domingo, 2 de octubre de 2016

CRÍTICA: EL HOGAR DE MISS PEREGRINE PARA NIÑOS PECULIARES (Tim Burton, 2016)


"EL HOGAR DE MISS PEREGRINE PARA NIÑOS PECULIARES" ★★★


     Con El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares Tim Burton ha recuperado algunas de las esencias de su mejor cine apoyándose en un guión de Jane Goldman según una novela de Ransom Riggs. La trama sigue a Jake (Asa Buttefield) un chico de 16 años que ha descubierto una serie de pistas misteriosas que se extienden por distintos mundos y épocas. Así, el joven, acompañado de su padre, emprende un viaje hacia una isla remota de Gales para buscar el orfanato donde creció su abuelo Abraham (Terence Stamp) que ha muerto recientemente en extrañas circunstancias dejando todas sus aventuras alojadas en la mente de su nieto. En la inhóspita isla, Jake encuentra un lugar mágico conocido como El hogar de Miss Pregrine para niños peculiares. Los lugareños cuentan que todos ellos murieron tras un bombardeo en la Segunda Guerra Mundial, pero Jake descubre que allí siguen viviendo esos niños con habilidades increíbles. Y es que el orfanato es también la entrada a un mundo alternativo poblado por seres con poderes magnéticos y un pasado secreto. Todos ellos viven protegidos por la guardiana mágica Miss Peregrine (Eva Green) y a medida que Jake conoce a estos niños huérfanos extraordinarios se va implicando para ayudarlos en su lucha contra unas criaturas horribles que amenazan con destruirlos.


    
    Resulta innegable que El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares posee una aplastante fuerza visual, que Burton consigue unas postales bellísimas y que cada detalle nos remite al característico universo de su autor, tan personal como intransferible. Lo cierto es que a pesar de adaptar una obra ajena ha conseguido hilvanar un relato que narrativamente conecta más con su personal microcosmos que otros films realizados a partir de ideas originales. La acción, cuyo prólogo nos sitúa en un suburbio de Florida, avanza hasta transitar las húmedas y frías calles de un pueblo remoto de una isla de Gales. Allí, asistiremos a continuos saltos temporales que a modo de bucle nos presenta dos mundos bien diferenciados; el presente y ese por donde el protagonista se aventura de manera natural intentando remarcar la normalidad de quienes son y se sienten diferentes frente a un mundo vulgar que carece de imaginación.



   Especialmente llamativa es la secuencia de la incursión en ese viejo y fantasmal buque hundido en el fondo del mar, momentos dotados de melancolía, fantasía onírica  e iluminados por un halo de poesía gótica.  La función se resiente cuando desaparece de plano la hipnótica Miss Peregrine (una exultante Eva Green), sobre todo en el último acto en el que Burton lo fía todo a la acción pero sin aprovechar bien los recursos de los excéntricos personajes, una acción aderezada con efectos CGI que, eso sí, se ajustan como un guante de seda a los diseños lúgubres del autor. No obstante, compramos la deliciosa historia de amor de esa pareja adolescente condenada a vivir en mundos distintos y con el arrojo suficiente como para ponerse en la vanguardia de una batalla que librarán contra un villano siniestro llamado  Barron (Samuel L. Jackson) y su legión de monstruos con tentáculos, en un final algo precipitado y explosivo pergeñado por el buen hacer creativo del “peculiar” Tim Burton.   


2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo. También me ha gustado mucho.

    Un abrazo.

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  2. Sí, parece que Tim Burton retoma la senda que no debió abandonar nunca.

    Un abrazo.

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