lunes, 9 de octubre de 2017

CRÍTICA: "BLADE RUNNER 2049" (Denis Villeneuve, 2017)


"BLADE RUNNER 2049"êêêêê
   

   Blade Runner (Ridley Scott, 1982) son palabras mayores dentro del género de ciencia ficción, todo un hito, una pieza clave en la evolución del género y una obra ya clásica que supuso en su momento un fuerte impacto visual para el espectador, generando una nueva corriente estética en todos los ámbitos del diseño. Scott dio el pistoletazo de salida al subgénero cinematográfico del cyberpunk y basándose en el relato corto del especialista Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, creó un magistral thriller futurista que incluye una reflexión subyugante y pesimista sobre las líneas de la evolución de la humanidad en un tiempo no muy lejano.


    Pues bien. Si la acción del film seminal transcurría en la ciudad de Los Ángeles de 2019, ahora, 30 años después de aquel evento, un nuevo blade runner, K (Ryan Gosling) que se dedica a eliminar replicantes en desuso como los Nexus-8, descubre un secreto largamente oculto que podría acabar con el caos que impera en la sociedad. El descubrimiento de K le lleva a iniciar la búsqueda de Rick Deckard (Harrison Ford) el blade runner al que se le perdió la pista hace treinta años.


     Dennis Villeneuve (Prisioneros, Sicario, La llegada) tenía ante sí un reto muy complicado debido a la condición de clásico de la película original y el culto que millones de aficionados profesamos a la cinta ochentera. El director canadiense no solamente sale airoso sino que, al igual que hiciera Coppola con El Padrino II, logra la hazaña de firmar una obra maestra basada en otra obra maestra. Si algo se demostrará indeleble en esta magistral secuela es su poder sugestivo, su hipnótica dimensión sensorial, capaz de generar sensaciones de una poesía estremecedora. Prolongando las mismas reflexiones sobre la identidad y el alma humana que planteaba su predecesora y proyectando la magnética visualización de un mundo postapocalíptico en donde lo humano, la realidad virtual  y la inteligencia artificial se confunden (y se fusionan en la levedad del ser y la conciencia humana de K), y en donde la tecnología imprime al conjunto una atmósfera de soledad y fría opresión.


     Con la impresionante y turbadora luz que confiere a la función Roger Deakins, un director de fotografía con una natural pericia para crear atmósferas inimaginables y dibujar postales de una belleza sobrecogedora, Villeneuve se deleita en el perturbador cosmos visual  para otorgar trascendencia al silencio, y dotar de un aroma épico y crepuscular la búsqueda de Deckard, un lánguido recorrido que K inicia viéndose salpicado por fogonazos de violencia, y que desembocará en un viejo hotel de Las Vegas en donde los espectros de mitos imperecederos (hologramas de Elvis Presley y Marilyn Monroe) alumbran los recuerdos de un mundo en el que tal vez lo mejor ya ha sido vivido y sólo queda esperar el fin.


   Espléndida experiencia sonora (absorbente y electrizante música a cargo de Hans Zimmer y Benjamin Wallfish), visual, filosófica y metafísica, Blade Runner 2049 especula  sobre el sentido último de la existencia y la visión abismal de un mundo sin memoria, sin la tortura de esos recuerdos que nos obligan a preguntarnos quiénes  somos, o si ese lugar perdido en los meandros de la memoria (la infancia) es también una falsa evocación de nuestra falsa identidad. Los Ángeles de 2049 es una ciudad más sórdida, desapacible y contaminada, elementalmente más hostil y menos habitable, una urbe en donde la soledad se hace más tangible e hiriente. En el exterior, un cegador y polvoriento desierto rojo se abre como una amenaza y acoge una naturaleza muerta, un árbol seco con la inscripción de una fecha (6.10.21). A partir de ese hallazgo nuestro protagonista tendrá que buscar respuestas, dotando al relato del original toque pulp, neo noir y detectivesco.

     
   El sólido guión de Hampton Fancher y Michael Green (que conecta con la primera entrega de manera excepcional) se ve asaltado por personajes curiosos y fascinantes. Así, Ana de Armas luce preciosa como la atractiva y pizpireta pareja de K y Jared Leto cumple de sobras metido en el rol de un esquinado empresario obsesionado por dotar de sentimientos y humanidad a sus replicantes, pero es Harrison Ford quien demuestra estar en forma y confiere matices brillantes a su amado personaje. En Blade Runner 2049 todos los personajes están dotados de una enigmática dualidad, algo tal vez necesario para moverse por un cosmos hostil rebosante de neones y una lluvia  pegajosa, por el que pululan personajes fracasados en la búsqueda de una utopía. Además de la exquisita elegancia que barniza todo el relato (sello de su director), el largo y violento clímax final nos conduce por el sendero nevado de la lírica, del milagro, al punto exacto donde se cierra el círculo. Puro cine.

4 comentarios:

  1. Gran película. Pero me quedo con el original.

    Un abrazo.

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  2. Bueno, a mí me gusta más "El Padrino II" que "El Padrino", pero me quedo con las dos, ahora también haré lo mismo e igual, si me lo preguntas dentro de unos años, mi balanza se haya inclinado.

    Un abrazo.

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  3. Buenas!
    Me ha gustado, en lo que respecta a la parte de las escenas, están muy lograda. Hay que decir que pese a la crítica de varias envergaduras, parece ser que cuando una película tiene tan altas espectativas, mas ojos críticos la escudriñan, desmontan, revisan cada parte para, sacarle el mayor número de defectos por todos los lados. No obstante, esta bien, eso hace que cualquiera no se atreva a mancillar cualquier película buena, presentar o crear cualquier mierda y destrozar una relíquia como Blade Runner.
    Respecto a los actores, chapó.
    Y el final, puede que algunos les deje un poco fríos. A mí me gustó, le encontré bastante sentido.

    Un saludo Pedro, hacía mucho que no pasaba por aquí.

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  4. ¡Hola verónica! ¡Cuánto tiempo sin saber de ti! A mí me ha gustado mucho esta secuela que se adapta como un guante de seda a lo que muchos imaginamos cuando en el final del Blade Runner firmado por Scott, Deckard y Rachael se alejanen coche de la ciudad, a través de un paisaje limpio y luminoso.

    Claro que siempre habrá (re)interpretaciones, pero el guión es sólido, el elenco está magnífico y el aspecto visual deslumbrante. Una de las mejores películas del año. Confeccionaré mi lista en enero, y ocupará un lugar relevante.

    Abrazos, Verónica, no tardes tanto en darte una vuelta por aquí, se te echa menos.

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