domingo, 13 de marzo de 2016

"EL PORTERO DE NOCHE" (1974): ESCENA ESENCIAL


     Tras su estreno en 1974, El portero de noche resultó todo un escándalo que no dejó a nadie indiferente, provocando estúpidas protestas por su irritante ambigüedad, el sensacionalismo mórbido y la explicitud de sus secuencias sensuales. El film, dirigido por la directora italiana Liliana Caviani, nos traslada a la Viena de 1957. Allí, La esposa judía de un director de orquesta norteamericano, Lucía (Charlotte Rampling) que durante la Segunda Guerra Mundial y siendo apenas una adolescente estuvo encerrada en un campo de concentración, se reencuentra trece años después con el oficial nazi, Max (Dirk Bogarde) que solía abusar sexualmente de ella cuando estaba cautiva. Ambos coinciden en un lujoso hotel donde él trabaja como portero nocturno. Una historia sórdida y de ambientación decadente donde el recelo mutuo, el odio y el deseo se entremezclan, y donde la humillación, el poder y el desprecio se cubren con la manta de la pasión más extrema. Así, el trasfondo político del nazi que ayudado por antiguos camaradas encuentra un sitio en la sociedad, carece de fuerza frente al drama personal de los protagonistas y su irresistible atracción. La culpa como instrumento de poder, de nuevo la sombra de la voluntad autodestructiva de la víctima vuelve a erigirse surgida de sus deseos masoquistas.

    
Escena esencial     

   He visto decenas de veces esta película y, muchas más, la secuencia del largo flash back que nos presenta a Lucia (Charlotte Rampling) bailando semidesnuda un tema de Marlene Dietrich delante de varios oficiales nazis en un improvisado cabaret. El premio para ella será la cabeza de uno de los Kapos que la molestaban, un trofeo que será entregado por Max mirándola fijamente y esperando su complicidad. Una escena que está inspirada en la historia bíblica de Salomé y que refuerza el poder de Lucía para doblegar con su misterioso embrujo el poder del hombre convirtiéndose en figura de la mujer castradora freudiana. El tema "Wenn inch mir was wünschen dürfte" es del compositor inglés de origen judío Friedrich Hollaender.


   El éxito de la cinta fue extraordinario, en España fue prohibida durante dos años, y cuando finalmente se estrenó en 1976 se proyectó sin cortes, aunque muchos espectadores intrépidos ya la conocían por sus viajes a Biarritz y Perpiñán. Caviani, que ya había denunciado los totalitarismos en sus documentales, salió al paso de los que criticaban la excesiva humanización del personaje nazi con estas palabras: “Todos somos víctimas o verdugos”.  Este film mítico sobre los abusos sexuales de una joven en un campo de concentración y transformado en una ardiente historia de amor y dependencia, de la que ninguno de los dos podrá liberarse abocados ya a un siniestro callejón sin salida, no hubiera sido posible sin la elegancia y refinamiento de Dirk Bogarde y la belleza turbia de Charlotte Rampling, en unas interpretaciones memorables que han quedado como muescas grabadas en mi memoria cinéfila.




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