tragedia ha afectado a sus vidas de forma irreversible, hasta el punto de que ella desapareció de la noche a la mañana. Un día, Eden regresa a la ciudad; se ha vuelto a casar pero ya no es la misma, parece esconder algo misterioso y su presencia resulta inquietante e irreconocible incluso para Will.


     Hasta ahora el cine de Karyn Kusama (AEon Flux, Jennifer´s Body) no había llamado mucho la atención, o peor, lo había hecho por su mediocridad, por su carácter infumable, pero toda carrera puede tener su punto de inflexión que suponga el inicio de una nueva etapa en positivo. The Invitation cumple esa función erigiéndose en una buena muestra de cine de suspense de calidad con una trama sobre el peligro de las sectas, una atmósfera inquietante, diálogos ingeniosos, potentes interpretaciones y una tensión in crescendo que no desprecia la violencia explícita y visceral. Disfrutad del último tráiler de una película que puede estar entre los mejores estrenos del año y cuya premisa trata sobre los siniestros y absurdos mecanismos que busca el ser humano para superar el dolor y la pérdida. Una película que tiene muy buena pinta.


jueves, 24 de marzo de 2016

JOYAS DEL CINE ERÓTICO: “MALÈNA” (2000)

(Giuseppe Tornatore, 2000)

    
    Estamos en la primavera de 1941 y Mussolini ha declarado la guerra a Francia y Gran Bretaña. Malèna (Monica Bellucci) una mujer de belleza irresistible llega a Castelcuto, un tranquilo pueblo de la soleada costa siciliana. Su marido está en la guerra y cada paseo suyo se convierte en un espectáculo que va acompañado de las lujuriosas miradas de los hombres y de los resentidos cotilleos de sus envidiosas y amargadas esposas. Un ejército de flacos adolescentes en bicicleta la sigue allí donde vaya con la única intención de observar su exquisita y arquetípica belleza mediterránea. Entre ellos se encuentra Renato (Giusseppe Sulfaro), un muchacho de trece años que está feliz por dos motivos: estrena su primera bicicleta y se ha enamorado de Malèna. Con mucha imaginación, Renato lleva sus deseos a unos límites de obsesiva fantasía.


    Giuseppe Tornatore, firmante de Cinema Paradiso (1988) y de las magistrales Pura formalidad (1994) y La mejor oferta (2013), contando con el concurso de Monica Bellucci, que quizás no sea la mejor actriz de la historia pero sí una de las presencias más bellas del planeta cinematográfico, nos hace evocar los aromas del cine clásico italiano con una historia dulce y melancólica sobre el despertar sexual de un adolescente, un tema recurrente en la comedia y el drama romántico que en el país de la bota ha sido explorado entre otros por Fellini en Amarcord (1973) y Samperi en Malizia (1973). Basada en un relato de Luciano Vincenzoni, con una espléndida iluminación de Lajos Koltai e inolvidable banda sonora de Ennio Morricone (ambos nominados al Oscar), Malèna logra que la corrosiva nostalgia se apodere del espectador recuperando sensaciones  de un cine perdido, y en la que la carencia de fuerza de los diálogos es opacada por la belleza del paisaje y la hermosura inaccesible de Bellucci, tan voluptuosa y tentadora en su elegante caminar, tan tentadora en las formas de su perfecta escultura… tanto que a su paso se masca el odio en los corrillos de las perturbadas mujeres del pueblo y las fantasías inimaginables en los hombres que babean con su presencia. Porque Monica Bellucci es de esas mujeres que detienen el tráfico.

      
    Para subsistir a la penuria económica a la que se ve arrastrada por las trágicas circunstancias, Malèna tendrá que aceptar propuestas sexuales convirtiéndose en objeto sexual zarandeado por la lascivia y el acoso al que es sometida en un contexto social de guerra, miseria y crisis absoluta de valores. Claro que Malèna cuenta con un ángel de la guarda, Renato, el chaval absolutamente abducido por su lindeza y apostura que  intentará allanar su camino para hacerle la vida un poco más fácil. Con sus hormonas revueltas y sumido en sus fantasías, acecha y sigue a Malèna allá a donde va subido en su flamante bicicleta, dueño de un amor enfermizo y frustrado porque, debido a su edad,  no le es posible hacer realidad sus húmedos y románticos sueños. 


