domingo, 13 de enero de 2013

CRÍTICA DE "JACK REACHER"


La justicia del lobo solitario
JACK REACHER  «««
DIRECTOR: CHRISTOPHER MCQUARRIE.
INTÉRPRETES: TOM CRUISE, ROSAMUND PIKE,  RICHARD JENKINS, ROBERT DUVALL, WERNER HERZOG.                                        
GÉNERO: THRILLER / EE. UU. / 2012 DURACIÓN: 130 MINUTOS.     
    
      Tom Cruise sigue estando en forma, tiene 50 tacos pero se cuida mucho, ama su trabajo y es un gran profesional, aunque a mí esto último siempre me produce un poco de grima y nunca me ha gustado como suena. Con la intención de crear una nueva franquicia, el reputado guionista y director Christopher McQuarrie (Secuestro infernal, 2000), adapta la novena novela, “One Shot”, de la serie Jack Reacher salida de la imaginación del novelita británico Lee Child, personaje que ha protagonizado 17 novelas hasta la fecha. Una saga con la que, en su faceta de productor, Cruise busca lanzar una mirada más sombría e insuflar un nuevo aire al prototipo de (anti)héroe de acción creado a partir de resonancias de otros personajes que han surcado la pantalla grande en las últimas décadas (desde el Harry Callahan de Harry “el Sucio” hasta el más reciente Jason Bourne), para lo que se nutre de las referencias estéticas del policíaco de los años 70.

      JACK REACHER comienza cuando un francotirador dispara seis veces contra un grupo de transeuntes con rifle con mira telescópica desde lo alto de de un párking, una acción que provoca cinco muertos que quedan tendidos sobre la acera. En cuestión de una hora la policía detiene al sospechoso, James Barr (Joseph Sikora), al haber dejado éste un rastro fácil de seguir. Durante el interrogatorio Barr se niega a declarar y solicita a traves de un escrito la presencia de Jack Reacher (Tom Cruise), un duro ex policía militar reconvertido en investigador que vive como un fantasma sin identidad ni domicilio fijo y al margen de las normas tablecidas, un lobo solitario que siempre acude cuando es requerida su presencia y que se nos presenta como un especialista en todo tipo de armas, hábil conductor e infalible en la lucha cuerpo a cuerpo. Reacher iniciará entonces, junto a la abogada de Barr, Helen Rodin (Rosamund Pike), una investigación particular que le llevará a unas nuevas y sorprendentes conclusiones para descubrir la verdad, teniendo que hacer frente a un enemigo inesperado que guarda un oscuro secreto.

      Desde luego, el personaje que nos describe Lee Child -seudónimo del escritor Jim Grant- en sus mediocres novelas (una impresionante mole de músculos de 2 metros de estatura y aspecto nórdico) nada tiene que ver con la vulgar apariencia caucásica de un Ton Cruise de apenas 1´70 metros de estatura. Pero Cruise se las arregla para que, si no hemos leído las novelas, esos detalles no sean ni siquiera tenidos en cuenta, dotando al personaje de carisma, una temible autosuficiencia y un carácter irónico y desafiante. 

      Sugiero que el espectador preste atención al excelente prólogo de la función, una larga secuencia rodada con una elegante planificación en donde el francotirador dispara contra el grupo de viandantes y para la que el director prescinde de cualquier diálogo atendiendo sólo al sonido ambiental, al que pone un énfasis espeluznante la respiración del killer y el ruído seco de los disparos. Una escena con un montaje ágil que se sigue con mucho interés.  

       Situaciones como la comentada y la adrenalínica persecución nocturna de automóviles con los zumbidos roncos de los motores y el chirriar de los frenos nos recuerda a películas míticas como Bullit o a la también espléndida Driver de Walter Hill, elevando la propuesta a un nivel atractivo tanto para los espectadores que disfrutan con la acción como para los amantes de la intriga y las conspiraciones, pues aunque los momentos de acción, rodados con tremendo realismo, están muy disificados, el film nunca pierde el ritmo gracias al gran trabajo de Cruise, que imprime al personaje energía, estilo, rudeza, misterio, agudeza y humor, convirtiéndose en el alma de la función aun estando rodeado de unos magníficos secundarios. No nos engañemos, el film está pergeñado como vehículo para el lucimiento de su estrella protagonista, pero el cienciólogo aprovecha la oportunidad con estilo y osadía.  

      JACK REACHER cuenta con un guión esquemático y no está falta de clichés, McQuarrie en ningún momento busca trascender ni resultar original, su misión, como la de cualquier artesano, es presentar un producto aseado dentro del cine industrial o mainstream, y juega bien sus cartas dotando a la cinta de una envidiable edición de sonido, curiosos planos de detalles y de una pátina atmosférica cercana al thriller setentero (apreciable en las secuencias nocturnas, en la pelea con los dos tipos en la casa y durante el clímax final en la zona de obras de un descampado), cuya estética queda representada en el precioso y anacrónico automóvil que utiliza Reacher en la persecución (un Chrevolet Chevelle SS rojo de principios de los 70) y quedando refrendada narrativamente por el fondo de corrupción que esconde su trama. Pero si hay algo que sitúa esta película un punto por encima de la media coetánea es la brillante aportación de actores veteranos como Richard Jenkins, Robert Duvall y, sobre todo, Werner Herzog, el director alemán que de vez en cuando hace sus pinitos como actor, dando oxígeno a un enigmático villano envuelto siempre en una nebulosa, resultando lo más perturbador de un film que ofrece lo que promete.  

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