sábado, 16 de julio de 2016

MIS PELÍCULAS ESPAÑOLAS FAVORITAS: "MIENTRAS DUERMES"

El vacío existencial crea monstruos
MIENTRAS DUERMES êêêê
DIRECTOR: JAUME BALAGUERÓ.
INTÉRPRETES: LUIS TOSAR, MARTA ETURA, ALBERTO SAN JUAN, PETRA MARTÍNEZ, CARLOS LASARTE.
GÉNERO: THRILLER / ESPAÑA / 2011  DURACIÓN: 102 MINUTOS.     
    
    
    El director leridano Jame Balagueró debutó en 1999 con la resultona Los sin nombre adaptando una novela del especialista en literatura de terror Ramsey Campbell, y desde entonces no ha dejado de sorprendernos. Salvo aquella cagada absolutamente hedionda en forma de documental titulada OT: La película (2002), cintas como Darkness (2002), Frágiles (2005), y la saga [REC], que le han convertido en uno de los más habilidosos expertos en ese subgénero denominado terror psicológico, poseedor de un universo coherente y personalísimo que desarrolla recursos narrativos plenamente identificativos y le confieren el sello de gran creador de atmósferas enfermizas.

       
    Más cercana al thriller que al puro terror, MIENTRAS DUERMES nos presenta a César (Luis Tosar), que trabaja de portero en un edificio de apartamentos y no cambiaría ese trabajo por ningún otro, pues su trabajo le permite conocer a fondo a los inquilinos del inmueble, sus movimientos, sus entradas y salidas, sus hábitos. Desde su posición resulta fácil escrutarles, descubrir sus puntos débiles, sus secretos. Si quisiera podría controlar sus vidas, influir en ellos como si fuera Dios, abrir sus heridas y hurgar en ellas. Y todo sin levantar sospechas. El secreto que guarda César va por ese camino: le gusta hacer daño, mover las piezas necesarias para crear dolor a su alrededor. Y la nueva vecina del 5º B, Clara (Marta Etura), no deja de sonreír. En sintonía sentimental con su novio, Marcos (Alberto San Juan), entra y sale cada día del edificio radiante y feliz, llena de luz. De modo que convertida en objetivo del portero, en un reto personal y una obsesión, el juego cruel de César se complicará más de la cuenta convirtiéndose en algo peligroso que podría volverse contra él.
      

      Con clara influencia del mejor Polansky, el cambio de tono le ha sentado muy bien al cine de Balagueró, que surca los intricados territorios del suspense para ofrecernos un film de altura en forma de psycho-thriller que atrapa al espectador a través de la rutina perversa de un verdadero psicópata al que da vida un Luis Tosar pluscuamperfecto, una caracterización tamizada por un abanico de matices que remarca los síntomas de su minuciosa conducta y perturbada personalidad. 

     Un guión sagaz y bien estructurado de Alberto Marini sirve de colchón para dar forma a un relato minimalista que huye de  los trucos fáciles, de los golpes de efecto y la truculencia, con el acertado convencimiento de que la intriga cotidiana se mueve en otros parámetros de baja intensidad, más sutiles aunque no por ello menos espeluznantes. Tomando como localización un exquisito edificio modernista de Barcelona (escenario que actúa como un personaje más), Balagueró es capaz  de imprimir un atractivo alarmante  a ese voyeur maniático y acosador que se entretiene y excita violando la intimidad (¿hay algo que de más miedo?), el poder en la sombra que manipula y pervierte la realidad para modularla a su antojo, sin estridencias, forjando una tensión in crescendo no apta un espectadores cardiacos.


      Con un argumento que guarda ciertas similitudes con la reciente La víctima perfecta (Antti Jokinen, 2011) y ecos del suspense hitchcockiano, MIENTRAS DUERMES deja de lado la casquería para auscultar con virtuosismo un terror más latente y cercano, el que provoca ese ser que pasa desapercibido y al que todo el mundo ignora pero que gasta sus horas en maquinaciones diabólicas porque interiormente siempre ha sido infeliz, sólo se siente feliz provocando que los demás también se sientan infelices, víctima de esa envidia que corroe al ser insignificante y vulgar, tan mediocre como para disfrutar con las desgracias ajenas. César es educado, abnegado, servicial, sólo que su vida está vacía, carente de sentimientos y alicientes, el típico suicida cobarde. Es por eso que centra su diana en Clara, una mujer preciosa y vitalista que le hace anhelar todo lo que no tiene y nunca tendrá. 
    
  
     El carácter siniestro y la amoralidad de César toman visos escalofriantes en las charlas con ese testigo mudo, su madre, postrada en la cama de una residencia geriátrica, y que sólo puede contestar con lágrimas a las demenciales peroratas de su rencoroso y amargado hijo, atrapado en un pozo de negrura existencial. Amoralidad que alcanza su momento culmen en la miserable e hiriente despedida que le dedica a la anciana vecina Verónica. No desvelaré nada de su brutal final, disfruten de esta nueva y cáustica historia sobre el infortunio cotidiano, la inabarcable soledad, la frustración y el vacío vital que carcome a miles de personas otorgándoles motivaciones asesinas. Una película magnífica.


2 comentarios:

  1. Una película estupenda. Es curioso el partido que le saca el director a esos edificios modernistas típicos del Eixample barcelonés, como ya hizo en "[REC]". Aunque otro inmueble más cochambroso también dio pie a uno de sus trabajos más logrados, el mediometraje "Para entrar a vivir".

    Un abrazo.

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  2. Toda la razón del mundo, Ricard. Subrayo, además, el gran trabajo de Luis Tosar dando oxígeno a un cruel y amargado sociópata que le obliga a desplegar un abanico de recursos y matices (atención a cómo humilla de manera lacerante y despiadada a la señora Verónica). El cine español cuando es bueno... es muy bueno, y Balagueró está entre lo mejor que le ha pasado al cine de género europeo en las últimas décadas. Tengo toda casi toda su filmografía en Blu-ray, y me gustó mucho "Para entrar a vivir" dentro de la serie de telefilms "Películas para no dormir".

    Un abrazo.

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