sábado, 21 de octubre de 2023

CRÍTICA: "ANATOMÍA DE UNA CAÍDA" (Justine Triet, 2023)

 

Una Palma de Oro merecidísima

ANATOMÍA DE UNA CAÍDAêêêê

DIRECTORA: Justine Triet

INTÉRPRETES: Sandra Hüller, Samuel Theis, Milo Machado Graner, Swann Arlaud.

GÉNERO: Thriller / DURACIÓN: 150 minutos / PAÍS: Francia / AÑO: 2023

     Ha sido una gran sorpresa que la directora francesa Justine Triet, que no había logrado emocionarme con ninguna de sus tres anteriores películas: La batalla de Solférino (2012), Los casos de Victoria (2016), El reflejo de Sibyl (2019), haya conseguido conmoverme y mantenerme concentrado en la pantalla casi sin pestañear durante los 150 minutos que dura la que sin duda es la más merecida Palma de Oro del Festival de Cannes desde que se alzara con el premio Parásitos en 2019.

     Anatomía de una caída nos relata la historia de Sandra (Sandra Hüller), una escritora alemana que vive con su marido, Samuel (Samuel Theis), también escritor, y con su hijo ciego, Daniel (Milo Machado Graner), en una casa situada en un paraje nevado de los Alpes franceses. Cuando Samuel fallece en extrañas circunstancias, la investigación no puede determinar si se trata de un accidente, un suicidio o un homicidio. Sandra es arrestada, puesta en libertad condicional y posteriormente juzgada por asesinato. Durante el proceso seremos testigos de su tumultuosa relación de la pareja y su ambigua personalidad, pero lo realmente importante es poner luz en la oscuridad para determinar si es culpable o inocente.

     Comienza la función y la cámara nos sitúa en el chalé donde el hijo invidente de la pareja trata de bañar a su perro Snoop (que tendrá un papel esencial en la trama). La madre, Sandra, está siendo entrevistada en el salón de la vivienda por una estudiante que prepara su tesis. El padre, Samuel, se encuentra en la buhardilla poniendo ininterrumpidamente una canción a todo volumen, la conversación entre las dos mujeres no puede continuar. La estudiante se marcha y Daniel sale a dar un paseo con Snoop. Al volver encuentra el cuerpo de su padre cerca de la casa con la cabeza reposando en un charco de sangre que contrasta con la blanca pureza de la nieve. Enseguida la casa se llena de policías, pronto se darán cuenta de que será un caso difícil porque no hay testigos directos. La acusación sólo puede sostenerse en indicios y conjeturas sin ninguna evidencia. Aún así, Sandra es juzgada por asesinato y durante el juicio sufrirá al comprobar cómo su intimidad es violada y salen a la luz los aspectos más sórdidos de su vida privada, sobre los que la acusación insiste de forma impenitente y despiadada. Anatomía de una caída es un musculoso thriller procedimental que hace que el espectador se sitúe en la desesperada situación de la enigmática Sandra, temiendo que el proceloso juicio, que se desarrolla con jurado y con su hijo invidente como único testigo indirecto, sólo arroje una verdad procesal, que no siempre se ajusta a la verdad de los hechos, imposible de probar con evidencias.

      En Anatomía de una caída también tendrá un papel importante Vincent, el abogado de Sandra a quien da oxígeno el atractivo Swann Arlaud, un personaje perspicaz y tranquilo que prepara el juicio minuciosamente advirtiendo a su defendida las punzantes aristas que utilizará el fiscal para explorar las zonas oscuras de su relación con Samuel, y que seguramente cruzarán todos los límites de la ética y la moral sembrando una duda que no desaparecerá nunca. En un Estado de Derecho no se debe condenar a nadie sin pruebas contundentes, y preferimos un culpable libre que un inocente en la cárcel. Aún recordamos el caso de la pobre y masacrada Dolores Vázquez. Con una soberbia actuación de Sandra Hüller, afligida y firme en su inocencia, y dulce y transparente en el amor inabarcable a su hijo, la directora Justine Triet edifica una admirable arquitectura narrativa siguiendo todas las pautas de los métodos legales, y que no es otra cosa que una disección a corazón abierto de los abismos de una pareja, de las infidelidades y reproches mutuos, de la lúgubre sombra de la culpa por el accidente del hijo, de la realidad manifiesta e hiriente de Samuel, que carece del talento para escribir que posee su mujer, de la inestabilidad, el bloqueo y la sensación de sentirse infravalorado, de la masculinidad asfixiante y tóxica que se impone para ocultar el fracaso de un proyecto personal y que casi siempre explota en un acto de cobardía.

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