martes, 30 de septiembre de 2014

CRÍTICA: "SIN CITY: UNA DAMA POR LA QUE MATAR"

Ni excelsa ni despreciable
SIN CITY: UNA DAMA POR LA QUE MATAR êêê
DIRECTORES: ROBERT RODRÍGUEZ, FRANK MILLER.
INTÉRPRETES: JOSH BROLIN, EVA GREEN, JESSICA ALBA, MICKEY ROURKE, JOSEPH GORDON-LEVITT, ROSARIO DAWSON, BRUCE WILLIS, POWERS BOOTHE.
GÉNERO: THRILLER /EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 102 MINUTOS.    
     

     Rotundo fracaso en las taquillas de los Estados Unidos, tanto que se está barajando su salida directa al mercado del DVD en países como España, me dispongo a ver la segunda entrega cinematográfica basada en una de mis novelas gráficas favoritas con ciertas reservas y alguna esperanza de poder rebatir las malas críticas recibidas, que como era lógico han terminado por contaminar al gran público. Tras el visionado, compruebo que SIN CITY: UNA DAMA POR LA QUE MATAR no roza ni de lejos el listón alcanzado por el film original pero tampoco es la película despreciable y aburrida que muchos nos habían contado. El film sigue manteniendo un exuberante look visual y resulta lo suficientemente entretenido como para captar rápidamente la atención del espectador y a los fans del cómic, que se lo pasarán bien con un ejercicio cinematográfico rodado con estilo.


      Frank Miller y Robert Rodríguez se encargan de nuevo de esta secuela ambientada en la oscura y peligrosa Sin City, “La Ciudad del Pecado”, aunque en esta ocasión no cuentan con el concurso de Quentin Tarantino. La trama gira en torno a Dwight McCarthy (Josh Brolin) quien busca vengarse de su ex novia, Ava Lord (Eva Green), una misteriosa e imponente mujer que abandonó a Dwight para casarse con hombre poderoso y multimillonario y ahora ha regresado para traerle más problemas. Por otra parte, la joven bailarina y stripper del bar Kadies, Nancy Callahan (Jessica Alba) intenta superar la muerte del agente de policía John Hartigan (Bruce Willis), el cual la salvó en dos ocasiones de ser violada. También nos encontramos con Johnny (Joseph Gordon-Levitt), que tiene la peligrosa misión de acabar con el mayor villano de Sin City, el senador Roark (Powers Boothe). Por otra parte, Marv (Mickey Rourke) ayudará a Dwight a consumar su venganza.


      Recuerdo que cuando era un crío pensaba en lo difícil  que debió de ser que El Padrino II mantuviera la misma calidad (e incluso superior para mí) que la primera entrega. Tan difícil que muchos años después, en 1990, pudimos comprobar el tremendo fiasco que supuso la cochambrosa El Padrino III. Sinceramente yo no esperaba que SIN CITY: UNA DAMA POR LA QUE MATAR superara el nivel de excelencia e inspiración que la película seminal, pero esperaba algo más de un artefacto supone todo un descalabro para el equipo artístico y técnico y para las productoras The Weinstein Company y Dimension Films, aunque estoy por asegurar que lejos de ser ese material de derribo que nos han querido vender, el film se eleva como una aceptable continuación que debido a las enormes expectativas creadas ha supuesto una ingrata decepción para mucha gente. Deberíamos analizar secuelas como las de El Exorcista o Alien Para darnos cuenta de que hay desengaños mayores. Estamos ante una película que tiene como misión principal cerrar algunos cabos sueltos de Sin City y ampliar el universo de una ciudad ficticia aunque inolvidable en donde la violencia, la corrupción, el sexo y la lucha por la supervivencia apenas dejan resquicio para un romanticismo fatalista o suicida.



    Claro que, diluido el factor sorpresa tras la primera entrega, todo puede parecer reiterativo o excesivamente hiperbólico. Nada hay que reprocharle a su competente elenco, en el que sobresale una deslumbrante Eva Green de alarmantes ojos verdes y con más curvas que la cordillera de los Andes, una peligrosa femme fatale rebosante de avaricia y perdición. También cumple el proteico Powers Boothe, cuya crueldad sólo es comparable a sus ansias de poder. Sin la corrosiva decadencia y pulcritud del film original (se echa en falta al puntilloso Tarantino), las tres historias desarrolladas avanzan a buen ritmo, teniendo como epicentro de encuentros ese microcosmos de ambiente contaminado por el humo del tabaco, el sudor el alcohol y la derrota que es el bar Kadies. Teniendo en cuenta que las mejores historias ya se contaron en la anterior película y que iba a ser complicado igualar su fuerza arrolladora, estamos ante un film aseado sin más pretensiones  que complementar el peculiar universo creado en Sin City. Porque lo que resulta incontestable es el magnetismo onírico de sus imágenes y la lograda atmósfera noir y sensual de la función, dentro de una trama enfangada por los arquetipos que habitan una ciudad lúgubre, infernal e ideal para el exceso y el pecado, para la fatalidad del antihéroe. Podemos estar de acuerdo en que esta secuela no era necesaria, pero una vez horneado el pastel ¿a quién le amarga un dulce?

2 comentarios:

  1. Si sale Eva Green ya me interesa. Te confesaré que la primera entrega no me convenció. Muy impactante visualmente pero a mi modo de ver le faltaba ritmo. Un abrazo.

    P.D. ¿Por qué presumes que no me gusta el fútbol? No me disgusta. Solamente me aburre.

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  2. Siento contradecirte, la película seminal me pareció magnífica, y el cómic, del que guardo una primera edición, una obra maestra. Eva Green es un pedazo de mujer impresionante, sin tener un rostro muy hermoso, luce un cuerpo infartante y da el tipo de femme fatale devorahombres.

    Tengo instinto para conocer a las personas aunque no haya tenido contacto personal con ellas y estén muy alejadas de lo que representa mi hábitat natural. No veía en ti un hincha futbolero por tu forma de expresarte y tus inquietudes. Así hay muchos cinéfilos amigos míos. Yo soy diferente y arrastré a muchos miembros de mi familia a los que hice del Atleti y ahora somos mayoría. Se demuestra así que mi influencia es muy corrosiva y me gusta mi lado hooligan.

    Un abrazo

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