martes, 17 de octubre de 2017

CRÍTICA: “EL MUÑECO DE NIEVE” (Tomas Alfredson, 2017)


EL MUÑECO DE NIEVEê


  No me esperaba una decepción tan grande del firmante de aquella hermosa, melancólica y perturbadora fábula sobre el vampirismo titulada Déjame entrar (2008) y de la potente y atmosférica cinta de espionaje El Topo, adaptación de la novela homónima de John Le Carré.

   
   Tomas Alfredson es mucho mejor director de lo que demuestra en esta traslación a la pantalla grande de una novela de Jo Nesbo que nos presenta al detective Harry Hole (Michael Fassbender) que investiga la desaparición de la madre de un niño. Sus pesquisas le hacen sospechar que un antiguo asesino en serie vuelve a estar activo haciéndose llamar el asesino del muñeco de nieve. Su objetivo son mujeres cuya conducta desaprueba. Con la ayuda de la perspicaz agente Katrine Bratt (Rebecca Ferguson) el policía trata de encajar las piezas del rompecabezas a partir de viejos casos sin resolver.


   Primera gran cagada de Tomas Alfredson que uno sólo puede ver para refugiarse del pegajoso calor mientras observa en la pantalla un paisaje nórdico con un metro de nieve. Porque la acción de esta producción británica nos sitúa en las ciudades noruegas de Oslo y Bergen, lugares en los que te pueden explotar los pulmones si respiras muy fuerte. Nada del talento demostrado por el director sueco encontramos en este thriller de pésimo guión y torpe dirección. Para abundar más en el desastre, la pareja protagonista carece de química, y tanto Fassbender como Ferguson nos brindan unas mediocres y apáticas interpretaciones. Las investigaciones de la pareja de sabuesos para desenmascarar a un asesino en serie se ven constantemente alteradas con interludios sobre la vida íntima de los personajes, lo que conlleva que todo gire sin rumbo durante casi la primera hora de metraje, en donde se acumulan personajes irrelevantes y subtramas sin ningún interés provocando un galimatías notable… e innecesario, pues a esas alturas de la función el espectador avispado sabe ya quién es el vulgar asesino.

    
   Rodada con frialdad y sin alma, El muñeco de nieve carece de emoción y más bien parece un mediocre telefilm de sobremesa: personajes planos sin el más mínimo carisma, un guión con más agujeros que un campo de minas, imágenes gores insatisfactorias y prescindibles, cabos sueltos que quedarán  siempre suspendidos en el limbo y una raquítica escena cuasi sexual (entre Gainsbourg y Fassbender) que provoca verdadero sonrojo de lo mal que está ejecutada. Todo en el film resulta impostado, artificial e inverosímil, tanto en el aspecto psicológico (traumas infantiles, fracasos sentimentales, adicciones) como en la acción física y las relaciones interpersonales de todos los personajes, tan gélidas y desapasionadas. Finalmente, a nadie le importa la resolución de un caso que transita por la pedante superchería de una falsa angustia existencial y la trascendencia de una intriga criminal que se transforma en humo muy pronto. Un fiasco.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario