domingo, 4 de marzo de 2018

CRÍTICA: "GORRIÓN ROJO" (Francis Lawrence, 2018)


Brutal escuela de seducción
GORRIÓN ROJOêêê
DIRECTOR: FRANCIS LAWRENCE.
INTÉRPRETES: JENNIFER LAWRENCE, JOEL EDGERTON, MATTHIAS SCHONAERTS, JEREMY IRONS, CHARLOTTE RAMPLING.
 GÉNERO: ESPÍAS / EE.UU. / 2018 / DURACIÓN: 139 MINUTOS.


     
   Dirigida por Francis Lawrence (Constantine, Soy Leyenda, Agua para elefantes, Los juegos del hambre), con un guión Justin Haythe según la novela de Jason Matthews, Gorrión rojo nos presenta a Dominika Egorova (Jennifer Lawrence) una bella y joven rusa que tras la muerte de su padre es reclutada contra su voluntad para ser un “gorrión”, una mujer seductora adiestrada por el servicio de seguridad ruso. Dominika aprende a utilizar su cuerpo como arma, pero lucha por conservar su sentido de la identidad durante su deshumanizador proceso de adiestramiento. 


   Hallando su fuerza en un sistema injusto, se revela como uno de los activos más sólidos del programa. Su primer objetivo es Nate Nash (Joel Edgerton), un funcionario de la CIA que dirige la infiltración más confidencial de la agencia en la inteligencia rusa. Los dos jóvenes caerán en una espiral de atracción y engaños que amenaza sus carreras, sus lealtades y la seguridad de sus respectivos países.

  
  Con un reparto competente que cuenta además con nombres tan significativos como Jeremy Irons, Charlotte Rampling y Matthias Schonaerts, el director de Soy leyenda construye un thriller de espías que surgieron del frío y que lejos de convencionalismos y artificios ofrece una lección básica de contención y sobriedad sin constreñir en ningún momento la fogosa pasión de los personajes, que nos regalan algunas escenas muy crudas y otras de un tórrido erotismo.

     
   Gorrión rojo presume de una gran brillantez técnica y artística, pero el mayor y poderoso activo de la función lo encontramos en el personaje de Dominika Egorova que luce espléndida en la piel de Jennifer Lawrence. La actriz se entrega en cuerpo y alma al brutal itinerario tanto físico como psicológico que le exige el papel: una bailarina del Bolshoi con lo que eso conlleva de disciplina y sacrificio, y que reconvertida a la fuerza en espía, vivirá una experiencia deshumanizadora y de una dureza extrema, siempre en un entorno sórdido y amenazante, en donde sacará a relucir sus habilidades para la supervivencia y demostrará un control de su cuerpo y de su mente en situaciones límites de torturas y chantajes. Así, la atmósfera que el film recrea resulta tan turbia y glacial como el filo de un cuchillo.
  
   
   El único problema de Gorrión rojo es su excesivo metraje, necesitado de una poda en escenas que se me antojan innecesariamente alargadas y que restan dinamismo a la trama. Al parecer el film está ambientado en la época actual, pero asume los códigos y claves del cine de espías de la Guerra Fría (atmósfera, escenarios, agentes dobles) lo que dota de una sombría gelidez  a la propuesta. Como conclusión diremos que lo mejor de la función lo encontramos en las escenas de adiestramiento de la bella y seductora Mata Hari, un proceso que está destinado a anular la inteligencia emocional de la protagonista y su total deshumanización a pesar de que ella demostrará una gran fortaleza mental. Lo menos conseguido está en los confusos retruécanos finales, un clímax que emborrona la pulcritud narrativa de la función y el escrupuloso montaje. Aun así, una película digna.




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