domingo, 11 de marzo de 2018

CRÍTICA: "WINCHESTER: LA CASA QUE CONSTRUYERON LOS ESPÍRITUS" (The Spierig Brothers, 2018)



WINCHESTER: LA CASA QUE CONSTRUYERON LOS ESPÍRITUSêêê
DIRECTOR: THE SPIERIG BROTHERS.
INTÉRPRETES: HELEN MIRREN, JASON CLARKE, SARAH SNOOK, ANGUS SAMPSON, EMILY WISEMAN.
 GÉNERO: ESPÍAS / EE.UU. / 2018 / DURACIÓN: 99 MINUTOS.

   
   Ésta es una historia cuya adaptación a la pantalla grande estaba predestinada, y los hermanos Spierig (Daybreakers, Predestination, Saw VIII) no han desaprovechado la ocasión de contar la rocambolesca historia de la multimillonaria Sarah Winchester. La mansión Winchester es sin duda una de las casas encantadas más famosas que existen. Ubicada en San José (California) fue mandada a construir a finales del siglo XIX por Sarah Winchester, la acaudalada viuda del magnate heredero de la famosa Compañía de Rifles de Repetición.
     

     Tras la repentina muerte de su pequeña hija, Sarah entró en una profunda depresión que se agravó más tarde por el también repentino fallecimiento de su esposo. Su familia, que es lo que más quería en el mundo se evaporó dramáticamente y la mujer se quedó sola… con una gran fortuna que no aportaba consuelo a su alma en pena. Derrotada en una espiral de tristeza, Sarah decidió trasladarse al Oeste para construir una casa muy especial para todas las víctimas que habían muerto a causa de las armas Winchester. Sarah deja Connecticut y se muda a California para levantar una vivienda interminable, en permanente construcción, para tratar de apaciguar a unas almas que vagaban en un tormento sin fin. Así se hizo durante 38 años.


     Los hermanos australianos Spierig son dueños de una ramplona filmografía, de modo que uno no sabía qué se iba a encontrar en esta nueva apuesta sobre la traslación a la pantalla grande de los sucesos acaecidos en la misteriosa mansión Winchester, situada a 50 millas de San Francisco. Un enorme casoplón de estilo victoriano construido por la heredera del imperio Winchester, Sarah (Helen Mirren) y su convicción de que los fantasmas la acosaban. Lo que la llevó a construir 160 habitaciones, escaleras que no llevaban a ninguna parte… todo con la intención de esquivar a los seres del otro mundo.


      La mansión es hoy una de las grandes actuaciones turísticas de San José y forma parte esencial de ese itinerario de visitas a casas encantadas de los Estados Unidos. Winchester: La casa que construyeron los espíritus no es una gran película pero sí una cinta aseada dentro de la actual tendencia de relatos sobre casas encantadas inspirados en una historia real. Y es que el artefacto cuenta al menos con dos alicientes incuestionables: una atmósfera gótica absolutamente envolvente y la presencia siempre estimulante de esa gran dama inglesa llamada Helen Mirren, que se nos aparece vestida de luto riguroso, dueña de una pena infinita y una desesperación descriptible. Si a esto le añadimos que la base de la trama es un espectral acontecimiento histórico, concluiremos que la función cuenta con algunos ingredientes atractivos.


      La película resulta entretenida, y aunque es en el primer tramo del metraje donde encontramos lo más mollar del relato, la trama mantiene el ritmo con la cada vez más protagónica presencia de ese psiquiatra llamado Dr. Price (Jason Clarke) un mujeriego adicto al láudano y al que los accionistas de Winchester encargan examinar el estado de salud mental de Sarah Winchester, para lo que se aloja durante varios días  en la casa que crece y crece en un proceso endiablado que no parece tener fin. Cierto que a veces el film cae en el susto fácil y algunos efectos resultan algo artificiosos difuminando la sobriedad narrativa.


     Winchester: La casa que construyeron los espíritus, que por cierto parece diseñada Escher y su arquitectura imposible, esconde una severa denuncia sobre la tenencia indiscriminada de armas en los Estados Unidos y el poder de la repugnante Asociación Nacional del Rifle reflejada en la escena de la masacre y suicidio del soldado y en el peso de la culpa y la búsqueda de la expiación de Sarah, acosada por las víctimas de las armas fabricada por su familia. Con este material de base, la película podría haber lucido mejor, pero los cinéfilos sabemos que los hermanos Spierig no son precisamente unos genios.

2 comentarios:

  1. En el momento justo, con la polemica ocasionada por los ultimos acontecimientos en USA. Genial tu post

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  2. Me alegra que te guste el post. Pues sí, las matanzas en los Estados Unidos se suceden con la nieve en los Pirineos, de modo que no es raro que coincidiese.

    Gracias por tus elogiosas palabras.

    Un abrazo.

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