lunes, 13 de junio de 2016

CRÍTICA: "DOS BUENOS TIPOS" (Shane Black, 2016)

Nostálgica comedia neo-noir
DOS BUENOS TIPOS êêê
Director: Shane Black.
Intérpretes: Ryan Gosling, Russell Crowe, Angourie Rice, Kim Basinger, Matt Boomer, Margaret Qualley.
Género: Comedia / EEUU / 2016  Duración: 116 minutos.                               

      El reputado guionista de la saga Arma Letal, Shane Black, debutó en el año 2005 con aquella deliciosa mezcla de comedia, thriller y acción titulada Kiss Kiss Bang Bang, que contaba con el protagonismo de Robert Downey Jr., Val Kilmer y Michelle Monagan. El destino quiso que se cruzara de nuevo con Downey Jr. en la aceptable Iron Man 3 (2013), en lo que representó su segundo largometraje detrás de la cámara. Actualmente enredado en la secuela de Depredador (1987) que tiene previsto su estreno para el año 2018, nos presenta esta comedia de tono neo-noir que ha tenido una gran recepción crítica en los Estados Unidos.

     
    La acción nos sitúa en la ciudad de Los Ángeles en la segunda mitad de los años 70, con una trama que gira en torno al detective privado Holland March (Ryan Gosling) y al matón a sueldo Jackson Healy (Russell Crowe), los cuales se ven obligados a colaborar para resolver el caso de una joven desaparecida, Amelia Kuttner (Margaret Qualley) una activista ecologista con veleidades con el porno y que tiene mala relación con su madre, Judith Kuttner (Kim Basinger), jefa del departamento de justicia de la ciudad. La investigación se complicará con la muerte de una estrella del porno y una conspiración criminal que conduce hasta las altas esferas.

      
    He de reconocer que debido al sugerente tráiler y las expectativas creadas a raíz del éxito crítico en Cannes y los Estados Unidos, me esperaba más de Dos buenos tipos, pero encuentro justo señalar que la función, como homenaje camp y nostálgico a una época irrepetible, compensa con creces el precio que el espectador paga por la entrada. Película en formato buddy movie (película de colegas) elaborada con esa fusión entre la  comedia, la acción y cine negro que tanto le gusta a su director, y una fastuosa ambientación setentera tanto en los escenarios de la acción, los colores chirriantes de la tonalidad cromática (atención al opening con una panorámica de la ciudad y los créditos en neón) y la música funky que envuelve la atmósfera de la película, elementos que sirven para armar un argumento que, con sus giros y retruécanos surrealistas, adivinamos pronto sólo esconde un McGuffin, con la intención de desplegar una serie de gags más o menos afortunados. La temprana muerte de la actriz porno en un inicio impactante (de lo mejor del film), la desaparición de la activista y tal vez actriz porno y su vínculo con altas instancias del poder judicial, importan mucho menos que el encadenado de chistes que demuestran las dotes para el slapstick de Gosling y Crowe.


    Estoy seguro que Shane Black y todo el equipo se lo han pasado muy bien rodando esta desprejuiciada y psicodélica farsa policial, tan enrevesada en sus constantes narrativas como eficaz en su iconografía pop, y que se ve afectada por múltiples referencias que van desde los míticos, Abbot and Costello, pasando por Bud Spencer/Terence Hill y Starsky & Hutch, hasta clásicos como Chinatown, el  film de culto Boogie Nigths o la más reciente Inherent Vice, un cóctel con esencias proteínicas para dar encaje a dos tipos que se imponen como las caricaturas lisérgicas de Philip Marlowe, Sam Spade o Mike Hammer.


    La chispeante y hedonista Los Ángeles, ciudad del pecado y los excesos, con el submundo hollywoodiense, la emergente industria del porno, y la larga agonía del movimiento hippy y la contracultura, sirve de paisaje urbano para el retrato de una Norteamérica decadente y rebosante de traumas por donde asoma el espectro de Nixon, como símbolo de la pérdida de la inocencia y los jueguecitos pueriles de una nación en una época convulsa. Con menos gags ingeniosos de los que cabría esperar, con una pareja que funciona sorprendentemente bien y destilan buena química cada vez que aparecen juntos en la pantalla, Dos buenos tipos se ve beneficiada por la presencia de Angourie Rice dando vida a la hija de Ryan Gosling, que acompaña al dúo de sabuesos para ponerlos en evidencia y demostrarles que es más inteligente y madura que los dos juntos. Sería conveniente que el espectador no se preocupara en exceso de una trama alambicada que nos sumerge sin profundizar en la corrupción, el cine X y la pulsión socio-política de aquella década, pues lo recomendable es centrarse en unos personajes autoparódicos que se ríen de sí mismos en un nostálgico ejercicio de estilo rodado con buen ritmo, un puñado de gags gamberros y el alocado itinerario de dos buenos tipos que pueden arreglar a mamporros cualquier problema desde la barra de un bar.

Les dejo con un estimulante vídeo en slow motion de Murielle Telio, que es la chica que aparece desnuda en la impactante secuencia inicial del accidente. Espero que lo disfruten y sepan agradecermelo.



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