domingo, 22 de enero de 2017

CRÍTICA: “LOS DEL TÚNEL” (Pepón Montero, 2017)


"LOS DEL TÚNELêêê


   Tras foguearse en el campo de la televisión junto a Álex de la Iglesia en series como Plutón BRB Nero (2008) y Plaza de España (2011), Pepón Montero debuta con este largometraje titulado Los del túnel que nos narra cómo un grupo de personas han estado quince días atrapados en un túnel tras sobrevivir a una catástrofe. Así, conocemos al héroe, a la adolescente rebelde, al garrulo poligonero, a los temen las consecuencias de salir del armario, al matrimonio en crisis… y al idiota, pero… ¿y ahora qué? ¿Qué pasa después de la catástrofe y cómo ésta ha cambiado la vida de los personajes? Pues que forman un grupo de WhatsApp y se reúnen para comer todos los viernes y celebrar de esta fraternal manera que están vivos. Y además, por una vez, Toni (Arturo Valls), el idiota, va a ser el protagonista. Mientras los demás celebran estar vivos, Toni, asimila su condición de “idiota del grupo”, algo que le va a sumir en una severa crisis, mayor que la catástrofe que ha experimentado. ¿Conseguirá ver la luz al final del túnel?

    
    Berlanga y Azcona repican como una campana en el crepúsculo en esta película absolutamente inclasificable, y por lo tanto con ese toque de frescura tan necesario en el insustancial panorama actual de la comedia española. Es precisamente su condición de perro verde lo que otorga el mayor atractivo a Los del túnel, pues se aferra a las ancestrales esencias tragicómicas del cine patrio para armar un relato punzante sobre las miserias que nos asisten, las taras y el patetismo de una sociedad rebosante de náufragos


     Pepón Montero rasca la cascarilla de las fachadas uniformes para hacer visible la triste realidad de las falsas apariencias, los falsos héroes y el falso compadreo, fachadas donde se proyecta una realidad alejada de lo que realmente -e íntimamente- somos, todo con tal de sentirnos integrados… Y así dejarnos arrastrar por una corriente de mediocridad y prejuicios que desemboca en una vida gris, anodina e insatisfactoria que no puede camuflar lo solos que estamos. Los grandes éxitos del dúo Los Pecos pone la banda sonora a la función, dotando de un tono amargo y melancólico a las risas que provocan las situaciones en las que se ven envueltos el heterogéneo grupo, risas que ni siquiera sirven de catarsis a la triste y conmovedora imagen que nos devuelve el espejo. Interesante propuesta. 

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