domingo, 3 de febrero de 2013

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "LA NOCHE SE MUEVE"

LA NOCHE SE MUEVE êêêêê
(NIGHT MOVES)
DIRECTOR: ARTHUR PENN.
INTÉRPRETES: GENE HACKMAN, JENNIFER WARREN, SUSAN CLARK, MELANIE GRIFFITH
GÉNERO: THRILLER / EE. UU. / 1975  DURACIÓN: 96 MINUTOS.   
         
      Arthur Penn (1922-2010) de trayectoria liberal, se había labrado un gran prestigio como director teatral en Broadway cuando Hollywood le contrató para dirigir su primera película, El Zurdo (1958), un western rupturista y atípico sobre la figura de Billy “El Niño” con un Paul Newman superlativo. Perteneciente a la Generación de la Televisión (de la que también forman parte Robert Mulligan, Martin Ritt, John Frankenheimer, Sidney Lumet y Robert Altman) a mediados de los setenta rueda este policíaco con un magnífico guión original de Alan Sharp, que supone una buena muestra de las inquietudes filosóficas de su autor y su debilidad por los personajes traicionados y frustrados, que sólo a base de un expresivo cinismo son capaces de soportar el peso de su existencia.

       Tras un excesivo paréntesis, en 1981 dirige Georgia, un relato sobre la vida de un grupo de amigos en el devenir de los acontecimientos políticos y sociales de los Estados Unidos. Sus últimas películas, Agente doble en Berlín (1985) insustancial historia de espionaje, Muerte en invierno (1982) olvidable policíaco, y Dos chiflados en apuros (1989), sirven como evidencia de la progresiva decadencia de este importante autor.
     
      LA NOCHE SE MUEVE narra la historia de un ex futbolista metido a detective privado, Harry Moseby (Gene Hackman) a quien un actriz retirada contrata para buscar a su hija adolescente, Delly (Melanie Griffith) que ha desaparecido. El detective acepta el trabajo un poco hastiado de investigar simples casos de divorcios que le reportan pocos beneficios y muchas insatisfacciones. Mientras tanto, Harry ve confirmada la sospecha de que su mujer le engaña, lo que unido a sus fracasos profesionales le deja un vacío de triste amargura. Encontrará a la joven desaparecida en Florida, viviendo con un tipo mayor, extraño y muy liberal, el detective no sabe que se encuentra ante el caso de su vida.

     Con resonancias a “El sueño eterno” de Raymond Chandler, este es un film al que tengo un especial cariño porque cuando lo vi siendo un mocoso influyó en la debilidad que desde pequeño he sentido por la figura del loser, convirtiéndose en un ejemplo de aquel cine negro intelectual de la época y construido con el más puro estilo clasicista del género. El realizador sabe imprimir su complejo sello personal para ahondar en las contradicciones humanas y exponer una visión pesimista de la realidad no exenta de un atisbo de esperanza. La búsqueda más difícil para Harry, el investigador, el ajedrecista que acaba dando vueltas a una noria de sórdidos intereses es la de su propia identidad, no hay laberinto más complicado que el que uno construye para encontrarse a sí mismo, dentro de ese paisaje de abismo y distorsión que fueron los 70.

      Particularmente patética a la vez que ungida por un cáustico cinismo, es esa escena en la que un deprimido Harry se encuentra en casa viendo un partido de fútbol americano por la televisión, cuando su mujer, Ellen (Susan Clark) que regresa del cine, donde a la salida Harry la vio besándose con un tipo, va y le pregunta: “¿Quién va ganando?”,  y Harry responde “Nadie, sólo que unos pierden más que otros”.

     
      Una escena que simplifica la crítica ironía de este original director, más apreciado en Europa que en su país, y que contando con una no muy extensa filmografía debería ocupar un lugar privilegiado en la historia del cine. Cabe destacar la presencia de una jovencísima Melanie Griffith enseñando fugazmente sus adolescentes y pecosas tetitas.

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