miércoles, 3 de septiembre de 2014

KILLERS: UNA ABSOLUTA Y BESTIAL OBRA MAESTRA

KILLERS êêêêê
DIRECTORES: MO BROTHERS.
INTÉRPRETES: KAZUKI KITAMURA, OKA ANTARA, RIN TAKANASHI, RAY SAHETAPY, LUNA MAYA.
GÉNERO: THRILLER / INDONESIA-JAPÓN / 2014  DURACIÓN: 137 MINUTOS.    


     Algo se está haciendo mal en el cine occidental cuando las cinematografías que actualmente más nos interesan a millones de cinéfilos son las orientales (Japón, Corea del Sur e incluso la India) que inauguraron hace tiempo una visión salvaje y original del thriller aliñado con ingredientes propios del terror. Indonesia, país de aquel potente thriller titulado The Raid (Gareth Evans) que se convirtió en el auténtico sleeper del año 2011, se ha unido con entusiasmo a la fiesta, pues de allí nos llega KILLERS, un film firmado por Timo Tjahjanto y Kinao Stamboel, dupla conocida como los MO Brothers que ya presentaron en 2009 en Sitges el film de terror Macabre, y que ahora se han pasado al thriller más sangriento y brutal con esta masterpiece que será la envidia de muchos cineastas europeos y hollywoodienses.


      La acción sigue a Namura (Kazuki Kitamura) un tipo impecable y elegante de unos 30 años que vive su exitosa vida en Tokio. Le gustan las niñas, y por encima de ello, estar en su compañía. Sin embargo, nadie conoce verdaderamente la identidad que se esconde detrás de su intachable fachada. Nomura ha ido dejando un reguero de asesinatos violentos que inmortaliza a través de vídeos que él mismo cuelga en una web pública, un hecho que le produce placer cuando su contador de visitas le señala que millones de personas son testigos de lo que hace a través de la propagación viral de los mismos. A miles de kilómetros de distancia, en un mundo totalmente distinto,  se encuentra Bayu (Oka Antara), un desgraciado reportero de investigación que vive en la violenta e inestable Yakarta, Indonesia. Como su vida es un fracaso, toma ejemplo de los vídeos de Nomura y crea un alter ego con su propia firma de asesinatos “justificados” que incluyen un abogado pedófilo y un magnate corrupto. El control y el encanto de Nomura se empiezan a tambalear cuando su ego queda herido porque los seguidores de los vídeos de Bayu pueden competir con los suyos.


      A pesar del extenso metraje, el tiempo pasa volando ante un estilizado ejercicio que nos presenta la vida de dos tipos obsesionados con la violencia que han tenido distintos recorridos vitales y son dueños de personalidades disímiles: por un lado, el reportero con un matrimonio fracasado y aprendiz de asesino que se muestra muy vacilante en sus primeras acciones; por el otro, su homólogo japonés, un psicópata curtido en esas lides que incluso tiene su propia cámara de torturas, y que primero anima a Bayu en su proceso iniciático pero que más tarde mostrará su inquietud y preocupación porque se convierta en una estrella más grande que él. La película comienza de manera alarmante mostrándonos a una mujer joven maniatada a una silla suplicando por su vida a un encapuchado que sostiene en sus manos un mazo, la acción se desarrolla en un habitáculo preparado para una carnicería. Una escena que está siendo filmada y que poco después será subida a la red. No obstante, la conexión en línea de los dos personajes protagonistas hará que la trama derive hacia el terror psicológico para explorar los límites de la violencia alejándose del simple slasher. KILLERS es un relato pulcro e incómodo sobre la delgada línea que separa a un hombre bueno de uno malo, la fetichización de la imagen y los márgenes ético-morales en donde se debate la cruda y ordinaria acción de matar.       


Nomura cree que sus asesinatos son obras de arte que deben ser admiradas, hipnotizado por la imagen y las nuevas tecnologías deambula por ese universo de luces de neón que es Tokio, un paraíso para depredadores a la caza de víctimas para sus sangrientas sesiones, su guarida es un agobiante microcosmos que incluye instrumentos de tortura quirúrgicamente asépticos, láminas de plástico y luces fluorescentes, una magnífica y espeluznante  puesta en escena para recrear sus sangrientas sesiones que se convertirán en el placer prohibido de millones de seguidores. Por el contrario, Bayu, que tras el fracaso de una importante investigación se siente profundamente deprimido y lo único que mantiene su interés es la desolación de comprobar que está perdiendo a su familia y los vídeos snuff que emite por su canal el asesino en serie japonés Nomura, es un reflejo de la caótica Yakarta, sus crímenes resultan torpes y desordenados y con grandes riesgos para su propia seguridad, surgen de su necesidad de supervivencia o como reacción emocional a su fracasada e ingobernable existencia. No hay nada gratuito en esta oscura historia de obsesiones malsanas -incluso agradecemos escenas tan esperpénticas como la del secuestro de la prostituta, un respiro entre escalofríos- que nos aboca a un final brutal, consecuente y elaborado y nos regala una de las visiones más brutales, enfermizas, interesantes y provocativas que jamás se han filmado sobre los asesinos en serie, la banalidad del mal y el nihilismo extremo.


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