domingo, 1 de mayo de 2016

"NEGOCIADOR" (1998), UNO DE LOS MEJORES THRILLERS DE LA DÉCADA DE LOS 90

(THE NEGOTIATOR)
Thriller de acción - USA - 1998 - 138 Minutos.
DIRECTOR: F. GARY GRAY.
INTÉRPRETES: SAMUEL L. JACKSON, KEVIN SPACEY, RON RIFKIN, DAVID MORSE, J. T. WALSH.


      El director afroamericano F. Gary Gray (Higland Park, Illinois, 1970) debuta en el año 1995 con Todo en viernes, antes de que eso sucediera se ganaba la vida filmando vídeo-clips para raperos tan famosos como el también actor Ice Cube, Coolio o Dr. Dre. En 1996 realiza Hasta el final, film que narra la historia de cuatro amigas de un suburbio de Los Ángeles que un día deciden atracar un banco para salir de la miseria. Este último trabajo, un verdadero sleeper en Estados Unidos, hace que el nombre de su director empiece a sonar con fuerza en el mundillo cinematográfico. Diablo (2002) es un mediocre thriller hecho a la medida del hipervitaminado Vin Diesel en el que busca vengarse de los asesinos de su esposa. The Italian Job (2003) es un remake del clásico Un trabajo en Italia (1969) que protagonizaron con aquellos increíbles coches Mini Michael Caine, Noel Coward, Raf Vallone y Benny Hill. Su film Be Cool (2005) es una secuela de Cómo conquistar Hollywood (1995), una pésima comedia interpretada por John Travolta y Uma Thurman. En 2009 nos presentó el potente thriller protagonizado por Gerard Butler y Jamie Foxx Un ciudadano ejemplar, y el pasado año obtuvo un rotundo éxito con Straight Outta Compton, sobre un grupo de chicos que revolucionaron el panorama musical a mediados de los 80 en uno de los barrios más peligrosos de los Estados Unidos.


    Sinopsis: Danny Roman (Samuel L. Jackson) es un miembro de un grupo especial de la policía expertos en negociar con secuestradores. Su carácter impulsivo y sus métodos enérgicos están en contraposición con los utilizados por Chris Sabian (Kevin Spacey) mucho más dialogador y paciente. Danny es acusado de asesinato y para demostrar la falsedad de una acusación que puede arruinar su vida, toma la decisión de encerrarse en el edificio de la Unidad de Asuntos Internos de Chicago tomando varios rehenes, entre los que se encuentra el inspector Niebaum ( J. T. Walsh).
   
     
    Una de las mejores películas de acción de los años 90 basada en un hecho real, sus creadores buscando dar una mayor autenticidad a sus personajes protagonistas solicitaron la colaboración de la policía de Chicago, que les ayudaron a preparar sus papeles. Si estamos de acuerdo que la tarea de cualquier simple policía de una ciudad como Chicago no debe ser fácil, no nos será difícil imaginar lo ardua que debe resultar para los miembros de unos cuerpos especializados en negociar al límite de la tensión -y casi siempre desarmados- con peligrosos secuestradores. Los amantes del cine de acción tienen en este film un modelo de cómo desarrollar de este género sin dejar por ello de abordar las constantes que mejor caracterizan a este tipo de cine: violencia sin que resulte gratuita, personajes arrojados al límite de lo imposible, escenas épicas y adrenalínicas, dramatismo, ritmo, tensión... 


     Negociador es un film que se sitúa muy por encima de la media coetánea porque su esencia temática, arquetipo de tantas películas mediocres, resulta aquí convincente, porque los dos protagonistas -héroes a su manera- situados de forma accidental a un lado y otro de la ley, nos regalan un fenomenal duelo interpretativo; Danny Roman muestra dramáticamente, a todo el que quiera fijarse en sus grandes ojos de mirada líquida, que la línea que separa la locura de la cordura es tan fina que no existe, también que la dicha y la desgracia son estados tan fugaces que se sobreponen en el tiempo; Chris Sabian, elemento clave para la salvación de Danny, intenta controlar la situación con inteligencia, mas la presión que sufre es mucha y sus métodos contemporizadores se muestran ineficaces cuando a uno no le dejan pensar.



    De atmósfera asfixiante y lejos de sensacionalismos impactantes y de huecos artificios pirotécnicos, Gray ha realizado una película mayor dentro del género, en la que mezcla admirablemente elementos del cine noir con lo mejor del policíaco moderno, en una trama donde la corrupción policial, la ambición y la maquinaria legal destruyen vidas y reparten los signos de la fortuna. Es, por tanto, un relato de tintes sociopolíticos y epílogo moral, donde la integridad humana queda como una virtud que debe ser atendida. Gary Gray sólo nos asoma a la noche para mostrarnos un circo de sirenas y uniformes, donde late un corazón luchando con coraje ante la injusticia, mascando su desgracia y su dolor. Buenísimos actores secundarios entre los que destacan David Morse y J. T. Walsh, que falleció poco después de terminar la película y a quien está dedicada. 


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