domingo, 16 de octubre de 2016

CRÍTICA: "ELLE" (Paul Verhoeven, 2016)

"ELLE" ★★★★
Director: Paul Verhoeven.
Intérpretes: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, Anne Consigny, Charles Berling, Virginie Efira, Judith Magre.
Género: Thriller / Francia / 2016  Duración: 130 MINUTOS.   


    Han pasado ya diez años desde que el director Paul Verhoeven se situara detrás de las cámaras para rodar la magnífica El libro negro (2006), film que con el protagonismo de Carice van Houten narra la historia de una mujer judía que, tras la ejecución de su familia, se infiltra en el Cuartel General Nazi para intentar obtener información que permita liberar a combatientes de la Resistencia que han sido capturados. Verhoeven vuelve por la puerta grande con este thriller psicológico titulado Elle (2015), película que cuenta la historia de Michèle (Isabelle Huppert) directora de una compañía de videojuegos que, divorciada, mantiene una relación esporádica con el mejor amigo de su marido, mientras que la novia de su hijo está embarazada de otro hombre. La vida de Michelle cambia para siempre cuando es atacada y violada en su casa por un asaltante encapuchado, lo que la llevará a intentar descubrir su identidad, en un juego peligroso en donde perderá el control de la situación.


     Basada en la novela Oh… del escritor francés Philippe Dijan, Elle sería una película distinta sin la perfecta simbiosis que nos ofrecen Paul Verhoeven e Isabelle Huppert, dos talentos que destilan sus mejores esencias, una especial química creativa para enfrentarse a un reto que desborda cualquier norma moral y que será incomprendido por una gran parte del público. Verhoeven, en su primera producción francesa, puede desatar las iras del feminismo más reaccionario y reduccionista a raíz de una premisa brutal que deriva en un juego de espejos deformantes, en donde se ven reflejadas las perversiones sexuales y hasta el masoquismo de una mujer burguesa madura que quiere vivir su sexualidad al margen de su aburrida y peculiar familia (atención al nacimiento de su supuesto nieto) y los estigmas de una clase social cínica y decadente.


    Con un guión de David Birke, una banda sonora compuesta por Anne Dudley y fotografía a cargo de Stéphane Fontaine, Verhoeven nos presenta su obra más cáustica, amoral, turbia, visceral, despiadada y nos enseña qué hay detrás de las máscaras para observar rasgos de la identidad que esconde Michèle, su hipnótica protagonista, hija de un temible asesino en serie de niños que trastornó el discurrir cotidiano de su infancia. Un trauma varado en los meandros de la memoria que seguro tiene mucho que ver con su reacción ante las repetidas violaciones de que es víctima por parte de un enmascarado en su misma casa. Agresiones que se niega a denunciar ante la policía poniendo en una situación incómoda al espectador que piensa que puede tratarse de un teatro morboso en donde elle ejerce el poder.

      
   Isabelle Huppert dibuja con su actuación uno de los retratos femeninos más magnéticos que se han visto en una pantalla de cine, y Verhoeven lanza una mirada flamígera sobre la condición femenina que incita a una reflexión osada y ácida sobre el pozo ciego en el que se sumerge la psique de una mujer violada. Pero al mismo tiempo y sin que resulte una dicotomía (o tal vez sí) muchos espectadores verán alterada su sensibilidad con la complicidad de la protagonista y su retorcido juego de seducción, que explora territorios que van más allá de cualquier límite de corrección dentro de una sociedad puritana y retrógrada, incapaz, por otra parte, de asimilar que una mujer reaccione ante una agresión de una manera que rompe todos los esquemas concebidos. Porque Michèle no ejerce de víctima e intenta descubrir la identidad de su agresor, convirtiendo a todos los sospechosos que le rodean en fáciles presas. ¡Qué grande es el cine!  


2 comentarios:

  1. El que tuvo, retuvo. Y Verhoeven, después de un largo silencio, vuelve con la que podría ser su mejor película, o al menos la más cáustica.

    Un abrazo.

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  2. Sí, y posiblemente ahora sea reivindicado por mucha gente que desconoce que es el firmante de títulos esenciales del Séptimo Arte como "Instinto básico", "Robocop" o "Desafío total". Pero lo significativo es que ha sido el único director que con dos cojones se atrevió a ir personalmente a recoger el razzie al peor director por "Showgirls" alentando la fiesta.

    Un abrazo.

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