viernes, 20 de junio de 2014

CRÍTICA DE: "SAVAGED"

La venganza viene de otro mundo
SAVAGED êêê
DIRECTOR: MICHAEL S. OJEDA.
INTÉRPRETES: AMANDA ADRIENNE, TOM ARDAVANY, RODNEY ROWLAND, MARC ANTHONY SAMUEL, BRION DAVIS, RONNIE GENE BLEVINS.
GÉNERO: TERROR / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 95 MINUTOS.   
        

      El terror independiente o de serie B está hoy muy desprestigiado, y siendo sincero se podría decir que es algo que veíamos venir, se lo ha ganado a pulso gracias a los miles de subproductos que debido a su ínfima calidad no han tenido otro destino que la salida directa en DVD o engrosar las atiborradas páginas de descargas de la red como golosinas para frikis incondicionales. Acostumbrado a separar el grano de la paja, todavía uno guarda el suficiente olfato y capacidad instintiva como poder extraer alguna cosita interesante dentro del montón de inmundicia que es arrojado diariamente a las diferentes plataformas visuales. Es el caso de SAVAGED (2013) film independiente escrito, editado, fotografiado y dirigido por Michael S. Ojeda, que además es el responsables de los efectos visuales. Ahí queda eso.
     

      La trama sigue a una joven y atractiva chica sordomuda, Zoe (Amanda Adrienne) que se dirige en coche a Nuevo México a ver a su prometido, Dane (Marc Anthony Samuel). Durante el trayecto presenciará el asesinato de dos jóvenes indios a manos de sus perseguidores, un grupo de salvajes racistas. Zoe no puede hacer nada por salvarles la vida y ahora es ella quien tendrá que luchar por la suya. Al grupo no le cuesta mucho reducirla, violarla y asesinarla dejando su cadáver en el desierto a merced de los coyotes. Un brujo indio nativo de la zona encuentra su cuerpo e intenta resucitarla invocando al antiguo y vengativo espíritu de un jefe apache que habitará en su cuerpo sin vida. Una venganza que llega desde el mismo infierno y que no tendrá piedad con sus agresores.  


     SAVAGED es una nueva tabla de carnicero que no inventa la pólvora, pero Michael S. Ojeda confiere a su relato la suficiente energía como para que la cinta no pase desapercibida para el aficionado al gore e incluso al terror sobrenatural, que aquí van de la mano. Con su encantador batiburrillo que pone en la coctelera ingredientes del más sentido romance, el drama, el  gótico americano y el cine de posesiones con toques de ciencia ficción, nos encontramos con una bien aliñada menestra que logra fijar la atención del espectador sin importar demasiado las multirreferencias (La última casa a la izquierda, I Spit on Your Grave, El Cuervo, Los Renegados del Diablo) ni, consecuentemente, la labor interpretativa de todos sus intérpretes, que se limitan a cumplir con lo que el director, convertido en fascinante hombre orquesta, les pide.  

      No estamos ante un film para estómagos delicados aunque he visto niveles infinitamente mayores de brutalidad, pero la función no engaña a nadie desplegando cotas altas de bestialidad para el disfrute del aficionado al terror más visceral: atropellos, cuchilladas por doquier, destripamientos, decapitaciones y dosis sulfúreas de hemoglobina en una brutal orgía que irá in crescendo a medida que la lógica escala de la venganza marque sus pautas y se haga tan necesaria como implacable.



     Apoyándose en una fotografía quemada y polvorienta como el paisaje desértico donde se desarrolla la acción y en los códigos del subgénero rape & revenge (violación y venganza) aunque con la peculiaridad de que ésta no llega directamente de la víctima o algún allegado, sino de fuerzas incontrolables de otro mundo, una nueva dimensión, tal vez excesivamente hiperbólica en su romanticismo de ultratumba que aunque novedosa chirría en ocasiones: la excesiva dulzura y fragilidad de la víctima que con su discapacidad logra que el espectador empatice automáticamente con ella. Demasiado fácil. Del mismo modo, los clichés se repiten con la banda de rednecks desalmados, unos villanos malísimos que conforman un heterogéneo grupo en donde cada miembro, a cada cual más despreciable, tiene unas marcadas señas de identidad que le define, pero en el que siempre destaca un líder curtido y letal.


       SAVAGED no necesitaba esa arritmia que provocan los momentos de lacerante tristeza de los enamorados, si bien es lógico pensar que al director le interesa explorar las claves de la dramaturgia para conseguir un efecto más doloroso, físico y humano en la rigurosa y exacerbada carnicería, la lírica elevándose sobre la estúpida destrucción de la pureza y la inocencia, una forma de consagrar la fuerza del amor sobre la violencia  y la sangre derramada que anega una ilusión imposible. 

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