lunes, 3 de noviembre de 2014

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "CASABLANCA"


CASABLANCA
Drama romántico - USA, 1942 - 102 Minutos.
DIRECTOR: MICHAEL CURTIZ.
INTÉRPRETES: HUMPHREY BOGART, INGRID BERGMAN, PAUL HEREIND, CLAUDE RAINS, PETER LORRE, CONRADT VEIDT.


Michael Curtiz (Budapest, 1888 - Los Ángeles, 1962) nacido como Mihaly Kertesz, se siente atraído desde muy joven por el teatro y la interpretación, por lo que debuta en 1906 como actor y más tarde como director. Su fascinación le hace trasladarse a Suecia para aprender al lado de los directores Viktor Sjöström y Mauritz Stiller. Después de trabajar prolíficamente en Europa donde rueda ochenta películas, algunas de gran éxito -Esclava reina (1925) -llega a Hollywood contratado por la Warner cuando se extinguía ya el cine mudo. En Norteamérica realiza cien películas, brillando sobre todo en los géneros de cine negro y de aventuras, aunque también filma melodramas y musicales de gran éxito. Algunos de sus films más conocidos son: Capitán Blood (1935), La carga de la brigada ligera (1936), Robín de los bosques (1938), Alma en suplicio (1945), Navidades blancas (1954).
    
     Sinopsis: en plena Segunda Guerra Mundial, Marruecos se ha convertido en el refugio de multitud de europeos que buscan desesperadamente hacerse con un visado, nada fácil si tu nombre se encuentra en la lista negra elaborada por los nazis. Richard Blaine, conocido como Rick (Humphrey Bogart) es un tipo desengañado de la vida y propietario del Rick’s Café de Casablanca, ciudad a la que llega Ilsa Lund (Ingrid Bergman) una bella mujer danesa con la que tiempo atrás tuvo un romance y que huye con su marido de los nazis, pues éste es el jefe y héroe de la resistencia checoslovaca Viktor Laszlo (Paul Hereind). Únicamente Rick puede ayudar a la pareja, y aunque nunca arriesga su vida por nadie, Ilsa despertará en él un cierto idealismo al pensar en las vidas que podrían salvarse.
    
     Filmada a toda velocidad en plena Guerra Mundial, una de las más legendarias películas de todos los tiempos se creó bajo la convicción de que sería un fracaso, y convirtió a Bogart en un mito con un papel destinado en un principio para Ronald Reagan. Casablanca, a pesar de todo, rodada por Michael Curtiz con convicción, se presento como un film muy superior a otros de mayores pretensiones, y hoy día esta considerada como una de las más grandes creaciones de Hollywood. El productor Hall B. Wallis compró los derechos de la obra teatral “Everybody comes to Rick’s” a sus autores, Murray Burnett y Joan Allison, una pieza escrita y no estrenada inspirada en ciertas experiencias personales de Burnett, a la que Wallis cambió el título por el más exótico y musical “Casablanca”. Serían finalmente los gemelos Julius y Philip Epstein, junto a Howard Koch, los encargados de la definitiva versión de un  libreto que, según cuenta la leyenda, se improvisaba a medida que se filmaba, una circunstancia que unida a muchas otras hacían pensar a Bogart, Bergman y todo el equipo artístico que aquella maldita película iba a mandar al diablo sus carreras. Por el contrario, y como no podía ser de otro modo, el film hizo de ellos, más que ningún otro, unas estrellas imperecederas brillando con una luz especial en el Olimpo de los dioses cinematográficos.



    Melancólica historia de amor trastornado por la fuerza del destino, Casablanca es una obra maestra por su amargo romanticismo, por el aura misteriosa y magnética que desprende su pareja protagonista, por su espléndida y nostálgica música, por la tratamiento peculiar y sensible de sus diálogos, por la admirable fotografía de Lester B. White. También, porque gravitando cerca del trío protagonista se mueve un cúmulo de personajes tan entrañables como inolvidables: el policía (Conradt Veidt), a quien sólo le interesa detener al jefe de la resistencia; el pianista Sam (Doodley Wilson), quien sí cantaba pero estaba doblado al piano por Elliott Carpenter; el vendedor de visados Ugarte (Peter Lorre), y el comerciante del mercado Ferrari (Sidney Greenstreet). En fin, cuando alguien me incita a elegir un plano, o mejor, a escoger la escena que más me gusta de esta archifamosa película -incluida siempre entre las diez mejores de la historia- pese que me resulta difícil, siempre acabo inclinándome por la misma -debido tal vez a que tengo presente que en la cinta intervinieron personas de más de una docena de países diferentes-, y que no es otra que esa en la que Viktor Laszlo entona “La Marsellesa” ante el fervor y la simpatía de los clientes del Rick’s Café, que hacen llegar así su desprecio a los nazis presentes y a su nuevo orden. Ese canto simboliza la resistencia, el deseo de paz y libertad para todos los pueblos, deseo que muchos de ellos no alcanzarían ni finalizada la guerra. La película consiguió ocho nominaciones a los Oscars, consiguiendo finalmente el de Mejor Película, Director y Guión Adaptado.


3 comentarios:

  1. Los diálogos son geniales y Bogart crea un personaje imperecedero. Resulta bastante curioso que la escritura del guión casi sobre la marcha propiciase cierta ambigüedad en la relación entre Rick e Ilsa que termina por redondear el argumento. Un abrazo.

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  2. La sensación de fracaso de todos los que participaron en esta magistral película nos hace reflexionar sobre el vértigo de lo imprevisible ligado a este arte llamado cine. La ambigüedad era una constante en unos personajes que se bebían en pequeños tragos su amargura dentro de un doloroso exilio interior en el drama, el romance y por supuesto el thriller de las décadas de los 40 y 50. Las relaciones amorosas proustianas y algo encorsetadas, atravesadas por un sentimiento de fracaso y vacío, tenían más de ensoñaciones que de relaciones tangibles, de ahí el corrosivo final entre la bruma en un triste aeropuerto.

    Por cierto, Ricard, no me negarás que resulta altamente evocador el gif de Sharon Stone que he colgado en mi blog ¡Ay, madre, cuántos desahogos ayudó a liberar esa secuencia!.

    Un abrazo.

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