     Entendida como un sentido tributo al padre del director, Malèna es una tierna y dramática historia de amor en la que a la vez que se denuncia los peores defectos de las pequeñas comunidades cerradas (sus oscuros miedos, sus envidias, sus vidas vacías y su infinita ignorancia que condena a la única persona honrada del pueblo), también se eleva como un canto y glorificación del amor puro que no es correspondido, el que siente Renato, que la ama con impotencia y dolor desde la cárcel de su silencio, en ese tránsito a la madurez en donde uno se siente  invisible. Bella y aleccionadora película. 





lunes, 21 de marzo de 2016

JOYAS DEL CINE ERÓTICO: “MADAME CLAUDE” (Just Jaeckin, 1977)

      
   
     El director francés Just Jaeckin (Vichy, 8 de agosto de 1940) supo aprovechar la explosión de erotismo y destape que inundó las pantallas de cine de –casi- todo el mundo en la década de los 70 encontrando en este género una mina. Defenestrado por la crítica especializada pero con gran éxito de público, pasó de desarrollar un estilo afectado y vaporoso en sus primeras películas, Emmanuelle (1974) e Historia de O (1975), heredado de David Hamilton, a experimentar con técnicas más sucias y feistas en el final de la década y principios de los 80. Su última película fue Gwendoline (1984) un drama erótico y aventurero cuya visión hoy provoca sonrojo.

     
     Aunque Historia de O sea sin discusión la mejor película de su filmografía, recuerdo con nostálgica simpatía Madame Claude (1977) un film olvidado por casi todo el mundo, víctima de la coyuntura de la época y del escaso talento del director. La cinta nos narra la vida real de una parisina de oscuro pasado, Madame Claude (Françoise Fabian) que regenta una casa de citas que dispone de una amplia red de chicas de compañía para la alta sociedad. Ella se encarga de enviar a las prostitutas (eso de “trabajadoras del amor” me resulta excesivamente cursi) a cualquier lugar del mundo desde donde sean requeridos sus servicios sexuales, satisfaciendo así los deseos de los hombres más poderosos del mundo. Desde su negocio es capaz de manipular  a los grandes hombres de la empresa y la política. En el prostíbulo, un falso fotógrafo David Evans (Murray Head) que es además un agente de la CIA que quiere limpiar su expediente, está chantajeando a diferentes autoridades con fotos de ellos con las prostitutas. Parece un plan eficaz, lo que Evans ignora es que los hombres con poder harán cualquier cosa por mantener sus secretos bien guardados.

      
    Inspirada en la historia real de Fernande Grudet, una célebre proxeneta francesa fallecida el pasado año que durante las décadas de los 60 y 70 dirigió una red de prostitución de lujo para millonarios y altos dignatarios. En Madame Claude, Just Jaeckin sigue exprimiendo la gallina de los huevos de oro con otra evanescente y vacía fantasía sexual en la que, como era de suponer,  carece de interés la intriga política, pues aunque ésta parece formar parte esencial del nudo de la trama, la acción se dispara en otras direcciones sin demasiada conexión. Da la impresión que el director se encuentra como una gamba en un desierto tocando el tema del suspense político, de ahí que continuamente vuelva a las secuencias sexuales para despertar el interés de un público confundido, pues éste es consciente de que el director galo no es precisamente Hitchcock. Lo que sí entendió bien el público es que para Madame Claude el sexo es sólo un negocio muy rentable económicamente y una gran arma para el chantaje, la propia protección y las aspiraciones personales. De ahí que la madame tenga siempre un ojo puesto en el enamoramiento de alguna de sus esclavas sexuales. Con la visión de los cuerpos serranos y desnudos de las olvidadas Dayle Haddon, Ylva Setterborg, Nicole Seguin, Vibeke Knudsen y Marie-Christine Deshayes, las extrañas presencias de Maurice Ronet y Klaus Kinski, música a cargo de Serge Gainsbourg y la voz vaginal de Jane Birkin cantando el tema “Yesterday yes a day”, en Madame Claude el sexo es tan divertido como llevar a tu perro al veterinario. Aun así, me quedo con la fugaz, inspiradora y lasciva secuencia del tren que les dejo aquí debajo.