viernes, 21 de noviembre de 2014

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "PENA DE MUERTE"

PENA DE MUERTE
(DEAD MAN WALKING)
Drama Carcelario - USA, 1996 - 120 Minutos.
DIRECTOR: TIM ROBBINS.
INTÉRPRETES: SUSAN SARANDON, SEAN PENN, ROBERT PROSKY, R. LEE ERMEY.

    Segunda película del actor-director norteamericano Tim Robbins, cuyo debut tras las cámaras se produjo con Ciudadano Bob Roberts (1992) una interesante sátira sobre un candidato político. Robbins se formó como actor en escenarios teatrales, poco después dio el salto al cine para protagonizar un buen número de películas, entre las que destacan: Los búfalos de Durham, La escalera de Jacob, Cinco esquinas, Cadena perpetua y Mystic River.
  
     Matthew Poncelet (Sean Penn) condenado a muerte por la violación y el asesinato de una pareja de adolescentes, solicita desde la prisión donde cumple condena la ayuda de la hermana Helen Prejean (Susan Sarandon). Faltando pocos días para la ejecución, la monja visita asiduamente al condenado en el corredor de la muerte, en un intento por conseguir para él la paz espiritual y la tranquilidad necesaria para afrontar la muerte con dignidad. El indulto se presume como una empresa imposible, no sólo porque es culpable de tan execrables crímenes, sino porque las familias de las víctimas no perdonan y presionan para que sea castigado con la pena capital. Los últimos días suponen para Matthew una espantosa agonía que sólo puede superar gracias al apoyo y la presencia de la hermana Helen, que le acompaña hasta el último suspiro.
    

    Pena de muerte queda emparentada con otra gran película sobre el mismo tema, A sangre fría (Richard Brooks, 1967) basada en el libro-reportaje de Truman Capote, de hecho en el film de Robbins, a modo de homenaje, interviene Scott Wilson en el papel de capellán y que interpretaba en la película de Brooks al asesino Dick Hickock. Rodada con gran realismo y sobriedad, la película está basada en la obra autobiográfica como consejera espiritual de la hermana Helen Prejean, y fue Susan Sarandon, compañera sentimental del director, quien le recomendó el libro y la que más empeño puso en que la película se llevara a cabo. Era necesario cierto rigor narrativo para plantear un tema tan espinoso como polémico, y el director no sólo lo consigue sino que logra además un perfecto dibujo de los personajes: el brutal asesino, que a pesar de lo monstruoso de su crimen es un ser humano; la monja, que parece ser la única capaz de comprenderlo; los familiares de las víctima, que sólo con el sesgo de la vida del reo verán cumplida justicia; y la familia del condenado, que no comprenden cómo pudo ocurrir, pero que le dan todo su ánimo y le arropan hasta el último momento.

    
    En muchas escenas el film nos deja sin aliento, como esa en que la madre y los hermanos de Poncelet se van despidiendo de él, o aquella secuencia memorable en la que por fin el condenado confiesa su horrible crimen a la hermana Helen, y el final, cuando los verdugos hacen su trabajo y la inyección letal su efecto -previamente un tembloroso Poncelet ha pedido perdón a los padres de las víctimas por pérdidas tan irreparables-  mientras vamos conociendo, por medio de sórdidos flash-backs, los escalofriantes sucesos que ocurrieron aquella negra noche en el bosque. Un modo de definir el mismo mensaje que lanzó Capote en su libro y Brooks en su película: matar es un error, no importa quien lo haga, cuando lo hacen las autoridades también lo hacen a sangre fría...  sólo que carecen de atenuantes. Cuando los títulos de crédito finales caen pausadamente oímos cantar a Bruce Springsteen “...en el corazón del bosque, su sangre y lágrimas me envolvieron, sólo sentía las drogas y la escopeta y el miedo en mi interior, la charla de un condenado”. La película obtuvo cuatro nominaciones a los Oscars y Sean Penn, en una magistral actuación, se alzó con el Oso de Plata al Mejor Actor en el Festival de Berlín’96, y una espléndida Susan Sarandon, con el Oscar a la Mejor Actriz.

2 comentarios:

  1. Una película indispensable; rigurosa y objetiva en su análisis, sincera y apasionada en su exposición. Un gran alegato contra la pena capital (que todavía tiene y tendrá muchos partidarios, por desgracia).

    Un abrazo.

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  2. Dices bien, amigo Ricard, un film que tiene su mayor virtud en su ecuanimidad ideológica y emotiva, y en ciertas pinceladas sociales. Y sí, en algunos lugares reparten la pena de muerte como caramelos, lástima que todavía exista tanta gente que piense que esa repugnante acción soluciona algo, cuando lo que genera es multiplicar el sufrimiento.

    Un abrazo.

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