viernes, 16 de septiembre de 2016

CRÍTICA: “TRAIN TO BUSAN” (Yeon Sang-ho, 2015)

Nota: Como la política intransigente y absolutamente repugnante de la DMCA no nos deja poner imágenes de esta película, lo que al parecer ha dado lugar al cierre de 91 resultados, me remito solamente a dejar el enlace del vídeo. Al fin y al cabo, entiendo que a mis lectores lo que les interesa es mis impresiones sobre esta magnífica película, y no la mierda de política intolerante de los que comercian y se enriquecen obscenamente con la cultura y les molestan los que como yo difundimos de manera altruista y sin ánimo de lucro este maravilloso arte llamado cine.

TRAIN TO BUSAN ★★★★
  
Mucho más que una película de zombies
  
   Del especialista en cine anime, el director surcoreano Yeon Sang-ho, nos llega este film de terror que supone su primera incursión en el cine con personajes reales y que nos narra cómo un desastroso virus golpea a Corea del Sur. Los pasajeros de uno de los trenes KTX que viaja desde Seúl a Busan tendrán que luchar por su supervivencia.
     
   Train to Busan se estrenó en la Sección de Largometrajes del pasado Festival de Cannes fuera de concurso, y supone una nueva incursión en el cine de pandemias y zombies que centra su atención en algunos personajes como Seok Woo, un bróker que se mueve en el mercado de valores y que como padre divorciado cuida de su hija Soo Ahn. En el tren también viaja una pareja que esperan su primer hijo, una estudiante de secundaria fan de un equipo de béisbol  y novia de uno de los componentes del equipo que también viajan en el KTX. Todos ellos se verán inmersos en la catástrofe de un bestial apocalipsis zombie atrapados en el tren.   
    
    Yeon Sang-ho nos presenta la mejor película de zombies desde Amanecer de los muertos (Zack Snyder, 2004) y una de las mejores de la historia dentro de este subgénero del terror. Cansado estaba uno de ver auténticas mediocridades como Guerra Mundial Z (Marc Foster, 2013). Su última película de animación, la magnífica Seoul Station (2016), le ha servido de borrador, de esbozo para dar forma a su primera película con actores reales realizando una pieza de cámara sobre esta temática que pasará a ser una referencia indiscutible para el aficionado a este tipo de cine, entre los que me cuento.
     
     Aclaremos algo: Train to Busan no huye de los tópicos pero nos ofrece mucho más que una vulgar exploración de los lugares comunes del subgénero dotando al relato de una deriva emocional que no es demasiado común asociar con este tipo de inventos: El carácter egoísta y depredador del ser humano y su implacable máxima del “sálvese quien pueda” que genera una serie de situaciones imprevistas aunque creíbles que producen desazón y vergüenza ajena.
      
    Contando con un presupuesto considerable para una producción surcoreana, un reparto competente, una maravillosa puesta en escena y una dirección impecable, en la función encontramos reminiscencias a la magnífica Snowpiercer (Bong Joon-ho, 2013), con los aditamentos propios del cine de zombies y catástrofes, un relato en el que se nota que el director ha mimado el perfil de los personajes protagonistas y sus relaciones afectivas (padre/hija, marido/mujer, novio/novia…) para que los espectadores empaticemos con ellos y hacernos partícipes del intenso, desgarrador drama emocional que acabarán sufriendo.
        
    Train to Busan avanza sin pausa por los tremendos raíles del drama infernal, de un terror físico indómito y salvaje para construir el andamiaje de un espectáculo entretenidísimo y de máxima tensión; acción constante y ritmo vertiginoso, tanto que sorprenderá a los puristas que piensan que las legiones de zombies se tienen que mover al mismo ritmo que un desfile de cojos, aunque en esta ocasión el punto está en que a los infectados les paraliza la oscuridad, lo que da lugar a algunas secuencias curiosas e hilarantes. Con un look visual absolutamente deslumbrante y desplegando una violencia no excesivamente sangrienta pero sí implacable y terrorífica, Yeon Sang-ho logra, sin abusar de los efectos digitales, una experiencia única, con esa montonera de zombies apresados a la cola de la locomotora, el empuje espeluznante de los infectados apelotonados en los vagones o cayendo del cielo y rompiéndose los brazos y las piernas o formando grandes cadenas para cazar a sus presas.
    
    Train to Busan rompió todos los récords de taquillas en Corea del Sur, nada extraño porque su director ha creado mucho más que una simple película de zombies, un entretenimiento superlativo a la vez que una espléndida fábula moral que nos induce a reflexionar sobre los aspectos más repugnantes del ser humano, su insolidaridad y su poso de maldad intrínseca… pero también arroja un  rayo de luz y esperanza poniendo el foco en la generosidad, la fuerza del amor y el sacrificio en un clímax final que se me antoja más triste que un entierro. Película totalmente recomendable.

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