sábado, 19 de marzo de 2016

CRÍTICA: CALLE CLOVERFIELD 10

Cine en su más pura esencia
CALLE CLOVERFIELD 10 êêêê
DIRECTOR: DAN TRACHTENBERG.
INTÉRPRETES: JOHN GOODMAN, MARY ELIZABETH WINSTEAD, JOHN GALAGHER JR.
GÉNERO: THRILLER / EEUU / 2016  DURACIÓN: 103 MINUTOS.             
     
    
    Tras dirigir dos cortometrajes, Calle Cloverfield 10 representa el debut de Dan Trachtenberg en la gran pantalla, un largometraje que confirma todas las expectativas puestas en él. Nacido en Filadelfia en 1981 y residente en Los Ángeles, este presentador de vídeos podcasts y spots publicitarios, dirigió en 2011 un corto de 7 minutos que era una adaptación del videojuego “Portal: No escape”, en el que nos ponía en la piel de un sujeto de pruebas de Aperture Science experimentando con la pistola “Portal”.  
     
     
    Llamado para aventuras mayores y con la producción de J.J. Abrams (productor también de la seminal Monstruoso y la serie “Perdidos”), Trachtenberg nos cuenta ahora cómo tras una desagradable pelea con su prometido, Michelle (Mary Elizabeth Winstead) huye en su coche con una maleta que ha hecho a toda prisa. Durante el trayecto desde Nueva Orleans hasta Lake Charles, sufre una violenta colisión con una camioneta que la deja inconsciente. Al despertar, se encuentra encerrada en un sótano. Un extraño hombre, Howard (John Goodman) la ha secuestrado. Pero lo que él asegura es que la ha salvado del Día del Juicio Final, pues un ataque químico ha dejado el planeta inhabitable. En refugio también está Emmet (John Gallagher Jr.), el joven vecino de Howard que confirma la versión de Howard. Sin embargo, poco a poco, Michelle y Howard encuentran agujeros en la historia de Howard y llegado un momento, la pareja no sabe si creerle, pero aislados del mundo exterior por una puerta hermética, tendrán que franquear la inexpugnable mente del secuestrador  si quieren sobrevivir.

      
    Me resulta muy complicado analizar mínimamente Calle Cloverfield 10 sin destripar algo sobre sus secuencias finales y ser machacado despiadadamente.  Entendida como una secuela (o spin off) de Monstruoso (Cloverfield, Matt Reeves, 2008), la función, rebosante de trampas y giros, engancha al espectador desde los primeros planos y el ritmo pausado de la primera mitad sólo puede ser entendido como los momentos de calma tensa antes de la tormenta. Una tensión que va in crescendo atrapando al espectador y obligándole a compartir la inquietud y el suspense con los personajes encerrados en esa especie de refugio nuclear. Trachtenberg logra unos planos de una belleza extraña e hipnótica, puro aroma del mejor cine para construir un relato que cohesiona a la perfección ingenio narrativo e imaginería visual; tiempo, espacio, tensión, emoción e imágenes que fluyen dotando de sentido cualquier mínimo detalle de un misterio en forma de amenaza latente que siempre está fuera de campo. Precisamente, habrá quien opine que Calle Cloverfield 10 no tiene sentido desde una lógica convencional, pero son precisamente la incertidumbre, la angustia y el miedo los soportes elementales de una trama de claustrofóbica, delirante, conspiranoica atmósfera en la que ignorar lo que está sucediendo parece siempre la mejor opción.  

     
     La desconfianza dentro del agobiante bunker, la resistencia de la pareja secuestrada y su temor hacia ese personaje interpretado de manera superlativa por un John Goodman inaccesible, villano y redentor, divertido e inquietante, sobre el que recae la duda permanente y que parece presagiar un horror más químicamente puro que el del anunciado apocalipsis. Con un guión portentoso en el que ha participado Damien Chazelle (Whiplash) una iluminación exquisita cortesía de Jeff Cutter y una soberbia banda sonora a cargo de Bear McGreary que toma la pulsión a la asfixiante vida subterránea, Calle Cloverfield 10 ni siquiera se molesta en contar detalles sobre las vidas de los personajes, y Trachtenberg tampoco tiene la necesidad de hacer uso de trucos y efectos artificiosos más allá de los giros y trampas que contiene la historia, subterfugios derivados de la difusa amenaza que se cierne sobre sus vidas, porque todo pasado carece ya de sentido en esa situación límite, y la duda sobre la extinción de la humanidad se presenta como una posibilidad tan real y recurrente como cualquier otra. Una película de factura intachable muy superior a Monstruoso, un ejercicio de estilo minimalista que desarrolla con maestría secuencias memorables, también un espléndido y sentido homenaje a series como “Dimensión Desconocida” y genios que, como Hitchcock y Carpenter, hicieron del cine un lugar común de emociones e inspiración. Una película bellísima y electrizante que sólo se ve penalizada por un final algo precipitado y que seguro estará entre los mejores estrenos del año.



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