sábado, 7 de enero de 2017

CRÍTICA: “CONTRATIEMPO” (Oriol Paulo, 2017)


CONTRATIEMPO  êêê

  El barcelonés Oriol Paulo escribió junto a su director, Guillem Morales, el guión de Los ojos de Julia (2010), resultón psychothriller que tenía a Alfred Hitchcock como mayor inspiración. Fogueado en el campo de la televisión, Paulo presentó en el Festival de Sitges de 2012 la que supuso su resultona ópera prima detrás de la cámara, El cuerpo, que coescrita junto a Lara Sendim está enmarcada en el terreno donde se siente más cómodo, el thriller.

      
    Su segundo largometraje, Contratiempo, nos presenta a Adrián Doria (Mario Casas) un joven y exitoso empresario que es acusado de asesinato, aunque él se declara inocente. Para defenderse, contrata la mejor preparadora de testigos del país, Virginia Goodman (Ana Wagener), con quien trabaja de noche para encontrar un argumento que logre liberarle de la cárcel. Pero la aparición de un nuevo testigo hace peligrar su estrategia, viéndose obligados a recomponer las piezas de un puzzle imposible con el tiempo en su contra.

   
    Oriol Paulo firma un eficaz y entretenido thriller que lejos de ser perfecto plantea un retorcido juego del gato y el ratón dentro de un laberinto lleno de falsas pistas y retruécanos. Como ocurre siempre, está la versión de uno, la de los otros y luego está la verdad. Digámoslo de otro modo: ¿puede la verdad depender de los distintos puntos de vista? ¿Está el acusado contando toda la verdad? Claro que, cualquier imprevisto, un contratiempo, puede dar al traste con la planificación y estrategia de todos los personajes implicados. Con esta premisa, Paulo exige la complicidad del espectador que se engancha a la trama e intenta elucubrar sobre un misterio cuyo andamiaje no resulta novedoso para los aficionados al clásico suspense cinematográfico (Hitchcock) o literario (Agata Christie) y que reincide en la propuesta de un crimen y una habitación cerrada. Contratiempo cuenta con una potente puesta en escena y un gran elenco, una cuestión no menor cuando de lo que hablamos es de una película de personajes enlodados en una maraña de intereses, de mentiras y medias verdades, de chantajes y venganzas, de inmoralidad y falsas identidades que nos obliga a estar atentos a cada detalle para descifrar las claves de un jeroglífico cuya resolución, en todo caso, adivinamos asombrosa.


    Claro que si uno, tras un par de visionados, se detiene mucho en los detalles encontrará lagunas, agujeros y recursos que supongo estaban en el libreto pero que, resulta obvio, se tendrían que haber limado durante el rodaje por su inconsecuencia. O quizás no, y esos fallos tontos representen la otra cara de la virtud, pues todo en la vida resulta dual y la apuesta sea poner a prueba la perspicacia del respetable. Sin embargo, es justo señalar que Paulo sabe cómo mantener la tensión, filma siempre de una forma muy elegante otorgándole valor al montaje y el suntuoso diseño de producción, y se oficializa como un experto de la trampa, las realidades caleidoscópicas y la ambigüedad.


    Claude Chabrol defendía las tramas simples con personajes complejos, pero le encantaban las apariencias, el artificio, encontraba necesario hacer trampas para obtener lo esencial. A Chabrol le gustaba mirar a los personajes con objetividad, unas veces con frialdad y otras con total desapego. Las enseñanzas del maestro francés parece que han calado en el director catalán, que sabe medir la distancia sin dejarse embaucar por las emociones.


    Gran trabajo de las dos féminas de la función, Ana Wagener y Bárbara Lennie, que resultan mucho más naturales que sus homólogos masculinos, Mario Casas y José Coronado, correctos pero constreñidos en sus personajes a los que quieren dotar de un exceso de formalidad dentro de un relato que es magia, un divertido juego del Cluedo. Puede que sea algo que les exige el director, amante de las relaciones distantes y las atmósferas gélidas. Contratiempo es una buena apuesta cinematográfica, que sabe alternar el recurso del flash back con el presente, para ir quitándole telarañas al enigma y alumbrar la verdad. Si no te gusta que te manipulen, elige otra apuesta de la cartelera, pero si te gusta desentrañar misterios e interactuar sintiéndote parte de sus entresijos, ésta es tu película. 
    

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